Referéndum sobre la soberanía de las Islas Malvinas de 2013

El referéndum sobre la soberanía de las islas Malvinas de 2013 fue un plebiscito decidido por el gobierno local de las islas Malvinas, que es un territorio no autónomo administrado por el Reino Unido y cuya soberanía se encuentra en disputa con la República Argentina. Se llevó a cabo los días 10 y 11 de marzo de dicho año. A los habitantes de las islas Malvinas se les preguntó si querían que el archipiélago continuara bajo administración británica —como hasta ahora—, en razón del pedido de la Argentina para negociar la devolución de la soberanía de las islas.​

Jurídicamente, la Organización de las Naciones Unidas lo considera un territorio de soberanía aún pendiente de definición, entre el Reino Unido —que lo administra— y la Argentina, que reclama su devolución. Además, dicho organismo no reconoció el referéndum.​

El gobierno de Argentina ha argumentado que en el caso de las Malvinas no corresponde el derecho de libre determinación, ya que la población de las islas fue «implantada» por el Reino Unido tras la ocupación de las islas en 1833, siendo «controlados los movimientos migratorios» y cuya demografía «crece por las necesidades económicas y administrativas del gobierno colonial». También el gobierno argentino afirma que las resoluciones de las Naciones Unidas no hablan de la aplicación de la libre determinación en las islas, sino que Argentina respete los «intereses» de los isleños en cuanto a la identidad, el idioma, las tradiciones, etc, y que el país no quiere «quitarles su identidad británica ni cambiar su forma de vida».​

En cuanto a la postura de los Estados Unidos sobre el referéndum, dicho país se ha mostrado de manera neutral hacia dichos comicios, indicaron que reconocen la administración de facto británica pero no toman posición sobre la soberanía de dichas islas.

¿Desea que las Islas Malvinas conserven su actual estatus político como Territorio de Ultramar del Reino Unido?

Posición de Argentina

Nueva York. El Canciller Héctor Timerman expuso hoy en el Comité de Descolonización de la ONU la posición argentina que ratifica la plena disposición de nuestro país para encontrar una solución pacífica a la disputa de soberanía en la Cuestión Malvinas. A la izq. del Canciller la representante argentina ante la ONU, María Cristina Perceval.

Argentina considera que la Resolución 2065 (XX) instó a resolver la disputa a través de negociaciones, teniendo en cuenta los «intereses» y no los «deseos» de los isleños. Argentina niega que corresponda a esa población, decidir a cuál de los dos países pertenece el territorio, considerando que los isleños «no constituyen un pueblo preexistente, son súbditos británicos» y, como tales, no pueden ser los árbitros de un conflicto en el cual el Reino Unido es parte.​ De esta manera, solo habría dos partes en la disputa de soberanía, la Argentina y el Reino Unido. Por eso, el gobierno argentino se ha negado a una invitación del gobierno local del archipiélago para hablar con una delegación de isleños.​

En la cumbre de G-20 celebrada en México en 2012, David Cameron se enfrentó a la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner y le pidió «respetar» el referéndum, mientras que ella dijo que la cuestión debe resolverse de conformidad con las resoluciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas.​

Guillermo Carmona, presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara de Diputados de Argentina, condenó el referéndum diciendo que «esto no tiene ningún valor en absoluto, desde Argentina rechazamos la posibilidad de la libre determinación de la población implantada, como la población británica implantada en las Islas Malvinas».​

Un grupo de diplomáticos argentinos recorrieron países de América Latina, el Caribe y África para defender el reclamo de Argentina de las islas y convencer a los gobiernos de los «inconvenientes» de enviar observadores para supervisar el referéndum. Durante una visita a Londres el 6 de febrero de 2013, el ministro de Relaciones Exteriores argentino, Héctor Timerman, afirmó que los malvinenses «no existen» como tales, son ciudadanos británicos en las islas en disputa.​

A principios de marzo de 2013, los senadores Miguel PichettoDaniel FilmusErnesto SanzJaime Linares y Rubén Giustiniani solicitaron una sesión especial convocada para el 13 de marzo para repudiar el referéndum. Filmus dijo que el referéndum «no cambia en absoluto la posición argentina» y expresó:

«Este referéndum es una nueva acción política de naturaleza publicitaria pergeñada por el Reino Unido, ante la ofensiva diplomática que ha llevado a cabo Argentina en todos los foros internacionales y la solidaridad que ha concitado entre las naciones. Debemos denunciar la trampa que esconde la apariencia de “participación popular” en el caso de un pueblo implantado. Esta maniobra publicitaria no tiene ninguna validez para la legislación del derecho internacional».​

La embajadora argentina en el Reino Unido, Alicia Castro, expresó que «los kelpers, son británicos, pero el territorio en el que habitan no lo es»

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Francisco Fortuny (pintor)

Francisco Fortuny (Puebla de MontornésTarragona, 1 de enero de 1865-Buenos Aires, 23 de julio de 1942) fue un pintor, dibujante e ilustrador de libros y revistas argentino de origen español.

Francisco Fortuny nació en Puebla de MontornésTarragona, el 1 de enero de 1865. Cursó sus estudios en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid. Hacia fines de 1887 viajó a la Argentina y se radicó en Buenos Aires, donde comenzó a trabajar como dibujante en las revistas ilustradas Caras y CaretasEl Sud AmericanoP.B.T.,Vida ModernaPapel y TintaPulgarcito y Plus Ultra. Fue el ilustrador de los Manuales de Historia de la Editorial Estrada desde 1906 y uno de los primeros artistas de su época en sentirse atraído por el acontecer nacional.​

Su cuadro «Creación de la Bandera Nacional» que muestra al General Belgrano a caballo, saludando a la enseña nacional a orillas del río Paraná fue utilizado en la estampilla de 5 centavos conmemorativa del centenario del Paso a la Inmortalidad del prócer.​

Falleció en Buenos Aires, el 23 de julio de 1942

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Pedro Subercaseaux

Pedro León Maximiano María Subercaseaux Errázuriz ( pronunciación española: [ˈpeðɾo suβeɾkaˈso] ; 10 de diciembre de 1880 – 3 de enero de 1956) fue un pintor chileno, hijo del pintor y diplomático Ramón Subercaseaux Vicuña . Pintó numerosos retratos sobre acontecimientos de la historia de Chile , como el Cruce de los Andes . Pintó retratos de la historia de Argentina solicitados durante el Centenario de Argentina . Se casó con Elvira Lyon Otaégui en 1907, pero el Papa anuló posteriormente su matrimonio para que ambos pudieran ingresar en las órdenes religiosas.

Vida y carrera

Estudió en Europa, desarrollando su vocación artística bajo la instrucción de su padre. En 1896 ingresó en la Real Academia Superior de Arte de Berlín y en 1899 estudió en el taller de Lorenzo Vallés y en la Escuela Libre de Roma. En 1900 se trasladó a París para ingresar en la Académie Julian.

Bajo el seudónimo de PS trabajó como caricaturista para El Diario Ilustrado desde 1902. Estuvo a cargo de las ilustraciones de las leyendas coloniales de Joaquín Díaz Garcés y de los cuentos policiales de Alberto Edwards para la Revista Pacífico. A partir de 1906 y paralelamente a su vida como pintor, alcanzó notoriedad como caricaturista e ilustrador en diferentes publicaciones nacidas al amparo del nuevo periodismo de principios del siglo XX. Sus ilustraciones, muchas veces realizadas en acuarela, iluminaron las portadas de la revista Zig-Zag, los aleccionadores folletines de la revista Familia, las páginas de la Revista Pacífico y las de El Diario Ilustrado. También incursionó en la ilustración de libros, entre los que destacan sus grabados para Tierra de Océano, de Benjamín Subercaseaux. Sin embargo, el principal aporte de Pedro Subercaseaux como ilustrador fue la creación, en 1906, del Barón Von Pilsener, el primer personaje de historieta chileno, quien convirtió a su creador en un pionero de la historieta en Chile.

En 1908 el Gobierno argentino adquirió su cuadro «El Abrazo de Maipú», imagen que luego fue reproducida para billetes y postales.

Pedro fue el único pintor sudamericano al que se le encargó pintar un retrato de un Papa (Pío X) para la Galería de los Papas del Vaticano. Tuvo que ir dos veces: en 1911 para realizar el cuadro vestido de frac (como exige el protocolo), y treinta y seis años después, para pintar una aureola dorada sobre la cabeza del Papa que había sido canonizado.

Durante el año 1913 y a pedido de los presidentes del Parlamento de Chile, Pedro Subercaseaux pintó «Descubrimiento de Chile», obra que ocupa el Salón de Honor del ex Congreso Nacional. En 1920, el matrimonio Subercaseaux-Lyon obtuvo una dispensa papal que les permitió disolver su matrimonio. Ambos se retiraron, por separado, a monasterios europeos, donde iniciaron su vida religiosa. En 1927, Pedro fue ordenado sacerdote benedictino. A partir de entonces se dedicó a la creación de obras de arte con contenido religioso, como la ilustración de libros sobre la vida de San Francisco y San Benito y la decoración de iglesias para diferentes parroquias a lo largo de Chile. En 1937 completó el cuadro de Pío X añadiendo una aureola, signo de la reciente beatificación del pontífice. En 1946 pintó su famoso cuadro, El joven Lautaro .

En 1956 murió Pedro Subercaseaux. Está enterrado en el cementerio del monasterio, hoy Abadía Benedictina de la Santísima Trinidad de Las Condes.

wikipedia.org/wiki/Pedro_Subercaseaux

La voz del gran jefe

Felipe Pigna

José de San Martín es uno de los hombres más nombrados y más homenajeados de nuestro país y a la vez, paradójicamente, uno de los menos conocidos en toda su dimensión. Las miles de calles (una por pueblo o ciudad) que llevan su nombre, las centenares de plazas, los tantos y tantos monumentos y bustos poco nos dicen de este hombre que lo dio todo por su país, que se comprometió hasta sus últimos momentos con la suerte de sus habitantes. Extraordinario estratega militar, que se inició en la carrera de las armas a los once años y a los quince ya era un oficial con mando de tropa; enorme lector y fundador de bibliotecas, pintor y concertista de guitarra. Calumniado hasta el extremo, perseguido, ninguneado y exiliado, su aguda mirada del país fue acallada, sus opiniones políticas ocultadas; su visión del ejército y el rol de las fuerzas armadas en la sociedad civil, censurada”. Con la minuciosa investigación y el estilo atrapante que lo han convertido en uno de los historiadores latinoamericanos más leídos, en esta nueva obra Felipe Pigna encara la biografía del prócer máximo de la Argentina. La voz del Gran Jefe desentraña los mitos y debates que en vida y en la posterior construcción de su imagen como “Padre de la Patria” han rodeado a la figura de José de San Martín, para mostrarnos al hombre público y privado en todas sus dimensiones. Entre otros aspectos clave, pasa por una revisión crítica las versiones sobre su posible origen mestizo, su rigurosa formación intelectual y militar, sus complejas relaciones familiares, sus vinculaciones con la francmasonería y la diplomacia británica, sus adhesiones ideológicas y proyectos políticos, en su admirable trayectoria de libertador de América, los cuestionados motivos de su renuncia y su extraño ostracismo final. También incluye extensos párrafos del libelo inédito atribuido al general Carlos María de Alvear titulado Primera parte de la vida del general José de San Martín, una curiosa pieza bibliográfica que se ocultó a la lectura de los argentinos por casi doscientos años. El monumental trabajo de Felipe Pigna devela un San Martín integral, que permite comprender su extraordinaria actuación en la fundación de las naciones latinoamericanas y la grandeza que inspiró cada uno de sus pasos.

MANUEL BELGRANO. Vida y pensamiento de un revolucionario.

La historia oficial relegó a Manuel Belgrano al papel de “creador de la bandera nacional”, a tal punto que hasta en el calendario la fecha de su muerte quedó asociada al símbolo patrio. Fue la forma de ocultar, por mucho tiempo, el pensamiento y la acción de uno de los más lúcidos innovadores y revolucionarios de nuestra historia.
En esta nueva obra, Felipe Pigna aborda el estudio integral de la agitada vida de Belgrano, tanto en lo público como en lo privado y familiar. Además de sus facetas más conocidas como protagonista de la Revolución de Mayo y general de la Independencia, aparecen con gran relevancia en estas páginas los aspectos menos divulgados: su ideario progresista y las incontables batallas que libró para llevarlo a la práctica. Belgrano fue el primero en nuestras tierras en estudiar y difundir las ideas de la economía política, adaptándolas a la realidad y los intereses rioplatenses; el primer promotor de nuestra industria, un pionero de nuestro periodismo, un hombre de avanzada en ideas culturales y educativas, un defensor de los derechos de los pueblos originarios y, en un tiempo en que se postulaba la instalación de una monarquía en el Río de la Plata, quien propuso la coronación de un descendiente de los incas.
La minuciosa investigación y el estilo atrapante de Pigna imprimen su marca personal cuando recorre los múltiples aspectos de la rica vida privada y pública de Belgrano. Este nuevo libro alcanza un dramatismo magistral al recuperar las banderas de un hombre extraordinario que no vaciló en dar la vida con honestidad, coherencia, humildad y amor por la patria.

felipepigna.mitiendanube.com

Felipe Pigna

Buenos Aires, 1959

Como profesor de Historia, Felipe Pigna (1959, Mercedes, provincia de Buenos Aires) dirigió el proyecto “Ver la Historia” de la Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini de la Universidad de Buenos Aires, con el que se realizó el documental fílmico 200 años de historia argentina, de trece capítulos. En televisión condujo Historia confidencial, vida y vueltaLo pasado pensado y El espejo retrovisor por Canal 7. Fue conductor junto con Mario Pergolini de Algo habrán hecho por la historia argentina, basado en sus libros Los mitos de la historia argentina, emitido por Canal 13 y Telefé, que alcanzó los 25 puntos de rating en el prime time y obtuvo el premio Martín Fierro 2006 y 2007, y el premio Clarín en 2006 y 2009. Condujo por The History Channel la serie de documentales sobre los bicentenarios latinoamericanos Unidos por la historia, ganadora del Martín Fierro del cable. En 2012 condujo el ciclo Historia clínica, emitido por Telefé.

 ©Gentileza Editorial Perfil

También entre los años 2012 y 2013 dirigió los documentales Chacú, una historia de la provincia del Chaco, emitido por Canal Encuentro, y Misiones, historia de nuestra provincia. Fue ganador del Martín Fierro 2017 al mejor programa cultural de la TV por Noticias de ayer. Ha publicado El mundo contemporáneo (1999), La Argentina contemporánea (2000), Pasado en presente (2001), Historia confidencial (2003), Los mitos de la historia argentina (2004), Los mitos de la historia argentina, tomo 2 (2005), Lo pasado pensado (2006), La larga noche de la dictadura y La noche de los bastones largos (2006, junto con María Seoane), Los mitos de la historia argentina, tomo 3 (2006), La historieta argentina (2007-2016), Evita (2007), José de San Martín, documentos para su historia (2008), Los mitos de la historia argentina, tomo 4 (2008), Historias de nuestra historia, una historia animada para chicos y no tan chicos (seis tomos libro y DVD), Libertadores de América (2009, Premio Manuel Alvar en el rubro Humanidades de la Fundación Lara, Madrid, editado en la Argentina, España y Colombia), 1810, la otra historia de nuestra revolución fundadora (2010), Mujeres tenían que ser. Historia de nuestras desobedientes, incorrectas, rebeldes y luchadoras (2011), Evita, jirones de su vida (2012, editado en la Argentina, España y Colombia), Los mitos de la historia argentina, tomo 5 (2013), Al gran pueblo argentino salud. Una historia del vino argentino, la bebida nacional (2014), La voz del Gran Jefe. Vida y pensamiento de José de San Martín (2014), Manuel Belgrano. El hombre del Bicentenario (2016), La vida por la patria. Una biografía de Mariano Moreno (2017), Mujeres insolentes de la historia I y II (2018), Los cuentos del abuelo José (2019), Los cuentos de don Manuel. El legado (2020), Manuel Belgrano. Vida y pensamiento de un revolucionario (2020), Gardel (2020), Calles. Para perderse y encontrarse en la historia argentina (2022) y Los Güemes (2023).

En Radio Nacional conduce Historias de nuestra historia.

Fue director de la colección Bicentenario de la editorial Emecé, de la revista Caras y Caretas y de www.elhistoriador.com.ar, el sitio de historia más visitado de la Argentina. En su página de Facebook, Felipe Pigna página oficial, tiene más de un millón de seguidores; y en Instagram, 825.000.

En diciembre de 2019 recibió la faja de honor en el rubro ensayo de la Sociedad Argentina de Escritores.

Los libros de Malvinas

Por Juanjo Lakonich

19 de abril de 2024 – 19:42

Me enteré por las redes y en estos tiempos fue como agua fresca. Me pregunté quiénes serían esos locos que ponían en marcha la primera biblioteca especializada en las Malvinas Argentinas, allá en Santa Clara del Mar. Muy grande fue mi sorpresa al contactarlos y descubrir que conocía a Jorge Gómez por compartir luchas gremiales educativas  en los  90. Jorge y  Alejandra Díaz, su compañera de toda la vida, concretaban una idea que tuvieron hace más de dos décadas.

Mientras me comparten un mate repleto de yuyos de su huerta familiar me cuentan con mucho entusiasmo cómo nació su interés malvinero. “Los dos fuimos voluntarios de la Cruz Roja durante el conflicto. Éramos novios y vivíamos en Lomas de Zamora, y nos molestaba que la mayoría de la sociedad seguía con su vida normal como si nada”.

No pude evitar el recuerdo de que en los pueblos y ciudades costeras la vivencia de la guerra fue distinta, y que el compromiso con la causa de Malvinas crecía mientras más al sur se iba. Eventos para recaudar fondos, cartas a los soldados, oscurecimientos de las aberturas en las casas y otras acciones nos involucraron decisivamente y para siempre.

“Siempre nos hemos considerado militantes malvineros. Un tiempo después de la finalización de la guerra, salieron avisos convocando ciudadanos para colaborar con los ex combatientes. Esos que nadie quería, a quienes no les daban trabajo, que no tenían contención del Estado, que se suicidaban. Tené en cuenta que recién diez años después aparecieron las pensiones de guerra. Y ahí fuimos nosotros y nos involucramos con ellos, simplemente al escucharlos».

“En 1987 nos mudamos a Las Toninas y allí logramos la imposición del nombre Malvinas a una plaza. Dos años después nos vinimos a Santa Clara, donde junto a otros vecinos instalamos el tema Malvinas, hicimos un mural en una escuela y organizamos la primera vigilia del 2 de abril en el año 2002. Poco antes habíamos terminado nuestra casita trabajando siempre como docentes y empezamos a viajar por algunas provincias. Y en cada lugar que íbamos, visitábamos bibliotecas, porque yo ya me había recibido de bibliotecaria”, cuenta Alejandra. 

“Y veíamos que solo tenían dos o tres libros sobre el tema. Pero si hay montones, decíamos. Y empezamos a comprar todos los que encontrábamos en las librerías y a coleccionar revistas que hablaban de la causa. En poco tiempo reunimos doscientos ejemplares, y anunciamos la creación de la Biblioteca Malvinera. Eso fue hace veintidós años”, completa muy orgullosa del camino recorrido.

“Casi todos los compramos con nuestros flacos bolsillos, en algunos sitios nos hacían descuentos, algunos fueron donados. Y hemos llegado a juntar tres mil doscientos ejemplares, casi todos en castellano. Durante estos años los hemos tenido en cajas, en el garaje y metidos en tres altillos. Ya no teníamos lugar y era difícil acceder rápidamente a ellos cuando venía alguien a pedir alguno. La investigadora Rosana Guber, especializada en Malvinas, nos animó con el proyecto y también muchos ex combatientes. Pedimos un vagón a Ferrocarriles Argentinos y luego de dar vueltas más de tres años nos los negaron porque no teníamos armada una asociación civil. Así que compramos un par de viejas casillas rurales, de esas que se usan para trabajar en los campos. Las compramos y las acondicionamos a pulmón durante tres años, sin ningún subsidio. Y el 30 de marzo la inauguramos».

La biblioteca tiene un formato de biblioteca pública, como las llamadas populares, y es la única especializada en estos temas con acceso libre y gratuito, y que presta materiales a domicilio. Ellos me cuentan que hay otras colecciones privadas, pero que no están abiertas a toda la comunidad que quiera solicitar un préstamo. Las casillas con murales alusivos están ubicadas en un predio con una hermosa y nutrida huerta contigua que las complementa muy bien. Dan ganas de quedarse a leer un libro ahí mismo, a la sombra de alguno de los árboles.

Y la cosa sigue. “Estamos avanzando en un proyecto de extensión universitaria con la Biblioteca Central de la Universidad Nacional de Mar del Plata para que ellos vengan a catalogar los libros. Eso lo estamos articulando también con el Centro de Ex Combatientes de Mar del Plata. Y tenemos que concretar la asociación civil para acceder a otras posibilidades”.

Es imposible no preguntarle su opinión sobre las políticas referidas a la soberanía sobre las islas: “Particularmente creo que en todas estas décadas de democracia no nos hemos podido desembarazar de la orden de nuestros enemigos de desmalvinizar. Y así resulta indudable que cada vez tenemos menos poder para poder negociar una salida favorable. Desde la claudicación de Menem no nos hemos podido recuperar. Pero ojo, que la causa no está olvidada, hay un sentimiento malvinense que está adentro de lo más profundo de nuestro pueblo. No logran vencer esa reserva, quizás hasta el reciente mundial de fútbol ayudó a eso. Aunque pretendan confundirnos, la enorme mayoría de los argentinos y argentinas queremos ser libres y soberanos. La causa Malvinas debería ser un punto de confluencia, como lo ha sido en el pasado”.

Antes de despedirme de estos docentes ya jubilados, me dan las señas para poder visitarlos: calle Pollensa 1561, en Santa Clara del Mar, muy cerca de la Ruta 11 Interbalnearia, yendo para Villa Gesell.

La Biblioteca es una muy buena alternativa para agregar a los tantos atractivos costeros bonaerenses. Si les avisan previamente, seguramente Alejandra y Jorge los esperarán con unos mates y les contarán lo que ha significado sostener el compromiso con los héroes de Malvinas que, más allá de la canción futbolera, jamás debemos olvidar.

«Si somos libres, todo nos sobra»

En un nuevo aniversario del fallecimiento del Libertador, conocé el pensamiento vivo de San Martín a través de sus propias palabras. Ciento cincuenta frases del Padre de la Patria extractadas de sus cartas y oficios.

sanmartiniano.cultura.gob.ar/noticia/el-legado-de-san-martin

Los siguentes pensamientos y frases del Libertador San Martín están extractados de las cartas y oficios que integran el «Archivo de los Documentos del General San Martín», publicado por Alejandro Rosa, la «Correspondencia del General San Martín», recopilada por Adolfo P. Carranza, documentos existentes en el Archivo General de la Nación, y otras fuentes de consulta igualmente responsables.

Estos pensamientos representan las normas de una vida de excepción, consagrada a consolidar la dignidad del hombre, en base a los austeros principios con que acuñó la libertad de medio continente. ¡Conocé al Libertador a través de sus propias palabras!

La seguridad de los pueblos a mi mando es el más sagrado de mis deberes (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Mendoza, 26 de enero de 1815, t. II, p. 232).

Mi vida es lo menos reservado que poseo; la he consagrado a vuestra seguridad; la perderé con placer por tan digno objeto (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Mendoza, 1 de octubre de 1815, t. II, p. 253). 

Primero es ser que obrar. Las armas nos dan por ahora la existencia. Asegurada ésta por los esfuerzos militares, podremos entonces dedicarnos al interesante cultivo de las letras (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Mendoza, 30 de diciembre de 1815, t. II, p. 280).

Es cierto que tenemos que sufrir escasez de dinero, paralización del comercio y la agricultura, arrostrar trabajos y ser superiores a todo género de fatigas y privaciones; pero todo es menos que volver a uncir el yugo pesado e ignominioso de la esclavitud (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Mendoza, 31 de marzo de 1815, t. II, p. 404).

No perdonaré sacrificio que conduzca al restablecimiento de nuestras pasadas desgracias, siguiendo constantemente las huellas de dignidad y de prudencia que ha dejado estampadas en su marcha gloriosa el pueblo, cuyos solemnes votos me han constituído (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Mendoza, 20 de mayo de 1815, t. II, p. 417).

La unión y la confraternidad, tales serán los sentimientos que hayan de nivelar mi conducta pública cuando se trate de la dicha y de los intereses de los otros pueblos (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Mendoza, 20 de mayo de 1815, t. II, p. 417).

El genio del orden y el acierto presiden las deliberaciones del pueblo de Mendoza (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Mendoza, 10 de enero de 1817, t. II, p. 528).

La moderación y la buena fe, tales los fundamentos sobre los que apoyo mis esperanzas de ver estrechados los vínculos sagrados que nos unen, y de no aventurar un solo paso que pueda romperlos o debilitarlos (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Mendoza, 20 de mayo de 1815, t. II, p. 417).

Mis necesidades están más que suficientemente atendidas con la mitad del sueldo que gozo (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Mendoza, 22 de noviembre de 1815, t. II, p. 462).

Si es un deber de los magistrados para conservar la tranquilidad pública, separar de entre los buenos ciudadanos a los que por su interés particular, o por su error de ideas atentan contra los derechos de los demás; no es menos dispensarles su protección, si arrepentidos exigen indulgencia (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Mendoza, 13 de marzo de 1816, t. II, p. 496).

Las cárceles no son un castigo sino el depósito que asegura al que deba recibirlo. Y ya que las nuestras, por la educación, están muy lejos de equipararse a la policía admirable que brilla en los otros países cultos, hagamos lo posible para llegar a imitarles (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Mendoza, 25 de marzo de 1816, t. II, p. 499).

La usurpación de Malvinas y las reclamaciones argentinas, según Paul Groussac

El 2 de abril de 1982, la Argentina tomó posesión de las Islas Malvinas, territorio usurpado por los ingleses en 1833. La ocupación dio comienzo a una guerra que concluiría poco más de dos meses más tarde -el 14 de junio de 1982- con la derrota del Ejército argentino, más de 650 muertos del lado argentino y más de 250 muertos, de las fuerzas armadas inglesas. Reproducimos a continuación algunos fragmentos de un libro de Paul Groussac, originalmente publicado en el tomo VI de los Anales de la Biblioteca Nacional de Buenos Aires, aparecidos en marzo de 1910, en donde el historiador de origen francés expone las diversas reclamaciones por parte de los distintos gobiernos argentinos a lo largo del siglo XIX ante la usurpación inglesa. 1

Fuente: GROUSSAC, Paul, Las islas Malvinas. Buenos Aires, Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, Secretaría de Cultura, 1982

Ubicación de las islas
Las Islas Malvinas o Falkland, que Inglaterra se apropiaba por la violencia el 2 de enero de 1833, expulsando a las autoridades argentinas, ocupan, al este de la costa patagónica, esta situación notable: el paralelo que pasa por Puerto Gallegos (51º 33’), capital de la gobernación de Santa Cruz, y el meridiano de Buenos Aires (58º 21’ Gr.) se cortarían, más o menos, en el centro de la isla principal. En otras palabras: el grupo entero, compuesto como se sabe, de dos grandes islas rodeadas de una centena de isletas, podría inscribirse en un trapecio cuyas dos bases corresponderían a los paralelos de Cala Coig y del Cabo de las Vírgenes, y los costados convergentes, a los meridianos de Pringues y de Dolores, en la provincia de Buenos Aires. He aquí, por cierto, datos que no nos sacan de nuestra tierra, y que parecen confirmar los de la geología y la botánica, las que hacen de las Islas Malvinas una dependencia natural de la Patagonia.

Las explicaciones inglesas ante la usurpación
En enero de 1834, casi en el aniversario del atentado, lord Palmerston, Secretario de Negocios Extranjeros en el Gabinete de lord Grey, después de haber dejado siete meses sin contestar la protesta del ministro argentino Manuel Moreno, se dignó dar una fría explicación (pretendida consecuencia de documentos de la antigua negociación española) que terminaba expresando el deseo de que el gobierno de las Provincias Unidas se diera por satisfecho y dejara de discutir los derechos soberanos de S.M. sobre las islas Falkland. Esta primera explicación continúa siendo la última.

La protesta de 1888 por la ocupación ilegítima de las Islas Malvinas    
…la protesta oficial contra el acto de violencia de 1833 y la ocupación ilegítima de las Malvinas, se ha hecho oír y no ha variado. Una de las más recientes data de 1888 y se resume en esta declaración final y categórica del Sr. Quirno Costa, dirigida al encargado de Negocios británicos: Servíos transmitir al Secretario de Negocios Extranjeros, que la negativa del gobierno de S.M.B. a discutir sus pretendidos derechos a la soberanía de dichas islas, o de someter el litigio a un arbitraje, no compromete absolutamente los títulos del gobierno de la República, el cual mantiene y mantendrá siempre sus derechos a la soberanía de las Malvinas, de los que fue desposeída por la violencia y en plena paz” (cita Memoria de Relaciones exteriores presentada en 1888, pág. 160) .

…documentos oficiales establecen la presencia ininterrumpida de las autoridades españolas en la Patagonia y sus dependencias, hasta la última hora del Virreinato.

Inútil es decir que se pensó poco acerca de las Islas Malvinas durante las guerras de la independencia sudamericana. Sin embargo, ésta no había terminado aún cuando el gobierno de Buenos Aires recuperaba Puerto Soledad enviando allí la fragata Heroína, cuyo comandante, David Jewitt, debía también asumir el mando del archipiélago. La nueva toma de posesión se efectuó con las formalidades ordinarias y –detalle significativo, consignado por Vernet 2– en presencia del célebre navegante inglés James Weddell, que había recalado en las Malvinas durante su primer viaje antártico. Jewitt encontró los parajes infestados de balleneros ingleses y americanos, que destruían no solamente los anfibios de estos lugares sino también los animales salvajes del interior. Trató de remediar esto y, por una circular del 9 de noviembre de 1820, comunicó el nuevo orden de cosas a los gobiernos extranjeros 3. El comandante don Pablo Areguaty le sucedió en 1823; este mismo año, el gobierno del general Rodríguez otorgaba a don Jorge Pacheco, “como premio a sus servicios”, treinta leguas de tierra en la isla Soledad, con derecho exclusivo de pesca. Una primera tentativa de colonización, no tuvo éxito. Algunos años más tarde, por decreto del 8 de enero de 1828, toda la isla Statenland y toda la Soledad exceptuando, además de la concesión anterior, diez leguas cuadradas atribuidas al fisco, eran adjudicadas libremente por el gobierno (la validez del acto es discutible) al comerciante hamburgués D. Luis Vernet, siempre con derecho exclusivo de pesca por veinte años, con la condición de fundar allí una colonia en un lapso de tres años.

No es dudoso que el concesionario Vernet se puso valientemente a la obra y agotó allí sus recursos. Se organizaron expediciones; varias docenas de colonos, algunos con sus familias, vinieron directamente de Europa o fueron embarcados en Montevideo, provistos de ganado y útiles de labranza y pesca. Las pampas de Buenos Aires proporcionaron gauchos para la ganadería y hasta indígenas patagones. Transcurridos menos de dos años. La colonia contaba una centena de personas, más o menos estables, incluidos los balleneros y sealers de toda procedencia, los empleados europeos y algunos esclavos de Vernet.

Los primeros tiempos fueron particularmente difíciles; era la pesca poco productiva por causa de la competencia de pescadores extranjeros, más expertos o mejor equipados. Los colonos reclamaron una embarcación de guerra y un puesto militar para hacer observar los reglamentos. ¡Las sombras de gobiernos, de un mes o de una semana, que se sucedían en Buenos Aires, tenían preocupaciones bien diferentes! En fin, Vernet atrapó al vuelo el rápido interinato de este mismo general Rodríguez a quien hemos visto interesarse por la colonia, para obtener una reorganización del territorio 4, del cual era nombrado, ese mismo día, comandante político y militar con plenos poderes sobre la extensión de su dependencia y algún armamento para pasar, llegado el caso, de la teoría a la práctica. Entonces Vernet decidió establecerse en Puerto Luis con su joven esposa, nacida en Buenos Aires, y una familia alemana que lo acompañaba. Un oficial de la marina inglesa, ha dejado del distante home un bosquejo agradable y profundo, que en nada se parece al nido de filibusteros imaginado por los merodeadores yanquis, indudablemente según sus propias maneras de ser 5.

Instituto Nacional Sanmartiniano

El Instituto Nacional Sanmartiniano fue creado en 1933. Entre sus principales objetivos, se destacan la investigación histórica y la difusión del pensamiento del Libertador General Don José de San Martín.

Instituto Nacional Sanmartiniano

Como organismo desconcentrado que depende del Ministerio de Cultura de la Nación, el Instituto Nacional Sanmartiniano se encuentra abocado a la investigación histórica y difusión de la vida, personalidad e ideario del Libertador General José Francisco de San Martín. 

Su misión, difundir un saber sanmartiniano basado en la excelencia, utilizando para ello las herramientas tradicionales y modernas de comunicación. En tal sentido, evocan la herencia del General San Martín cuando decía: “Deseo que todos se ilustren en los sagrados libros que forman la esencia de los hombres libres” y «La biblioteca es destinada a la ilustración universal y más poderosa que nuestros ejércitos para sostener la independencia”.

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Principales objetivos:

  • Desarrollar la investigación y estudios históricos, críticos, filosóficos, militares, políticos, con respecto a la personalidad, y la acción pública y privada del prócer y sus colaboradores.
  • Propender a la difusión del conocimiento de la vida, personalidad e ideario del Libertador General Don José de San Martín, en sus aspectos militares y especialmente morales y civiles, y su proyección democrática; a través de actividades didácticas y mediante la enseñanza dirigida al público en general, y especialmente a la juventud estudiantil.
  • Organizar cursos y conferencias en distintas disciplinas, música, artes plásticas, radio, cine, videos, literatura y por toda forma de difusión. En su sede, en establecimientos educacionales, militares, civiles y en centros de cultura de todo el país.
  • Colaborar con las autoridades nacionales, provinciales, municipales e instituciones oficiales y privadas, con el fin de fijar los objetivos de la enseñanza histórica del prócer dentro y fuera del país; asimismo asesorarlas respecto de la fidelidad histórica de cuanto se relacione con la personalidad del General San Martín.
  • Realizar publicaciones y artículos periodísticos a fin de difundir el conocimiento de la vida, personalidad e ideario del Libertador General Don José de San Martín.
  • Coordinar las Asociaciones Culturales Sanmartinianas y los Institutos Sanmartinianos, y promover la fundación de nuevas Asociaciones Culturales Sanmartinianas.
  • Responder, asesorar y orientar a estudiosos y docentes que consulten la Biblioteca Institucional. Colaborar con historiadores e investigadores históricos que se acercan a la Biblioteca en la sede del Instituto Nacional Sanmartiniano. 

Como dijo el Gran Capitán: “Al americano libre corresponde trasmitir a sus hijos la gloria de los que contribuyeron a la restauración de sus derechos”. Esta frase puede resumir el espíritu que anima al Instituto Nacional Sanmartiniano y a quienes trabajan en él.

A medida que navegamos por el intrincado tapiz de la existencia, constantemente se nos presentan opciones, cada una de ellas un posible camino hacia algo extraordinario. Este es un mundo donde la creatividad no conoce límites, donde la mente curiosa encuentra consuelo y donde el corazón valiente descubre territorios inexplorados. Es un lugar donde la búsqueda del conocimiento, la aceptación del cambio y la disposición para correr riesgos no son meras opciones, sino ingredientes esenciales para una vida bien vivida.

Bienvenido a un mundo de infinitas posibilidades, donde el viaje es tan emocionante como el destino, y donde cada momento es una oportunidad para dejar tu huella en el lienzo de la existencia. El único límite es la extensión de tu imaginación.

Historia

En la Ciudad de Buenos Aires, el 5 de abril de 1933, en fecha coincidente con la conmemoración del 115º aniversario de la Batalla de Maipú, por iniciativa del doctor José Pacífico Otero y en la sede del Círculo Militar, se llevó adelante la fundación del Instituto Sanmartiniano.

El doctor Pacífico Otero, historiador especializado en la trayectoria de San Martín, escribió la monumental obra en cuatro tomos Historia del Libertador José de San Martín, fruto del esfuerzo de años de investigación y que ha merecido los más elogiosos juicios. Presidió el Instituto desde la fecha de su fundación hasta el momento de fallecer, el 14 de mayo de 1937.

En 1941, su viuda, Manuela Stegmann de Otero, donó al Instituto -en memoria de su fallecido esposo- una casa a construir: reproducción de la que ocupara el General San Martín en Grand Bourg, entre 1834 y 1848.

La Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, durante la gestión del general Basilio Pertin, cedió un terreno de 290 m2 en la plaza formada por las calles Sánchez de Bustamante (hoy Mariscal Castilla) y Alejandro Aguado, en la que se concretó la donación, siendo la fecha de inauguración de su nueva sede el 11 de agosto de 1946. El edificio reproducido, diseñado por el arquitecto Julio F. Salas, es un tercio más grande que la casa que el General San Martín compró en Grand Bourg, a 25 km de París: ubicada en las proximidades de los dominios del noble español Alejandro Aguado, quien lo ayudó y asistió económicamente durante su exilio.

José de San Martín: Libertador de América

Breve biografía de José Francisco de San Martín. Un camino hacia la Libertad.

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El nacimiento en Yapeyú

José Francisco de San Martín fue hijo del capitán don Juan de San Martín, nacido en Cervatos de la Cueza el 3 de febrero de 1728, y de doña Gregoria Matorras del Ser, que vio la luz en Paredes de Nava el 12 de marzo de 1738. Las dos poblaciones pertenecían al Reino de España y estaban en jurisdicción de Palencia, una de las provincias de Castilla la Vieja.

El Libertador vino al mundo el 25 de febrero de 1778 en Yapeyú, que actualmente forma parte de la provincia argentina de Corrientes y que, por entonces, era la capital de uno de los cuatro departamentos en que habían sido agrupados los treinta pueblos de las misiones guaraníticas tras disponer el rey Carlos III en 1767 la expulsión de los jesuitas, quienes habían evangelizado la región, sufrido el martirio en muchos casos e incorporado a miles de indígenas a la vida civilizada.

Don Juan de San Martín ejerció allí, desde 1775, las funciones de teniente de gobernador.

En 1781, la familia San Martín -el padre, la madre y cinco hijos, de los que cuatro eran varones- estaba radicada en Buenos Aires.

Todos emprendieron viaje a España a fines de 1783, haciéndolo a bordo de la fragata Santa Balbina. Arribaron al puerto de Cádiz en la segunda quincena de marzo de 1784.


Soldado del ejército real

José de San Martín, después de realizar estudios elementales en Málaga, donde se había establecido su familia, se incorporó en 1789 como cadete al Regimiento de Murcia, del arma de infantería.

Mientras formó parte del ejército real con guarnición en España, combatió inicialmente en África contra los moros (árabes islámicos que habitaban en el norte de ese continente) y después lo hizo en Europa o en los mares vecinos, en guerras sostenidas con Francia, Inglaterra y Portugal. Esto determinó su participación en treinta y una acciones bélicas, siendo una de ellas el combate de Arjonilla.

Por su actuación en la famosa batalla de Bailén, donde resultaron batidas las legiones invasoras del emperador Napoleón I, fue ascendido al grado de teniente coronel y condecorado con medalla de oro, alto timbre de honor del ya por entonces destacado militar rioplatense.

Por este tiempo, en que pasó a ser oficial de caballería, San Martín se vinculó a otros jóvenes americanos, residentes en la Península, que forjaban planes de independencia política para las respectivas regiones de su nacimiento.

En 1811, pidió y obtuvo su retiro del ejército real, dejó España por la vía de Portugal y se trasladó a Londres, donde esperaba concretar su propósito de pasar a América.

“Mi país nativo”

Corrido el tiempo, San Martín evocaría en varias ocasiones esta etapa de su vida.

Así, en 1848, escribió lo siguiente: “yo serví en el ejército español, en la Península, desde la edad de trece a treinta y cuatro años, hasta el grado de teniente coronel de caballería. Una reunión de americanos en Cádiz, sabedores de los primeros movimientos acaecidos en Caracas, Buenos Aires, etc., resolvimos regresar cada uno al país de nuestro nacimiento, a fin de prestarle nuestros servicios en la lucha, pues calculábamos se había de empeñar».

Muchos años antes, en 1819, había manifestado: «Hallábame al servicio de España el año 1811 con el empleo de comandante de escuadrón del Regimiento de Caballería de Borbón cuando tuve las primeras noticias del movimiento general de ambas Américas, y que su objetivo primitivo era su emancipación del gobierno tiránico de la Península. Desde este momento me decidí a emplear mis cortos servicios a cualquiera de los puntos que se hallaban insurreccionados: preferí venirme a mi país nativo, en el que me he empleado en cuanto ha estado a mis alcances… «.

San Martín y otros rioplatenses desembarcaron el 9 de marzo de 1812 en Buenos Aires, la ciudad capital del antiguo Virreinato del Río de la Plata.

Contribuir a la independencia de los pueblos americanos era la alta misión que lo había impulsado a retornar a la tierra de su nacimiento.

PDF José de San Martín


En Buenos Aires, en San Lorenzo, en el Norte

A poco de su llegada, el gobierno triunviro le confió la organización de un escuadrón de caballería, que en pocos meses se constituiría en la base del Regimiento de Granaderos a Caballo, de inmortal memoria en las luchas por la emancipación americana.

Mientras instruía a oficiales, cadetes, cabos y soldados en el arte militar, en el manejo de las armas y en la disciplina castrense, el general San Martín contrajo matrimonio con María de los Remedios de Escalada.

El 7 de diciembre de 1812, el nuevo gobierno triunviro le concedió el empleo de coronel del flamante regimiento.

El 3 de febrero de 1813, San Martín, al frente de 120 granaderos, obtuvo su primera victoria en tierra americana al derrotar en San Lorenzo, cerca de la ciudad santafesina de Rosario, a 250 infantes desembarcados de una expedición fluvial corsaria promovida por el gobierno de Montevideo, ciudad aún dominada por partidarios del rey Borbón. El combate duró quince minutos y en su transcurso el jefe criollo estuvo a punto de perder la vida al quedar aprisionado por su caballo herido.

El Ejército del Norte había sido creado por el gobierno revolucionario en 1810 para afirmar su autoridad y consolidar el movimiento independentista hasta las fronteras con el Virreinato del Perú. Al mando del benemérito general Manuel Belgrano, vencedor en las batallas de Tucumán y Salta, penetró en 1813 en el Alto Perú (actual Bolivia), donde sufrió los reveses de Vilcapugio y Ayohuma. Mientras las fuerzas militares derrotadas retrocedían hasta Salta para reorganizarse, el gobierno de Buenos Aires decidió socorrerlas con el envío de refuerzos al mando del coronel San Martín. Este asumió el mando del Ejército del Norte el 29 de enero de 1814, tras disponerse el relevo del general Belgrano.

El nuevo jefe, que estableció sus cuarteles en Tucumán, se dedicó a reorganizar y disciplinar el ejército que se le había confiado, para lo que se valió de sus amplios conocimientos militares. Se hallaba dedicado a tan importante tarea cuando un grave deterioro de su salud lo obligó a pedir licencia, que le fue concedida. Pasó entonces a Córdoba, donde el descanso y los cuidados médicos contribuyeron a mejorar su estado.

Kasanzew: el ÚNICO periodista que cubrió la guerra de Malvinas de principio a fin

Malvinas a Sangre y Fuego

Kasanzew Nicolas

Malvinas a Sangre y Fuego, Kasanzew Nicolas

Incluye apéndice de imágenes color.La visión de la guerra descripta por uno de los periodistas más reconocidos de nuestro país. Nicolás Kasanzew; único reportero de la televisión y la prensa gráfica argentinas en el frente de batalla; nos lleva al centro de la noticia en forma directa y descarnada. Esencial material para entender el lado humano de los hombres que lucharon. Más de 90 mil ejemplares vendidos y esta su cuarta edición llega corregida y ampliada.

Quién es Nicolás Kasanzew, el cronista de la guerra de Malvinas que Victoria Villarruel rescató del ostracismo

Era periodista de ATC cuando se inició la guerra en las Islas.

La junta militar lo autorizó a ser corresponsal de guerra y, en directo, dio rienda al relato oficial que no se verificaba en los hechos. Su salida del canal, el mote que le habría otorgado el secretario de Cultura de Alfonsín y sus pedidos a la Corte Suprema. El vínculo con Victoria Villarruel y el rechazo de excombatientes y legisladores a su designación como titular de la Dirección de Gesta de Malvinas del Senado.

Por Jeremías Batagelj

20 de febrero de 2024 – 20:43

pagina12.com.ar

El nombre de Nicolás Kasanzew parecía olvidado, pese a ser uno de los símbolos de la televisión argentina de la dictadura, al punto de ser designado por la propia Junta Militar como corresponsal de guerra durante el conflicto por la soberanía de las Islas del Atlántico Sur. Ser la «cara visible de Malvinas» – según dijo que le impuso Carlos Gorostiza tras la recuperación de la democracia- implicó su salida del aire en ATC tras la vuelta a la democracia. 

En los noventa, en tanto, fue a parar al destino emblemático del menemismo: Miami. Allí no sólo trabajó en distintos medios de comunicación (en su CV se distinguen Telemundo, Univisión, CNN y NBC), sino que también reclamó con insistencia para que la Corte Suprema le designe unos adicionales a su pensión de guerra tras su labor como reportero. 

Hasta ahora, ésas eran las pocas y breves noticias de Kasanzew, que otra vez volvió a ser beneficiado por las bondades del Estado, al ser designado por la vicepresidenta Victoria Villarruel como titular de la Dirección de Gesta de Malvinas en el Senado. El rechazo por su nombramiento fue tal que los senadores de Unión por la Patria emitieron este lunes un feroz comunicado para criticar la decisión de la compañera de fórmula de Javier Milei.

Una de las caras del relato militar

«Hoy el país nos pide todo/ demos todo con valor / no tememos a la lucha/ argentinos a vencer/…/ Sabemos por qué luchar y ganar / jamás nos han vencido, jamás nos vencerán…». Esas eran las palabras de Kasanzew que llegaba desde Malvinas, cuando a la sociedad argentina se le intentaba convencer de que se estaba ganando la guerra. Un desfase entre realidad y relato que, al día de hoy, los excombatientes no pueden olvidar. «Fue la cara visible del relato de los militares sobre la guerra«, puntualizó Ernesto Alonso, secretario de Derechos Humanos del Centro de Excombatientes (CECIM) de La Plata a la AM750, al recordar que Kasanzew, lejos de ser un corresponsal heroico, «evitó recorrer las primeras líneas donde se encontraba la mayoría de los soldados». 

«Kasanzew relató una película al estilo de Rambo contando algo que finalmente sorprendió a toda la sociedad argentina: la rendición. Las Fuerzas Armadas no estaban preparadas para la defensa de la soberanía nacional», puntualizó Alonso tras conocerse la noticia de la designación. Otras acusaciones de los veteranos son aún más crudas: comentan que el periodista le vendía a los soldados algunos productos que él podía compar por fuera del campo de batalla.

El reclamo de algunas organizaciones de excombatientes llegó hasta el Senado. Es que el bloque de senadores y senadoras de Unión por la Patria publicó un documento en el que explicitan la preocupación por la última designación de Villarruel: lo acusan de haber sido «el constructor del relato triunfalista del gobierno de facto». 

Kasanzew siempre rechazó esas críticas, al insistir que era «un simple periodista» y que el «90% de las grabaciones que hizo en Malvinas» -fue el único cronista autorizado por la Junta Militar- fueron «censuradas por la Junta Militar».

Ya sea para quienes no nacieron en esas fechas o algunos desmemoriados, el documental de Lucas Gallo -«1982»- retrata con claridad el trabajo de ATC durante el conflicto bélico. Indudablemente Kasanzew es protagonista del mismo, al aparecer en pantalla tras recibir el pase que llegaba, desde los estudios centrales, de la otra “cara visible “de Malvinas: José Gómez Fuentes, el conductor que se despedía, siempre, con el mismo latiguillo: «Estamos ganando», hasta que anunció la rendición.

El rescate de los caídos en la guerra

Gabriela Naso y Victoria Torres hablan de Esquirlas de la memoria, un libro sobre la recuperación de los restos y de la identidad de los combatientes de Malvinas enterrados en el cementerio de las islas en fosas comunes o con la inscripción “Soldado argentino solo conocido por Dios”.

Abr 2, 2024

Por Carla Effenberger

Fotografía: Gentileza Editorial Marea

A 42 años del conflicto bélico que marcó a fuego a la Argentina se publica Esquirlas en la Memoria, una crónica que narra las vivencias de los soldados que lucharon en la guerra de Malvinas, y su camino y el de los familiares por la recuperación de la identidad de aquellos combatientes que no regresaron a casa. El libro presenta una perspectiva aguda e íntima de todo el proceso de guerra y posguerra que forma parte de la historia del país y en efecto, de todos los argentinos.

Sus autoras son Gabriela Naso, periodista, realizadora audiovisual, especialista en derechos humanos y la causa Malvinas; y Victoria Torres, quien estudió Letras en la Universidad Nacional de La Plata y escribió varios libros sobre la guerra, y quien actualmente es docente en el Instituto de Lenguas Románicas en la Universidad de Colonia, Alemania. Ambas forman parte del Centro de Excombatientes Islas Malvinas (CECIM) de La Plata.

“Las dos nos comprometimos a contar esta historia desde una perspectiva de derechos humanos y aportar a la memoria colectiva y a la reivindicación de la lucha de este grupo de excombatientes que desde el final del conflicto buscó devolver la identidad a sus compañeros”, expresó Naso en una charla con Anccom.

¿Cómo inicia este proyecto del libro?

Gabriela Naso: Mi primer acercamiento al tema Malvinas se dio a fines de 2016, cuando me contacté con Ernesto Alonso, secretario de Derechos Humanos del CECIM por la agencia de noticias de la Universidad de Lomas de Zamora, sobre el proceso de identificación de soldados argentinos. Publicamos el artículo y después mantuve contacto con Alonso, quien me comentó de la existencia de la causa 1777/07, que investiga los tormentos, abusos y amenazas que sufrieron los soldados conscriptos de Malvinas a manos de sus superiores oficiales y suboficiales de las Fuerzas Armadas.

 La periodista se fue metiendo cada vez más, redactando artículos, realizó su tesis de maestría sobre las violaciones de los derechos humanos y a partir de esa experiencia, escribió y dirigió el documental Las voces del Silencio producido por Pulpofilms, titulado  que se estrena este año. Tenía mucho camino recorrido, investigado y cuando conoció a Torres en el CECIM surgió la idea de trabajar en conjunto sobre esta historia.

 Victoria Torres: En mi caso siempre estuve cerca del CECIM, soy platense; es decir, conocía muy bien esta historia. Sin embargo yo venía de la literatura, de la ficción, y aunque estaba convencidísima de que había que escribir sobre esto, era consciente de que se necesitaba una investigación previa para una narración acertada. Entonces nos conocimos con Gabi, quien tenía mucho material de investigación, y allí rápidamente vi la forma, cómo se podía contar y visualicé donde se podía publicar, fue muy claro: en qué editorial, de qué manera se podía hacer un libro sobre esto. Creo que fue un buen complemento, fue un match perfecto. 

Entre risas las autoras confesaron haberse sorprendido de la sincronía laboral y el vínculo sólido y fluido que fueron forjando en paralelo al libro. “Trabajamos juntas sobre este proyecto con un océano de por medio, con diferentes horarios y vidas”, comentó Torres, que reside en Alemania. También destacaron su diferencia generacional como algo positivo en la elaboración de un diálogo más rico dentro de la dinámica de producción.

El proceso del libro constó de una investigación de siete meses, chequeando minuciosamente archivos, testimonios y constantes entrevistas, seguidas del planeamiento de una estructura base de división de capítulos por temas. A finales del 2022 habían comenzado las primeras escrituras intensas que duraron hasta junio del 2023. Luego de presentarlo a la editorial Marea se llevaron a cabo un par de correcciones hasta dar por finalizado el libro.

 ¿Cómo surge el nombre Esquirlas en la Memoria para el libro?

 Gabriela Naso: Hace algunos años en una charla con la psicóloga Ana María Careaga, sobreviviente de la dictaura, escuché esto de que en los excombatientes había algo, como esquirlas incrustadas en el aparato psíquico. Reflexionando sobre ese concepto llegué al título. Esquirlas en la memoria son esos compañeros a los que los excombatientes buscan devolverle la identidad, esos pibes con los que su vida quedó conectada y a los que ellos consideran los únicos héroes de la Guerra de Malvinas.

 Victoria Torres: Cuando Gabi propuso el título se me vino inmediatamente una estrofa de un poema de Gustavo Caso Rosendi, poeta, miembro del CECIM y excombatiente que luego decidimos agregarlo al epígrafe del libro. Y justamente está eso de las esquirlas candentes, que llevan en las pupilas, incrustadas, los recuerdos del horror.

 La palabra esquirlas, recuerda Torres, como testigo de la época de guerra, fue un término de la adolescencia en la inmediata posguerra, es una palabra rara que está relacionada con Malvinas. “Me acuerdo de los amigos que volvían de la guerra y comentaban entre ellos que justamente llevaban estos fragmentos, esquirlas de bombas, incrustados en su cuerpo”

¿Cómo se prepararon para trabajar con los protagonistas y familiares en el proceso? ¿De qué manera buscaron la apertura de las personas que formaron parte de esta historia?

Gabriela Naso: Las dos tenemos contacto con los grupos hace tiempo. Y yo creo que haber entrado a una entrevista en profundidad sobre este tema también es resultado de todo el trayecto previo, del vínculo de confianza que se construyó durante años.  

Norma Gómez, hermana del soldado caído Eduardo Goméz, fue fundamental en este camino, insistió la autora, y agregó que fue una luchadora incansable en este viaje para lograr la identificación y el reconocimiento de su hermano, y de todos aquellos que no pudieron retornar a sus hogares luego de la guerra. “Norma fue una persona muy generosa que abrió muchas puertas durante esta aventura, acercando a familiares para que conocieran la iniciativa”, indicó Naso agradecida, recordando su aporte para abrir un puente de diálogo con aquellos familiares que sufrían lo mismo que ella. 

Victoria Torres: Es clave destacar que se formó un vínculo de confianza anterior al libro. Esto permitió que se den cosas muy lindas de forma natural y por ende muy auténticas.

 Gabriela Naso: Hay mucho conocimiento previo del tema y eso también refuerza la confianza e influye en la preparación para hacer las entrevistas. También supimos entender que en el recorrido alguien se podía emocionar y quebrar, entonces una pasaba a ser sostén de eso, estar ahí para el otro, para que pueda expresar lo que quiera expresar siempre desde la contención, la compañía y la escucha atenta y abierta. Para ellos es liberador poner en palabras las cosas que vivieron.

Victoria Torres: El tema de la escucha es fundamental y en mi caso, esto es claramente anterior a cualquier idea del libro. Cuando me acerco a las reuniones o asados que se realizan en la organización, hay como una especie de predisposición natural a la escucha. Es un momento de conexión donde se dan charlas muy profundas de manera fluida. 

En medio de la cocina del trabajo atravesaron un momento de dolor: la muerte de Norma Gómez, indispensable en esta historia. “Ella estaba entusiasmada y que no lo haya podido ver concluido es tristísimo”, expresó Naso, con voz quebrada. A Norma está dedicado el libro. Tuvo que enfrentar trabas y negativas que venían desde sectores de familiares vinculados a las Fuerzas Armadas; les decían que no iban a llegar a ningún lado, que todo resultaría un festival de huesos, que abajo del cementerio había un río que se llevaba los cuerpos o que estaban enterrados en una fosa común. Más allá de las advertencias sobre dar de baja las pensiones o las amenazas de muerte, Norma persistió. Y a pesar de los obstáculos siguió luchando, yendo a ver a familiares, contándoles la verdad sobre lo que sería el proceso.

Malvinas se enmarca en el contexto de la dictadura y las Fuerzas Armadas no se hicieron cargo de la identificación de sus caídos; al contrario, buscaron silenciar a los excombatientes y sus familiares. Estos accionares continuaron aún en democracia. “Nosotros trabajamos con los archivos desclasificados de la Dirección de Inteligencia de la Policía de Buenos Aires que están a resguardo de la Comisión Provincial por la Memoria”, señaló Naso. Allí se pudo observar la persecución a los excombatientes, particularmente a los del CECIM de La Plata, quienes se organizaban para conseguir becas de estudio o de trabajo, entre otras cosas.

Dentro del trabajo que conllevó y conlleva la identificación de los soldados caídos, se encuentran tres fases que las autoras explican muy bien. La primera (PPH 1) consistió en identificar a aquellos soldados que se encontraban sepultados en el cementerio con tumbas que solo tenían la leyenda “Soldado argentino sólo conocido por Dios”. La Cruz Roja actuó como intermediario neutral entre el gobierno británico y el Estado argentino. Para ello, solicitó el consentimiento de un número significativo de familiares que realmente tuviesen la necesidad de identificar esos cuerpos. Argentina logró conseguir más de ochenta consentimientos informados para dar inicio al proceso. Esta medida tuvo apertura en el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner; no obstante, no se hizo efectiva hasta la época del macrismo. Previo a firmar el acuerdo Foradori-Duncan, donde este tema que siempre había sido tratado como una cuestión humanitaria quedó enmarcado en un acuerdo comercial.

La segunda fase (PPH 2) estaba destinada a la identificación de soldados que se encontraban sepultados de manera colectiva. Hasta el momento, se reconocieron 121 soldados. Sin embargo, todavía quedan cuerpos por identificar de la primera fase. Identidades que no coincidieron con el banco de ADN que se encontraba en la lista que brindaron los familiares de la causa. 

Finalmente, hoy queda pendiente la tercera fase (B4 16) que no se pudo concretar en 2023 por la reticencia de Gran Bretaña. “Nuestro deseo es que este gobierno continúe con la identificación de soldados argentinos porque consideramos que es una responsabilidad del Estado y un ejercicio de soberanía devolverle la identidad a los combatientes que cayeron en las islas”, concluyó, firme, Naso.

La crónica que presentan las autoras es resultado de un trabajo meticuloso y comprometido con el cuidado y la atención a cada uno de sus protagonistas. La misma logra dar vida a una obra íntima, con perspectiva y calidez humana. Cerró Torres: “Recuperamos todas esas pequeñas historias que hacen a la gran historia del colectivo que formamos como nación”.

 Esquirlas de la memoria se presenta el 23 de abril a las 18.30 en la Librería del Fondo de Cultura Económica, Costa Rica 4568, CABA.

Lloren por mi, Islas Malvinas

2 ABR 24 Por ALFREDO GRANDE

El filósofo León Rozitchner, entre tantos libros escribió: Malvinas de la guerra sucia a la guerra limpia Analizaba en forma implacable la coartada que para la dictadura militar representaba ese simulacro de patriotismo. Pero también arremetía contra cierta izquierda que había brindado “apoyo crítico” a la bravuconada del general majestuoso. En esa época yo estudiaba a León y con León y luego de leer el libro, le di un enorme abrazo de gratitud.

En el año 1989, o sea algunos años de conocerlo a León, a pedido del director de la Revista LOTE de Venado Tuerto, escribí este texto. Fue publicado en Tramas en mayo 2022. He decidido publicarlo nuevamente para marcar que hoy la doctrina del despedido forzado, a cargo de un Estado Represor, no es en su fundante distinto a la política de hostigamiento, vejámenes, torturas, que la oficialidad argentina sometió a nuestros soldados. La Guerra de las Malvinas fue la continuación del Terrorismo de Estado por otros medios. Hoy el despido forzado de trabajadores es una guerra de exterminio y no una batalla cultural. Por eso este trabajo hoy es homenaje a los soldados asesinados y no solo en combate, y a los despedidos que también son asesinados como trabajadores.

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“Mundial de Fútbol y Guerra de las Malvinas fueron dos circos romanos donde un poder terrorista y genocida buscó validación popular. Lo siniestro es que la encontró.”

Es natural pensar que “las Malvinas son argentinas”. De eso sí se habla y eso no se cuestiona. Son argentinas y nos las arrebataron allá lejos y hace tiempo los piratas ingleses. Como es sabido, la verdad también puede ser una de las tantas formas de resistencia, generalmente frente a otras verdades que duelen más. Porque reconozcamos: la verdad de ser los propietarios históricos de las islas es una verdad cómoda y diría, hasta grata. Nos coloca en el lugar de la víctima inocente, de aquel que nada tiene que ver con su destino, del que padeció un abuso colonial porque el otro era más grandote… Como canta Soledad mientras revolea el poncho: “sos un puerto argentino con bandera de otro país…”. Las Malvinas son argentinas es casi una reivindicación machista. No importa que la mujer esté casada con otro, que viva con otro, que ame a otro, que tenga relaciones carnales no diplomáticas con otro, que esté sostenida económicamente por otro… El argentino orgulloso proclama: “esta mujer es mía”. En este caso son dos islas-mujeres, lo cual constituye también el sueño de todo machista argentino: la mujer y la vieja, la esposa y la amante, la esposa y la amiga de la esposa, la esposa y Maradona. Las Malvinas son argentinas no importa quien goce de su cuerpo sensual y congelado. Y como somos un gran pueblo al cual los libres del mundo dicen salud, (quizá como una forma de reconocimiento a los estornudos genocidas que hemos padecido) las Malvinas no saben lo que se pierden no estando (porque serlo lo son) orgánicamente en la Argentina. Por eso mi propuesta es realizar una travesía institucional que nos coloque del otro lado del espejo. Si mostramos la frase: “las Malvinas son argentinas”, el espejo refleja: “la Argentina es las Malvinas”. Las Islas Malvinas son un analizador de diferentes instituciones que atraviesan a la Argentina de hoy y que se organizan en base a mandamientos –edictos– bulas totalitarias. La política, el poder, la ética, la familia, la religión, la moral. Y la afirmación “la Argentina es las Malvinas” es una verdad que incomoda, que no resulta tan grata, porque ya no somos las víctimas inocentes de los abusos del grandote, sino victimarios complacientes, masoquistas que no pueden ocultar su identificación placentera con el sádico. Si las Malvinas son territorios propios que están usurpados por los imperialistas para su espurio beneficio, donde los argentinos nativos o por opción son extranjeros en su tierra, entonces Puerto Argentino puede estar en el Bolsón, o en Sierra Grande, o en el Maitén, en Puerto Deseado, prácticamente en cualquier lugar de la Patagonia. ¿Acaso no hay millonarios que prohíben la entrada a un lago? Por supuesto, ese lago es argentino. Pero está Escondido. Si el tío patilludo no quiere, no se puede llegar. ¡Que forma rara de ser que tenemos los argentinos! Porque si las Malvinas son argentinas, Ingeniero Budge, Nueva Fiorito, La Cava, Villa 21, también lo son. Tal vez ese sea el problema. Demasiado argentinos. La afirmación: “la Argentina es las Malvinas” nos informa de algunas características non sanctas y non grata del ser nacional. Tanto del popular como del progre intelectual. Sin negar, porque obviamente lo estaría afirmando, mi destino de ser argentino hasta la muerte, porque he nacido en Buenos Aires, quisiera compartir un acotado análisis de mi implicación política de estos últimos veinte años. Tomaré dos analizadores históricos: el mundial de fútbol del 78 y la guerra de las Malvinas del 82. Por supuesto, la elección de estos analizadores no es neutral. Son los que me permiten avanzar por los escabrosos territorios que encontramos al otro lado del espejo. Voy a confesarlo, porque de todos modos lo he vivido. Yo deseé el fracaso. Tanto de la selección nacional en la final con Holanda (aunque deseaba que se llegara a la final) y de las Fuerzas Armadas en su intento de recuperación de las Islas Malvinas. Todavía siento en mi cuerpo las agresiones de todo tipo sufridas en ambas circunstancias, las cuales desde el análisis institucional son peligrosamente similares. Cuando Freud escribió “los que fracasan al triunfar”, seguramente hubiera aceptado que también se puede “triunfar al fracasar”. El fracaso de una mentira (globalizada o no) es siempre el triunfo de una verdad (especialmente si no está globalizada). Mundial de Fútbol y Guerra de las Malvinas fueron dos circos romanos donde un poder terrorista y genocida buscó validación popular. Lo siniestro es que la encontró. La lógica del terror, siempre intenta encontrar su propia verificación en la subjetividad del aterrorizado. Un violador siempre está al acecho del placer de la víctima, para poder enunciar que, diga lo que diga, se lo buscó. Parece que el Mundial y la Guerra la buscamos y la encontramos. Hace veinte años (que no son nada, entonces son algo) lo sufrí al vivirlo, hoy sufro, pero menos, al decirlo. Yo quería que Argentina perdiera la final. Yo tenía una bandera naranja que pude mantener indemne casi todo el partido. Yo grité el empate de Holanda, el formidable cabezazo de Nanninga. Yo padecí los goles de Kempes y de Bertoni, ante el griterío brutal de toda mi familia y de todo el barrio. Recuerdo la tapa de la revista Gente como Uno, como la rebautizara Horacio Verbistky: “Un país que cambió”  El país cambió, pero solamente en el sentido que ahora el poder terrorista estaba legitimado. Videla, Massera y Agosti torturaban, asesinaban, secuestraban, robaban, pero hacían. Hacían un título del mundo porque somos los mejores. Al gran pueblo argentino, salud. Me desquité ocho años después, cuando en plena primavera alfonsinista, antes de la obediencia debida y el punto final, Argentina doblegó al equipo del Kaiser en las tierras de Pancho Villa. La amargura del 78 solo fue prolongada con los dolores del 82. Porque ahora no era la guerra sublimada, al menos parcialmente, de una final de fútbol, sino el verdadero crimen de la guerra. No salí a vivar al General Majestuoso que tomó las Malvinas on the rocks. En ese momento no lo oculté, en este momento lo publico. Deseé el fracaso. Y entonces, por el predominio hegemónico de la intolerancia más absoluta frente a las diferencias, los auto denominados progresistas e incluso revolucionarios de izquierda decretaron mi condición de resentido y de traidor. Decretaron el fracaso de mi deseo, y su reemplazo por la culpa más abismal. Holanda en el fútbol e Inglaterra en la guerra obligaban, exigían, que la condición de argentino (a la cual se le agregaría posteriormente la cualidad de ser derecho y humano) fuera la condición principal que excluía todas las demás. La fiesta de todos, como se llamó la película que conmemora el acontecimiento deportivo. También el Festival de Solidaridad Latinoamericana, mega evento rockero al cual asistió el mismísimo León Gieco, que al menos tuvo la sencilla humildad de afirmar que se equivocó. Si de noche todos los gatos son pardos, en la mañana fascista todas las hienas son celestes y blancas. Los buitres fueron palomas, los cardos fueron rosas.

Se realizó la tradicional vigilia por el 42 aniversario de Malvinas

El lunes 1 de abril se vivió una jornada emotiva, cargada de recuerdos y anécdotas en la Plaza España se realizó la tradicional vigilia de Veteranos, esta vez por los 42 años de la Guerra de Malvinas.

Modificado por última vez en Martes, 02 Abril 2024 14:09

Martes, 02 Abril 2024 12:21

Escrito por Prensa Ministerio de Gobierno

Se realizó la tradicional vigilia por el 42 aniversario de Malvinas

El lunes por la tarde en Plaza España se desarrolló la tradicional vigilia de los héroes de Malvinas por el 42 aniversario de la gesta. El pulmón verde capitalino se utilizó para recordar a los grandes héroes que dieron su vida por la Patria.

El tradicional evento comenzó a las 18 en la Plaza España, con la Muestra de Pertrechos de la Guerra de Malvinas, Georgias e Islas del Atlántico Sur a cargo de CEAS y Agrupación 2 de Abril.

En la plaza hubo exposición de movilidades a escala (vehículos que participaron en la guerra), juegos didácticos educativos y charlas a cargo de excombatientes. Los chicos fueron protagonistas ya que hubo actividades pensadas para ellos en el marco de las destrezas de las fuerzas armadas y gendarmeria. También se presentaron las ilustraciones de los libros «Malvinas, prohibido olvidar» de Santiago Velazco y el Maestro Jorge Rodriguez.

Asimismo, se desarrollaron tres relatos sobre las historias de los 23 sanjuaninos que ofrendaron su vida por Malvinas y por la Patria Argentina.

Posteriormente, minutos antes de la medianoche quedó todo dispuesto para que la banda de música del RIM 22 entonara las estrofas del Himno Nacional Argentino. Seguidamente, el minuto de silencio para recordar a los caídos y por último, la emoción engalanó la noche cuando se enronaron las estrofas del Himno a Malvinas.

Héroes de Malvinas: 2 de abril, Día Nacional del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas

Martes 02 de abril de 2024

casarosada.gob.ar

Hoy 2 de abril, Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas, rendimos homenaje a aquellos que defendieron con valentía la soberanía argentina en las islas argentinas del Atlántico Sur. La elección de esta fecha se debe a que ese día en 1982, las Fuerzas Armadas Argentinas desembarcaron en las Islas Malvinas, en lucha por la recuperación del territorio, arrebatado por las fuerzas británicas en el año 1833.

A 42 años del conflicto, conversamos con Ricardo Ocaña, Veterano de Guerra de Malvinas, quien actualmente se desempeña en la Dirección de Recursos Humanos de la Casa Militar en Casa Rosada.

Como la mayoría de los conscriptos en ese momento, Ricardo tenía 19 años cuando se embarcó para integrar las unidades de combate de las Fuerzas Armadas Argentinas desplegadas en el teatro de operaciones. “El mismo día 2 de abril de 1982, estando en Puerto Belgrano, nos llegó la noticia de que Argentina había tomado la isla por asalto con gran maestría y certeza. Para el 12 de abril nos informan que teníamos que embarcarnos. Fue en un avión C-130, el más grande que existía en esa época. No sabría explicar con palabras lo que sentí en ese momento…como que uno era útil en una causa y en una gesta inigualable. La Argentina nunca había entrado en guerra y era el momento de demostrar para qué estábamos haciendo la conscripción. Muchos de mis compañeros tenían miedo de ir y temían no volver a ver nunca más a sus familias y seres queridos”, recuerda Ocaña quien antes de ingresar al Servicio Militar Obligatorio ya trabajaba como mensajero en la Casa Rosada. “Le escribí una carta a mis padres para avisarles que me iban a trasladar… que me iban a cambiar de destino, pero no les dije que iba a Malvinas a defender nuestra patria, no quise decirles para no preocuparlos”, cuenta Ocaña.

En la isla, Ocaña terminó cumpliendo la función de camillero aunque había recibido la instrucción para ser apuntador y francotirador. Sus días en Malvinas transcurrieron buscando heridos y muertos en las primeras, segundas y terceras líneas. “Por la mañana salíamos en una camioneta -que era kelper- a buscar cuerpos – vivos o muertos- en los lugares de combate y los llevábamos al Centro de Internación Militar Malvinas (C.I.M.M.) que era un rejunte de conscriptos y oficiales”.

Es sabido que en situaciones de guerra, el armamento y la comida son cuestiones vitales. Malvinas no fue la excepción y, posterior a la guerra, fue uno de los mayores blancos de crítica. Ricardo recuerda haber robado un camión para que su compañía pudiera alimentarse: “Estábamos descansando una noche y se presenta un capitán de navío, médico, que tenía un grado muy alto para hablar con un conscripto y nos dice a mí y a dos compañeros que hay que ir a robar comida porque el hospital se estaba quedando sin suministros por la cantidad de heridos que había. Llevarlo a cabo era peligro de muerte porque se sabe que, en guerra, no se puede robar y menos comida. Yo accedo con la condición de que la mitad de lo que consiguiéramos quedaba para mi compañía. Eran tres camiones. El primero estaba dentro de un apostadero de los kelpers y ahí estaba abarrotada la comida argentina. Recuerdo que llegué a sacar una bolsa de 50 kilos de yerba, azúcar, latas de corned beef, latas de membrillo y batata, cajones de mermeladas, fideos. En algún momento se nota que el capitán ya había hecho la inteligencia porque pudimos entrar y sacar la comida, había que ir y venir 50 metros con cada cosa e ir cargando en otro camión. El segundo camión fue en otro apostadero, ya más chico, que tenía vino, cigarrillos, chocolates. El tercer camión también era chico, conseguí whisky y otras cosas más. Me quedé apostado ahí rodeado de milicos y cuando alguno me preguntaba qué hacía ahí, yo les decía que estaba esperando al capitán. En un momento el capitán me hace la seña y viene alguien de atrás y abre la puerta…Y empecé a agarrar todo lo que había ahí. Cargamos el camioncito y cuando los milicos se dan cuenta nos empiezan a tirar, pero no a matar sino como haciendo el acting para que quedara registro de lo sucedido”.

Hacia el fin de la guerra, el gobierno civico-militar impulsó una campaña de desinformación para ocultar los hechos que estaban transcurriendo en las Islas. Ricardo lo cuenta con sus palabras: “Un día explota una casa kelper de tantos bombazos que tiraban desde los barcos, entre los escombros encontramos una radio. La armamos como pudimos porque estaba un poco destartalada, lo único que encontramos fue Radio Colonia que transmitía en castellano y decían ‘la verdad’: ‘Argentina está ganando’, y en realidad a nosotros nos estaban pateando el trasero, digamos. Nosotros veíamos cómo atacaban la pista…. Mentira, era todo mentira, pero nosotros no podíamos decir nada porque no teníamos voz. Los soldados no estábamos autorizados ni capacitados para dar notas porque los recuerdos adentro te pegan muy fuerte, entonces pasa un tiempo, un año, diez años y recién ahí podés hablar. Conozco gente que todavía no puede hablar y han pasado más de 40 años y no pueden hablar de Malvinas, menos de los recuerdos de las cosas, de las situaciones que pasaron ahí porque le ha pegado muy fuerte, más aquel que fue al frente, mató a otro o vio a su compañero morir y desangrarse al lado. Eso es peor todavía”.

La conmemoración del 2 de Abril como el Día del Veterano y de los Caídos en la guerra de Malvinas fue establecido por ley n° 25.370 el 22 de noviembre de 2000 y declarado oficial desde el 15 de diciembre del mismo año. “Para mí la importancia de recordar el 2 de abril es que la ciudadanía no se olvide de que hubo chicos que, mal o bien, fueron a dar su sangre. Y se embarraron hasta el tuétano para defender un pedazo de tierra que Argentina quería. Y esos chicos hoy en día son hombres, hay muchos que ya no están. Entonces yo creo que las nuevas generaciones tienen que saber que existió una guerra. Y, si vamos al caso, es una guerra moderna. Aunque Argentina no contaba con los medios de una guerra moderna. Nosotros teníamos el FAL y ellos venían con M-16, con miras telescópicas infrarrojas, y nosotros ni siquiera con binoculares. Fue una guerra despareja. Y lo que se pide es que, por lo menos los que están hoy en día, puedan contar sus cosas y la gente no los olvide. Lo peor para uno que está de este lado es que la gente lo olvide. Y más allá de eso, las personas tienen que conocer la historia, no tanto por los libros o por lo que dicen los gobiernos, sino por la gente misma que estuvo allí”.

El lunes 14 de junio de 1982 la Argentina se rindió formalmente y así finalizó la Guerra de Malvinas, que había empezado 74 días antes, el 2 de abril. Unos 649 argentinos fallecieron durante la guerra, dando su vida por la Patria.

Hay otro hecho escalofriante: se estima decenas de veteranos que se quitaron la vida en los últimos años, aunque no hay datos oficiales concretos sobre el tema. Esto se debe al mal trato que han recibido por parte de los sucesivos gobiernos nacionales y las paupérrimas condiciones económicas, sociales y de contención que se les han dado a lo largo de los años.

Cada 2 de abril recordamos y reconocemos el sacrificio, el coraje y el compromiso de los veteranos que dieron su vida por la patria. Su legado perdura en la memoria colectiva de nuestro país. En el marco de los 42 años del conflicto del Atlántico Sur, ratificamos el reclamo por ejercicio de la plena soberanía argentina sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur y los espacios marítimos correspondientes.


Símbolos homenaje en la Casa Rosada

El Patio de las Malvinas Argentinas, ubicado en la Casa Rosada, representa un símbolo de memoria y homenaje. Inaugurado el 2 de mayo de 2012, con motivo del trigésimo aniversario del hundimiento del crucero ARA General Belgrano, este espacio alberga una de las siete banderas del Operativo Cóndor. Esta bandera tiene una historia cargada de valentía y determinación, vinculada al episodio que ocurrió en septiembre de 1966 en el que un grupo de 18 jóvenes militantes argentinos, liderado por Dardo Cabo y María Cristina Verrier, desvió un avión de Aerolíneas Argentinas de su ruta para hacerlo aterrizar en las Islas Malvinas, donde fue izada durante 36 horas. En el ángulo superior izquierdo del patio se encuentra una certificación judicial que valida que esta bandera fue entregada por Dardo Cabo al gobernador del territorio nacional de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, el 1 de octubre de 1969, cuando fue detenido.

Por su parte, en el Museo de Casa Rosada se encuentra exhibidos dos cascos, perteneciente a soldados que participaron en la Guerra de Malvinas; y el Informe Rattenbach encargado en septiembre de 1983 por la Junta Militar y realizado por la Comisión de Análisis y Evaluación de las Responsabilidades del conflicto del Atlántico sur.