Pierre Clostermann

Guerra de Malvinas: Carta de Pierre Clostermann, piloto y as francés de la II Guerra Mundial, a los pilotos argentinos

Carta del coronel Pierre Clostermann a los pilotos argentinos.

Durante la guerra de Malvinas embroncado por las declaraciones despectivas, tontas y falsas de los medios anglosajones sobre la Fuerza Aérea argentina, Pierre Clostermann envía una carta de apoyo, de gran resonancia, a Lami Dozo, jefe de estado mayor de la FAA.En la revista Paris-Match del 10 de diciembre de 1982, Pierre Clostermann escribe un artículo llamado “Le Grand Cirque des Malouines” haciendo alusión a su libro “Le Grand Cirque” Memorias de un piloto de los franceses libres en la RAF.Él describe los aviones en presente (aceleración y velocidad de la veintena de Mirage no reabastecibles en vuelo, maniobrabilidad y baja velocidad de los Harrier) y recuerda las dificultades de volar por debajo de los aulladores 50 metros a nivel del mar en otoño.Precisa las innovaciones: integración del Exocet en el sistema del Super Étendard, los misiles Sidewinder norteamericanos. E insiste en “el heroísmo y las cualidades profesionales de los pilotos argentinos”.“Las Malvinas están a 700 kilómetros de la costa. Con los Mirage, los aviadores argentinos disponían sólo de algunos minutos de combustible para soltar sus bombas de los excedentes norteamericanos, compradas en Alemania, y que raramente explotaban. Además, evitaban el combate y se interesaban únicamente por los buques de guerra ingleses. Si utilizaban la post-combustión, caían al agua de regreso. Y la cuarentena de A4 argentinos lograban llevar cargas fenomenales (3 toneladas de bombas, depósitos suplementarios)”.Este artículo suscitó el enojo de sus camaradas de la RAF y tuvo una respuesta furiosa y misógina del embajador de Inglaterra en París.Aunque le valió una “desinvitación” del attaché militar británico en París, que luego fue desautorizada por el comandante en jefe de la RAF en el Reino Unido, Pierre Clostermann presidió la fiesta de aniversario de la Batalla de Inglaterra.


El texto de la carta de Pierre Clostermann:
A ustedes, jóvenes argentinos compañeros pilotos de combate quisiera expresarles toda mi admiración. A la electrónica más perfeccionada, a los misiles antiaéreos, a los objetivos más peligrosos que existen, es decir, los buques, hicisteis frente con éxito.A pesar de las condiciones meteorológicas más terribles que puedan encontrarse en el planeta, con una reserva de apenas pocos minutos de combustible en los tanques, al límite extremo de vuestros aparatos, habéis partido en medio de la tempestad en vuestros «Mirage», vuestros «Étendard», vuestros «A-4», vuestros «Pucará» con escarapelas azules y blancas.A pesar de los dispositivos de defensa antiaérea y del los SAM de buques de guerra poderosos, alertados con mucha anticipación por los «AWACS» y los satélites norteamericanos, habéis arremetido sin vacilar.Nunca en la historia de las guerras desde 1914, tuvieron los aviadores que enfrentar una combinación tan terrorífica de obstáculos mortales, ni aun los de la RAF sobre Londres en 1940 o los de la Luftwaffe en 1945.No sólo vuestro coraje ha deslumbrado al pueblo argentino sino que somos muchos los que en el mundo estamos orgullosos que seáis nuestros hermanos pilotos.A los padres y a las madres, a los hermanos y a las hermanas, a las esposas y a los hijos de los pilotos argentinos que fueron a la muerte con el coraje más fantástico y más asombroso, les digo que ellos honran a la Argentina y al mundo latino.Ay!: la verdad vale únicamente por la sangre derramada y el mundo cree solamente en las causas cuyos testigos se hacen matar por ella.
Coronel Pierre ClostermannArmée de l’Air

«A vous tous, les jeunes argentins compagnons pilotes de chasse, je tiens à exprimer toute mon admiration. À une électronique plus sophistiquée, aux missiles anti-aériens, aux cibles les plus dangereuses qui soit, c’est à dire les vaisseaux, vous avez fait frontavec succès.Malgré les conditions météorologiques les plus terribles qui puissent se rencontrer sur la planète, avec une réserve de seulement vuelques minutes dans les réservoirs de naphte, à l’extrême limite de vos appareils, vous êtes partis au milieu de la tempête dans vos » Mirage», vos «Etendard», vos «A-4», vos «Pucara» aux cocardes «bleu et blanc».En dépit des dispositifs de défense anti-aérienne et des SAM des navires de guerre puissants, alertés très à l’avance par les AWACS et les satellites américains, vous avez attaqué sans vaciler.Jamais dans l’histoire des guerres depuis 1914, les aviateurs ont dû faire face à une combinaison aussi terrifiante d’obstacles mortels, même pas ceux de la RAF sur Londres en 1940 ou ceux de la Luftwaffe en 1945.Non seulement votre courage a ébloui le peuple argentin, mais nous sommes nombreux dans le monde à être fiers que vous soyez nos frères pilotes.Aux pères et aux mères, aux frères et aux sœurs, aux épouses et aux enfants des pilotes argentins qui allèrent à la mort avec le courage le plus fantastique et le plus stupéfiant, je leur dis qu’ils honorent l’Argentine et le monde Latin.Ah, la vérité ne vaut que par le sang versé et le monde ne croit qu’aux causes dont les témoins se font tuer pour elle».
Colonel Pierre ClostermannArmée de l’Air

Malvinas: el último ataque

Por Tony Aira (*)

El 14 de junio de 1982 quedó inmortalizado en una fotografía: el comandante argentino, General Benjamín Menéndez firma la rendición ante el comandante británico Jeremy Moore. La imagen tiene algo llamativo. Mientras el militar argentino está perfectamente aseado, Moore no. Es que el alto mando británico había pasado una pésima noche: horas antes, la valentía de un grupo de pilotos de la Fuerza Aérea casi producen la eliminación del estado mayor británico.

En la madrugada del 13 de junio, en la base aérea de San Julián se preparaban para lo que sería la última misión del conflicto. Dos escuadrillas (ocho aviones) de A4 atacarían un supuesto campamento británico, que la inteligencia militar de Puerto Argentino creía en el monte Dos Hermanas. Momentos antes de despegar, el avión del Alférez Guillermo Dellepiane rompió el sistema hidráulico y tiene que abortar su salida. El piloto decide utilizar otro avión de recambio, pero la verificación no llega a tiempo. Para alcanzar el despegue de la segunda escuadrilla, Dellepiane decidió salir con el avión en las condiciones que estuviera (no tenía configurado el sistema Omega, que permite el vuelo de precisión). Una vez que los aviones recargaron combustible en el aire, bajaron a una altitud de 15 metros, y en vuelo rasante, enfilaron hacia las islas.

A las 12:25, los aviones divisaron las islas y escucharon el llamado del radar Malvinas. Por primera vez en toda la guerra, se rompió el silencio de radio y el líder del escuadrón respondió: “- Sí, somos los nenes”.

El radar informó que en ese momento, sobre las islas, había cuatro PAC (parejas de cazas) y una quinta acercándose. El radar pasa rápidamente altitudes y dirección del enemigo. Era momento de decidir el ataque o el regreso al continente. El Capitán Carlos Trucha Varela, comandante de la misión, no dudó y expresó por radio a sus compañeros: “No hay quien pueda“ y soltó los depósitos de combustible adicionales, señal que inicia carrera de ataque. Los pilotos argentinos entraron sobre la superficie de las islas a sólo 10 metros de altura. La velocidad era de 800 km/h y se acercaban Harriers británicos por todas partes.

En esos instantes eternos, los pilotos supieron que hacer. Habían sido preparados para éste tipo de ataques a posiciones terrestres. Instintivamente sacaron el seguro del sistema de armas y contuvieron la respiración. De la nada, apareció un helicóptero enemigo, que le dio el minuto necesario al General Moore para refugiarse. Varela vio a un soldado inglés sobre la cima del monte y apreció su cara de sorpresa al ver aviones argentinos. En el valle, un campamento con carpas muy bien ordenadas, vehículos y una docena de helicópteros en tierra. Son los segundos finales. Los aviones se elevaron y lanzaron las bombas mientras dispararon sus cañones contra otros objetivos. Los ingleses apenas reaccionaron, pero la segunda escuadrilla, al mando del Teniente Luis Tucu Cervera, con el agregado de Dellepiane, no contaba con el factor sorpresa, y fue recibida con un intenso fuego antiaéreo.

Un piloto británico despegó un helicóptero y colocó sus aspas para impactar a los aviones argentinos. Cervera lo eludió y Dellepiane lo derribó con cinco disparos de cañón. Cervera derribó otro helicóptero que estaba despegando. Lanzaron sus bombas sobre los enemigos. Misión cumplida. Ahora debían volver a su base. El fuego antiaéreo se había intensificado. Un misil buscó el avión de Cervera. Dellepiane le avisó y pudo eludirlo. Los pilotos llegaron al mar abierto. Debían tomar altura y bajar velocidad para ahorrar combustible y llegar al continente.

En los auriculares suena de pronto el pedido angustioso del Alférez Dellepiane: – ¡Estoy perdiendo combustible!

Cervera se puso cerca del piloto novato. Observa que una sección del plano del A4 de Dellepiane está casi arrancada por completo. La situación era extremadamente difícil. Al avión le quedaban 10 minutos de vuelo y las opciones no eran fáciles: volvía a las islas para saltar, con el riesgo de ser derribado por los cazas británicos, o intentaba llegar al Hércules de reabastecimiento. Esta última opción también era riesgosa: las Chanchas eran objetivos vitales para los británicos, por eso los Hércules tenían prohibido acercarse a la zona de combate.

Cervera le dio libertad a Dellepiane. El Alferez eligió ir al encuentro de la Chancha. Pero los aviones estaban en zona prohibida para los Hércules. El pedido de Dellepiane era angustioso. El indicador de combustible bajaba muy rapidamente. De pronto, una voz se escuchó por la radio: – ¿A qué distancia estás?

Era el Hércules cisterna en búsqueda del halcón herido. El Vicecomodoro Luis Litrenta Carracedo, haciendo caso omiso a las órdenes, se acercó al rescate de Dellepiane.

– Dale pendejo, con fe, con fe que llegas

Dellepiane no quería mirar los indicadores, la transpiración empapaba su traje de vuelo

_ me quedan 500 (3 minutos de vuelo) ¡Vengan a buscarme, la puta madre, no me dejen solo!

_ Tranquilo que sobran pibe, ya llegamos.

En esos momentos el indicador de combustible marcaba cero. El Alferez pensó en su padre, también aviador. Cerró los ojos y cuando los abrió divisó la Chancha. Planeó en picada y se colocó detrás del aparato. Sólo tenía un intento para enganchar la canasta de carga. El Vicecomodoro y toda la tripulación del Hércules guiándolo y con Cervera escoltándolo el Alférez Dellepiane inicia el intento de acople, en el instante final cierra los ojos y se encomienda a Dios.

– ¡Lo lograste pibe! ¡Muy bien!

El indicador marcó la luz roja. Ya no quedaba combustible cuando el A4 se conecetó a la manguera. Pero había un nuevo problema: el combustible se escapaba por los orificios. Si se desacoplaba, el avión caería. Litrenta tomó una decisión arriesgada: que el A4 se quede enganchado al avión hasta el continente. Era extremadamente peligrosa la maniobra. Jamás se había realizado, ya que existía el temor que una chispa hiciera explotar a ambos aviones. Pero el veterano Vicecomodoro no dudo.

Ambos aviones llegaron hasta la base. Cerca de la pista, el avión de Dellepiane se desacopló, pero la rueda de la nariz se negó a bajar. Era increíble. El piloto se negó a saltar. Las dotaciones de tierra miraron incrédulas como el avión sobrevolaba la base con una estela de combustible por detrás hasta que la maldita rueda bajó y el piloto pudo aterrizar el avión. Al día siguiente la guerra finalizó. Los pilotos sintieron ante la derrota la satisfacción del deber cumplido.

Pasados los años, en julio de 2019, dos héroes que fueron parte de la misión, el Comodoro Héctor Sánchez y el Capitán Luis Cervera, fueron invitados a dar una charla en el Colegio Nacional Buenos Aires. Fueron increpados por varios alumnos y debieron retirarse del establecimiento. Triste destino como Nación si en una institución pública, dos héroes de guerra deben escaparse entre insultos y abucheos.

Para ellos, el recuerdo y nuestro eterno homenaje: llevaron adelante una misión que pudo aniquilar al Estado Mayor Británico.

(*) Columnista de Desde el Barrio.

radiografica.org.ar/2021/06/13/malvinas-el-ultimo-ataque

¿Tuvo algo que ver Estados Unidos en la provocación del conflicto de Malvinas?

Desde 1981, para los Estados Unidos de Norteamérica las Islas Malvinas tienen una función trascendental en el control del Atlántico Sur.

2 abril, 2021 en HistoriaPolíticaSoberanía

¿Tuvo algo que ver Estados Unidos en la provocación del conflicto de Malvinas?

Por Juan Natalizio *

Entre fines de la década del 70´ y principios del 80´ en un marco de Guerra Fría, las Islas Malvinas pasaron a ser un lugar estratégico para los Estados Unidos y la OTAN. Los militares norteamericanos vieron con preocupación el aumento de las fuerzas de la Unión Soviética en el Atlántico Sur y por eso el territorio de Malvinas pasó a ser una prioridad para la “defensa” de los intereses de Occidente.

En 1976 tuvo lugar el último golpe de Estado en Argentina que duraría hasta diciembre de 1983, como parte del Plan Cóndor desplegado en la región Latinoamericana, reconocida estrategia imperial liderada por Estados Unidos de Norteamérica –en tanto conducción de la OTAN-. A dos años de la recuperación democrática, el 22 de diciembre de 1981 asumía la tercera Junta Militar argentina.

La nueva dirección estaba conformada por el General Leopoldo Galtieri, el Almirante Jorge Isaac Anaya y el Brigadier Basilio Lami DozoPodría decirse que Estados Unidos pasó a tener como aliado a “uno de los suyos” en posición de tomar decisiones con eficacia para llevar adelante su objetivo: militarizar Malvinas. El indicado fue Galtieri.

Unos meses antes, en abril de ese mismo año había visitado la Argentina el Jefe de Estado Mayor del Ejército estadounidense, el General Edward Meyer. En su agenda se marcaba un encuentro con el General Galtieri, en ese entonces Jefe del Ejército. Durante la reunión, Meyer planteó la necesidad de reemplazar al presidente de facto el General Viola, pues Argentina continuaba vendiendo cereales a la Unión Soviética mientras EE.UU. impulsaba un bloqueo.

En diciembre de 1981, finalmente Galtieri viajó como Jefe del Ejército a Estados Unidos para asistir en el XIV Conferencia de Ejércitos Americanos. Allí recibió el mote de “general majestuoso”. Mientras era recibido por el vicepresidente George H. W Bush, en Argentina se ejecutaba un plan sistemático de persecución, tortura y exterminio de militantes políticos, sindicales, estudiantiles y de la iglesia tercermundista.

Clarín 6 de noviembre, informa sobre reunión de Galtieri y Bush.

Además, en su agenda de reuniones en el Pentágono se reencontró con el General Meyer. Al respecto, el Capitán de Fragata (R) Jorge Sáenz en su libro “Malvinas. El secreto de Galtieri” (2015), señala que el estadounidense afirmó “que Margaret Thatcher deseaba deshacerse de las Islas Falkland, pero que no tenía argumento alguno para hacerlo, y que si lo intentaba se vería presionada por la oposición y los elementos más radicalizados. Meyer decía que una forma de contribuir con Thatcher, sería realizar una operación militar para recuperar las islas, y que una vez concentrada provocaría la intervención de la ONU, y las negociaciones entre los representantes del gobierno argentino y los del Foreign & Commonwealth Office, que culminarían con la entrega de soberanía”.

El interés militar de EE.UU por Malvinas

¿Qué significan esos encuentros? ¿Qué motivó al Pentágono a mover sus piezas? ¿Qué pretendía asegurarse? ¿Cuáles eran los intereses a resguardar? Por el Atlántico Sur circulaba la principal línea de comunicación marítima de Occidente, transportando todo el petróleo que la potencia norteamericana importaba desde el Medio Oriente. Tal era la importancia de la ruta que se la denominaba la “yugular de Occidente”. Entonces, un corte en ella podría ocasionar un caos en Europa y Estados Unidos, ya que las industrias de las principales economías mundiales emplazadas en estos territorios dependían de manera vital de esta vía, para su suministro.

Mapa donde se ve la ruta marítima del petróleo, del libro “El Conflicto del Atlántico Sur una perspectiva diferente” (1996) de Mariano Bartolomé.

Durante la década del ´70 la Unión Soviética aumentó su presencia militar en el Atlántico Sur, enviando buques y submarinos, además en países cómo Angola y Guinea logró instalar bases militares. Para contrarrestarlo, Estados Unidos comenzó a buscar puntos estratégicos para instalar las suyas.

Retomando a Sáenz (op cit) encontramos al teniente General Daniel Graham, un oficial de inteligencia del Ejército de EEUU, asesor de campaña de Donald Reagan (presidente norteamericano de 1981 a 1989). En declaraciones públicas Graham decia: “…la Argentina y el Cono Sur son de mucha importancia para la defensa de Occidente. Como los buques petroleros de Occidente (…) que llevan el fluido a Estados Unidos o a Europa, atraviesan el Atlántico Sur, la Argentina tiene una gran importancia estratégica por su posición geográfica”.

Por su parte, el Capitán de Corbeta de la Armada Española, Juan Pablo Retortillo¹, resalta la importancia de la logística en la guerra, un factor clave y decisivo en cualquier enfrentamiento de carácter militar. Retortillo señala que “si nos damos cuenta de la logística del bloque occidental en la Guerra Fría, la mayor parte de su cordón umbilical logístico pasaba por el Atlántico Sur, por el Cabo de Buena Esperanza o por Sudáfrica. ¿Qué es lo que estaba ocurriendo? Si te das cuenta, la OTAN del Atlántico Norte está todo centrado en el norte, pero el sur no había nada. No había vigilancia, no había fuerzas, no había una estrategia, para allí”.

Sobre el avance de la Unión Soviética en la zona, Retortillo agrega: estaba colocando fuerzas no muy numerosas, pero sí podían provocar un estrangulamiento de cordón logístico de Occidente y hacerlo perecer por asfixia logística. Esto, obviamente, no podía ser consentido por el bloque de la OTAN en esa pugna por el dominio mundial”.

El plan yanqui para militarizar Malvinas

Estados Unidos y la OTAN en el marco de la Guerra Fría necesitaban un punto estratégico para instalar una base militar en el Atlántico Sur y Malvinas. Pero el inconveniente era la disputa diplomática entre Argentina y el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte y por eso se necesitaba encontrar una excusa para poder realizar una fuerte inversión en las Islas y militarizar la zona.

El ex presidente Arturo Frondizi, relató en diversas oportunidades que en 1981 fue visitado por el General Vernor Walter, agente de la CIA, quién le reveló que desde el sector militar de EEUU se planeaba generar una crisis para que Argentina recuperara las islas y luego ayudar a los británicos a retomarlas.

Walter le señaló al ex presidente que: “la Argentina es un país no confiable e impredecible, en cambio el Reino Unido es nuestro principal aliado; entonces vamos a producir una crisis que, si fuera necesario, lleve a una guerra, pero que va a cancelar el problema de la soberanía y a partir de ese momento se podrán instalar en las Malvinas las bases militares que necesitamos”².

2 de abril de 1982. Ingleses prisioneros.

El 2 de abril

Cuando la nueva Junta Militar asumió en diciembre de 1981 su principal objetivo era recuperar las Islas Malvinas. Para ello, primero se debían agotar las negociaciones diplomáticas y si éstas fracasaban, se avanzaría con un plan militar que se comenzó a trabajar a principios de enero de 1982.

Pero los planes de la dictadura argentina se precipitaron. La cúpula castrense argentina debió adelantar la acción militar producto de la crisis generada en las Georgias del Sur por el desembarco de unos obreros argentinos que viajaron para desmantelar las factorías balleneras, dentro de un contrato comercial entre el empresario Constantino Davidoff, y la empresa inglesa Cristian Salvensen de Edimburgo.

En este escenario además de Estados Unidos había otros jugadores operando: los intereses económicos y militares del Reino Unido que necesitaban una guerra antes de junio de 1982 por el plan de desmantelamiento de la Royal Navy, la flota militar inglesa, que había iniciado Margaret Thatcher³.

Cuando el 26 de marzo de 1982 la Junta militar argentina ordenó la recuperación de Malvinas, adelantando los planes, dio la orden de no causar bajas en el enemigo, algo insólito para una acción militar. ¿Puede interpretarse entonces como la expresión de una recomendación de los “amigos” estadounidenses? En tal caso, no habría reacción militar británica y se resolvería diplomáticamente. Además, EE.UU se mantendría “hand off” de manera neutral. Para Galtieri no habría guerra, según declaró en las entrevistas que realizaron la Comisión de Análisis y Evaluación de las Responsabilidades del Conflicto del Atlántico Sur, conocido como “Informe Rattenbach”.

Estados Unidos y los grupos económicos y militares del Reino Unido necesitaron pos conflicto, que el relato quedara solo atado a que el inicio del conflicto bélico se trató de un acto de la dictadura genocida para perpetuarse en el poder. Sin embargo, la recuperación de algunos hechos, dan pistas sobre la operación norteamericana para que se produjera el plan de recuperación de Malvinas. El imperio norteamericano ha desplegado y continúa haciéndolo, aunque por otros medios, su plan estratégico a fin de imponer sus intereses coloniales en nuestra Patria Grande.

Pero la historia nos enseña que los pueblos nunca permanecen inermes, y aquel enfrentamiento abierto que estalló el 2 de abril provocó una intensa movilización nacional y popular, no solo en Argentina sino también en toda América Latina y otras partes del mundo. Una reacción antiimperialista de unidad y de lucha contra EE.UU y el Reino Unido. Una respuesta popular inaceptable para el imperio anglosajón.

El 2 de abril fue un bumerán para los altos mandos militares argentinos ya que a partir de ese momento expusieron quién era y continua siendo su enemigo, algo que habían negado desde 1955. El pueblo se movilizó para enfrentarse al imperio inglés, separando la Causa Malvinas de la dictadura genocida. El establishment mundial estaba aterrorizado. Un pueblo en alianza con un sector de sus Fuerzas Armadas se unía para combatirlos. Más allá del poderío del adversario y los resultados finales, el conflicto aun en desarrollo por la soberanía plena sobre el territorio malvinense y el mar correspondiente, nos recuerda que “cuando la patria está en peligro, todo está permitido, excepto no defenderla”.

(*) Periodista e investigador especializado en el conflicto del Atlántico Sur, Integrante del Observatorio Malvinas de la UNLa, Conductor de Malvinas Causa Central (Radio Megafon UNLa). Colaborador del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE). @JuanFNatalizio (Twitter) @Juan Natalizio (Facebook)

Malvinas Causa Central (2020). Entrevista al Capitán de Corbeta de la Armada Española, Juan Pablo Pardo Retortillo. Disponible en https://ar.radiocut.fm/audiocut/entrevista-al-capitan-corbeta-armada-espanola-juan-pablo-pardo-retortillo/

Natalizio, J. (2012) “La decisión de la Junta de llevar adelante las acciones del 2 de abril no obedecieron a cuestiones de política interna” Entrevista al Dr. en relaciones internacionales Mariano Bartolomé http://malvinas30mvs.blogspot.com/2014/05/entrevista-mariano-bartolome.html

Natalizio, J. (2020). 2 de abril: Memorias de un acto soberano. Disponible en https://megafonunla.com.ar/notas/2020-04-01_2-de-abril-memorias-de-un-acto-soberano

Malvinas. La verdadera batalla cultural

2 abril, 2020

Malvinas. La verdadera batalla cultural

14 de junio de 1982. Las balaceras cesaron. Los cañones de artillería silenciados. Los aviones Super Étendard y sus misiles Éxocet dejaron sus temidas incursiones en tierra y mar. La Armada Argentina se vio sobrepasada por los modernos barcos de la O.T.A.N. Las Fuerzas Armadas argentinas, en su conjunto, derrotadas por el enemigo invasor. El sueño nacional de retomar el control de las Islas del Atlántico Sur había terminado. Solo quedaba negociar una retirada digna de nuestros soldados hacia el continente.

Por Nicolás Moggia*

Sin embargo, la realidad fue otra. Nuestros héroes fueron obligados a volver por la puerta de atrás: escondidos, silenciados y con un hedor a vergüenza impregnado en el ambiente. Los medios de comunicación tuvieron terminantemente prohibido entrevistar siquiera los protagonistas del conflicto armado por orden de La Junta Militar, excepto a aquellos veteranos quienes hablasen del frío, hambre y las penurias que “los chicos de la guerra” sufrieron en Malvinas: simplemente su intención fue retomar las relaciones diplomáticas y comerciales con El Pirata lo más rápido posible, con la misma actitud de un perro que muerde la mano de su dueño.

EL PROCESO DE DESMALVINIZACIÓN Y SUS EFECTOS INMEDIATOS

Aún con olor a pólvora en el archipiélago y con el desconocimiento de nuestros héroes por parte de La Junta – y una sociedad que miraba para otro lado – se daba inicio a lo que hoy conocemos como proceso de desmalvinización, término acuñado por el politólogo francés Alain Rouquié.

Siguió el silenciamiento, con la marginación social del veterano. Ninguna empresa, grande o pequeña, quiso darle trabajo –el sustento mínimo de cualquier ser humano– a los combatientes. De nuevo, fueron obligados a repartir estampitas o directamente, pedir monedas en cualquier medio de transporte- ¿Quién no los vio?– Es decir, que mendigue. Y quién mendiga pierde dignidad.

DESMALVINIZACIÓN COMO POLÍTICA DE ESTADO, RETORNO DE LA DEMOCRACIA Y LA HUMILLACIÓN ARGENTINA: EL TRATADO DE MADRID

Cómo señalé líneas arriba, la política de Estado finalizada la guerra, fue retomar las relaciones tanto diplomáticas como comerciales con la O.T.A.N y El Pirata. Electo, ya en democracia, Raúl Alfonsín –paladín ético de los sectores progresistas –, la desmalvinización siguió su curso: desde los políticos, medios de comunicación, académicos, hasta en el ámbito cultural en todas sus ramas –sólo hace falta mirar, por ejemplo, “Los chicos de la guerra” estrenada en 1984-.

Ahora bien, ¿A qué me refiero con “desmalvinización”? Debemos entenderla como el arma principal de guerra psicológica contra nuestro país que El Pirata utilizó – y utiliza– para desarmarlo anímica y materialmente. Anímicamente, el objetivo es despojar de todo patriotismo y orgullo que significó la gesta Malvinas, principalmente para que el enemigo ya no sea El Pirata y sus aliados, sino, los militares argentinos, y sus futuras generaciones, carentes de espíritu antiimperialista. Y sobre todo, que la población recuerde la patriada como algo doloroso, sin sentido. Derrotada anímicamente, el siguiente objetivo fue en lo material: privatizaciones, extranjerización de la economía, colonización cultural, etc. Sin medios de producción propios, sin Fuerzas Armadas y sin un espíritu de ser nacionaldominar a la Argentina es una tarea doblemente fácil.

El lector se preguntará: ¿Cómo se conectan éstas reflexiones? La respuesta es la firma de los Tratados Anglo-Argentinos y El Tratado de Madrid: el “Versalles” argentino. Firmados por el entonces presidente Carlos Saúl Menem y su ministro de Relaciones Exteriores Domingo Felipe Cavallo –dos cipayos– en 1990. El Estado argentino formalmente aceptó la entrega de la soberanía iniciada en 1983. Dos tratados que aseguran hasta la fecha la dependencia de nuestro país hacia la geopolítica de El Pirata en el Atlántico Sur. El 15 de febrero de 1990 se firmó en Madrid el primero de estos tratados, denominado “Declaración conjunta de las delegaciones de la Argentina y el Reino Unido” que se complementó con el “Tratado Anglo-Argentino de Promoción y Protección de Inversiones”, suscripto el 11 de diciembre de 1990 –sancionado por el Congreso el 4 de noviembre de 1992 (Ley N° 24.184)-. Por ejemplo, el artículo 5 de El Tratado Anglo-Argentino de Promoción y Protección de Inversiones, dicta:

“(1) Las inversiones de inversores de una Parte Contratante no podrán, en el territorio de la otra Parte Contratante, ser nacionalizadas, expropiadas o sometidas a medidas que tengan un efecto equivalente a una nacionalización o expropiación (en adelante denominadas “expropiación”) salvo por razones de utilidad pública relacionada con necesidades internas de esa Parte Contratante, sobre una base no discriminatoria y a cambio de una compensación pronta, adecuada y efectiva. El monto de dicha compensación corresponderá al valor real que la inversión expropiada tenía en el mercado inmediatamente antes de la expropiación o antes de que la expropiación inminente se hiciera pública, cualquiera de estas circunstancias fuera anterior; comprenderá intereses de acuerdo con la tasa comercial normal hasta la fecha de su pago; la compensación se efectuará sin demora, será efectivamente realizable y libremente transferible. El inversor afectado tendrá derecho, de acuerdo con las leyes de la Parte Contratante que efectúe la expropiación, a una pronta revisión de su caso, por parte de una autoridad judicial u otra autoridad independiente de dicha Parte Contratante, y de la evaluación de su inversión conforme a los principios establecidos en este párrafo”.

En simples palabras: si el Estado argentino decide que una industria de capitales británicos es esencial para el desarrollo del país, debe ser indemnizado bajo los términos del Pirata.

El Tratado de Madrid consta de 18 artículos y cuatro anexos entre los cuales podemos destacar los artículos 4 y 5:

“4.– La Delegación británica anunció la decisión de su Gobierno de dejar sin efecto la Zona de Protección establecida alrededor de las Islas Malvinas (Falkland Islands).

5.– Ambos Gobiernos aprobaron con satisfacción el Informe Final del “Grupo de Trabajo Argentino-Británico sobre medidas para crear confianza y evitar incidentes en la esfera militar” y decidieron, bajo la fórmula sobre soberanía a que se refiere el punto 2 de esta Declaración:

A) Establecer un “Sistema Transitorio de Información y Consulta Recíprocas” sobre los movimientos de las unidades de sus Fuerzas Armadas en áreas del Atlántico Sudoccidental. Los objetivos del sistema son fortalecer la confianza entre la Argentina y el Reino Unido y contribuir a lograr sin demoras innecesarias una situación más normal en la región. (El texto de este acuerdo figura como Anexo I de esta Declaración Conjunta).

B) Establecer un “Sistema de Comunicación Directa” entre las Islas Malvinas (Falkland Islands) y el territorio continental con el objetivo de reducir la posibilidad de incidentes, limitar sus consecuencias si ocurrieran actividades Anexo Z). y aumentar el conocimiento reciproco de las militares en el Atlántico Sudoccidental. (Ver Anexo I)

C) Acordar un conjunto de reglas de comportamiento reciproco para las unidades de sus respectivas fuerzas navales y aéreas que operen en proximidad. (Ver Anexo II).

D) Acordar un conjunto de procedimientos para casos de emergencia, destinado a facilitar las tareas de búsqueda y salvamento marítimo y aéreo en el Atlántico Sudoccidental. (Ver Anexo III).

E) Establecer un sistema de intercambio de información sobre seguridad y control de la navegación marítima y aérea. (Ver Anexo IV).

F) Continuar el tratamiento bilateral de estos temas y rever las medidas acordadas dentro del año de su entrada en vigor.”

Saque usted, sus propias conclusiones.

LA BATALLA CULTURAL

Quien escribe, de alguna forma pretende dar visibilidad a éstas políticas imperialistas que atentan contra la soberanía argentina y el sentido común impuesto desde el Norte. Nuestra tarea como hombres y mujeres del campo nacional y popular, es romper con éste sentido común y para esto es fundamental incluirlo en la denominada “Batalla Cultural”: devolver el orgullo a los 649 héroes que dejaron la vida en las Islas Malvinas, y a los otros tantos que volvieron escondidos, inducidos a una vida marginal, cayendo en las adicciones, la depresión y finalmente, el suicidio; formar una Nación fuerte y orgullosa, logrando la independencia económica y política. Y para tal fin –guste o no– son necesarias unas Fuerzas Armadas renovadas, con un fuerte sentimiento patriótico y de fraternidad con los civiles, para su defensa.

(*) Área Técnica de Radio Gráfica. Miembro del Colectivo de Dirección de Radio Gráfica

radiografica.org.ar

Guerra de Malvinas: neoliberalismo y desmalvinización macrista

El 2 de abril se recuerda un nuevo aniversario del comienzo del conflicto bélico de Malvinas. 36 años atrás el gobierno dictatorial del General Galtieri iniciaba una guerra sin estrategia militar, mandando a cientos de jóvenes conscriptos sin preparación y mal aprovisionados. Del otro lado enfrentábamos al último ejército mercenario del siglo XX: los gurkas del imperialismo inglés.

Cascos en Islas Malvinas

«Para nosotros representa un gran día de ejercicio de la memoria, lo ponemos en el marco de la semana del 24 de marzo», afirmó Ernesto Alonso, integrante del Centro Ex Combatientes Islas Malvinas de La Plata (CECIM). «Una decisión que tomó la dictadura militar que nos llevó a una aventura bélica, militares que no estaban para nada comprometidos con la defensa de la soberanía nacional, sino todo lo contrario, y que posteriormente a la derrota militar le posibilitó a la política británica avanzar, posicionarse y generar un enclave neocolonial, militar en el Atlántico Sur, que hoy está ejerciendo un poder absoluto de la región, que no solamente amenaza a la Argentina sino que amenaza la paz de la región», aseguró.

Durante los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, el reclamo por la soberanía de las Islas Malvinas se mantenía vivo y firme. Sin embargo hoy en día existen numerosas críticas al modo en que el gobierno de

Mauricio Macri maneja este tema. «Hay un evidente retroceso en la política de Malvinas, el Gobierno ha dejado de reclamar soberanía al Reino Unido, y ha dejado de protestar por la base militar, por la militarización en el Atlántico Sur. Tenemos al sur de nuestro continente una base militar gigantesca que tiene más de 1500 efectivos británicos pertrechados con buques de guerra, misiles, tanques y hasta un submarino nuclear, que además se está reposicionando teniendo como hipótesis de conflicto a la Argentina», denunció la ex embajador en el Reino Unido, Alicia Castro.

Conscriptos argentinos en Malvinas

«Desmalvinización es lo que está haciendo el gobierno de Macri, es sacarle a la agenda argentina la cuestión Malvinas en sus aspectos más sustanciales, los que tiene que ver con la reivindicación de soberanía, y el cuidar nuestros recursos naturales en el Atlántico Sur; desmalvinizar significa pactar con los ingleses como ha hecho el gobierno de Macri para favorecer los intereses británicos», ´con estas palabras explicó el diputado Guillermo Carmona la política del actual gobierno sobre la cuestión Malvinas.

Por estos días el Gobierno Nacional organizó un viaje con parte de los familiares de algunos soldados caídos. Eran aquellos cuerpos enterrados como NN en el cementerio de Darwin, y que fueron reconocidos por el Equipo Argentino de Antropología Forense.

Malvinas: notifican a familias de soldados caídos la identificación de los cuerpos

Mauricio Macri intentó sacar provecho de una política iniciada por el gobierno anterior. El CECIM denunció que a ellos -que llevaron adelante el reclamo por el reconocimiento de los cuerpos durante años- se los dejó afuera, así como algunos familiares se les negó un lugar en el avión que iba a Malvinas.

El largo recorrido de familiares y ex combatientes que dieron batalla por que se identifiquen los cuerpos enterrados sin nombre, fue registrado en un trabajo especial de HispanTV en la Islas Malvinas.

«Este convencimiento fue de los distintos viajes que realizamos a Malvinas, recorrer ese cementerio privado de identidad, donde no encontrábamos los nombres de nuestros compañeros, y nos vimos reflejados allí, nosotros podríamos haber sido uno de ellos, un NN más; y si hay algo que pesa en el sentir de los argentinos es el derecho a la verdad, y es el derecho a la identidad, todos vivimos la dictadura, y la aparición en este caso de esas historias que se van a recomponer con la imposición en esas tumbas de sus nombres», explicó Ernesto Alonso.

Cementerio de Darwin

En el año 2012, la entonces presidenta Cristina Fernández, le solicitó a la Cruz Roja Internacional ser mediador ante Inglaterra para poder realizar el trabajo de identificación de los cuerpos enterrados sin nombre en el cementerio de Darwin. Se diseñó un proyecto humanitario, en el que participaron catorce especialistas forense de varios países, que laboraron durante ocho semanas en las Islas. Luis Fondebrider, director del Equipo Argentino de Antropología Forense señaló que «se iba a intervenir solamente en las sepulturas que tenían la leyenda «Soldado argentino solo conocido por dios», que fueron 121 sepulturas, de ellas recuperamos 122 cuerpos, porque en una había fragmentos de dos persona».

Norma Gómez es la hermana de Eduardo, un soldado que fue recientemente identificado en el cementerio de Darwin.

Familiar de conscripto argentino en Islas Malvinas

Ella fue una de los primeros familiares en asumir la lucha por el reconocimiento de los cuerpos. «Después de tanta lucha se dio el gran día, es algo histórico para la Argentina, que esto tiene que trascender las fronteras. Mis hermanos están contentos, quieren volver, quieren ir a Malvinas sabiendo que está el nombre de nuestro hermano», contó emocionada.

En su mayoría los familiares decidieron que los cuerpos se queden en la Islas Malvinas, por ser estas territorio argentino.

Desmalvinización derrotista, vergüenza nacional.

Desmalvinización derrotista, vergüenza nacional.

Por Laura Gastaldi #MalvinasArgentinas

por KontraInfo/FF · 2 abril, 2019

Por Laura Gastaldi

De todos los puntos de vista disponibles para comprender el conflicto bélico que la Argentina sostuvo con el Reino Unido, la desmalvinización derrotista elaboró el suyo eligiendo como propio el punto de vista “del loco”: con la idea repetida hasta el cansancio de que el país “fue arrastrado por la locura de un general borracho a una guerra absurda con el solo fin de perpetuarse en el poder”.

Esta perspectiva fue reforzada con los argumentos humanitarios de lástma para con los combatientes: “jóvenes soldados víctimas de la dictadura”,  la imagen de los “chicos de la guerra”, una generación de “antihéroes” empujada al matadero o al suicidio. Con el tiempo y la difusión continua de estas ideas fuerza, la visión de que era imposible ganarle a un ejército  tan poderoso como el inglés, se expandió en gran parte de la opinión pública.

La desmalvinización responde así a la  colonización cultural que busca disciplinar a los pueblos para que convivan en armonía con su condición de subordinados. En consecuencia, persiguió como objetivo económico-político la inserción de la Argentina en el nuevo orden mundial del capitalismo financiero surgido luego de la caída de la URSS. De este modo, la desmalvinización declama que no podemos enfrentarnos más a nuestros amos, pretendiendo también sentar un antecedente ejemplificador para toda la región.

plaza malvinas

En rigor, no fue el gobierno civil, sino los propios mandos militares los que comenzaron la campaña de desmalvinización en la sociedad argentina, al momento en que hacen ingresar a nuestras tropas en forma vergonzante, luego de terminada la guerra. Del mismo modo, al restaurarse la democracia colonial, el conjunto de los partidos fundamentaron y profundizaron esa desmalvinización, demonizando la heroica recuperación de nuestro territorio, en el afán servil de hacerse perdonar por las grandes potencias imperialistas, por haberse atrevido a enfrentarlas.

Se construye así una falsa contradicción que es necesario superar: victimas vs represores (sin intentar desconocer los crímenes y abusos cometidos por los oficiales contra sus propios combatientes), frente a la  contradicción principal que nos atraviesa desde la constitución de nuestra patria: Nación semicolonal vs imperialismo y sus clases nativas aliadas. Esta falsa contradicción, ignora que la lucha de clases atraviesa también a las  FFAA y contribuye a disimular la opresión imperialista en beneficio de una apariencia pseudodemocratica.

Con quiénes se enfrentaron los soldados argentinos en Malvinas: ¿con la fuerza colonial británica o con la dictadura militar? Y aquí la trampa esta en atribuir a la recuperación de las islas el mismo carácter que a la dictadura siniestra, para luego concluir que si la dictadura es el mal, la gesta de Malvinas también debe serlo. De esta manera se ignora dolosamente que la progresividad histórica de una causa no siempre depende de quienes la encabezan, si no de su naturaleza intrínseca.

En esta visión, no serían relevantes los intereses concretos de los actores internacionales ni los escenarios y estrategias que desde hace décadas, siglos, se vienen desplegando  alrededor del control del Atlántico Sur y sus recursos.

Lo fundamental de esta consideración es la idea de que se trató de una batalla  destinada a la derrota. Nos preguntamos entonces, ¿Estaba la guerra condenada de antemano a una derrota? De ser así, el poder anularía la historia. De ser así, la gesta de San Martín y Bolívar frente al gran ejército de una potencia imperialista nunca debió haber ocurrido. Es una insensatez propia de la moral del esclavo que se somete al poderoso afirmar que de ninguna manera podía ganarse. Por caso, Malvinas les significo a los Ingleses el mayor número de bajas desde la segunda guerra mundial, necesitaron de la colaboración norteamericana ante la inminencia de perder. Sin explayarnos en un tema que requiere un análisis mucho más profundo, solo mencionaremos que en realidad la victoria de Malvinas solo podía lograrse profundizando el proceso de liberación nacional. Ni Galtieri, ni Martínez de Hoz, podían provocar tal cosa. Pero involuntariamente abrieron la puerta  a esa evolución.

Paradojas de la historia. La dictadura de la oligarquía frente al enemigo real

Entonces nos encontramos ante la  aparente contradicción de que una guerra justa y soberana fue conducida por un gobierno entreguista, cipayo y aliado natural de nuestros amos imperiales.

¿Cómo se llegó a esa situación entonces?  Esa guerra no había sido planeada ni decidida por los argentinos, sino por un grupo de militares usurpadores que,  dos días atrás, habían reprimido a miles de manifestantes en la Plaza de Mayo. Y para ser más precisos, tampoco fueron ellos quienes decidieron la guerra. Basta leer los registros el día a día de los acontecimientos en las semanas previas al 2 de abril, ocurridos en las Georgias, para que queden en evidencia que las provocaciones y las “declaraciones de guerra” vinieron desde Inglaterra y no a la inversa.

Sin embargo, cuando quedó claro quién era el enemigo y con quién se estaba peleando, fue el pueblo argentino quien llenó la Plaza de Mayo para sostener la causa que se desataba en Malvinas, con la convicción de que era una causa justa y que el deber de ciudadanos era cerrar filas para lograr el triunfo de nuestras armas. Puesto que ello significaba un triunfo patriótico. Quizás, el pronunciamiento más lúcido  en este sentido haya sido el comunicado de la CGT de Saúl Ubaldini que, luego de haberse movilizado contra el gobierno el 30 de marzo de 1982 y de recibir una de las represiones  más violentas de entonces, volvió a manifestarse el 3 de abril, esta vez exigiendo el respeto simultáneo a la soberanía nacional en Malvinas y a la soberanía popular en el continente. Esas expresiones abrieron un espacio impensado para la política, gracias a que el aluvión popular supo conquistar para sí todo el espacio público disponible.

peru malvinas

Con  la convocatoria que reincorporó a los cuarteles a la clase 62 que ya había sido dada de baja de su conscripción, por ejemplo, no se registró la deserción de ningún integrante en todo el país. Esto pone en tela de juicio el mecánico “nos llevaron”, de la desmalvinización. Se presentaron todos los soldados conscriptos, sin excepciones, incluso antes de haber recibido el telegrama. En las cárceles de la dictadura, grupos de presos políticos decidieron ofrecerse para combatir junto a los soldados argentinos. La presentación espontánea de voluntarios para combatir no sólo se dio en el país, también ante las embajadas del Perú, de Panamá, de Cuba, de Venezuela.

malvinas voluntarios

Cuando el 2 de abril de 1982, las fuerzas militares argentinas toman posesión de los territorios de las Islas Malvinas, Georgia y Sandwich del Sur, de inmediato, la Casa Blanca y el Departamento de Estado inician una ofensiva de diplomacia  a cargo general Alexander Haig. Quien viaja varias veces entre Londres y Buenos Aires, hasta dar por concluidos sus intentos de paz. El Reino Unido, aunque ninguno de los dos países declaró la guerra al otro, envió su flota a recuperar las Islas. Luego, naturalmente, Estados Unidos abandona su neutralidad y se alía con Gran Bretaña y la OTAN cuya jefatura máxima el propio Haig había ejercido. En ese marco, apenas dos días después de la ocupación militar, a petición de Gran Bretaña, se reunía con urgencia el Consejo de Seguridad de la ONU.

La resolución 502 adoptada por este organismo fue contraria a los propósitos argentinos. En el acuerdo se condena la acción y se exige el retiro inmediato de las tropas. Éste, quizás, no fue el golpe más duro y sorprendente para Galtieri y sus generales, como sí lo fue la conducta de Estados Unidos de pleno respaldo a la moción propuesta por su principal aliado europeo en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

Los generales planificadores argentinos habrían estimado, asistidos por una estupidez monumental, la probable respuesta favorable estadounidense a partir de sus excelentes relaciones con ellos en las últimas décadas. Al mismo tiempo que desestimaron la correlación internacional de fuerzas políticas y militares dadas a partir del fin de la Segunda Guerra Mundial y el orden bipolar que ella creó, luego del acuerdo de Yalta. Eran aún los tiempos de la Guerra Fría, peligrosamente agravada bajo el gobierno de Ronald Reagan (1980-1988). En este tablero universal, los generales argentinos extraviaron su posición. Su formación les impedía entender la esencia imperialista de la política exterior de Estados Unidos, del mismo modo que tampoco les permitía avizorar el carácter antinacional de la oligarquía cuyos intereses defendían ciegamente a costa de su encarcelamiento, inclusive.

Entonces, esta guerra no encaja en ningún patrón de conflicto de los que hasta entonces habían afectado a la región. No responde a un tipo de conflicto Este-Oeste, pero tampoco, dadas las características del régimen autoritario argentino, se inscribiría en un tipo de conflicto Norte-Sur. Fue así, la única guerra convencional, desde la posguerra, entre un país  del tercer mundo y una potencia europea occidental, y tiene como resultado la inducción a la crisis  entre los esquemas de seguridad colectiva occidentales. Tanto  del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) como de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), obligando a Estados Unidos, en su calidad de potencia hegemónica de la región, a optar por prioridades radicales entre socios asimétricos (eligiendo al más poderoso y tradicional). “¿Qué importa el TIAR?”, dijo  el entonces secretario de Defensa de Estados Unidos Gaspar Weimberger. “Las obligaciones son con la OTAN, es más importante Europa que el TIAR. Gran Bretaña con las Malvinas dará total control sobre el continente latinoamericano”, razonó el funcionario norteamericano.  Quedando así en evidencia que El TIAR había sido hasta entonces solo un instrumento de legitimación de la intervención unilateral de los Estados Unidos en América Latina

Esta situación, que podría describir aspectos del funcionamiento del sistema internacional, contrasta con el apoyo que se da en la región a la situación argentina que, más allá de algunos cambios de posición, mantuvieron su respaldo al reclamo de nuestro país.

De esta manera Malvinas es una causa que, iniciada unilateral e inconsultamente, se convirtió en causa nacional latinoamericana, quizás la primera causa nacional latinoamericana. La única que es capaz de encolumnar al conjunto de nuestros pueblos y nuestros países con un enemigo claro, un enemigo extraterritorial. Un enemigo que ha sido el tradicional enemigo de nuestro continente y el causante de nuestra balcanización y de nuestras divisiones.

El legítimo sentimiento patriótico que provoco en los argentinos la recuperación de las Islas fue suficiente para unificar a todo un pueblo tras esta guerra justa conducida por dictadores antidemocráticos, responsables de torturas y de decenas de miles de desaparecidos. De igual manera, e independientemente al heroísmo de pilotos, marinos y soldados, es imprescindible considerar en la derrota la demostrada incapacidad de los conductores y oficiales en la preparación, planificación, aseguramiento multilateral, organización y realización de los combates. Su eficacia en la “guerra contrainsurgente” (exterminio de grupos foquistas pequeño burgueses, trabajadores organizados y militantes populares) y en el terrorismo desplegado contra el propio pueblo Argentino, les brindó cierta suficiencia en la apreciación y evaluación de sus propias capacidades, falencia que quedaría en dramática evidencia, ante la magnitud y carácter de los combates contra las fuerzas invasoras profesionales británicas.La recuperación de Malvinas será imposible si nuestra situación es débil, si nuestras industrias básicas y de defensa no prosperan y si los prejuicios culturales y pedagógicos no son removidos desde los cimientos. La reconstrucción de nuestro poder nacional, condición sine qua non para la recuperación de las Malvinas, lleva implícita, necesariamente, la reconstrucción de nuestro ejército (formado militarmente, en valores nacionales y humanitarios), de una industria de defensa, el refuerzo de nuestra industria de vanguardia, que va desde el apoyo al desarrollo de la energía nuclear hasta el desarrollo propio de las comunicaciones  modernas y los desarrollos informáticos más complejos, cosas de las cuales, sin duda, somos capaces si la decisión política se encamina a lograrlas.

Entonces, debatir Malvinas supone debatir el carácter de quienes han de protagonizar la lucha por la liberación latinoamericana. Esta gesta nos demuestra que solo las clases populares y sus organismos representativos, junto a la pequeña burguesía  movilizada políticamente en defensa del interés nacional, son capaces de proveer un respaldo consciente.

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