La voz del gran jefe

Felipe Pigna

José de San Martín es uno de los hombres más nombrados y más homenajeados de nuestro país y a la vez, paradójicamente, uno de los menos conocidos en toda su dimensión. Las miles de calles (una por pueblo o ciudad) que llevan su nombre, las centenares de plazas, los tantos y tantos monumentos y bustos poco nos dicen de este hombre que lo dio todo por su país, que se comprometió hasta sus últimos momentos con la suerte de sus habitantes. Extraordinario estratega militar, que se inició en la carrera de las armas a los once años y a los quince ya era un oficial con mando de tropa; enorme lector y fundador de bibliotecas, pintor y concertista de guitarra. Calumniado hasta el extremo, perseguido, ninguneado y exiliado, su aguda mirada del país fue acallada, sus opiniones políticas ocultadas; su visión del ejército y el rol de las fuerzas armadas en la sociedad civil, censurada”. Con la minuciosa investigación y el estilo atrapante que lo han convertido en uno de los historiadores latinoamericanos más leídos, en esta nueva obra Felipe Pigna encara la biografía del prócer máximo de la Argentina. La voz del Gran Jefe desentraña los mitos y debates que en vida y en la posterior construcción de su imagen como “Padre de la Patria” han rodeado a la figura de José de San Martín, para mostrarnos al hombre público y privado en todas sus dimensiones. Entre otros aspectos clave, pasa por una revisión crítica las versiones sobre su posible origen mestizo, su rigurosa formación intelectual y militar, sus complejas relaciones familiares, sus vinculaciones con la francmasonería y la diplomacia británica, sus adhesiones ideológicas y proyectos políticos, en su admirable trayectoria de libertador de América, los cuestionados motivos de su renuncia y su extraño ostracismo final. También incluye extensos párrafos del libelo inédito atribuido al general Carlos María de Alvear titulado Primera parte de la vida del general José de San Martín, una curiosa pieza bibliográfica que se ocultó a la lectura de los argentinos por casi doscientos años. El monumental trabajo de Felipe Pigna devela un San Martín integral, que permite comprender su extraordinaria actuación en la fundación de las naciones latinoamericanas y la grandeza que inspiró cada uno de sus pasos.

MANUEL BELGRANO. Vida y pensamiento de un revolucionario.

La historia oficial relegó a Manuel Belgrano al papel de “creador de la bandera nacional”, a tal punto que hasta en el calendario la fecha de su muerte quedó asociada al símbolo patrio. Fue la forma de ocultar, por mucho tiempo, el pensamiento y la acción de uno de los más lúcidos innovadores y revolucionarios de nuestra historia.
En esta nueva obra, Felipe Pigna aborda el estudio integral de la agitada vida de Belgrano, tanto en lo público como en lo privado y familiar. Además de sus facetas más conocidas como protagonista de la Revolución de Mayo y general de la Independencia, aparecen con gran relevancia en estas páginas los aspectos menos divulgados: su ideario progresista y las incontables batallas que libró para llevarlo a la práctica. Belgrano fue el primero en nuestras tierras en estudiar y difundir las ideas de la economía política, adaptándolas a la realidad y los intereses rioplatenses; el primer promotor de nuestra industria, un pionero de nuestro periodismo, un hombre de avanzada en ideas culturales y educativas, un defensor de los derechos de los pueblos originarios y, en un tiempo en que se postulaba la instalación de una monarquía en el Río de la Plata, quien propuso la coronación de un descendiente de los incas.
La minuciosa investigación y el estilo atrapante de Pigna imprimen su marca personal cuando recorre los múltiples aspectos de la rica vida privada y pública de Belgrano. Este nuevo libro alcanza un dramatismo magistral al recuperar las banderas de un hombre extraordinario que no vaciló en dar la vida con honestidad, coherencia, humildad y amor por la patria.

felipepigna.mitiendanube.com

Felipe Pigna

Buenos Aires, 1959

Como profesor de Historia, Felipe Pigna (1959, Mercedes, provincia de Buenos Aires) dirigió el proyecto “Ver la Historia” de la Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini de la Universidad de Buenos Aires, con el que se realizó el documental fílmico 200 años de historia argentina, de trece capítulos. En televisión condujo Historia confidencial, vida y vueltaLo pasado pensado y El espejo retrovisor por Canal 7. Fue conductor junto con Mario Pergolini de Algo habrán hecho por la historia argentina, basado en sus libros Los mitos de la historia argentina, emitido por Canal 13 y Telefé, que alcanzó los 25 puntos de rating en el prime time y obtuvo el premio Martín Fierro 2006 y 2007, y el premio Clarín en 2006 y 2009. Condujo por The History Channel la serie de documentales sobre los bicentenarios latinoamericanos Unidos por la historia, ganadora del Martín Fierro del cable. En 2012 condujo el ciclo Historia clínica, emitido por Telefé.

 ©Gentileza Editorial Perfil

También entre los años 2012 y 2013 dirigió los documentales Chacú, una historia de la provincia del Chaco, emitido por Canal Encuentro, y Misiones, historia de nuestra provincia. Fue ganador del Martín Fierro 2017 al mejor programa cultural de la TV por Noticias de ayer. Ha publicado El mundo contemporáneo (1999), La Argentina contemporánea (2000), Pasado en presente (2001), Historia confidencial (2003), Los mitos de la historia argentina (2004), Los mitos de la historia argentina, tomo 2 (2005), Lo pasado pensado (2006), La larga noche de la dictadura y La noche de los bastones largos (2006, junto con María Seoane), Los mitos de la historia argentina, tomo 3 (2006), La historieta argentina (2007-2016), Evita (2007), José de San Martín, documentos para su historia (2008), Los mitos de la historia argentina, tomo 4 (2008), Historias de nuestra historia, una historia animada para chicos y no tan chicos (seis tomos libro y DVD), Libertadores de América (2009, Premio Manuel Alvar en el rubro Humanidades de la Fundación Lara, Madrid, editado en la Argentina, España y Colombia), 1810, la otra historia de nuestra revolución fundadora (2010), Mujeres tenían que ser. Historia de nuestras desobedientes, incorrectas, rebeldes y luchadoras (2011), Evita, jirones de su vida (2012, editado en la Argentina, España y Colombia), Los mitos de la historia argentina, tomo 5 (2013), Al gran pueblo argentino salud. Una historia del vino argentino, la bebida nacional (2014), La voz del Gran Jefe. Vida y pensamiento de José de San Martín (2014), Manuel Belgrano. El hombre del Bicentenario (2016), La vida por la patria. Una biografía de Mariano Moreno (2017), Mujeres insolentes de la historia I y II (2018), Los cuentos del abuelo José (2019), Los cuentos de don Manuel. El legado (2020), Manuel Belgrano. Vida y pensamiento de un revolucionario (2020), Gardel (2020), Calles. Para perderse y encontrarse en la historia argentina (2022) y Los Güemes (2023).

En Radio Nacional conduce Historias de nuestra historia.

Fue director de la colección Bicentenario de la editorial Emecé, de la revista Caras y Caretas y de www.elhistoriador.com.ar, el sitio de historia más visitado de la Argentina. En su página de Facebook, Felipe Pigna página oficial, tiene más de un millón de seguidores; y en Instagram, 825.000.

En diciembre de 2019 recibió la faja de honor en el rubro ensayo de la Sociedad Argentina de Escritores.

Los libros de Malvinas

Por Juanjo Lakonich

19 de abril de 2024 – 19:42

Me enteré por las redes y en estos tiempos fue como agua fresca. Me pregunté quiénes serían esos locos que ponían en marcha la primera biblioteca especializada en las Malvinas Argentinas, allá en Santa Clara del Mar. Muy grande fue mi sorpresa al contactarlos y descubrir que conocía a Jorge Gómez por compartir luchas gremiales educativas  en los  90. Jorge y  Alejandra Díaz, su compañera de toda la vida, concretaban una idea que tuvieron hace más de dos décadas.

Mientras me comparten un mate repleto de yuyos de su huerta familiar me cuentan con mucho entusiasmo cómo nació su interés malvinero. “Los dos fuimos voluntarios de la Cruz Roja durante el conflicto. Éramos novios y vivíamos en Lomas de Zamora, y nos molestaba que la mayoría de la sociedad seguía con su vida normal como si nada”.

No pude evitar el recuerdo de que en los pueblos y ciudades costeras la vivencia de la guerra fue distinta, y que el compromiso con la causa de Malvinas crecía mientras más al sur se iba. Eventos para recaudar fondos, cartas a los soldados, oscurecimientos de las aberturas en las casas y otras acciones nos involucraron decisivamente y para siempre.

“Siempre nos hemos considerado militantes malvineros. Un tiempo después de la finalización de la guerra, salieron avisos convocando ciudadanos para colaborar con los ex combatientes. Esos que nadie quería, a quienes no les daban trabajo, que no tenían contención del Estado, que se suicidaban. Tené en cuenta que recién diez años después aparecieron las pensiones de guerra. Y ahí fuimos nosotros y nos involucramos con ellos, simplemente al escucharlos».

“En 1987 nos mudamos a Las Toninas y allí logramos la imposición del nombre Malvinas a una plaza. Dos años después nos vinimos a Santa Clara, donde junto a otros vecinos instalamos el tema Malvinas, hicimos un mural en una escuela y organizamos la primera vigilia del 2 de abril en el año 2002. Poco antes habíamos terminado nuestra casita trabajando siempre como docentes y empezamos a viajar por algunas provincias. Y en cada lugar que íbamos, visitábamos bibliotecas, porque yo ya me había recibido de bibliotecaria”, cuenta Alejandra. 

“Y veíamos que solo tenían dos o tres libros sobre el tema. Pero si hay montones, decíamos. Y empezamos a comprar todos los que encontrábamos en las librerías y a coleccionar revistas que hablaban de la causa. En poco tiempo reunimos doscientos ejemplares, y anunciamos la creación de la Biblioteca Malvinera. Eso fue hace veintidós años”, completa muy orgullosa del camino recorrido.

“Casi todos los compramos con nuestros flacos bolsillos, en algunos sitios nos hacían descuentos, algunos fueron donados. Y hemos llegado a juntar tres mil doscientos ejemplares, casi todos en castellano. Durante estos años los hemos tenido en cajas, en el garaje y metidos en tres altillos. Ya no teníamos lugar y era difícil acceder rápidamente a ellos cuando venía alguien a pedir alguno. La investigadora Rosana Guber, especializada en Malvinas, nos animó con el proyecto y también muchos ex combatientes. Pedimos un vagón a Ferrocarriles Argentinos y luego de dar vueltas más de tres años nos los negaron porque no teníamos armada una asociación civil. Así que compramos un par de viejas casillas rurales, de esas que se usan para trabajar en los campos. Las compramos y las acondicionamos a pulmón durante tres años, sin ningún subsidio. Y el 30 de marzo la inauguramos».

La biblioteca tiene un formato de biblioteca pública, como las llamadas populares, y es la única especializada en estos temas con acceso libre y gratuito, y que presta materiales a domicilio. Ellos me cuentan que hay otras colecciones privadas, pero que no están abiertas a toda la comunidad que quiera solicitar un préstamo. Las casillas con murales alusivos están ubicadas en un predio con una hermosa y nutrida huerta contigua que las complementa muy bien. Dan ganas de quedarse a leer un libro ahí mismo, a la sombra de alguno de los árboles.

Y la cosa sigue. “Estamos avanzando en un proyecto de extensión universitaria con la Biblioteca Central de la Universidad Nacional de Mar del Plata para que ellos vengan a catalogar los libros. Eso lo estamos articulando también con el Centro de Ex Combatientes de Mar del Plata. Y tenemos que concretar la asociación civil para acceder a otras posibilidades”.

Es imposible no preguntarle su opinión sobre las políticas referidas a la soberanía sobre las islas: “Particularmente creo que en todas estas décadas de democracia no nos hemos podido desembarazar de la orden de nuestros enemigos de desmalvinizar. Y así resulta indudable que cada vez tenemos menos poder para poder negociar una salida favorable. Desde la claudicación de Menem no nos hemos podido recuperar. Pero ojo, que la causa no está olvidada, hay un sentimiento malvinense que está adentro de lo más profundo de nuestro pueblo. No logran vencer esa reserva, quizás hasta el reciente mundial de fútbol ayudó a eso. Aunque pretendan confundirnos, la enorme mayoría de los argentinos y argentinas queremos ser libres y soberanos. La causa Malvinas debería ser un punto de confluencia, como lo ha sido en el pasado”.

Antes de despedirme de estos docentes ya jubilados, me dan las señas para poder visitarlos: calle Pollensa 1561, en Santa Clara del Mar, muy cerca de la Ruta 11 Interbalnearia, yendo para Villa Gesell.

La Biblioteca es una muy buena alternativa para agregar a los tantos atractivos costeros bonaerenses. Si les avisan previamente, seguramente Alejandra y Jorge los esperarán con unos mates y les contarán lo que ha significado sostener el compromiso con los héroes de Malvinas que, más allá de la canción futbolera, jamás debemos olvidar.

El arte de la guerra

El arte de la guerra  es un libro sobre tácticas y estrategias militares, escrito por Sun Tzu («Maestro Sun»), un famoso estratega militar chino.

Si quieres saber como te fue en la guerra, pregúntale a tu enemigo

SUN TZU, EL ARTE DE LA GUERRA 

Se trata de un antiguo tratado militar chino que data del final del periodo de las Primaveras y Otoños (aproximadamente del siglo v a. C.). La obra consta de trece capítulos, cada uno dedicado a un aspecto de la guerra y de cómo se aplica a la estrategia y tácticas militares. Durante casi mil quinientos años fue el texto principal de una antología que se formalizaría como los siete clásicos militares del emperador Song Shenzong en 1080. El arte de la guerra sigue siendo el texto de estrategia más influyente en la guerra de Asia Oriental y ha influido en el pensamiento militar oriental y occidental, así como en las tácticas de negocios y en la estrategia legal, entre otros campos.

Copia de El arte de la guerra de Sun Tzu, manuscrito en tablilla de bambú.

Este libro contiene una explicación detallada y un análisis del ejército chino, desde las armas y la estrategia hasta el rango y la disciplina. Sun Tzu también subrayó la importancia de los agentes de inteligencia y el espionaje para el esfuerzo bélico. Debido a que Sun Tzu ha sido considerado durante mucho tiempo como uno de los mejores tácticos y analistas militares de la historia, sus enseñanzas y estrategias formaron la base del entrenamiento militar avanzado durante los siguientes siglos.

El libro fue traducido al francés y publicado en 1772 (reeditado en 1782) por el jesuita francés Joseph-Marie Amiot con el título de Art Militaire des Chinois.1​ En 1905, el oficial británico Everard Ferguson Calthrop intentó realizar una traducción parcial al inglés bajo el título The Book of War. La primera traducción anotada al inglés fue completada y publicada por Lionel Giles en 1910. Líderes militares y políticos como el revolucionario comunista chino Mao Zedong, el daimio japonés Takeda Shingen y el general militar estadounidense Norman Schwarzkopf se han inspirado en el libro.

Influencia cultural

Aplicaciones militares y de inteligencia

En todo el este de Asia, El arte de la guerra formaba parte del programa de estudios de los posibles candidatos a los exámenes del servicio militar.

Durante el período Sengoku (c. 1467-1568), se dice que el daimyō japonés llamado Takeda Shingen (1521-1573) se volvió casi invencible en todas las batallas sin depender de armas de fuego, porque estudió El arte de la guerra.​ El libro incluso le dio la inspiración para su famoso estandarte de batalla «Fūrinkazan» (Viento, Bosque, Fuego y Montaña), que significa rápido como el viento, silencioso como un bosque, feroz como el fuego e inamovible como una montaña.

El traductor Samuel B. Griffith ofrece un capítulo sobre «Sun Tzu y Mao Tse-Tung» donde se cita que El arte de la guerra influyó en las obras de Mao Sobre la guerra de guerrillasSobre la guerra prolongada y los Problemas estratégicos de la guerra revolucionaria de China, e incluye la cita de Mao: «No debemos menospreciar el dicho del libro de Sun Wu Tzu, el gran experto militar de la antigua China, Conoce a tu enemigo y conócete a ti mismo y podrás librar mil batallas sin desastre».​

Durante la guerra de Vietnam, algunos oficiales del Vietcong estudiaron extensamente El arte de la guerra y, según los informes, podían recitar pasajes completos de memoria. El general Võ Nguyên Giáp implementó con éxito las tácticas descritas en El arte de la guerra durante la batalla de Dien Bien Phu, poniendo fin a la importante participación francesa en Indochina y conduciendo a los acuerdos que dividieron Vietnam en Norte y Sur. El general Võ, más tarde el principal comandante militar del PVA en la guerra de Vietnam, era un ávido estudiante y practicante de las ideas de Sun Tzu. La derrota de Estados Unidos allí, más que ningún otro evento, atrajo la atención de los líderes de la teoría militar norteamericana hacia el Sun Tzu.​

El Departamento del Ejército de los Estados Unidos, a través de su Escuela de Comando y Estado Mayor, enumera El arte de la guerra como un ejemplo de un libro que puede guardarse en la biblioteca de una unidad militar.​

El arte de la guerra figura en el Programa de lectura profesional del Cuerpo de Marines (anteriormente conocido como Lista de lectura del comandante). Es una lectura recomendada para todo el personal de inteligencia militar de los Estados Unidos.​

Tablillas de bambú desenterradas en 1972 en la montaña Yinque, ciudad de Linyi, Shandong. Incluye una copia de «El arte de la guerra», data del s. ii a. C.

El arte de la guerra se utiliza como material didáctico en la Academia Militar de Estados Unidos en West Point, en el curso de Estrategia Militar (470),​ y también es una lectura recomendada para los cadetes de Oficiales Reales de la Academia Militar Real de Sandhurst. Algunos líderes militares notables han declarado lo siguiente sobre Sun Tzu y el arte de la guerra:

«Siempre tuve una copia de El arte de la guerra en mi escritorio»,​ general Douglas MacArthur, General de 5 Estrellas y Comandante Supremo de las Potencias Aliadas.

REPENSANDO MALVINAS

Juan Archivaldo Lanús

¿Otro  libro  sobre  Malvinas?  No  cabe  duda  que  ya  hay  muchos,  y  muy  buenos,  pero  este trabajo, que no aborda la guerra en sí, se destaca por el análisis de las complejas cuestiones que rodean al conflicto, evitando el lenguaje exaltado, las invocaciones patrióticas o los propósitos de propaganda. Su objetivo es brindar elementos que permitan reenfocar la consideración del tema, tanto por parte  de los argentinos como de los británicos.


Un grupo de especialistas y estudiosos de muy variados orígenes y vocación abordan en estas páginas la historia política y diplomática en torno al archipiélago. Se presentan, desde un punto de vista argentino, los diferentes factores que condicionarán cualquier resolución del conflicto: políticos, legales, geográficos, económicos, estratégicos, científicos y medioambientales, entre otros.


Aquí  no  se  reproducen  ni  se  explican  los  derechos  de  nuestro  país  en  su  reclamo  de  la devolución de lo que se nos sacó por la fuerza, ni las razones invocadas por Gran Bretaña para justificar su presencia en el archipiélago y en las islas adyacentes, pues ello ha sido estudiado en profundidad por autores de gran valía. 


Hace  casi  doscientos  años  estos  territorios  argentinos  fueron  ocupados  por  la  fuerza,  y  su población  fue  desalojada  por  una  flota  bajo  el  pabellón  inglés.  Su  recuperación  no  es  una  esperanza, sino  un  destino.  Esta  obra  podría  ser  el  paso  inicial  hacia  una  nueva  reflexión  para  definir  nuestros intereses y encarar quizás el más importante desafío político y estratégico internacional de la Argentina. Su  solución  pacífica  será  la  mejor  contribución  de  nuestros  pueblos  a  la  paz  y  a  la  seguridad internacional.

Colaboran en este libro:
 
– Virginia Gamba
– Jorge Hugo Herrera Vegas
– Martín García Moritán
-Rogelio Pfirter
-Miguel Ángles Barrios 
– Fabián Lavallén Ranea 
– Julio A. Hang 
– Alberto E. Dojas 
– Javier Armando Valladares
– Alejandro R. Luppi

Después de la Guerra de Malvinas: cómo continuó el reclamo diplomático argentino a través de los gobiernos

Por Lucía Martínez

29 marzo, 2022 | 5:38 pm

Lectura: 5 minutos

chequeado.com

Después de la Guerra de Malvinas: cómo continuó el reclamo diplomático argentino a través de los gobiernos

Santiago Quintero

El 2 de abril se cumplen 40 años del inicio de la guerra de Malvinas. Sin embargo, el reclamo argentino no terminó allí: la disputa diplomática por la soberanía precede el enfrentamiento bélico y también lo sucede.

Desde el regreso de la democracia, los gobiernos constitucionales continuaron una homogénea demanda por el reconocimiento de la soberanía argentina de las islas en organismos multilaterales como la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Pero, además, los distintos gobiernos nacionales ensayaron diferentes estrategias de relacionamiento bilateral con Gran Bretaña, en las que la “Cuestión Malvinas” ocupó distinto peso en la agenda de negociación.   

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Relatos del fuego: cómo es el libro que cuenta la gesta de los veteranos de Santa Fe en Malvinas

El Centro de Ex Combatientes local reunió un valioso documento con los testimonios de los veteranos de la provincia que participaron del conflicto bélico. Historias de lucha, solidaridad y resiliencia.

El registro gráfico es del 2 de abril de 2021, plena pandemia. Un veterano de Malvinas muestra la tapa del libro. Crédito: Archivo El Litoral / Mauricio Garín


Martes 2.4.2024

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Luciano Andreychuk

Dolor. Tragedia. El fuego de las balas y los bombardeos. El frío austral entumeciendo los dedos de las manos. La proximidad de la muerte acechando por los días y las noches. El sentido de supervivencia, el compañerismo y la camaradería; la solidaridad, la empatía por el otro y, sobre todo, la reivindicación de la Causa Malvinas.

Todo eso y mucho más se encuentra en el libro «Santa Fe en Malvinas. Vivencias de quienes defendieron en 1982 la soberanía argentina en el Atlántico Sur». Se trata de un valioso registro que elaboró el Centro de Ex Soldados Combatientes de Malvinas Santa Fe, y que fue publicado por Ediciones UNL hace unos años, aunque la obra, por su valor documental, no pierde vigencia.

La recuperación de ese documento se da en el marco de este 2 de abril, en el que se conmemora el Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de las Malvinas, conflicto bélico que involucró a Argentina y Gran Bretaña por la soberanía del archipiélago. De aquel episodio se cumplen 42 años.

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El libro está ordenado cronológicamente según los sucesos bélicos más trascendentes de la Guerra de Malvinas. Se destacan, por un lado, los emotivos testimonios de familiares de soldados caídos en combate, y de aquellos fallecidos en la postguerra; y, por el otro, la palabra de aquellos veteranos de guerra vivos que pudieron contar sus «relatos del fuego». También consta de anexos donde se cuenta el trabajo de los hijos de veteranos de guerra que quieren mantener el legado malvinero.

Dado lo voluminoso de la obra, El Litoral rescató algunos testimonios de los Veteranos de la Guerra de Malvinas (VGM) que representan el valor, la lealtad, la resiliencia ante la adversidad y la defensa de la patria. Son palabras «vivas» y en primera persona que dan cuenta de vivencias personales en medio de uno de los acontecimientos más importantes y tristes de la historia argentina reciente.

El desembarco

El veterano Ricardo Francisco Cuello (Corbeta Ara Guerrico) cuenta cómo fue el desembarco en las Islas en los días previos y posteriores al 2 de abril de 1982. «Lo que quiero dejar en claro es que los muchachos que pelearon en Malvinas no eran ‘chicos’ o ‘nenes’ indefensos y miedosos. No; fueron verdaderos hombres formados que demostraron un alto valor en combate«.

«A mí me tocó entrar en combate durante algunas horas, y siempre pienso en aquellos que llegaron a las islas y tuvieron que soportar durante noches enteras el bombardeo de la artillería naval británica: de día, el bombardeo de los aviones ingleses y, al final, chocar contra sus comandos y soldados», narra el ex combatiente en el libro.

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El VGM José Vicente Mareco estuvo en el Submarino ARA “Santa Fe”. Experto en comunicaciones, vuelve su memoria en el tiempo y cuenta: «Recibimos la orden de zarpar. La misión: recuperar nuestras Islas Malvinas. Es el momento esperado por todo aquel que se forma para defender la Patria y hacer valer el juramento de ‘fidelidad a nuestra bandera hasta perder la vida‘».

«El 1° de abril de 1982, a las 22, llegamos a Malvinas. Nos encontramos con que el enemigo había apagado el Faro. Nuestro Comandante sospechó que nos estaban esperando y decidió cambiar la posición de desembarco de los Comandos Anfibios. A las 2:30 del 2 de abril, alcanzaron la costa y destacaron una patrulla alrededor de las islas», recuerda Mareco. Con el submarino, cuenta luego, lograron hacer una maniobra que burló a los ingleses.

Hundimiento del Belgrano

El hundimiento del crucero ARA «General Belgrano» tuvo lugar el 2 de mayo de 1982, como consecuencia del ataque del submarino nuclear británico HMS Conqueror. Este hecho bélico fue un mojón en medio del conflicto bélico. Causó la muerte de 323 soldados argentinos.El hundimiento del Crucero Belgrano, un hecho que marcó con fuerza el conflicto bélico y la historia nacional.

El hundimiento del Crucero Belgrano, un hecho que marcó con fuerza el conflicto bélico y la historia nacional. Crédito: Archivo El Litoral


«Podría decir que el ‘Belgrano’ era una familia. El día del hundimiento, habíamos entrado a las seis de la mañana en la zona de exclusión. A eso de las 16 sentí un impacto (…). Inmediatamente vino otro sacudón, y se cortó la luz. Después empezaron los gritos: se nos pedía que fuéramos a cubierta y que abandonáramos los lugares donde estábamos«, rememora el VMG Carlos Adrián Benítez, sobreviviente del ataque.

«Con algo de inconsciencia me cambié tranquilo y fui a ver si había quedado algún muchacho durmiendo. Luego me dirigí hasta la sala de máquinas para dar una mano con los heridos, y subí a cubierta con el barco escoriado entre unos 40 y 45 grados. No había más nada que hacer. El crucero se hundía inevitablemente«.

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«Fui a mi balsa pero me dijeron que no había más lugar. Quedé en cubierta, desorientado. Me dirigí al otro lado de la banda de babor y vi cómo un muchacho se hundía, subido a una balsa que estaba pinchada, mientras sus compañeros saltaban para salvarse. No sé si entró en pánico o qué pero finalmente se lo tragó el mar«, recuerda dolorosamente en el libro.

El VGM Ricardo Degiorgio es otro veterano sobreviviente del hundimiento: «Durante las horas en que estuvimos a la deriva tratábamos de mantener el espíritu y nos dábamos ánimo, nos hablábamos y al mismo tiempo sacábamos el agua que entraba a la balsa, porque los cierres de las puntas estaban rotos. Al ser tantos soldados el frío se sintió menos, pero igual era insoportable. Nuestra balsa fue una de las primeras que rescataron. Contamos unas 24 horas de naufragio hasta que nos rescató el Destructor ARA Bouchard«.

Y el testimonio del VGM Guillermo Antonio González es conmovedor: «Estuve a la deriva durante 27 horas sobre la balsa, junto a 30 sobrevivientes más (las balsas tenían capacidad para 20 personas). En nuestra balsa no funcionaban los cierres, y a las mantas se las dimos a dos compañeros que se encontraban totalmente quemados«.Gloria y honor a los héroes que participaron de la guerra.

Gloria y honor a los héroes que participaron de la guerra. Crédito: Archivo El Litoral / Mauricio Garín


«A todo ello -prosigue su relato- hay que sumarle el olor a petróleo, el temporal y el frío, porque los que estábamos de guardia nos evacuamos bien abrigados, pero a quienes habían sido sorprendido por el ataque mientras estaban realizando otras tareas, salieron con lo que tenían».

«Esa noche la pasamos muy mal, aunque el hecho de ser tantos dentro de la balsa nos jugó a favor en ese sentido: nos dimos calor. Llegamos a orinarnos encima para calentarnos. Recién al día siguiente, a las 13, comimos un caramelo. Fue en ese momento que un avión Neptune de la Armada nos localizó, y los suboficiales telegrafistas que se encontraban con nosotros en la balsa nos lo confirmaron por una radio que operaban dentro de la balsa. A las 19, ya con el cielo oscurecido, escuchamos el bocinazo del ARA Bouchard», narra González.

Tareas de rescate

Las acciones de rescate y salvamento de los sobrevivientes del Begrano estuvieron a cargo de los soldados asignados a los destructores ARA Bouchard y el ARA Piedra Buena.La imagen de la Virgen de Luján, conocida como "la Malvinera". Dio acompañamiento espiritual a los soldados argentinos durante la guerra.

La imagen de la Virgen de Luján, conocida como «la Malvinera». Dio acompañamiento espiritual a los soldados argentinos durante la guerra. Crédito: Archivo El Litoral


El VGM Juan Saromé (Destructor ARA Bouchard) rememora en el libro: «Más de 80 sobrevivientes rescatamos del crucero, a los que asistimos de diversas maneras con mis compañeros de tripulación para bañarlos y vestirlos, ya que por el frío algunos estaban casi congelados. Además, les realizamos las primeras curaciones. Recuerdo el acto de arrojo de un compañero del Bouchard, que se tiró al mar para atar una de las balsas», rememora en el libro de forma desgarradora Saromé.

Pradera del Ganso

La Batalla de Pradera del Ganso constituyó el primer gran enfrentamiento terrestre de la Guerra de las Malvinas entre los soldados argentinos y los invasores británicos. Tuvo lugar entre el 27 y 29 de mayo de 1982. El VGM Daniel Oscar Caraballo recuerda en el documento aquel ataque en desventaja de poder bélico y hombres. Y el valor de su casco.

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«Asentados en ese lugar (Bahía de San Carlos), enfrentamos el primer combate contra las tropas enemigas, más precisamente contra una sección de paracaidistas que venía tomando posiciones y cambiándolas de manera permanente. Logramos detener su avance a unos 400 metros de nuestra zona de defensa, con un intenso intercambio de disparos. Se generó un enfrentamiento que duró hasta ya entrada la tarde de aquel día».

«En esas circunstancias, recibí un disparo en la cabeza. Hoy puedo contar esta historia gracias al casco de combate (tenía las siglas PM), que me salvó la vida. Si bien no lo pude volver a usar, lo conservé conmigo en todo momento», relata Caraballo en el libro.

«Estuvimos dos días combatiendo. Se peleó duro y tuve la suerte de volver sin ninguna herida de bala. Uno de mis tres compañeros fue herido; pensamos que cuando la bala le dio de “refilón” en el casco lo había matado, porque quedó desmayado por el impacto. Sobrevivió», rememora el VGM Alberto Omar Salto.

Los combates finales

La Batalla de Puerto Argentino fue la última fase de la Guerra. El ejército británico se acercó al Puerto Argentino tomando la Pradera de Ganso y Darwin; luego, realizó lanzar un ataque final contra las últimas posiciones argentinas: fue el 11 de junio de 1982. Era el principio del fin.

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Así recuerda aquel entonces el VGM Daniel Rolando Cardozo: «Antes de la rendición estuvimos tres días sin comer. Nos turnábamos para ir a buscar la comida recorriendo 600 ó 700 metros, en medio del peligro de ser alcanzados por un proyectil. Una noche se envió a un soldado a traer el alimento en los cilindros de campaña, y mientras volvía tuvimos tanta mala suerte que empezó un bombardeo y una esquirla le sacó en limpio la tapa del cilindro: nos quedamos sin comer».

Por último, el VGM Mario Alberto Salas recuerda algo conmovedor: «Mis padres me daban por muerto, como les pasó a muchas familias por la falta de información. Salí de Malvinas un 22 de junio, y arribé a Puerto Belgrano el 24 del mismo mes. De allí a Capital Federal, donde estuve tres días».

«Luego recuerdo volver a Santa Fe y dirigirme a mi casa. Eran las 23, golpeé la puerta verde de chapa y escuché a mi madre preguntar: ‘¿Quién es?’. ‘¡Soy yo! ¡Mario!’. Siguió una pausa que dejó muda a mi mamá. Mi padre abrió la puerta y me dio el primer y único abrazo de su vida. Nunca me había abrazado ni lo volvió a hacer después. Mientras estuve en Malvinas, nació mi hijo mayor y pude conocerlo».

El rescate de los caídos en la guerra

Gabriela Naso y Victoria Torres hablan de Esquirlas de la memoria, un libro sobre la recuperación de los restos y de la identidad de los combatientes de Malvinas enterrados en el cementerio de las islas en fosas comunes o con la inscripción “Soldado argentino solo conocido por Dios”.

Abr 2, 2024

Por Carla Effenberger

Fotografía: Gentileza Editorial Marea

A 42 años del conflicto bélico que marcó a fuego a la Argentina se publica Esquirlas en la Memoria, una crónica que narra las vivencias de los soldados que lucharon en la guerra de Malvinas, y su camino y el de los familiares por la recuperación de la identidad de aquellos combatientes que no regresaron a casa. El libro presenta una perspectiva aguda e íntima de todo el proceso de guerra y posguerra que forma parte de la historia del país y en efecto, de todos los argentinos.

Sus autoras son Gabriela Naso, periodista, realizadora audiovisual, especialista en derechos humanos y la causa Malvinas; y Victoria Torres, quien estudió Letras en la Universidad Nacional de La Plata y escribió varios libros sobre la guerra, y quien actualmente es docente en el Instituto de Lenguas Románicas en la Universidad de Colonia, Alemania. Ambas forman parte del Centro de Excombatientes Islas Malvinas (CECIM) de La Plata.

“Las dos nos comprometimos a contar esta historia desde una perspectiva de derechos humanos y aportar a la memoria colectiva y a la reivindicación de la lucha de este grupo de excombatientes que desde el final del conflicto buscó devolver la identidad a sus compañeros”, expresó Naso en una charla con Anccom.

¿Cómo inicia este proyecto del libro?

Gabriela Naso: Mi primer acercamiento al tema Malvinas se dio a fines de 2016, cuando me contacté con Ernesto Alonso, secretario de Derechos Humanos del CECIM por la agencia de noticias de la Universidad de Lomas de Zamora, sobre el proceso de identificación de soldados argentinos. Publicamos el artículo y después mantuve contacto con Alonso, quien me comentó de la existencia de la causa 1777/07, que investiga los tormentos, abusos y amenazas que sufrieron los soldados conscriptos de Malvinas a manos de sus superiores oficiales y suboficiales de las Fuerzas Armadas.

 La periodista se fue metiendo cada vez más, redactando artículos, realizó su tesis de maestría sobre las violaciones de los derechos humanos y a partir de esa experiencia, escribió y dirigió el documental Las voces del Silencio producido por Pulpofilms, titulado  que se estrena este año. Tenía mucho camino recorrido, investigado y cuando conoció a Torres en el CECIM surgió la idea de trabajar en conjunto sobre esta historia.

 Victoria Torres: En mi caso siempre estuve cerca del CECIM, soy platense; es decir, conocía muy bien esta historia. Sin embargo yo venía de la literatura, de la ficción, y aunque estaba convencidísima de que había que escribir sobre esto, era consciente de que se necesitaba una investigación previa para una narración acertada. Entonces nos conocimos con Gabi, quien tenía mucho material de investigación, y allí rápidamente vi la forma, cómo se podía contar y visualicé donde se podía publicar, fue muy claro: en qué editorial, de qué manera se podía hacer un libro sobre esto. Creo que fue un buen complemento, fue un match perfecto. 

Entre risas las autoras confesaron haberse sorprendido de la sincronía laboral y el vínculo sólido y fluido que fueron forjando en paralelo al libro. “Trabajamos juntas sobre este proyecto con un océano de por medio, con diferentes horarios y vidas”, comentó Torres, que reside en Alemania. También destacaron su diferencia generacional como algo positivo en la elaboración de un diálogo más rico dentro de la dinámica de producción.

El proceso del libro constó de una investigación de siete meses, chequeando minuciosamente archivos, testimonios y constantes entrevistas, seguidas del planeamiento de una estructura base de división de capítulos por temas. A finales del 2022 habían comenzado las primeras escrituras intensas que duraron hasta junio del 2023. Luego de presentarlo a la editorial Marea se llevaron a cabo un par de correcciones hasta dar por finalizado el libro.

 ¿Cómo surge el nombre Esquirlas en la Memoria para el libro?

 Gabriela Naso: Hace algunos años en una charla con la psicóloga Ana María Careaga, sobreviviente de la dictaura, escuché esto de que en los excombatientes había algo, como esquirlas incrustadas en el aparato psíquico. Reflexionando sobre ese concepto llegué al título. Esquirlas en la memoria son esos compañeros a los que los excombatientes buscan devolverle la identidad, esos pibes con los que su vida quedó conectada y a los que ellos consideran los únicos héroes de la Guerra de Malvinas.

 Victoria Torres: Cuando Gabi propuso el título se me vino inmediatamente una estrofa de un poema de Gustavo Caso Rosendi, poeta, miembro del CECIM y excombatiente que luego decidimos agregarlo al epígrafe del libro. Y justamente está eso de las esquirlas candentes, que llevan en las pupilas, incrustadas, los recuerdos del horror.

 La palabra esquirlas, recuerda Torres, como testigo de la época de guerra, fue un término de la adolescencia en la inmediata posguerra, es una palabra rara que está relacionada con Malvinas. “Me acuerdo de los amigos que volvían de la guerra y comentaban entre ellos que justamente llevaban estos fragmentos, esquirlas de bombas, incrustados en su cuerpo”

¿Cómo se prepararon para trabajar con los protagonistas y familiares en el proceso? ¿De qué manera buscaron la apertura de las personas que formaron parte de esta historia?

Gabriela Naso: Las dos tenemos contacto con los grupos hace tiempo. Y yo creo que haber entrado a una entrevista en profundidad sobre este tema también es resultado de todo el trayecto previo, del vínculo de confianza que se construyó durante años.  

Norma Gómez, hermana del soldado caído Eduardo Goméz, fue fundamental en este camino, insistió la autora, y agregó que fue una luchadora incansable en este viaje para lograr la identificación y el reconocimiento de su hermano, y de todos aquellos que no pudieron retornar a sus hogares luego de la guerra. “Norma fue una persona muy generosa que abrió muchas puertas durante esta aventura, acercando a familiares para que conocieran la iniciativa”, indicó Naso agradecida, recordando su aporte para abrir un puente de diálogo con aquellos familiares que sufrían lo mismo que ella. 

Victoria Torres: Es clave destacar que se formó un vínculo de confianza anterior al libro. Esto permitió que se den cosas muy lindas de forma natural y por ende muy auténticas.

 Gabriela Naso: Hay mucho conocimiento previo del tema y eso también refuerza la confianza e influye en la preparación para hacer las entrevistas. También supimos entender que en el recorrido alguien se podía emocionar y quebrar, entonces una pasaba a ser sostén de eso, estar ahí para el otro, para que pueda expresar lo que quiera expresar siempre desde la contención, la compañía y la escucha atenta y abierta. Para ellos es liberador poner en palabras las cosas que vivieron.

Victoria Torres: El tema de la escucha es fundamental y en mi caso, esto es claramente anterior a cualquier idea del libro. Cuando me acerco a las reuniones o asados que se realizan en la organización, hay como una especie de predisposición natural a la escucha. Es un momento de conexión donde se dan charlas muy profundas de manera fluida. 

En medio de la cocina del trabajo atravesaron un momento de dolor: la muerte de Norma Gómez, indispensable en esta historia. “Ella estaba entusiasmada y que no lo haya podido ver concluido es tristísimo”, expresó Naso, con voz quebrada. A Norma está dedicado el libro. Tuvo que enfrentar trabas y negativas que venían desde sectores de familiares vinculados a las Fuerzas Armadas; les decían que no iban a llegar a ningún lado, que todo resultaría un festival de huesos, que abajo del cementerio había un río que se llevaba los cuerpos o que estaban enterrados en una fosa común. Más allá de las advertencias sobre dar de baja las pensiones o las amenazas de muerte, Norma persistió. Y a pesar de los obstáculos siguió luchando, yendo a ver a familiares, contándoles la verdad sobre lo que sería el proceso.

Malvinas se enmarca en el contexto de la dictadura y las Fuerzas Armadas no se hicieron cargo de la identificación de sus caídos; al contrario, buscaron silenciar a los excombatientes y sus familiares. Estos accionares continuaron aún en democracia. “Nosotros trabajamos con los archivos desclasificados de la Dirección de Inteligencia de la Policía de Buenos Aires que están a resguardo de la Comisión Provincial por la Memoria”, señaló Naso. Allí se pudo observar la persecución a los excombatientes, particularmente a los del CECIM de La Plata, quienes se organizaban para conseguir becas de estudio o de trabajo, entre otras cosas.

Dentro del trabajo que conllevó y conlleva la identificación de los soldados caídos, se encuentran tres fases que las autoras explican muy bien. La primera (PPH 1) consistió en identificar a aquellos soldados que se encontraban sepultados en el cementerio con tumbas que solo tenían la leyenda “Soldado argentino sólo conocido por Dios”. La Cruz Roja actuó como intermediario neutral entre el gobierno británico y el Estado argentino. Para ello, solicitó el consentimiento de un número significativo de familiares que realmente tuviesen la necesidad de identificar esos cuerpos. Argentina logró conseguir más de ochenta consentimientos informados para dar inicio al proceso. Esta medida tuvo apertura en el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner; no obstante, no se hizo efectiva hasta la época del macrismo. Previo a firmar el acuerdo Foradori-Duncan, donde este tema que siempre había sido tratado como una cuestión humanitaria quedó enmarcado en un acuerdo comercial.

La segunda fase (PPH 2) estaba destinada a la identificación de soldados que se encontraban sepultados de manera colectiva. Hasta el momento, se reconocieron 121 soldados. Sin embargo, todavía quedan cuerpos por identificar de la primera fase. Identidades que no coincidieron con el banco de ADN que se encontraba en la lista que brindaron los familiares de la causa. 

Finalmente, hoy queda pendiente la tercera fase (B4 16) que no se pudo concretar en 2023 por la reticencia de Gran Bretaña. “Nuestro deseo es que este gobierno continúe con la identificación de soldados argentinos porque consideramos que es una responsabilidad del Estado y un ejercicio de soberanía devolverle la identidad a los combatientes que cayeron en las islas”, concluyó, firme, Naso.

La crónica que presentan las autoras es resultado de un trabajo meticuloso y comprometido con el cuidado y la atención a cada uno de sus protagonistas. La misma logra dar vida a una obra íntima, con perspectiva y calidez humana. Cerró Torres: “Recuperamos todas esas pequeñas historias que hacen a la gran historia del colectivo que formamos como nación”.

 Esquirlas de la memoria se presenta el 23 de abril a las 18.30 en la Librería del Fondo de Cultura Económica, Costa Rica 4568, CABA.

Lo que los argentinos desconocemos sobre las Islas Malvinas

FOTO: Alejandra Conti y Sergio Suppo presentaron su libro sobre la cobertura de Malvinas.
FOTO: Alejandra Conti y Sergio Suppo presentaron su libro sobre la cobertura de Malvinas.‹›

La explotación del mar argentino, los prejuicios sobre la población en el continente y un desconocimiento que agranda las diferencias. «Malvinas, el lugar más amado y desconocido por los argentinos» aborda esto y mucho más. 

01/04/2024 | 22:20

Redacción Cadena 3

Giuliana Piantoni

«Lo único argentino en esas islas es el cementerio», explica Alejandra Conti, periodista de Cadena 3 quien realizó la crónica por los 40 años de la guerra de Malvinas, experiencia reflejada en el reciente libro «Malvinas, el lugar más amado y desconocido por los argentinos«. 

El libro será presentado este martes en el Museo Bonfiglioli de Villa María a las 19 horas con entrada libre y gratuita. 

El enfoque principal del libro es examinar lo que ocurrió en las islas, la vida de sus habitantes y su relación con Argentina desde 1982 hasta la actualidad. Ahí es donde los autores encontraron grandes diferencias con el imaginario colectivo argentino de las islas. El objetivo del libro es, precisamente, abordar la falta de conocimiento que se tiene sobre este tema en esta parte del territorio.

Islas Malvinas: desarrollo económico a cuestas del mar argentino 

«La diferencia más grande es el nivel socio económico de las islas, porque después de la guerra, Gran Bretaña ocupó por la fuerza las aguas territoriales argentinas y con las licencias de pesca, las islas tuvieron un ingreso notable que cambió radicalmente su situación económica», explicó a Entre Líneas Sergio Suppo, coautor del libro y director periodístico de Cadena 3

Malvinas 3: El rechazo de los isleños y su propia épica

Anteriormente a 1986 sólo se vivía de la lana de las ovejas que se producía en las estancias en las islas. El libro también da cuenta de un proceso de desmonopolización de la empresa propietaria de casi todos los insumos: la Falkland Island Company, que vendió gran parte de sus propiedades, dejando enormes estancias administradas por otras personas. 

Los cuantiosos ingresos por la pesca revirtieron el despoblamiento y permitió el ingreso de personal de servicio que se sumó a la población. 

La educación argentina y el reconocimiento de los pobladores británicos

«Creo que en la educación argentina la idea de que las islas son argentinas sirvió para construir una causa nacional legítima», explicó Suppo, pero aclaró que «esa información no ha sido completa». 

En Malvinas consideran que los argentinos que vivimos en una dictadura, que tenemos gobiernos autocráticos, y que todos somos como Galtieri

Según indican en el libro, la mirada argentina sobre el conflicto excluye la existencia de personas en las islas hace mas de 180 años que ejercen su derecho a ser británicos. 

«Eso plantea un punto de difícil resolución, porque la política oficial del Gobierno argentino pasa por no reconocer el derecho de los isleños y busca negociar directamente con Gran Bretaña. Eso es correcto en términos de diplomacia, pero no así quizás en términos de lo que los argentinos entendemos sobre las islas», indicó. 

Prejuicios y desconocimiento: un mal que afecta a ambos lados del conflicto

No obstante, la ignorancia sobre los argentinos también marcó el imaginario de los isleños. 

«Consideran que los argentinos que vivimos en una dictadura, que tenemos gobiernos autocráticos, y que todos somos como Galtieri. Es este desconocimiento el que colabora con la idea de un apartamiento permanente», cerró. 

Miguel Ángel de Marco

Miguel Ángel de Marco

San Martín. General victorioso, padre de naciones

Una síntesis de la vida del padre de naciones

La invasión napoleónica en España marcó la hora de la independencia para sus colonias de América. Mientras en las distintas partes del vasto imperio se iniciaban procesos que culminarían en la creación de gobiernos propios, en la metrópoli un relevante núcleo de civiles y militares decidía volver a sus respectivas patrias para contribuir al proyecto emancipador. Algunos, como José de San Martín, renunciaban a las perspectivas de una brillante carrera, a la proximidad de la familia y al afecto de amigos a quienes tal vez no volvería a ver.
El héroe de Arjonilla y de Bailén pronto mostró su capacidad de soldado y de organizador. Con sus Granaderos sentó un nuevo paradigma castrense para las Provincias Unidas; mediante la minuciosa aplicación de su Plan Continental y a partir de la creación del Ejército de los Andes, cruzó la imponente cordillera; triunfó en batallas decisivas como Chacabuco y Maipú, y garantizó con su sable y su equilibrio de gobernante la libertad de Chile y de Perú. Forjó héroes y creó naciones sobre la base de los principios que alimentaban su existencia y con la fuerza de su generosidad y desinterés. Protagonizó grandes victorias pero también fundó escuelas, bibliotecas y tribunales de justicia para educar y garantizar los derechos de los pueblos que libertó.
Miguel Ángel De Marco, destacado historiador y biógrafo, realiza una ajustada y documentada síntesis de la vida de quien está en el bronce por la imperecedera gravitación de lo que hizo sobreponiéndose a sus humanas falencias y debilidades, y no por haber carecido de ellas.

Manuelita

Una mujer que en tiempos duros y difíciles supo ser consecuente con su patria y fiel a su destino. 

Manuela de Rosas de Terrero, Manuelita, como la llamaban su familia y sus amigos, pero también la gente humilde, los diplomáticos acreditados ante el gobierno de su padre, los viajeros que registraban con trazos más o menos certeros sus vivencias de la Argentina, y los enemigos de aquel diseminados por América del Sur en un penoso ostracismo, proyectó su presencia mucho más allá de su existencia física a través de la biografía, la literatura, el teatro, el cine, la música popular y aun los productos de circulación masiva como el jabón que llevaba su nombre.
La mayoría de los opositores a Rosas consideraban a la joven, que adquirió gran protagonismo después de fallecer su madre, como la antítesis del “feroz tirano” a quien responsabilizaban de su pobreza e infortunio en suelo extraño.
La “Niña” no solo se transformó en una suerte de primera dama que debió de pronto suscribir cartas de la factura de Rosas que no siempre condecían con su naturaleza pacífica y ecuánime, sino también debía inaugurar obras, visitar cuarteles y buques, amadrinar niños de familias federales, esbozar a desgano algún exótico paso de baile en las fiestas del Barrio del tambor, oír las cuitas de los antiguos emigrados que habían vuelto a la patria con perdón del dictador e interceder, no siempre con éxito, para que se les devolviesen los bienes expropiados. Además, ejerció una sutil diplomacia personal basada en su discreción y gracia, que en ocasiones contribuyó a suavizar situaciones delicadas durante los bloqueos de las aguas argentinas ejercidos por Inglaterra y Francia.
Miguel Ángel De Marco, reconocido historiador y biógrafo, refleja la larga vida de Manuelita, tanto en la patria como a través de su prolongado exilio tras la caída de Rosas, tiempo en el que pudo concretar sus anhelos de esposa y madre sin dejar de ser hija solícita, en un libro de atrayente prosa que la retrata como lo que fue: una mujer que en tiempos duros y difíciles supo ser consecuente con su patria y fiel a su destino. 

Brown:

La vida heroica y novelesca del primer almirante de los argentinos

La vida de Guillermo Brown, primer almirante de los argentinos, fue una de las más intensas, novelescas y heroicas de la primera mitad del siglo XIX. No solo gozó del constante aprecio de los hijos de esta tierra, sino que también mereció reconocimiento y aplauso en otras partes del mundo. Su nombre figuró muchas veces en la prensa americana y europea, se halla presente en la correspondencia de diplomáticos extranjeros residentes en el país, consta en las memorias de quienes se enfrentaron con él en los mares y en las pardas aguas del Río de la Plata y aparece con frecuencia en los libros de viajeros. El representante diplomático de los Estados Unidos en Buenos Aires, John Murray Foster, lo definió como “el lord Nelson de este país” y lo comparó con John Paul Jones, fundador de la marina de su patria, y uno de los constructores de la Unidad Italiana, Giuseppe Garibaldi, quien luchó contra él en varias ocasiones como ocasional jefe de la marina uruguaya, lo tituló “la primera celebridad marítima de la América meridional”. Vencedor de los buques realistas en el combate naval de Montevideo, en 1814, su triunfo no solo permitió la toma de aquella ciudad adversa a la causa de Mayo; además, impidió los intentos españoles de recuperar el Río de la Plata. La campaña corsaria al Pacífico junto a Hipólito Bouchard ocasionó irreparables daños al adversario. Años más tarde enfrentó heroicamente a la poderosa flota del Imperio del Brasil al mando de su pequeña escuadra y finalmente se batió con firmeza y lealtad durante las amargas jornadas de luchas fratricidas. Miguel Ángel De Marco, cuya labor como biógrafo es vastamente conocida, aborda en este nuevo libro, desde su óptica de investigador experimentado y de marino, la vida del ilustre irlandés que según Bartolomé Mitre nos legó la más brillante historia naval de América del Sur.

Miguel Ángel de Marco

Nacido en Rosario el 1º de diciembre de 1939, es autor de numerosos libros y centenares de artículos sobre historia política, militar y naval del siglo XIX.
Comodoro de Marina (RN) de la Armada Argentina, doctor en Historia, miembro de número y ex presidente de la Academia Nacional de la Historia, miembro de número de la Academia Sanmartiniana y de la Academia del Mar, es también correspondiente de la Real Academia de la Historia de España, de la Real Academia Hispanoamericana de Cádiz, de la Academia Portuguesa da Historia, de la Academia de Marinha de Portugal y de distintos institutos y academias nacionales de Iberoamérica.
Es profesor emérito de la Universidad del Salvador en el Doctorado en Historia y profesor invitado en diversas casas de estudios superiores del país y del extranjero.
Recibió los premios consagratorios “Doce de Octubre” (1982) y “Del Mar” (1997), otorgados por la Armada Española a sus libros La Armada Española en el Plata y José María de Salazar y la marina contrarrevolucionaria en el Plata, y obtuvo el Premio Konex de Historia en 2014.
Colabora en varios de los principales diarios argentinos.

Quiroga

Caudillo federal, guerrero indómito.

Esta nueva obra de Miguel Ángel De Marco, reconocido historia-dor y biógrafo, aborda la vida de Juan Facundo Quiroga. Para ello el autor deja de lado la más que secular disputa librada entre los que tomaron literalmente el clásico libro de Domingo Faustino Sarmiento y los que quisieron rebatirlo, y se basa en el propio archivo del caudillo riojano y otras variadas fuentes que reflejan el pensamiento íntimo del personaje y lo confronta con el de sus contemporáneos.
La relativamente corta existencia de Quiroga –murió a los 46 años– se desarrolló entre los difíciles años de la Revolución y la larga y terrible etapa en que la Argentina vivió constantemente envuelta en crueles luchas fratricidas. Unitario por convicción juvenil, fue federal para acatar el voto de la mayoría de las provincias. Y con el fin de imponer esos principios intervino en primera línea en enfrentamientos caracterizados por una interminable sucesión de atrocidades que también perpetraron sus adversarios.
En estas páginas, escritas con una atrayente prosa y reconocido rigor investigativo que omite ensalzar al personaje o desacreditarlo, se despliega la apasionante trayectoria de un hombre realmente singular que tanto arreaba ganado a través de las provincias cuyanas y cruzaba ásperos senderos de montaña para venderlo en Chile como se detenía en el camino para satisfacer su pasión dominante: el juego; que tanto montaba sus corceles de guerra, en especial su famoso “Moro”, para marchar a la lucha con firmeza denodada como se sentaba bajo una improvisada carpa a leer la Biblia; que ponía y quitaba gobernantes; que perdonaba y fusilaba sin apelación; que no temía la muerte ni va-cilaba en ponerse firme con Rosas y los demás hombres fuertes de su tiempo, exponiendo sus ideas acerca de la organización del país con claridad meridiana.

Hipólito Bouchard. Corsario del mar

Halcón de los mares, corsario de la libertad.

Este libro narra las extraordinarias aventuras de Hipólito Bouchard, que nacido en Francia puso su espada al servicio de la Argentina durante los días de la Independencia e hizo tremolar la bandera celeste y blanca por los mares del mundo después de haber combatido junto con José de San Martín en San Lorenzo y de realizar una fulminante campaña corsaria por las costas de Chile, Perú y Ecuador con Guillermo Brown.
Zarpó al mando de la fragata La Argentina el 9 de julio de 1817, cuando se cumplía un año de declarada la emancipación, y en su formidable raid liberó esclavos, combatió contra los piratas filipinos, suscribió acuerdos con el rey de Hawái y golpeó repetidamente las posesiones españolas de California. Conducida por él, la enseña creada por Belgrano flameó en las costas de Centroamérica y fue adoptada como emblema por varios de los pueblos de la región.
Bien pudo decir Bouchard en una carta a su armador, el doctor Vicente Anastasio Echevarría, cuando éste le reclamó una rendición de cuentas y prontas remesas de dinero a pesar de saberlo preso en Valparaíso –donde se había dirigido para ponerse a las órdenes del Libertador San Martín en su futura campaña anfibia al Perú–, a raíz de una arbitraria orden del almirante lord Cochrane: “Si conservo la vida, que me parece será bastante; esto será la recompensa que ha tenido Colón con los españoles después de haber descubierto las Américas y yo por haber dado la vuelta al Globo con una bandera de los países libres de América…”.
Miguel Ángel De Marco dedica su pericia de reconocido historiador y biógrafo y su experiencia de navegante a recrear la singular historia de quien merece ser llamado “halcón de los mares” por la rapidez y contundencia de sus ataques, y “corsario de la libertad” por su infatigable accionar en pos de ese ideal.

Sarmiento

Sarmiento. Maestro de América, constructor de la nación.

Con la contundencia del gran escritor y la concisión del extraordinario periodista que era, Domingo Faustino Sarmiento sintetizó hacia 1874, desde la serenidad de su casita del delta de Tigre, cuando concluía su trascendental presidencia, los rasgos de su esforzado tránsito terreno: “Nacido en la pobreza, creado en la lucha por la existencia, endurecido a todas las fatigas, he labrado, como las orugas, mi tosco capullo. Acometí todo lo que creí bueno. Hice la guerra a la barbarie y a los caudillos en nombre de ideas sanas y realizables. Llamado a ejecutar mi programa, si bien todas mis promesas no fueron cumplidas, avancé sobre todo lo conocido hasta aquí en esta parte de América. Dejo por herencia millares en mejores condiciones intelectuales, tranquilizado nuestro país, aseguradas las instituciones y surcado de vías de ferrocarril el territorio, como cubiertos los ríos, para que todos participen del festín de la vida del que yo gocé sólo a hurtadillas. Sin fortuna, que nunca codicié, porque era bagaje pesado para la incesante pugna, espero una buena muerte corporal”. Lo aguardaban aún intensas batallas en favor de la educación y el desarrollo moral y material de la Argentina antes de que le llegase ese final sereno a los setenta y siete años de edad, en la acogedora tierra del Paraguay.

Miguel Ángel De Marco emplea su probidad de historiador y su destreza como biógrafo para ofrecer una luminosa biografía de quien puede ser llamado con justicia maestro de América y constructor de la Nación Argentina.

Alem. Caudillo popular. Profeta de la República

La biografía de un caudillo popular y profeta de la República

Cuando en 1880 se planteó en la legislatura porteña la cesión de la ciudad de Buenos Aires para que fuera convertida en sede de las autoridades nacionales, Leandro N. Alem afirmó con palabras proféticas que la concentración del poder político en la ciudad más grande y rica de la Argentina sería negativa para el país en su conjunto.

Tras superar con esfuerzo la pesada herencia de su padre, miembro de la mazorca de Rosas fusilado después de Caseros, Alem combatió en la guerra de la Triple Alianza, desempeñó funciones diplomáticas en Brasil y Paraguay y ocupó bancas por el Partido Autonomista en las cámaras de diputados de Buenos Aires y de la Nación. Luego de unos años de voluntario ostracismo político, le tocó acaudillar la Unión Cívica de la Juventud, encabezar la revolución del 90 contra el gobierno del presidente Juárez Celman y constituir la Unión Cívica Radical, que pronto se extendió por todo el territorio patrio. Su intransigencia hacia el régimen lo llevó a conducir alzamientos armados en 1893 que, aun vencidos, quedaron en la historia como expresión de resistencia al autoritarismo y de exaltación de la decencia cívica.

Miguel Ángel De Marco, que se ha ocupado en otros libros publicados por Emecé de las vidas de figuras fundantes de la Argentina, dedica al “caudillo de Balvanera” una biografía en la que su equilibrio de reconocido historiador y sus conocimientos sobre el personaje y su época contribuyen a perfilar y valorar tan notable trayectoria.

Pellegrini

Piloto de tormentas, impulsor del desarrollo nacional.

A Pellegrini le tocó vivir en un tiempo en que la marcha de la    Argentina la decidía una élite a la que él mismo pertenecía. Buena parte de sus integrantes carecía de fortuna; es más, algunos eran pobres, pero anhelaban construir una patria inclusiva y grande. De ahí que quisieran traer familias de otras latitudes y que no les costara incorporar a su núcleo a los recién llegados cuando demostraban capacidad de trabajo y talento. Pellegrini, que fue decidido impulsor de la industria nacional en tiempos en que se apostaba al librecambio, estaba convencido, al igual que muchos de sus contemporáneos, de que había que caminar hacia una democracia auténticamente representativa, pero no vaciló en aceptar como paso inevitable el fraude electoral. Sin embargo, en sus últimos años cambió radicalmente su postura; fustigó la falta de legitimidad de los que gobernaban mediante el sufragio de pequeñas oligarquías o banderías provinciales y se convirtió desde el Congreso en paladín de una auténtica democracia.
Su confianza en el futuro del país, que aún no ha cumplido su profecía, se expresa en este párrafo de una carta a Estanislao Zeballos: “Tengo la fe más absoluta de que al finalizar el siglo XX, seremos no sólo la potencia más grande de la América española, sino también una de las más grandes del mundo. Y si no lo somos, no será por culpa de nuestra política exterior, sino por causas internas”.
Miguel Ángel De Marco, reconocido historiador y biógrafo, suma a sus “vidas” de próceres la de quien, por su actuación en momentos cruciales para la Nación, fue calificado con acierto como “piloto de tormentas”.

Malvinas. Los vuelos secretos

Gonzalo Sánchez

Los vuelos secretos en Malvinas

A fines de 2011, Gonzalo Sánchez se encontró con una primicia periodística impactante. A partir de entonces entrevistó a los siete protagonistas, que le revelaron los detalles de una operación bélica hasta ahora desconocida. Durante la Guerra de Malvinas, varios pilotos de Aerolíneas Argentinas recibieron una convocatoria ultrasecreta por parte del gobierno militar. Transportar armas era su misión. La disparidad de fuerzas con el enemigo era grande y el armamento escaseaba, bloqueado por Londres y las fuerzas de la otan. En esa carrera desesperada, no importaba el signo político de su procedencia. Así, los militares argentinos se pusieron en contacto, entre otros, con Muammar Kadafi, aliado de los soviéticos y presunto instigador de actos terroristas internacionales. Entre el 6 de abril y el 9 de junio de 1982 se realizaron siete vuelos en los Boeing 707 de la línea de bandera: dos a Tel Aviv, cuatro a Trípoli y uno a Ciudad del Cabo. Especialmente acondicionadas, las aeronaves salían vacías de Ezeiza y regresaban cargadas de armas: minas antipersonales y antitanque, misiles, cañones, turbinas, equipos de comunicación y hasta abrigos. Este libro es una historia de heroísmo civil en medio de una dictadura feroz y una guerra absurda. Treinta años después, Malvinas. Los vuelos secretos desnuda esa historia, que es también el testimonio de siete hombres sobre el compromiso, el compañerismo y cierta idea común acerca de la patria.

SOBRE EL AUTOR DE MALVINAS. LOS VUELOS SECRETOS

Gonzalo Sánchez

Gonzalo Sánchez nació en 1977 y trabaja en medios periodísticos desde 1998. Comenzó como redactor de Policiales en el primer diario Perfil y luego fue redactor de la revista Noticias. Además trabajó como editor en Revista XXIII, en el diario Crítica de la Argentina y actualmente en Clarín. Sus crónicas y relatos de viaje fueron publicados en diferentes revistas de América Latina y Europa y también en la antología La Argentina crónica (Planeta, 2007).

Como documentalista, realizó Patagonia: los colores de la discordia y Bric, el nuevo mundo (serie conducida por Jorge Lanata). Colaboró en la investigación del libro 10K, de Jorge Lanata. Publicó La Patagonia vendida, los nuevos dueños de la tierra (2006), Patagonia perdida, la guerra por la tierra en el fin del mundo (2011) y Malvinas, los vuelos secretos (Planeta, 2012). 

Las otras islas: narrar la juventud en tiempos de guerra

Una antología de cuentos que exploran las heridas aún abiertas por la derrota en Malvinas, a través de las plumas de Juan Forn, Liliana Bodoc, Inés Garland, Pablo De Santis, Eduardo Sacheri, Pablo Ramos, Marcelo Birmajer, Patricia Suárez y Esteban Valentino.

Cecilia Rodríguez @cecilia.laura.r Viernes 2 de abril

En un ensayo muy citado, Walter Benjamin escribe que, luego de la Primera Guerra Mundial, “las gentes volvían mudas del campo de batalla. No enriquecidas, sino más pobres en cuanto experiencia comunicable”. Si acaso siempre es difícil hablar de la guerra habiéndola vivido, en Argentina hubo, además, una política deliberada de silencio. Así lo relata el periodista y excombatiente Eduardo Esteban, en las palabras que anteceden los cuentos reunidos en Las otras islas:

“Los militares intentaron esconder a los que habíamos regresado y nos prohibieron hablar sobre el conflicto. Querían que calláramos, y en consecuencia olvidar”. Así también, “en los inicios de la democracia, hubo un acuerdo tácito para olvidar la guerra, era una carga demasiado pesada (…) El silencio nos empujó hasta el límite y, en muchos casos, hasta el suicidio. Es por eso que ya son más de quinientos veteranos que se quitaron la vida, número que supera el de los muertos en combate”.

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Contra esta política de la mudez, la literatura nacional hizo algunos esfuerzos para que el tema dejara de ser tabú. Entre los primeros intentos (no siempre bien recibidos) se cuentan Los Pichiciegos, de Fogwill (audazmente publicada en 1983) y A sus plantas rendido un león, de Osvaldo Soriano (1986).

Cuando el hastío que estalló en el 2001 ya se olía en la crisis del menemismo, Graciela Speranza y Fernando Cittadini publicaron Partes de guerra (1997); Carlos Gamerro Las Islas (1998) y Vicente Zito Lema, Delirium teatro (1999). Pero serían esas jornadas revolucionarias del 19 y 20 de diciembre las que terminarían de romper los pactos de silencio sostenidos por los gobiernos de Alfonsín, Menem y De La Rúa. A partir de allí hubo más literatura sobre la guerra. Entre los muchos libros publicados se cuentan Dos veces junio (2002) y Ciencias morales (2008), de Martín Kohan; Una puta mierda (2007) de Patricio Pron; La balsa de Malvina (2012), de Fabiana Daversa y Montoneros o la ballena blanca (2012), de Federico Lorenz.

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Así también, los cuentos reunidos en Las otras islas fueron publicados originalmente en distintos libros, de distintos autores, entre 2001 y 2012. A pesar de la diversidad de quienes los escriben, estos nueve relatos no solo comparten cercanía temporal y temática sino también narrativa. Por empezar, seis de ellos están narrados desde el punto de vista de jóvenes de entre 12 y 18 años.

Marcelo BirmajerInés GarlandPablo Ramos y Patricia Suárez eligen narradores jóvenes que no llegan a pisar el campo de batalla, pero sienten el impacto de las esquirlas. De este grupo, el cuento de Garland da título a la antología y hace un espejo deformado de las Malvinas en el delta del Paraná. Está narrado en la voz de una chica de trece años cuyo amigo, a quien le dicen Tatú (por su parecido con el animal) es mandado a la guerra junto con su hermano Yagu (parecido a un yaguareté).

En estos relatos, las palabras de los adultos, las tristezas, las justificaciones, las noticias, son filtradas por una mirada más o menos infantil, hasta que algo sucede que quiebra la inocencia o demuestra que ya estaba quebrada. Bellísima metáfora de Pablo Ramos: dejar por primera vez una chocolatada sobre la mesa, sin tomar.

De algún modo estos narradores jóvenes cuentan el pasaje, abrupto y doloroso, de la adolescencia a la adultez, que emula, con menor intensidad, el trauma que fue la guerra para soldados de apenas 18 años. Lo cuentan desde un lugar que está desplazado, pero no desconectado, del campo de batalla y por esa vía lo vuelven comunicable.

Pablo De Santis acerca a su joven narrador a las trincheras al hacerlo recluta de la “Clase 63”, pero no llega a colocarlo bajo las bombas (“técnicamente no somos soldados, somos reclutas. Nos vamos a convertir en soldados recién el 20 de junio, cuando juremos a la bandera. Entonces sí van a poder estaquearnos”). El que sí ubica un personaje joven en medio de la guerra, narrándolo a dos tiempos (antes y durante), es Esteban Valentino, pero también es el único que no narra en primera sino en tercera persona, poniendo con eso una distancia, como si se confirmara la observación de Benjamin: de allí solo se puede volver mudo (y ser narrado por otro).

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Así de mudo vuelve o parece volver uno de los personajes del cuento de Juan Forn, mi preferido de la serie. “Memorándum Almazán”, publicado originalmente en 2002 en Nadar de noche, ya no elige el narrador joven sino el gris empleado de la Embajada argentina en Chile. En esta voz se cuenta la caída en desgracia del vice embajador, Aranguren, luego de la visita inesperada de un chico que se comunica a través de la escritura. El primer papel que presenta al llegar dice:

“SOY ARGENTINO.
EX COMBATIENTE DE LAS ISLAS.
QUIERO VER AL EMBAJADOR.
NO ME VOY A MOVER DE ACÁ.”

De este modo arranca un relato que jamás se decide entre el drama y la sátira, entre la realidad y el delirio, un poco al modo de Los Pichiciegos. Y hay, si se quiere, un comentario entre líneas sobre la novela de Fogwill, una reivindicación quizá a esa “locura” y esa “farsa” del autor que presenta su novela como basada en entrevistas a un soldado, pero inventa todo, para hablar de aquello de lo que no se habla. Si en el caso de Fogwill la narrativa dejaba al desnudo los absurdos de la guerra y la dictadura, en el cuento de Forn se desnudan las irracionalidades e hipocresías de la transición democrática.

Los otros dos cuentos que completan la serie son de Liliana Bodoc y Eduardo Sacheri. La primera elige la forma del cuento clásico, enrarecida por la oniria, para pintar una playa donde arman castillos de arena un soldado del ejército derrotado y uno del vencedor. El segundo, a lo Sacheri, se desplaza a 1986 y habla de Maradona, y lo que fue ese gol a los ingleses como venganza simbólica. Con procedimientos y estilos distintos, estos dos cuentos comparten el tomar una mayor distancia que los anteriores con respecto al campo de batalla. Sacheri porque se va de tiempos y de tema (de la guerra al futbol, sin volver atrás) y Bodoc porque quizá se dejó llevar por su postura ética (o sus sueños de paz) y se deslizó, llegando al final de un bellísimo relato, hacia la moraleja, adelantada en el título “El puente de arena”.

De conjunto, la antología ofrece un compendio de enfoques posibles para hablar de aquello de lo que es difícil hablar. Cada lector y lectora elegirá sus favoritos. Aunque publicado en una colección de literatura juvenil de Editorial Santillana, el libro no pide ninguna edad específica para su abordaje. En cambio, sí pide hacerse preguntas. Pide interrogar un pasado que parece escrito en tablas de piedra, pero que, aún hoy, no se terminó de contar.

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¿Qué pasó en Malvinas los últimos 40 años?

Canal abierto

Entrevista a Ernesto Picco, autor de “Soñar con las Islas: una crónica de Malvinas más allá de la guerra”, un libro que narra historias de isleños y ayuda a comprender qué ocurrió allí después de 1982, galardonado el año pasado por las fundaciones Gabo y Michael Jacobs.

23 octubre, 2020

Por Pablo Bassi (@pablobassi_) | Ernesto Picco acaba de publicar el libro “Soñar con las Islas: una crónica de Malvinas más allá de la guerra”, ganador en 2019 de la beca de Crónica Viajera que otorga la Fundación Gabriel García Márquez junto a la Michael Jacobs. Una crónica de viaje, entramada en una investigación periodística que narra el presente de un territorio sobre el que (acierta el tráiler) no sabemos mucho más que fue usurpado y tenemos soldados muertos.

Ernesto Picco es docente de la Universidad Nacional de Santiago del Estero, es periodista, trabaja en radio, colabora freelance en diversos medios, y en 2010 publicó en Anfibia una crónica sobre su primer viaje a las islas, que financió de su bolsillo por la inquietud de conocer.

“Soñar con las islas” relata cómo se volvieron ricos los isleños después de la guerra, sus nuevas formas de organización política, el impacto de la inmigración implantada desde todos los continentes del mundo, una ola de abusos sexuales a menores y el trabajo esclavo en los barcos de las multinacionales que pescan en las islas.

Entrevistó a trabajadores de comercio, la pesca y el turismo, políticos, empresarios, diplomáticos, ex combatientes. Se subió a 28 colectivos de larga distancia, 14 aviones y 3 barcazas. Perfiló la sociedad de 3000 personas –el doble que en 1982–, que vive al lado de la base militar más grande de América del Sur.

Ernesto Picco en su primer visita a las Islas.

Naciste después de la guerra y vivís desde siempre en Santiago del Estero, a más de 2700 kilómetros de las islas. ¿Por qué elegiste hablar sobre Malvinas?

-La pregunta sería por qué no, ¿no? Es uno de los temas sobre los que hay menos información y sobre el que más desconocemos lo que pasa ahí. Me preocupa que no nos joda saber qué pasó después del ’82. La guerra pasó hace 40 años y en las islas transcurrieron un montón de cosas.

¿Con qué te encontraste?

-Viajé con la idea de contar quiénes son los isleños, qué hacen, de qué viven, cuáles son sus luchas internas. Mi primer viaje, en 2018, comprobé todo lo bonito que te venden: su organización política, su nivel económico. Llevaba un dato del año anterior: habían tenido el PBI per cápita más alto del mundo. Fui a la defensiva, y me encontré con gente que se abrió para charlar conmigo.

En mi segundo viaje, en 2019, vi las partes más oscuras de las islas. Ellos tienen un Estado de Bienestar que sostiene educación, salud, pensiones de retiro o vivienda para madres solteras. Todo con recursos propios, no girados por Inglaterra. Y todo gracias a las licencias de pesca que venden a empresas de todo el mundo. Recursos naturales que, hay que decirlo, están en disputa, porque son argentinos. Y en esos barcos, los controles son muy laxos. Las situaciones en las que trabajan los marineros son dramáticas; hubo denuncias por violaciones a los derechos humanos, marineros tirados por la borda, marineros muertos. Esas historias están presentes en el libro.

¿Cómo se compone la sociedad? 

-Los isleños representan el 40%: son descendientes de hasta nueve generaciones. Una chicana que me hicieron, es que su familia está allí desde antes que la nuestra llegara a la Argentina desde Italia, España o Siria. Y entre ellos hay posiciones diferentes respecto a la Argentina y a Gran Bretaña.

Otro porcentaje es inglés (muchos funcionarios y empresarios), otro menor es chileno, peruano, santaeleno, inmigrante de territorios británicos de ultramar, países europeos y africanos, como Zimbabue.

Ocurre que el gobierno necesita promover migrantes, porque tiene plata y planes de desarrollo, pero carece de recursos humanos. Entonces ofrece incentivos económicos, derechos sociales, eventualmente políticos. La asamblea legislativa, por ejemplo, tiene una legisladora chilena. El dueño del principal canal de televisión también es chileno. Se había ido a trabajar como electricista.

Durante la presentación del libro de editorial Prohistoria dijiste que la guerra implicó una derrota bélica y también del conocimiento. ¿Querés ahondar?

-Perdimos el territorio y lo perdimos de vista. Cuando pensamos en Malvinas, lo hacemos pensando en un video sepia, en los aviones, en los soldados que volvieron tristes, en los heridos, en la Plaza de Mayo y Galtieri arengando. En general, no mucho más. Me asombra que no haya hambre por conocer. Los historiadores estudian más bien el pasado, quienes se dedican a las relaciones internacionales estudian algunas cosas del comercio. Entonces, la derrota del conocimiento tiene que ver con no saber qué ha pasado en Malvinas durante los últimos 40 años.

Muchos excombatientes que van a las islas llegan y dicen algo muy doloroso: “A estos tipos les terminó conviniendo más que viniéramos, peleáramos, perdiéramos y nos fuéramos”. Porque desde que nos fuimos, están mejor. Incluso, desde antes de llegar, porque antes de la guerra Inglaterra también intentaba deshacerse de ese territorio. Argentina había avanzado a través del comercio, la diplomacia, la prestación de servicios, la distribución de energía, las maestras que viajaban a dar clases de español. La Argentina había logrado instalar un depósito de YPF e incluso flameaba la bandera en suelo isleño, y estaba todo bien. Y con la guerra todo eso se cortó. Esto tiene un peso simbólico y cultural terrible.

Contás que estaban por devolver las islas.

-Sí, algo que se discutía desde la década del ’60. Quienes se resistían a eso eran los isleños. Hay fotos de ellos con carteles que decían “Keep the Falklands british” (Mantengan a las Falklands británicas). Se lo pedían a los funcionarios ingleses que iban a las islas a medir la temperatura de cómo estaba la cosa socialmente para entregarlas.

Los isleños no tenían reconocida la nacionalidad británica ni podían quedarse a trabajar en Inglaterra. Para los británicos, eran extranjeros.

En 2013 hay referéndum en las islas y ellos votan a favor de ser británicos

-Ellos preguntan: “¿Desea usted que las islas mantengan el estatus de territorio británico de ultramar?” (Gran Bretaña tiene 13 territorios de este tipo en el mundo, y hay otros 4 o 5 más de otros países, un residuo del colonialismo del siglo XVIII y XIX). Y el 98% votó afirmativamente. Una jugada muy astuta, porque fue una respuesta a las declaraciones del exministro de Defensa argentino, Arturo Puricelli, que había dicho que los isleños eran rehenes del gobierno británico.

¿Hay un sentimiento de pertenencia en esa mezcla de nacionalidades?

-Sí, hay un sentimiento de pertenencia muy fuerte de parte de los isleños, aunque hay una reconfiguración de su identidad británica. Ellos se sienten británicos, ves calcomanías que dicen “We are british”, porque fue una lucha muy grande obtener nacionalidad británica. Pero Ahora hay el doble de gente que en la guerra. Y con la llegada de inmigrantes, incluso latinoamericanos, esa identidad se reconfigura a tal punto que en la casa de gobierno donde vive el gobernador enviado por la reina, en el edificio más grande de las islas, se festeja la fiesta patria chilena.

¿Qué aporte creés que puede hacer el libro a esa herida abierta como pueblo?

-Poder visualizar contradicciones, entender por qué creció Malvinas luego del ‘82, saber quiénes viven. Para que nuestro reclamo internacional, que se ha convertido en política de Estado, algún día sea realidad, será mediante el diálogo con los isleños. Y para eso, hay que conocerlos.

Marcelo Larraquy y el último secreto de Malvinas: “Si Inglaterra declaraba su invasión al continente, se acababa la guerra”

El historiador abordó en su último libro “La Guerra Invisible” la incursión de un comando británico en la Argentina continental durante el conflicto en las islas. Reveló el plan de Margaret Thatcher para atacar el continente y matar a los pilotos de los aviones caza luego de comprar el diario de un capitán anónimo por solo 1,5 USD en una tienda online

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Por Milton Del Moral

1 de Noviembre de 2020

El 4 de mayo de 1982 dos Exocet lanzados desde aviones de caza Super Étendard hundieron al destructor HMS Sheffield, la primera nave perdida por Gran Bretaña después de la Segunda Guerra Mundial (AP)El 4 de mayo de 1982 dos Exocet lanzados desde aviones de caza Super Étendard hundieron al destructor HMS Sheffield, la primera nave perdida por Gran Bretaña después de la Segunda Guerra Mundial (AP)

Dividió su viaje a Inglaterra entre el placer y el estudio. Fue el año pasado con sus hijos y también con sus proyectos. Quería saber de qué hablaban sobre la Guerra de Malvinas. Indagó en la bibliografía británica: encontró una vasta oferta y aprendió que a los asuntos marginales del conflicto le asignan mayor gravitación editorial. Hizo búnker en una biblioteca en Bloomsbury, un barrio universitario cerca del Museo Británico. “Ojeaba los libros, veía qué contaban y qué me podría interesar”. En una publicación antigua de inteligencia británica halló la semilla de su propio libro. En forma anónima y en dos páginas hablaban de un comando que había ido a atacar el continente.

Marcelo Larraquy, frondoso historiador, periodista y profesor, había escrito doce libros en los últimos veinte años. También había contado por fuera de su obra el combate terrestre, había entrevistado a los soldados del desembarco, había visitado Pradera del Ganso, Puerto Argentino, el estrecho San Carlos, había conocido la geografía de la definición del conflicto bélico. Empezó a interesarse por la guerra aérea y la guerra electrónica: descubrió que se había desatado una guerra invisible, oculta, prohibida, negada. El enfrentamiento oficial había sido en las islas y sobre el Mar Argentino. El otro, el no declarado, se libró en el continente.

La Guerra Invisible, el último secreto de Malvinas conduce progresivamente su relato hacia la revelación. Para comprender el despliegue británico en la Argentina continental hay dos partes y catorce capítulos. “Gran Bretaña tenía que definir su superioridad aérea y naval antes del desembarco. Las tropas terrestres británicas estaban en la Isla Ascensión mientras la Fuerza de Tareas avanzaba, porque todavía no se había despejado el panorama”, narró Larraquy. El panorama que debía despejarse eran los obstáculos de la fuerza aérea argentina y de la aviación naval: los obstáculos eran los Super Étendard.https://9540ba8303db9d640f983a3e415bae2b.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-37/html/container.htmlEl décimo tercer libro de Marcelo Larraquy desde la publicación de Galimberti, en el año 2000El décimo tercer libro de Marcelo Larraquy desde la publicación de Galimberti, en el año 2000

“Se preocuparon muchísimo por asegurarse que los misiles Exocet no funcionaran como sistema de armas de los Super Étendard. Ahí tiene que haber un diálogo electrónico que no había provisto Francia a la Argentina por el bloqueo. En cambio, Francia le había asegurado a Inglaterra que no funcionaban”. Los Exocet significaban un cambio radical en la historia de la aviación de guerra: tiraban desde 40 kilómetros cuando el resto de los aviones las descargas se realizaban sobre el blanco. Y los Super Étendard, según Larraquy el único arma de combate que emparejaba el estándar tecnológico entre ambas naciones, fue la razón que disparó la guerra invisible.

El martes 4 de mayo de 1982 a las 9:45 dos Super Étendard con misiles Exocet, piloteados por el capitán de corbeta Augusto Bedacarratz y el teniente de navío Armando Mayora, despegaron de la base de Río Grande. “Volamos muy bajo, con suma discreción. No utilizamos prácticamente el radar, no hablamos por radio y solo nos comunicamos de avión a avión por señas”, recordaría años más tarde Bedacarratz. A las 11:05 y a unas 25 millas náuticas de su posición (aproximadamente 48 kilómetros), la guerra cambió: al menos uno de los misiles impactó en el destructor HMS Sheffield.

Lo hirió de muerte. El fuego se propagó por toda la nave. La fragata HMS Arrow rescató a los sobrevivientes y remolcó al buque fuera de la zona de peligro. Murieron 20 soldados británicos. Hubo 63 heridos. El Sheffield se hundió finalmente seis días después en aguas del Atlántico Sur. Cada 4 de mayo se celebra en Argentina el Día de la Aviación Naval por la proeza de Bedacarratz, Mayora, los Exocet y los Super Étendard. “La operación Sheffield es una obra maestra de la guerra electrónica porque lograron detectar e impactar a un destructor prácticamente en las sombras. Por eso, después al Almirante Woodward (John Sandy, comandante de la Fuerza de Tareas británicas en Malvinas) le empezaron a decir maliciosamente ‘el capitán de la flota de Sudáfrica’, porque alejó la tropa hacia el continente africano”, narró Larraquy.La principal preocupación británica durante la Guerra de Malvinas fueron los Super Étendard, y la razón de avanzada al continenteLa principal preocupación británica durante la Guerra de Malvinas fueron los Super Étendard, y la razón de avanzada al continente

Woodward se preocupó: dudó del real poderío armamentístico de su enemigo. “Gran Bretaña pensó: ‘Si me pegan en el Hermes o en el Invencible, o en los buques donde está toda la logística del combate, no hay guerra posible’”. Descubrieron su propia vulnerabilidad y advirtieron que desconocían el potencial enemigo. “No sabían cuántos misiles tenía la Argentina y también se suponía que no funcionaban, porque Francia les había asegurado que no había forma de que sirvieran”, relató. En el libro, el autor contó que el general Jacques Mitterrand, aviador retirado, titular de la empresa estatal y hermano del presidente francés François Mitterrand, le dijo a Margaret Thatcher, primera ministra del Reino Unido, que no había manera de que el misil funcionara.

Argentina tenía solo cinco misiles Exocet. Pero Gran Bretaña solo sabía que dos aviones que habían partido del continente habían hundido a su principal buque de defensa antiaérea. Esa incertidumbre despertó la ofensiva. Rompieron con todo el protocolo: vulnerar la zona de exclusión significaba una declaración de guerra al continente. “Por eso lo llamo ‘Guerra invisible’ -dijo Larraquy-: no podían declarar la invasión porque sino se acaba la guerra, por los conflictos diplomáticos que surgirían en las Naciones Unidas y con los Estados Unidos”. Incluso Ronald Reagan, por entonces presidente estadounidense, se entera del plan británico para penetrar tierras continentales y le avisa a Thatcher que no lo haga. No le hicieron caso.

“Nada se hace porque sí. En ese momento, el centro de gravedad de la guerra era el continente. Si Gran Bretaña no eliminaba todas las amenazas que provenían del continente no podía desembarcar en las islas”, indicó el autor. Las fuerzas británicas centraron su atención en las bases aeronavales del continente. Antes del desembarco, debía corroborar superioridad aérea y naval. Procuraron acorralar las fuerzas continentales. “Primero lo hicieron con submarinos que hacían inteligente electrónica avisando sobre aviones argentinos que salían del continente. Después intentaron un supuesto desembarco donde el destructor Piedrabuena y el destructor Bouchard, que eran los que acompañaban al Belgrano, se pusieron delante de la base aeronaval de Río Grande para protegerla. Ahí detectaron patrullas y dispararon el único tiro de los buques en toda la guerra. Esos ecos desaparecieron del radar inmediatamente”.El capitán de corbeta Augusto Bedacarratz desciende de su Super Étendard. Junto al teniente de navío Armando Mayora en la historia de la guerra aeronaval modernaEl capitán de corbeta Augusto Bedacarratz desciende de su Super Étendard. Junto al teniente de navío Armando Mayora en la historia de la guerra aeronaval moderna

Al día siguiente, el 21 de mayo de 1982, se gestó la Operación Sutton, el desembarco británico en el estrecho San Carlos y el primer combate terrestre de la guerra. Inglaterra eliminó la resistencia dentro de las islas, bombardeó la Base Calderón, azotó Pradera del Ganso pero su preocupación viajaba desde el continente en los Super Étendard: el centro gravitacional de la guerra. “El problema estaba en el continente, no en el Puerto Argentino”, sintetizó el autor.

Cuando Inglaterra entendió que podía perder, infringió toda convención y tratado de guerra.Asignaron un comando de ocho hombres para que emprendiera una misión imposible: infiltrarse en el continente, asaltar las bases aeronavales, destruir los Super Étendard y matar a los pilotos. Era el plan original y la represalia ante un eventual segundo hundimiento. Así razonaron los británicos, según Larraquy: “Si a nosotros nos embocan otro misil en el Hermes o en el Invencible y no hicimos nada en el continente, sería una vergüenza. Tenemos que dar todo porque así es la guerra”. Usar un comando como fusible era algo que había que hacer.

El libro rebosa de datos y de comprensiones técnicas. El autor, un obsesivo de la precisión en la información, se preocupó más en que el relato no perdiera el eje: el fondo de la historia es la guerra escondida. Lo describe como un capítulo inédito en el prontuario Malvinas: la guerra electrónica, la guerra de radares, la incursión en el continente con el propósito de reventar la base aeronaval. Lo que no se sabe de Malvinas lo encontró hurgando bibliografía británica y tesis doctorales de académicos en una biblioteca de Londres."El libro es tan británico como argentino", relató el autor. El hundimiento del destructor Sheffield motivó las operaciones comando en el continente«El libro es tan británico como argentino», relató el autor. El hundimiento del destructor Sheffield motivó las operaciones comando en el continente

Es la primera vez que un libro cuenta la historia de Andrew P. Legg sin apelar a seudónimos. Los documentos británicos resguardaron su identidad. Su nombre real se conoció en marzo de 2018 cuando publicó en la casa de subastas Wolley & Wallis un lote de objetos personales y recuerdos de su carrera militar. Vendía una boina del Special Air Services (SAS), la hombrera de capitán, la insignia roja y oro del regimiento, un cinturón de tela azul con hebilla de metal, las alas azules que acreditan sus dotes de paracaidista, dos medallas, fotos de sus misiones y el mapa de la isla de Tierra del Fuego que usó para planear su ataque a la base de Río Grande.

También un escrito de un tal William Barnes que se llamaba Ultimate Acceptance (“Aceptación final”). La bajada decía: “Mayo de 1982. Basado en el verdadero relato de una operación de inteligencia al continente sudamericano”. “Lo empecé a rastrear -dijo Larraquy-. Subastaba un diario secreto con un nombre supuesto de esta operación. No lo puede decir con su propio nombre porque firmó su confidencialidad. Ese libro se vende a un dólar y medio: es una edición de autor”. El historiador intercambió mails durante dos meses con una persona cercana a Legg: comprobó que el capitán de la patrulla que entró a la Argentina continental durante la guerra no quería hablar. Una frase del libro pone en relieve el suceso: “Legg desembarcaba en tierra argentina como ya lo había hecho el ejército británico en los años 1806 y 1807”.

“Tenía 28 años, juró confidencialidad con Gran Bretaña, tuvo que renunciar al ejército, pasó 38 años en silencio y terminó trabajando como profesor de matemática”, dijo Marcelo Larraquy. Lo que hizo y no hizo Legg en el continente se dice en el libro. Pero su acción sobre la isla de Tierra del Fuego desmantela la historia oficial británica. En los archivos nacionales, las únicas operaciones que no describen son las desplegadas en el continente: se mantienen como secreto de guerra. “El profesor Lawrence Freedman, quien escribió la historia oficial británica, no cuenta lo que pasó -apuntó el historiador-. Inglaterra no puede contar su invasión al continente porque son secretos de guerra que la comprometen. Y Argentina tampoco la puede contar porque sino supondría que tendrían que haber pagado las pensiones de todos los combatientes”. Fueron cuatro operaciones en continente: Larraquy persiguió el rastro de un comando por el hallazgo casi fortuito del diario de guerra de un capitán anónimo.El libro tiene un agradecimiento especial a Nazareno Larraquy Yaques, hijo del autor: "Lo tuve secuestrado porque su inglés es mucho mejor que el mío. En esta pandemia estuvimos cuatro meses a full. No lo podría haber hecho sin él"El libro tiene un agradecimiento especial a Nazareno Larraquy Yaques, hijo del autor: «Lo tuve secuestrado porque su inglés es mucho mejor que el mío. En esta pandemia estuvimos cuatro meses a full. No lo podría haber hecho sin él»

Para el autor, La Guerra Invisible, el último secreto de Malvinas puede ser una gema: inspirar la revelación de nuevos últimos secretos. “Hay versiones que no pude corroborar que dicen que hubo tres helicópteros y varios comandos en el continente”, reparó y sostuvo: “En el continente se libró una guerra, una guerra electrónica pero real. Incluso hubo la caída de un helicóptero con la muerte de diez soldados que habían ido en busca de un supuesto desembarco británico el 30 de abril en Caleta Olivia. Fueron declarados muertos en combate”.

El libro y los meses de estudio le enseñaron que la Guerra de Malvinas no se jugó en las islas. Le asignó valor al conflicto oculto y comprendió el reclamo de los veteranos: “Siempre se ninguneó todo lo que sucedió en el continente y quedó como un reclamo marginal de soldados que pusieron una carpa en Plaza de Mayo. En las bases se vivió un estado de guerra permanente. Ellos también estuvieron en guerra, no estaban de paseo ahí. Gran Bretaña tenía los submarinos surcando el Mar Argentino a once millas y también comandos que pisaron el continente con la misión de atacarlos”.

Nicolas Kasanzew, corresponsal en la Guerra de Malvinas

Ingleses al borde de la derrota

Si queres saber como te fue en la guerra, preguntale a tu enemigo

Sun Tzu, El arte de la guerra 

Lo que nadie te cuenta

Nicolás Kasanzew: “Cuento la otra cara de la guerra de Malvinas” | Diario Crónica

28/05/2019

El periodista Nicolás Kasanzew, único corresponsal de guerra argentino en Malvinas, brindó una charla durante la tarde de ayer en el salón central del Centro Cultural de Comodoro Rivadavia titulada “Malvinas: La guerra que nos ocultaron”.

Nicolás Kasanzew nació el 31 de mayo de 1948 en Salzburgo, Austria y llegó con su familia a la Argentina cuando tenía cinco meses. Comenzó su carrera en el periodismo como colaborador del diario La Nación, luego como redactor de la revista Siete Días. Luego de Malvinas y colaboraciones esporádicas en algunos medios, dejó la Argentina a principios de los 90 con ofertas de trabajo desde Miami. Allí trabajó 17 años en varios medios hispanohablantes, como Univisión y la NBC.

Presentación en Comodoro

Excombatientes, veteranos de la Guerra de Malvinas, representantes de las fuerzas armadas y público en general de todas las edades asistieron a la presentación del reconocido cronista de la guerra de Malvinas.

Cobertura de la Guerra de Malvinas

En 1982 Kasanzew fue enviado por el canal estatal ATC, junto al camarógrafo Alfredo Lamela, a cubrir la Guerra de Malvinas como periodista corresponsal de guerra. Su trabajo fue seriamente censurado y gran parte destruido.

Cuando regresó, finalizada la guerra, vió que sus reportes para televisión como sus notas para la revista Siete Días eran casi inexistentes.  Para contrarrestar escribió dos libros, Malvinas a sangre y fuego en 1982 y La Pasión según Malvinas en 2008. Brindó charlas por el país contando la realidad de la guerra de las Malvinas hasta este presente.

“A través de estas charlas trato de contar la verdad completa porque los argentinos tenemos la mala costumbre de contarla sesgada siempre”, señaló Kasanzew en diálogo con Crónica.

Regresar a Comodoro donde se vivió intensamente la guerra siempre le es muy entrañable, contó.

Contar la guerra

Hace un revisionismo histórico de cómo se relata, se recuerda y se transmite la guerra. “La historia siempre la escriben los que ganan, como dice la canción, y en este caso de alguna manera la han escrito los ingleses; y nos han bombardeado con ideas que consciente o inconscientemente son historias que repetimos y que están destinas a humillarnos, como por ejemplo que fue una guerra absurda o que estábamos condenados al fracaso. La verdad es que les peleamos de igual a igual a un enemigo muy poderoso y los ingleses son quienes afirman que estuvieron a punto de retirarse”.

Kasanzew impulsa a que se investigue y se cuente toda la verdad de la guerra.

El periodista relata que a pesar de las miserias que ocurrieron, hubieron grandezas y actos de heroísmo. “Necesitamos arquetipos y los tenemos vivientes, teníamos los de la guerra de la Independencia o de la Batalla de la Vuelta de Obligado, pero ahora viven entre nosotros y no los estamos aprovechando” declaró.

Agradecimientos

El presentador Santiago Altuna, periodista,  agradeció a Crónica, a la Secretaría de Cultura, al senador Alfredo González Luenzo y al Comando de la Brigada Mecanizada IX del Ejército por hacer posible la presencia de Nicolás Kasanzew en Comodoro Rivadavia.

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MALVINAS A SANGRE Y FUEGO, Kasanzew Nicolas

Al ser publicado por primera vez en 1982, el libro de Nicolás Kasanzew Malvinas a sangre y fuego agotó una tirada de 85 mil ejemplares, a pesar de tratarse de un texto inconcluso. Es que su autor, corresponsal de guerra en el Archipiélago, tras volver al continente, se vio súbitamente atacado y perseguido, teniendo que interrumpir su labor, por lo cual le quedaron muchas cosas en el tintero. Las ha incorporado en esta edición definitiva de su obra, sumándole además nuevas y sorprendentes revelaciones.
Todo ello, pasado por el tamiz que brinda la perspectiva histórica a 30 años de la Gesta Austral, convierte el libro de Kasanzew en lectura ineludible para los interesados en el terna. Héroes y traidores, temerarios y cobardes, patriotas y cipayos son retratados aquí desde la óptica de un periodista independiente, testigo presencial de ios hechos que describe.
Kasanzew, único reportero de la televisión y la prensa gráfica argentinas en el frente de batalla, y único civil en disparar un cañón contra los ingleses, ha trabajado, entre otros, en los canales 7, 11 y 13 de Buenos Aires y las cadenas estadounidenses CNN, Telemundo, Univisíón y NBC. Con el cantante santafesino Carlos Longoni, bajo el título Quijotes de Malvinas, ha sacado dos discos compactos de canciones que describen distintos episodios de la guerra, cuyas letras escribió.
Es autor asimismo de un libro de fotos y textos breves, titulado La pasión según Malvinas.

https://www.cuspide.com/Libro/Malvinas