Darwin, el cementerio más doloroso

La donación de un granjero malvinense y por qué está en un barranco escondido

Texto: Daniel Santa Cruz

20 de febrero de 2023

En dos ocasiones, apenas culminada la guerra de Malvinas, el gobierno británico pidió a las autoridades argentinas que enviaran una misión para “repatriar” los cuerpos de los soldados argentinos, ofreciendo toda colaboración y medidas de seguridad para hacerlo. La junta militar argentina no respondió el primer pedido porque no aceptaban el término “repatriar” con el argumento de que los soldados caídos descansaban en su patria. En la segunda oportunidad, ya bajo protesta e invocando una cuestión “sanitaria”, el gobierno de las islas pidió nuevamente la colaboración para retirar los cuerpos. Tampoco obtuvieron respuesta. Los cuerpos de los caídos en las islas se encontraban dispersados en todo el territorio donde se combatió, algunos en tumbas de guerra, otros en fosas comunes o tapados con piedras o una manta, o simplemente recostados sobre el frío suelo isleño. Para devolver la normalidad a los isleños, un propósito indispensable adoptado por el Reino Unido, sabían que debía solucionar este problema. No contaron con la colaboración del gobierno militar argentino. Eran épocas donde las relaciones eran inexistentes, la guerra acababa de terminar y Gran Bretaña se quejaba en organismos internacionales por no contar con la colaboración argentina para identificar las zonas minadas que habían quedado una vez culminado el conflicto.

Ante ese panorama, en diciembre de 1982 las autoridades británicas le encomendaron al capitán Geoffrey Cardozo el duro trabajo de recoger, exhumar, identificar y sepultar los cuerpos de los soldados argentinos esparcidos en las islas, trabajo que culminó el 19 de febrero de 1983, hace 40 años. En total el Cementerio de Darwin recibió los 246 cuerpos, la mitad de ellos identificados, con honores militares hacia los caídos, ceremonia acompañada de un oficio religioso. Cardozo dejó un informe detallado sobre el trabajo realizado, con datos, muestras y señales que le permitirían al gobierno argentino identificar a esos soldados que no habían sido identificados. En ese momento se creía que eran 119 porque, por razones de esqueletización y en el estado que habían sido encontrados las partes de algunos cuerpos, fue imposible individualizarlos. Lo que el entonces capitán Geoffrey Cardozo no pensaba era que su trabajo recién iba a ser reconocido 36 años después, cuando se puso en marcha el Plan Programa Humanitario Malvinas. Un plan que nació en 2008, cuando el veterano de guerra Julio Aro viajó a Malvinas y visitó el cementerio de Darwin. Julio volvió de ese viaje con la necesidad de hacer algo por esas 121 familias que, cuando pudieron, visitaron Darwin sin saber dónde descansaban los restos de sus hijos. Muchas madres adoptaban una tumba al azar: allí rezaban y dejaban flores, sin saber si en ella descansaba sus hijos.

Tiempo después, Aro tuvo un contacto fortuito en Londres con Cardozo. No se buscaron, no se conocían, simplemente Geoffrey actuó como intérprete de Julio para que este pudiera charlar con veteranos de guerra ingleses. Ese encuentro fue el punto de partida de una gesta histórica, quizás el hecho más importante referido a Malvinas desde que culminó la guerra. Creación del Cementerio de Darwin Cardozo recuerda que fue muy difícil encontrar un lugar donde ubicar el cementerio, los isleños no querían a los cuerpos de los soldados argentinos cerca, la guerra estaba muy fresca aún y los rencores marcaban el ritmo del humor de la población local. La primera propuesta del gobierno inglés fue crear un pequeño cementerio argentino en San Carlos. La idea no prosperó, se cree, por los reclamos de los isleños. Esto queda evidenciado en un telegrama enviado por el comandante inglés hacia Londres y la Cruz Roja en Ginebra, para dejar constancia de dicha intención.

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En 1982, el Cementerio de Darwin recibió los 246 cuerpos, la mitad de ellos estaban identificados

Finalmente, un granjero llamado Brook Hardcastle, de la Compañía Islas Malvinas, donó unas hectáreas a 1,5 km de la localidad de Darwin. Tomó la decisión junto a Eric Goss, director agropecuario del asentamiento de Ganso Verde. Fue un gesto humanitario hacia los soldados caídos. También cumplían con los deseos de la población local. Darwin se encuentra a 88 km de Puerto Argentino, y solo los une un extenso camino de ripio llamado Darwin Road, donde hay un cartel indicador que dice Argentine Cementery. La ubicación también fue elegida para que las cruces no pudieran ser vistas desde las cercanas localidades de Puerto Darwin y Pradera del Ganso. El cementerio quedó emplazado dentro de un barranco, rodeado de cerros, fuera de la vista de los isleños. En un principio, cerca del predio donde se realizó el cementerio estaban sepultados 47 combatientes argentinos caídos en la Batalla de Pradera del Ganso, que transcurrió entre el 27 y el 29 de mayo de 1982.

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El capitán británico Geoffrey Cardozo tuvo el duro trabajo de recoger, exhumar, identificar y sepultar los cuerpos de los soldados argentinos esparcidos en las islas

Los soldados argentinos no fueron sepultados en cualquier lugar. El diseño y disposición del cementerio está de acuerdo con el modelo de la Commonwealth War Graves Commission (CWGC), la organización que desde la Primera Guerra Mundial ha manejado todos los cementerios que contienen los restos de militares británicos en todo el mundo. Se buscó un terreno cercano al mar, con pendiente que tuviera la tierra y la arcilla necesaria para que los cuerpos no fueran afectados agresivamente por el tiempo. Para Luis Fondebrider, que dirigió el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) “Darwin es un cementerio perfecto”. Las originales cruces de madera fueron reemplazadas en 2004 cuando la Comisión de Familiares realizó la reforma del cementerio de Darwin, donde se cambiaron las cruces y placas y se inauguró el enorme cenotafio con los nombres de los 649 caídos, reforma financiada por el empresario Eduardo Eurnekian, luego se colocó una estatua de la Virgen de Luján que recorrió todas las provincias argentinas antes de llegar a las islas. El mantenimiento del Cementerio es un tema de debate y demanda constante de los familiares. Durante años, Sebastián Socodo, un argentino casado con una isleña residente en Malvinas, cuidó y mantuvo el cementerio, pero luego tuvo desacuerdos con las familias. En 2018, cuando los 200 familiares llegaron para ver por primera vez las tumbas identificadas de sus seres queridos, se encontraron con flores y rosarios en las 230 cruces, que lucían de blanco límpido. Hasta la Virgen de Luján, que había sido vandalizada tiempo atrás, estaba en perfectas condiciones.

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En 2018, cuando los 200 familiares llegaron para ver por primera vez las tumbas identificadas de sus seres queridos, se encontraron con flores y rosarios en las 230 cruces, que lucían de blanco límpido

Ese trabajo estuvo a cargo del isleño Tim Miller, dueño de Stanley Growers, el único vivero de las Islas. Hasta la llegada de la pandemia en 2020 el cementerio se mantuvo en óptimas condiciones, pero su futuro es un debate abierto: la Cancillería rechaza que lo mantengan los británicos. Entienden que sería una suerte de reconocimiento de soberanía. Sepultar e identificar los cuerpos “Exhumar y sepultar cuerpos no es trabajo de soldados”, dijo Cardozo en 1982 antes de comenzar su tarea, entonces viajó a Londres y trajo 12 especialistas que trabajaban para la Funeraria de Paul Mills, el mismo que fue encargado de trasladar los cuerpos de los británicos al Reino Unido. También contó con la colaboración de William Lodge, otro especialista. Cardozo siempre resaltó que necesitó de hombres adultos preparados emocionalmente para este trabajo, pero que no podían superar los 40 años por el esfuerzo y desgaste físico que provocaba. El informe de Cardozo también detalla que “se llevaron a cabo grandes esfuerzos para identificar cada cuerpo, a pesar de que muchos muertos argentinos no tenían medallas identificadoras”. En algunos casos, si bien se las encontraba, estas chapas estaban en blanco. Algunos llevaban pequeños trozos de cartón cubiertos con adhesivo transparente. Muchas de las cartas halladas en los cuerpos habían sido enviadas por “organizaciones de bienestar social o familias patrióticas argentinas”. La mayoría de los efectos personales localizados en los cuerpos eran fósforos, lapiceras, dulces y pañuelos, además de estampitas, oraciones y rosarios. “Cuando vi los primeros cuerpos quedé en shock. No podía creer que no tuvieran la chapa identificatoria. Un soldado profesional nunca puede salir sin su identificación colgada al cuello”, dijo Cardozo a La NACION. Y agregó: “Encontré que algunos jóvenes habían pegado un papelito y escrito en tinta sus nombres, pero estaban borroneados por la lluvia y el clima. Revisé cada cuerpo con mucho cuidado, los bolsillos, las chaquetas, todo. Buscaba algo que me permitiera identificarlo con certeza: había cartas ‘a un soldado argentino’, rosarios, estampitas, golosinas, fósforos, alguna carta personal borroneada que no me permitía determinar si era propia o la había guardado para entregarla a un compañero, pero nada que me permitiera certificar quién era”.

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Fue muy difícil encontrar un lugar donde ubicar el cementerio, los isleños no querían a los cuerpos de los soldados argentinos cerca, la guerra estaba muy fresca aún y los rencores marcaban el ritmo del humor de la población local

“No había registros dentales, ni detalles de huellas dactilares, ni asistencia con detalles o conocimiento local de naturaleza militar argentina. En alguna oportunidad encontré un número militar en algún cuerpo, que luego supe podía ser un número de identidad personal del soldado, pero no tenía más información al respecto”, relata Cardozo y agrega: “Hay que recordar que las técnicas de ADN no eran conocidas en 1983, pero expertos forenses con conocimiento de los detalles ante mortem relacionados con los caídos habrían sido muy útiles. Hice todo lo que pude en esas circunstancias”. Durante la primera etapa se realizó la exhumación, recuperación y puesta en ataúdes de todos los cuerpos ubicados alrededor de Stanley (Puerto Argentino), como los montes Tumbledown y Longdon. Los cuerpos fueron ubicados en ataúdes y luego llevados directamente en el Helicóptero Chinoock hacia el Cementerio de Darwin, donde los féretros se bajaban a las tumbas con reverencia y respeto, pero sin pompa ni ceremonia, según se afirma en el documento redactado por Cardozo. Esta tarea fue llevada a cabo durante los días 7, 8 y 9 de febrero de 1983. La segunda parte involucró a los cuerpos ubicados en la zona oeste, en Ajax Bay, Puerto Howard, Fox Bay, Ganso Verde, Darwin y en un número de áreas en la Isla Soledad. La tarea se llevó a cabo en cinco días y durante esa fase fueron exhumados en total 72 cuerpos. “El último cuerpo fue enterrado el 17 de febrero. Los dos días siguientes fueron utilizados para ensayos. La ceremonia final, con un oficio religioso y con honores militares, se llevó a cabo el 19 de febrero a las 15hs”, relata Cardozo en su informe. Cardozo redactó en ese documento que “el procedimiento seguido para el cuidado de los cuerpos fue el mismo en todos los casos. Después de la exhumación, cada cuerpo era examinado meticulosamente para su identificación. Luego era envuelto en una mortaja, puesto en una bolsa mortuoria de polietileno negro y finalmente en una bolsa mortuoria blanca de PVC”. “Toda la información disponible fue escrita en tinta indeleble sobre las bolsas” señala el escrito. Y además detalla: “Cuando el cuerpo era ubicado en el ataúd, la misma información fue transcrita con tinta indeleble en las tapas de los ataúdes. Los mismos datos fueron transferidos al registro de Tumbas Argentinas, el cual indica exactamente el lugar donde descansa cada cuerpo en el cementerio. Este sistema cruzado evitaría cualquier error si hubiera algún tipo de pedido en un futuro de re-exhumar los cuerpos que están en el cementerio”. Esos soldados no identificados en 1983 descansaron durante 36 años bajo la leyenda “Soldado argentino sólo conocido por Dios”. El informe Cardozo El informe de Cardozo, una suerte de bitácora de su experiencia en Malvinas, no fue tenido en cuenta hasta la puesta en marcha del Plan Humanitario para la identificación de los cuerpos en Darwin. Del retiro de tropas argentinas, comenzó una etapa de estancamiento en las relaciones bilaterales entre el Reino Unido y Argentina, una relación que, cuando se recompuso, siempre dejó afuera del diálogo el tema de la soberanía en las islas.

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Hasta la llegada de la pandemia en 2020 el cementerio se mantuvo en óptimas condiciones, pero su futuro es un debate abierto: la Cancillería rechaza que lo mantengan los británicos

La identificación de los cuerpos de los soldados argentinos sepultados en Darwin se convirtió en una política de Estado que atravesó la grieta política. Comenzó a tomar forma durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. En esa gestión se tomaron las decisiones más destacadas para encarar el proyecto que se firmó, oficializó y se ejecutó casi en su totalidad durante el gobierno de Mauricio Macri. El PPH Malvinas fue encomendado a la Cruz Roja Internacional, que contó con el trabajo técnico del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) un organismo muy reconocido mundialmente y que ya venía trabajando con éxito en la identificación de cuerpos NN, víctimas de la represión ilegal durante la última dictadura. Darwin, 40 años Pasó el tiempo y aún el coronel Geoffrey Cardozo se refiere a los soldados sepultados en Darwin como “mis chicos”. Él mismo viajó por el país visitando a sus madres para decirles que fue el último que tocó los cuerpos de sus hijos. En marzo de 2018 pudo acompañar del brazo a esas madres a las tumbas donde ahora sí se sabía fehacientemente que allí descansaban sus hijos. Además, Darwin fue el escenario de otro hecho histórico que sucedió el 12 de marzo de 2019. La legislación local prohíbe mostrar banderas argentinas o realizar ofensas a los locales, son muy estrictos con ese cuidado para evitar desmanes o peleas entre argentinos e isleños. Sin embargo, ese día, con el aval de las autoridades, una enorme bandera argentina, sostenida por familiares de los soldados allí sepultados, flameó en suelo malvinense por primera vez desde la rendición argentina, el 14 de junio de 1982.

https://www.lanacion.com.ar/sociedad/darwin

El Comité de la Cruz Roja confirmó que no hubo nuevos hallazgos de excombatientes argentinos

22/08/2021 18:31 – MALVINAS

La confirmación llegó dos días después de que el mismo ente encontrara restos de cinco personas en la exhumación realizada sobre una tumba colectiva C.1.10, en el cementerio de Darwin.

El proceso de identificación de los soldados argentinos se inició en 2012.

El proceso de identificación de los soldados argentinos se inició en 2012.
El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) confirmó que no hubo nuevos resultados en las excavaciones realizadas en la Caleta Trullo, Islas Malvinas, ya que no se encontraron restos que pudieran corresponder a excombatientes argentinos.

La misión está a cargo del CICR en el marco del desarrollo de la segunda etapa del Plan Proyecto Humanitario (PPH2) para la identificación de restos de excombatientes argentinos caídos en la Guerra de Malvinas de 1982.

https://www.telam.com.ar/notas/afirman-no-hubo-nuevos-hallazgos-de-excombatientes-argentinos

El CICR, que realiza en las islas Malvinas una nueva etapa de identificación de excombatientes argentinos caídos en la guerra de 1982, notificó al Estado argentino y británico que no se halló material de personas en la zona de Caleta Trullo, a 60 kilómetros de Puerto Argentino, según informaron desde el Comité Internacional de la Cruz Roja.

El secretario de Asuntos Relativos a Malvinas, Antártida y Atlántico Sur, Daniel Filmus, había confirmado el jueves pasado que el equipo forense del CICR, luego de trabajar en la tumba colectiva C.1.10, se trasladaría a Caleta Trullo «con el propósito de realizar la búsqueda e identificación de una posible tumba de guerra temporaria, que podría contener restos de soldados argentinos no identificados». Sin embargo, este domingo se confirmó que no hubo hallazgos.

Confirmaron que no hubo nuevos resultados en las excavaciones.Confirmaron que no hubo nuevos resultados en las excavaciones.
El próximo 26 de agosto el jefe del equipo forense, Luis Fondebrider, viajará desde las Islas Malvinas a la ciudad de Córdoba para llevar las muestras de tejido esquelético encontrados el pasado jueves al Laboratorio de Genética Forense del Equipo Argentino de Antropología Forense (LGF-EAAF), cuyos resultados se esperan para fines de octubre.

El proceso de identificación de los soldados argentinos se inició en 2012, durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, cuando se envió una carta al CICR para solicitar su intervención.

Luego en 2013 se conformó un equipo de trabajo bajo la coordinación del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos para elaborar protocolos que permitieran obtener información de cada familia sobre su ser querido caído en Malvinas y en el año 2016, se firmó el acuerdo entre los gobiernos de Argentina y el Reino Unido por el cual se encomendó a la Cruz Roja la tarea de identificación de 121 tumbas (122 cuerpos) en el Cementerio de Darwin, cuyas lápidas decían:

«Soldado Argentino Sólo Conocido por Dios».

Argentina halla los restos de cinco soldados de la Guerra de las Malvinas en una fosa común

Europa Press


MADRID, 20 Ago. (EUROPA PRESS)

El secretario de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur del Gobierno de Argentina, Daniel Filmus, junto con el secretario de Justicia, Juan Martín Mena, ha informado del hallazgo de cinco cuerpos de soldados argentinos combatientes de la Guerra de las Malvinas en una fosa común del Cementerio Darwin.

La identificación de estos restos se encuentra enmarcada en la segunda etapa del Plan Proyecto Humanitario para la identificación de restos de excombatientes argentinos caídos en el conflicto bélico con Reino Unido en 1982, tal y como informa el diario local ‘Clarín’.

Este hecho también ha sido reconocido por uno de los directores del Equipo Argentino de Antropología Forense y miembro de la misión liderada por el Comité Internacional de la Cruz Roja, Luis Fondebrider, quien se ha mostrado «seguro» de haber localizado cinco cuerpos.

Filmus ha añadido que, en un principio, la previsión era que se podrían hallar cuatro cuerpos, y se ha alegrado de poder identificar un quinto. «Es una deuda que todo nuestro país tiene con las familias de los soldados argentinos», ha declarado.

El próximo jueves las muestras de los cuerpos encontrados llegarán a la ciudad de Córdoba, donde se analizarán en un laboratorio genético y, tras este proceso, se espera que las identificaciones puedan estar culminadas en el mes de octubre.

«A partir de este viernes se avanzará en el estudio de otro posible lugar donde podría haber uno o más soldados argentinos en Caleta Trullo, donde funcionaba un hospital de campaña británico», ha detallado Filmus.

Sin embargo, las autoridades argentinas han remarcado que se trata de una «pre-identificación» y que aún falta mucho para localizar a estos soldados, y aunque «ha arrojado una posibilidad de éxito muy grande» aún hay que comprobar en qué estado y condición se encuentran los restos.

«Si las condiciones son las mismas que las que se tomaron en el primer plan hace escasos tres años, creemos que va a haber material genético suficiente para identificar los restos», ha explicado Mena, quien ha apuntado que la principal sospecha es que los soldados fallecieran en el derribo de un helicóptero argentino que, más tarde, explotó.

Además, Filmus ha advertido de que las tareas en esta zona requieren de «un trabajo muy especial» debido a la cercanía a la costa, aunque ha reconocido que la zona está bien delimitada y «no hay riesgo de equivocación».

A este respecto, el especialista forense Fondebrider ha señalado que «no se sabe qué se puede encontrar allí al excavar» pues no se puede ver en qué estado están las capas de tierra o si el suelo es virgen.

«Esto es la continuidad de una política de Estado que tiene como objetivo responder a la angustia de las familias que hace casi 40 años esperan identificar a sus seres queridos que combatieron valientemente por la soberanía en Malvinas», ha trasladado Filmus a ‘Clarín’ en relación al proyecto de recuperación de cuerpos de fosas comunes de la Guerra de las Malvinas.

Hallan restos de cinco soldados argentinos en la tumba C.1.10. del cementerio de Darwin

19/08/2021 21:45 – MALVINAS

El Gobierno nacional celebró los avances preliminares del equipo del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR)  en las islas Malvinas. Originalmente se pensaba que en esa tumba colectiva estaban los restos de cuatro soldados caídos.

Se trata de la segunda etapa del Plan Proyecto Humanitario (PPH2) para la identificación de restos de excombatientes argentinos caídos en la Guerra de Malvinas de 1982.Se trata de la segunda etapa del Plan Proyecto Humanitario (PPH2) para la identificación de restos de excombatientes argentinos caídos en la Guerra de Malvinas de 1982.

El Gobierno nacional celebró los avances preliminares del equipo del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) que realiza en las islas Malvinas una nueva etapa de identificación de soldados argentinos caídos en la guerra de 1982, con el hallazgo de restos de cinco personas, y no de cuatro como se pensaba originalmente en la exhumación realizada sobre una tumba colectiva C.1.10, en el cementerio de Darwin.

En una conferencia de prensa ofrecida este jueves por la tarde en el Palacio San Martin, el secretario de Asuntos Relativos a Malvinas, Antártida y Atlántico Sur, Daniel Filmus, y el viceministro de Justicia, Juan Martín Mena, brindaron detalles sobre el desarrollo de la segunda etapa del Plan Proyecto Humanitario (PPH2) para la identificación de restos de excombatientes argentinos caídos en la Guerra de Malvinas de 1982.

El trabajo reciente habla de, al menos,cinco soldados en la tumba C.1.10. Foto: Alfredo Luna.El trabajo reciente habla de, al menos,cinco soldados en la tumba C.1.10. Foto: Alfredo Luna.

Filmus y Mena se refirieron al anuncio realizado previamente por el equipo del Comité Internacional de la Cruz Roja, también en una conferencia de prensa, donde se informó que en la exhumación realizada el miércoles sobre una tumba colectiva se encontraron restos de cinco personas y no de cuatro como se pensaba originalmente.

Filmus inició su intervención agradeciendo al equipo internacional de seis expertos forenses -entre ellos dos argentinos-, coordinado por el CICR, por el «enorme esfuerzo» puesto en posibilitar el inicio de la del Segundo Plan de Proyecto Hum (PPH 2).

El secretario informó que en el marco del trabajo que realiza el equipo forense se «encontraron preliminarmente restos de al menos cinco personas, cuando la presunción era de cuatro» enterrados en esa tumba múltiple lo que, sostuvo, «permite avanzar sobre la identificación de un soldado más».

https://www.telam.com.ar/notas/argentina-islas-malvinas-identificacion-tumbas-soldados.html

En ese sentido, adelantó que el próximo 26 de agosto el jefe del equipo forense, Luis Fondebrider, viajará desde las Islas Malvinas a la ciudad de Córdoba para llevar las muestras de tejido esquelético al Laboratorio de Genética Forense del Equipo Argentino de Antropología Forense (LGF-EAAF), cuyos resultados se esperan para fines de octubre.

Filmus confirmó además que este viernes el equipo forense del CICR se trasladará a Caleta Trullo «con el propósito de realizar la búsqueda e identificación de una posible tumba de guerra temporaria, que podría contener restos de soldados argentinos no identificados».

«Quiero agradecer por parte del gobierno argentino a la Cruz Roja por el enorme esfuerzo que ha realizado para poder iniciar esta segunda etapa del proyecto humanitario en el cementerio de Darwin, en la tumba C.1.10», agregó el funcionario.

Filmus adelantó que el próximo 26 de agosto el jefe del equipo forense, Luis Fondebrider, viajará desde las Islas Malvinas a la ciudad de Córdoba para llevar las muestras de tejido esquelético al Laboratorio de Genética Forense del Equipo Argentino de AntFilmus adelantó que el próximo 26 de agosto el jefe del equipo forense, Luis Fondebrider, viajará desde las Islas Malvinas a la ciudad de Córdoba para llevar las muestras de tejido esquelético al Laboratorio de Genética Forense del Equipo Argentino de Ant

Como Filmus, a su turno, Mena agradeció también a la CICR por encabezar «uno de los proyectos humanitarios más conmovedores de los últimos años en torno a la identificación de soldados argentinos que no estaban identificados en el Cementerio de Darwin.»

Ambos funcionarios remarcaron que el proceso de identificación de los soldados argentinos se inició en 2012, durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, cuando se envió una carta al CICR para solicitar su intervención con el objetivo de hacer posible la identificación de los restos de los combatientes fallecidos y enterrados como NN en el cementerio de Darwin.

En ese sentido, Filmus enfatizó que el proceso de identificaciones constituye «una verdadera política de Estado», que tuvo su continuidad durante la administración de Mauricio Macri y que fue retomada por el actual Gobierno.

Recordaron que en 2013 se conformó un equipo de trabajo bajo la coordinación del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos para elaborar protocolos que permitieran obtener información de cada familia sobre su ser querido caído en Malvinas.

Desde entonces, un equipo constituido por miembros del EAAF, funcionarios de los ministerios de Justicia y Desarrollo Social más la Escribanía General de Gobierno y el Centro Ulloa de asistencia psicológica realizó entrevistas y tomó muestras en todo el país a los familiares de los combatientes fallecidos, con el objetivo de crear un banco de sangre.

Finalmente, en diciembre de 2016, la Argentina y el Reino Unido firmaron el primer acuerdo para iniciar las tareas de identificación en junio de 2017 y cuatro años después, en marzo pasado, se firmó el segundo acuerdo para posibilitar los trabajos en las islas, que comenzaron esta semana.

Mena: "Vencimos enormes dificultades, pero con la Cruz Roja y su equipo pudimos dar respuesta los familiares y honrar a nuestros héroes de Malvinas con su nombre en cada tumba como corresponde" Foto: Alfredo Luna.Mena: «Vencimos enormes dificultades, pero con la Cruz Roja y su equipo pudimos dar respuesta los familiares y honrar a nuestros héroes de Malvinas con su nombre en cada tumba como corresponde» Foto: Alfredo Luna.

En tanto, el julio pasado el embajador argentino ante los Organismos Internacionales en Ginebra, Federico Villegas, su par británico Simon Manley, y el vicepresidente del Comité Internacional de la Cruz Roja, Giles Carbonier, suscribieron los instrumentos internacionales que permitirán avanzar en la búsqueda e identificación de una posible tumba de guerra temporaria en Caleta Trullo.

Con la misma perspectiva humanitaria que tuvo la primera fase iniciada en 2012 con el primer Plan de Proyecto Humanitario, estos acuerdos tienen el fin de llegar a la identificación de los restos de los soldados argentinos que lucharon por la recuperación del ejercicio de la soberanía nacional en las Malvinas y perdieron la vida en las islas, así como para dar respuestas a sus familias en cuanto al lugar donde rendir honores a sus seres queridos, destacaron desde la Cancillería argentina.

«Cuando regresamos en esta gestión de Gobierno nos pusimos a trabajar para continuar y finalizar esta tarea porque había algunos familiares que todavía no tenían identificados a sus seres queridos», remarcó el viceministro de Justicia y celebró que el «primer resultado positivo» obtenido este miércoles por el equipo de forenses que desde el lunes pasado trabaja sobre la tumba colectiva C.1.10 «arroja una posibilidad muy grande de que podamos devolver la identidad a los soldados enterrados en el cementerio de Darwin».

«Es una alegría muy grande poder retomar esta tarea», dijo Mena, y agregó que desde el Gobierno nacional se trabajará «incansablemente todos los días» en la continuidad de los trabajos de identificaciones, pedido desde el inicio de la gestión por parte del presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner.

Por último, Mena subrayó que «vencimos enormes dificultades, pero con la Cruz Roja y su equipo pudimos dar respuesta los familiares y honrar a nuestros héroes de Malvinas con su nombre en cada tumba como corresponde».

La guerra del fin del mundo

Las cruces del cementerio de Darwin donde están enterrados los soldados argentinos fallecidos en la guerra de las Malvinas.
Las cruces del cementerio de Darwin donde están enterrados los soldados argentinos fallecidos en la guerra de las Malvinas.TOMÁS TERROBA

La guerra de las Malvinas representó un triste, trágico y lamentable error de cálculo de la Junta Militar argentina, asesina y agonizante, que creyó que iba a encender la llama del orgullo nacional y mantenerse en el poder recuperando un territorio perdido en el Atlántico Sur que el Reino Unido administra desde 1833. La guerra empezó el 2 de abril de 1982, cuando 200 soldados argentinos desembarcaron en el archipiélago austral, y acabó el 14 de junio, con la rendición del Gobierno de Buenos Aires, 900 muertos después (258 británicos y 649 argentinos). El presidente Leopoldo Fortunato Galtieri, que murió en 2003 cuando esperaba a ser juzgado por crímenes de lesa humanidad, pensó que Margaret Thatcher iba a negociar sobre los hechos consumados. Que el apodo de la primera ministra británica fuese la Dama de Hierro tal vez debería haberle dado alguna pista al iluminado militar golpista.

Su error representó el principio del final de la Junta Militar y una especie de renacimiento para las Malvinas, que entonces contaban con apenas mil habitantes, una población que se ha doblado, gracias a las ayudas británicas. Al despertarse con la noticia de la invasión, el 3 de abril, la mayoría de los británicos descubrieron solo entonces que aquellas tierras desarboladas y barridas por el viento (un archipiélago de 760 islas, la mayoría deshabitadas) no estaban en Escocia, sino a 500 kilómetros de las costas argentinas y a 12.000 de la metrópoli. Tras un intenso debate en su Gabinete, con el apoyo de los militares, Thatcher decidió por motivos más patrióticos que geoestratégicos enviar a la flota británica y a tropas de élite a recuperar las islas. Ella también necesitaba un chute de nacionalismo con el Reino Unido acosado por la crisis económica y nunca recuperado moralmente de la pérdida de su imperio colonial.

Aunque se habla desde hace décadas de posibles bolsas de petróleo, el valor de las Malvinas (más allá de la lana) es ahora como entonces el orgullo patriótico. Como relata la investigación que realizó The Sunday Times poco después del final del conflicto, un apasionante trabajo periodístico editado como libro bajo el título La guerra de las Malvinas, “las fuerzas británicas que ofrecieron resistencia inmediata a la invasión argentina constaban de dos personas: los marines Roderick Wilcox y Leslie Milne, ambos escoceses”. Lo nutrido de la guarnición en la isla (68 militares), pese a las constantes reivindicaciones argentinas, refleja la importancia real que los británicos concedían a aquel territorio. El escritor Jorge Luis Borges lo resumió con certera ironía cuando le preguntaron sobre la guerra: “Son dos calvos peleando por un peine”.

Desde el momento en que la primera ministra tomó la decisión de recuperar las islas, la derrota argentina era solo una cuestión de tiempo. Dos factores inclinaban la balanza a favor de los británicos. El primero es que el Reino Unido contaba con tres submarinos atómicos, que desplegó en el Atlántico Sur. Uno de ellos hundió el 2 de mayo el crucero General Belgrano, matando a 323 de sus 1.093 marineros.

La incapacidad para detectar, y mucho menos inutilizar, los submarinos ingleses obligó a la flota argentina a replegarse a aguas poco profundas. Los combates marítimos continuaron, y la aviación argentina hundió el destructor Sheffield y tocó el portaaviones Invincible, pero la guerra se jugaba en tierra. Y ahí también tenían las de perder: Argentina movilizó a soldados de reemplazo, en su inmensa mayoría jóvenes de veintipocos años sin experiencia, mientras que Londres envió a soldados profesionales. Las tropas argentinas pasaron frío y hambre en las trincheras, y eran sistemáticamente maltratados por sus mandos. Aun así, los combates fueron feroces y la resistencia enorme; pero la batalla de la Pradera del Ganso, entre el 27 y el 29 de mayo, terminó de inclinar la balanza a favor de los británicos.

El escritor argentino Rodolfo Fogwill escribió en la semana final de la guerra la obra maestra sobre el conflicto, Los pichiciegos (Periférica), que relata la historia de un grupo de soldados que se esconden para no combatir. El libro surgió como respuesta a la atronadora propaganda que pretendía convertir el conflicto en una causa nacional en medio de los delirios patrióticos. “Ni la imagen de decenas de ingleses violetas flotando congelados, que de alguna manera me alegraba, pudo atenuar el espanto que me provocaba el veneno mediático inoculado a mi familia”, explicó el escritor, fallecido en 2010. El espanto de la realidad se impuso sobre las mentiras de la Junta Militar que lanzó una guerra que nunca pudo ganar y que pagaron soldados adolescentes enviados a morir por delirios de grandeza de unos golpistas aferrados al poder. Una historia triste.

elpais.com/elpais/2020/10/09/eps/1602236362_052197.html

La otra guerra de las Malvinas

elpais.com/elpais/2020/10/08/eps/1602144739_814322.html

La guerra de las Malvinas, el breve conflicto entre Argentina y el Reino Unido que tuvo lugar en 1982, se cobró la vida de 649 soldados argentinos.

Muchos fueron enterrados en un cementerio de las islas y permanecieron allí sin identificar durante décadas. En 2016, los dos países firmaron un acuerdo para la identificación de los cuerpos, pero lo que parecía una tarea noble desató un conflicto inesperado que involucró a Gobiernos, organizaciones de derechos humanos y familiares de los caídos.

En 1982 la Argentina estaba gobernada por una dictadura bajo el mando del teniente general Leopoldo Fortunato Galtieri. El 30 de marzo el movimiento obrero convocó una marcha hacia la plaza de Mayo, en Buenos Aires. Desde 1976 el régimen militar había secuestrado y asesinado a miles de ciudadanos, suprimido el derecho a huelga y prohibido la actividad gremial. Aun así, cincuenta mil personas convergieron en la manifestación que se realizó bajo el lema Paz, Pan y Trabajo, entre gritos de “¡Galtieri, hijo de puta!”, y terminó con enfrentamientos salvajes y más de tres mil detenidos.

Apenas dos días después, el 2 de abril, en la misma plaza, cien mil ciudadanos eufóricos alzaban banderas patrias y enarbolaban carteles con la leyenda “Viva nuestra Marina”, mientras un grito fervoroso avanzaba como la proa de un barco bestial: “¡Galtieri, Galtieri!”. La televisión mostraba al teniente general abriéndose paso entre una multitud rugiente que se disputaba espacio para abrazarlo. La voz de una locutora relataba con vehemencia: “¡Ha salido el excelentísimo señor presidente de la Nación a saludar a su pueblo! Todos lo han vitoreado. El señor presidente se acercó a esta multitud que lo aclamaba tanto a él como a las Fuerzas Armadas por la actitud histórica tomada en las últimas horas. ¡Gracias, gloriosa Armada Nacional!”. La locutora, el pueblo, el teniente general celebraban que, horas antes, tropas nacionales habían desembarcado en las islas Malvinas, un archipiélago del Atlántico sur que llevaba 149 años bajo dominio inglés con el nombre de Falklands Islands, y cuya soberanía se reclamaba desde siempre.

Siguió una guerra corta, de setenta y cuatro días. Pocas cosas se detuvieron en el país por ese conflicto. La selección de fútbol viajó al Mundial de España y debutó el 13 de junio con un partido en el que perdió contra Bélgica. Al día siguiente, la guerra terminó. El teniente general Galtieri anunció la rendición de esta manera: “Nuestros soldados lucharon con esfuerzo supremo por la dignidad de la nación. Los que cayeron están vivos para siempre en el corazón y la historia grande de los argentinos (…) Tenemos nuestros héroes. Hombres de carne y hueso del presente. Nombres que serán esculpidos por nosotros y las generaciones venideras”. Seiscientos cuarenta y nueve soldados y oficiales argentinos murieron en combate. El nombre de más de cien de ellos demoró treinta y cinco años en ser esculpido. No en la historia grande sino en una lápida.

Con esta camisa iba a bailar.

Estas son las cartas que nos mandó desde las islas.

Esta es la cadenita que le regaló la novia, el anillo de casado, el reloj, el carnet de la Armada, las fotos de la dentadura y del ataúd y de la fosa que están en el informe que nos entregaron los forenses.

Al terminar la guerra, miles de soldados regresaron a sus casas pero, salvo excepciones, el Estado no notificó oficialmente la muerte de los que no volvieron. Día tras día, semana tras semana, cientos de familiares recorrieron los cuarteles buscando al muerto vivo, al despedido al pie de un autobús semanas antes. Apostados al otro lado de los muros gritaban: “¿¡Alguien sabe dónde está Andrés Folch?!”; “¡Araujo, soldado Araujo!”.

Entretanto, el ejército inglés, que había sufrido 255 bajas, envió a las islas a un oficial de 32 años llamado Geoffrey Cardozo con el fin de ayudar a su tropa en la posguerra. Cardozo encontró un panorama inesperado: los cuerpos de los argentinos seguían esparcidos en el campo. Lo comunicó a sus superiores y, en noviembre de 1982, el gobierno británico presentó una nota a la junta militar argentina preguntando qué hacer. Según sostiene el historiador Federico Lorenz en el texto El cementerio de guerra argentino en Malvinas: “El gobierno militar respondió (…) autorizando el entie­rro de sus soldados caídos, pero “reservándose el derecho de decidir, cuan­do sea adecuado, acerca del traslado de los restos (…) desde esa parte de su territorio al continente”. Las idas y vueltas se debieron a que las consultas oficiales británicas incluían la palabra “repatriación”, algo inadmisible para la Argentina en tanto considera a las islas parte de su territorio”. Así fue como el destino de cientos de cadáveres quedó reducido a un asunto semántico.

Geoffrey Cardozo recibió la orden de armar un cementerio. Encontró un lugar en el istmo de Darwin. Recogió cadáveres insepultos, exhumó los sepultados, revisó uniformes buscando documentos, carnets, placas identificatorias: los rastros de la identidad esquiva. Logró reunir docientos treinta cuerpos pero ciento veintidós de ellos -restos mudos, sin placas ni documentos- quedaron sin identificar. Los trasladó, a todos, al cementerio. Los envolvió en tres bolsas y, en la última, escribió con tinta indeleble el nombre del sitio donde habían sido encontrados. En las cruces de quienes no tenían nombre hizo grabar una leyenda: Soldado argentino sólo conocido por Dios. Elaboró un informe minucioso y lo remitió a su gobierno que, a su vez, lo remitió a la Cruz Roja que, a su vez, lo remitió al gobierno argentino. El cementerio se inauguró el 19 de febrero de 1983. Luego, Cardozo volvió a Inglaterra. No regresó a las islas pero jamás dejó de pensar en ellas.

Excombatiente y superviviente de la guerra de las Malvinas, en la que  murieron 649 soldados argentinos: César Trejo.
Excombatiente y superviviente de la guerra de las Malvinas, en la que murieron 649 soldados argentinos: César Trejo.MARIANA ELIANO

Yo supe cómo había muerto mi hermano veinticinco años después de la guerra.

Yo pensé que ese cementerio estaba vacío.

A mí me habían dicho que estaban en una fosa común.

¿Cómo nadie nos dijo nada del trabajo que había hecho Cardozo?

En 1982, un militar llamado Héctor Cisneros -cuyo hermano, Mario El Perro Cisneros, también militar, había muerto en la guerra y cuyos restos no habían sido identificados- fundó la Comisión de Familiares de Caídos en las Islas Malvinas que sentó una línea de pensamiento clara: todos –soldados y oficiales- eran héroes; todos eran el último bastión argentino en las islas y debían permanecer allí.

En 1983 terminó la dictadura, se restableció la democracia y la guerra quedó en la memoria como el intento agónico del régimen militar por unir al pueblo en torno a una causa épica. Ni los sucesivos gobiernos democráticos ni las fuerzas armadas entraron en contacto con -o confeccionaron un registro de- familiares de los soldados muertos; jamás notificaron esas muertes de manera oficial ni proporcionaron datos acerca de cómo se habían producido.

La historia de la foto con la camiseta de Maradona flameando frente al cementerio de Darwin

El Diego, la derrota y la victoria

06 de diciembre de 2020

Por Patricia Chaina

pagina12.com.ar

La camiseta y el cementerio de Darwin, una síntesis.
La camiseta y el cementerio de Darwin, una síntesis. 

Los homenajes a Diego Armando Maradona continúan y se multiplican. Persisten en la virtualidad de las redes sociales. Su muerte lo consagró definitivamente en el olimpo de los dioses modernos y allí, alcanzados por esa herida absurda que significa tomar conciencia de ya no tener más “entre nosotros” al Diego, sus fieles construyen el memorial digital. Erguidos en sólidos tótems de imágenes superpuestas, los recuerdos enlazan hazañas y gambetas.

Entre esas imágenes están las recuperadas de viejas páginas de diarios y revistas, junto a otras ignotas, diseminadas por la contundencia de sus mensajes. Una elocuente es aquella donde la casaca albiceleste de Maradona flamea frente a las tumbas del cementerio de Darwin, donde reposan los restos de los soldados caídos en combate, en “las Malvinas”.

No hay personas en la foto. La soledad y la muerte son las presencias que subyacen, junto a la magia de Diego. Quienes la compartieron, abrumados por el dolor, no repararon en la fecha, o no importaba. Se compartió por su significado, por el gesto deportivo que de la mano de Maradona reparaba, a golazos y en parte, la afrenta del conflicto de 1982.

El partido ganado por Argentina a Inglaterra con dos goles de Maradona en 1986, en México, es leyenda mundial. Con “la mano de Dios” y “el Gol del Siglo” Diego dejó a Inglaterra fuera de juego. Y consumó “la venganza” que, según sus compañeros de selección, el Diez mascullaba desde la noche anterior al partido que sería la antesala del título mundial, celebrado días después en el Estadio Azteca. En esa hazaña deportiva que fue también social, colectiva y emblemática, Maradona zurció en pocos minutos algo de ese dolor, de esa derrota. Eso, entre otras pérdidas y otras victorias, se lloró con su muerte, en un réquiem que se replica con letanía, según pasan los días.

La foto tomada en el cementerio de Darwin lo simboliza. Es de 2018. Lo consigna el posteo de Instagram de David Rodríguez donde está arrobada su compañera, Felisa Colombo. Ellos tomaron la foto, en un viaje a las islas cuando, motivados por el deseo de viajar, y de fortalecer un emprendimiento turístico que podría tener a Malvinas como destino, llegaron a Darwin y, a su modo, “plantaron bandera”.

“No hay una bandera argentina en Darwin, eso nos sorprendió, por eso pusimos la del Diego” cuenta David. Eligieron la que usó en 1982 “porque tiene los colores de Argentina y porque con esa salimos campeones”, agrega. “Ahora la foto se viralizó, traspasó fronteras, es lógico, pero no es de ahora, la sacamos nosotros cuando estuvimos allá” explica Felisa. “Solo lamento que nadie cita la fuente, ni quién la sacó, que fuimos nosotros cuando estuvimos ahí, como homenaje, un 2 de abril” recuerda.

Felisa y David llegaron a las islas el 30 de marzo en avión desde Chile. Fue un viaje turístico. “Se puede hacer turismo en Malvinas”, explican a Página/12, desde su casa en San Martín. Se puede visitar insisten, a pesar de los recuerdos del conflicto, a pesar de la desolación evidente en la imagen viral de esa remera de 1982 –el mismo año de la guerra– que flamea sobre la baranda del cementerio, con las cruces de fondo, con viento.

Recuerdos de la guerra de Malvinas

“Hace mucho teníamos ganas de ir, por el sueño de viajar, pero también por la historia de Malvinas” detalla Felisa. Su familia está presente en ese recorrido. Su tío fue teniente de Navío, hoy retirado. Mario Alberto Aguilera. Uno de los sobrevivientes del Crucero ARA General Belgrano, hundido en mayo de 1982. Para Felisa, Malvinas es un tema recurrente: “En casa se hablaba de eso todos los días, hasta que mi tío volvió”. Ella tenía 10 años y recuerda otra foto “donde se ve la balsa naranja y el barco enorme, hundiéndose”. Esa foto “se tomó desde el bote salvavidas donde venía mi tío, desde ese gomón”, explica.

Embarcado hacia el teatro de operaciones desde la base naval de Punta Alta, Aguilera, luego del hundimiento y la deriva en el mar argentino fue rescatado y trasladado a Capital Federal. Allí lo esperaba su esposa María Luisa –hermana de la madre de Felisa—, y sus dos hijas. “Éramos chicas, pero lo recuerdo”, dice Felisa. Y rememora a sus hermanos que corrían gritando “¡Comunicado!” cada vez que el Estado Mayor emitía un mensaje oficial. Toda la familia estaba atenta. Primero para saber qué pasaba en el sur, luego para saber si Aguilera había sobrevivido. “Estábamos pendientes y todos se habían anotado como voluntarios, incluso mi abuela, que es paraguaya nacionalizada argentina” explica, y agrega: “como había enfermeras en la Fuerza Aérea y en el buque hospital, ella quería ir”.

En esa raíz de luchadores “del pueblo guaraní”, surge el vínculo con David. Su mamá es de origen paraguayo. Él nació en González Catán “y tenía conocidos que fueron a pelear”. Se acuerda de las cartas a los soldados y de “los comunicados”. Pero los recuerdos más sentidos se ligan al fútbol: “cuando todos festejaban los goles del Mundial ‘82 yo lloraba, era doloroso para mí. Y me acuerdo después de los veteranos, los veía. Siempre los veía, pidiendo en los colectivos, en los trenes. Antes, ahora no”, aclara. Se emociona.

La “causa Malvinas”

David hizo el servicio militar cuando todavía era obligatorio, en el Regimiento de Patricios. Ahí se comprometió más seriamente con la causa Malvinas. “No por los militares sino por que acepté mi sentimiento de amor a la patria”, explica. En 2011 “todo se conjugó”, conoció a Felisa y comenzó a gestarse entre ambos, el sueño de conocer las islas.

Ella trabaja en turismo desde hace muchos años. Y en una charla cuando hablaban de destinos que les gustaría conocer “surgió Malvinas”. Pudieron concretarlo en 2018 y vincularlo al emprendimiento de turismo que llevan adelante “de viajes a medida y certificación internacional”, donde también promueven lugares vinculados a comunidades rurales y pueblos originarios. “Elegimos ese viaje también para luchar también contra nuestros demonios, contra el dolor, era un viaje pacífico, para explorar. Un viaje de amistad y respeto. De paz”, sostiene Felisa.

“Son vacaciones ¿qué van a hacer ahí?”, preguntaban sus amigos. Otros pedían: “trae una piedra, algo”. Mientras ellos no sabían qué iban a encontrar. Fueron a Chile y en Punta Arenas tuvieron la primera sorpresa: Islas Malvinas-Faklands, decía el cartel del aeropuerto. Una señal, pensaron, de convivencia.

Como son “amantes de Maradona”, decidieron llevar su camiseta. “Felisa llevaba puesta la del ‘82, la de España, pero también llevamos otra —explica David– que mandé a hacer con las mimas telas y diseño de la original, una réplica de la casaca que Diego uso en 1986, porque con esa salimos campeones en México. No es la azul del gol a los ingleses, sino la que tienen los colores nuestros”, agrega. “Siempre llevamos camisetas de Diego cuando viajamos –aporta Felisa–, somos fans, yo lloré una semana cuando el Lobo se lo llevó –a la dirección técnica de Gimnasia–, porque soy Pincha, pero David es de Boca”.

“Llevamos a todos lados la 10 del Diez –confirma David–, y la llevamos a Cuba el año pasado y la colgamos en el mausoleo del Che”. Como “Diego vivió en Cuba hicimos ese homenaje, pero a Malvinas no fue, y no iba a ir –sostiene Felisa–, decidimos llevarla nosotros y hacerle ese homenaje, en vida”.

Cuando llegaron a Puerto Argentino les recomendaron no usar colores argentinos cuando anduvieran “por ahí”. Tengan cuidado, les decían, tengan precaución. “La gente quedó dolida por la guerra –explica Felisa– y podía presentarse algún problema”. Incluso hay un barrio donde les recomendaron “directamente no ir”. Dice la leyenda que ahí “hay bares que tienen inodoros con la cara de Galtieri. Eso dicen –advierte David–, no sé si será cierto, no fuimos. No queríamos confrontar, queríamos conocer, y estar ahí el 2 de abril”.

Como no querían usar la camiseta en la calle eligieron “termo y mate”. Y se encontramos con otros que también usaban termo y mate. “¡Otra sorpresa!”, dice Felisa que recuerda cuando les explicaban que “antes de la guerra había un trato fluido con Argentina”. Muchos habían estudiado aquí. Incluso tenían DNI argentino y muchos se atendían acá cuando tenían problemas de salud “porque allá no hay hospitales”.

En Puerto Argentino hay mucha población chilena. También rumanos o filipinos que trabajan en la industria pesquera. “Solo vive una familia argentina. Hacen turismo receptivo. Pero es difícil contactarlos porque no hay internet libre”, destaca Felisa.

Poco antes había estado allí el equipo Argentino de Antropología Forense, haciendo reconocimiento de restos de los soldados. “Nos hospedamos en el mismo lugar que ellos, una casa de isleños que nos trataron muy bien” cuenta Felisa. Y como poco antes “también hubo un viaje de familiares, en el cementerio encontramos todo lo que ellos habían dejado, los rosarios nuevitos, las flores”, cuenta. “Y nosotros llevábamos lo nuestro, las dos remeras: la de México ‘86 y la de España ’82” explica David.

“El 2 de abril estuvimos en Darwin, como queríamos –describe David–. Fuimos tranquilos, estábamos solos y recorrimos todas las lápidas, es una gran lomada, es monte, y están solo las tumbas, están distanciadas”. En sus recuerdos la imagen de las placas negras de los soldados desconocidos contrasta con las cruces blancas. “Es especial y muy ventoso” define David. Felisa agrega: “Darwin es solo eso, la ruta y el cementerio, rodeado de estancias de particulares”. No hay nada más, insisten. Y ante la falta de una bandera decidieron “poner la camiseta del Diego”.

En esa soledad arrasada por el viento, tomaron la foto que se convirtió en emblema. “Para honrar a nuestros soldados, por eso colgamos la camiseta, porque, así como ellos vinieron a pelear con las armas, Diego salió a pelear con su garra de campeón y con la camiseta nuestra”, concluye David.

Emotivo homenaje en el Cementerio de Darwin a los héroes localizados

cancilleria.gob.ar

Miércoles 13 de marzo de 2019

Hoy, miércoles 13 de marzo, un nuevo contingente de familiares de soldados caídos en la Guerra de Malvinas pudo viajar a las Islas para homenajear a sus seres queridos. Se trata de otros 22  héroes argentinos cuyos restos fueron recientemente localizados, en el marco del Plan Humanitario Malvinas, y que ahora descansan en paz en el Cementerio de Darwin, cada uno bajo una placa recordatoria con su nombre y apellido.               

“Es un momento de enorme emoción el que imagino vivieron hoy en las Islas, frente a esas tumbas con los nombres de los 112 que antes estaban sin identificar”, dijo esta tarde el canciller Jorge Faurie, al recibir a los familiares en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza.

“Estos viajes son, primero que nada, un alivio para el alma de cada uno de aquellos que dejaron la vida por los argentinos y también sus familiares”, aseguró el Canciller. “Bienvenidos a la parte continental y gracias por traernos el recuerdo de la extensión de nuestra patria, que son las Islas Malvinas”, sostuvo.

Luego del histórico primer viaje del 26 de marzo de 2018, que constituyó un verdadero hito después del Conflicto del Atlántico Sur, el Estado argentino consideró una vez más la necesidad de honrar la memoria de sus caídos, a fin de dar otro paso más para subsanar una deuda histórica que se extendió por 37 años, especialmente con los familiares de aquellos héroes argentinos cuyos restos habían sido sepultados bajo la leyenda “Soldado argentino sólo conocido por Dios”. 

Hoy, una vez arribado a nuestras Islas Malvinas, el grupo de familiares se desplazó por tierra hacia el cementerio de Darwin. Allí, en un clima de recogimiento e intimidad, pudieron realizar su emotivo homenaje. El momento fue de una gran emoción para toda la delegación y quedará en la memoria de todos los participantes.

La Cancillería argentina y la Secretaría de Derechos Humanos trabajaron mancomunadamente, junto a la Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas y la Embajada británica en Buenos Aires, y con la colaboración de la Corporación América, en la organización de los aspectos logísticos de la visita.

El Plan Humanitario Malvinas, una iniciativa sin precedentes confiada a fines de 2016 por la Argentina y el Reino Unido al Comité Internacional de la Cruz Roja, posibilitó desde entonces la identificación de los restos de 112 héroes gracias al trabajo asociado de la política y la ciencia. El logro de esta misión humanitaria es, además, consecuencia de los progresos y avances en la relación bilateral argentino-británica impulsada por el Gobierno nacional.

Con este nuevo paso, seguimos trabajando a fin de aliviar esta dolorosa herida y construyendo el camino hacia una verdadera reparación histórica para quienes entregaron su vida defendiendo a nuestra Patria.

Ya son 100 los argentinos enterrados en Darwin que fueron identificados por la Cruz Roja

Clarin

Natasha Niebieskikwiat

MALVINAS

La Secretaría de Derechos Humanos informó que Rubén Eduardo Márquez es el caído número 100 que fue identificado. Eran 122 restos entre 230 tumbas que estaban en el cementerio de Darwin desde 1982. 

Rubén Eduardo Márquez, el soldado argentino identificado.

En diciembre se van a cumplir dos años del acuerdo humanitario por el que Argentina y el Reino Unido le dieron mandato al Comité Internacional de la Cruz Roja para realizar el ADN en 121 tumbas de argentinos muertos en la guerra de 1982 y que estaban sin identificar en el emblemático cementerio de Darwin. 

Rubén Eduardo Márquez, el soldado argentino identificado.

Este martes, el Secretario de Derechos Humanos de la Nación, Claudio Avruj, anunció la identificación del caído número 100. Se trata del teniente primero Rubén Eduardo Marquez, capitán post mortem. Marquez prestó servicios en Malvinas junto a la Compañía de Comandos 602, que estaba al mando del entonces Mayor aldo Rico. Santafecino, Marquez murió a los 29 años, el 30 de mayo de 1982, cuando -estando asignado en la 2.ª Sección de Asalto, al mando del Capitán Tomás Fernández- debió participar de una misión de exploración en el Monte Kent. Cayó por fuego enemigo estando en Bluff Cove Peak junto al Sargento Primero Oscar Humberto Blas, quien también fue identificado por este complejo cruce de datos genéticos familiares en el que participa el Equipo Argentino de Antropología Forense.

Lorna y María Victoria Marquez, sobrinas del caído Rubén Eduardo Márquez  FOTO DIEGO DIAZ 02/10/2018

Lorna y María Victoria Marquez, sobrinas del caído Rubén Eduardo Márquez FOTO DIEGO DIAZ 02/10/2018

Su identificación llevó largo tiempo y sólo se pudo cotejar su ADN con el de sus sobrinos. Lorna Marquez viajó a Malvinas el 26 de marzo de este año en el viaje de los familiares de los 90 identificados.


Lorna es la sobrina de Marquez, y es la que lleva la voz cantante de la familia del capitán Marquez, que no tuvo hijos. Y se fue quebranto a medida que los periodistas le preguntaban por su historia. “El tío nació y murió haciendo lo que quería, defendiendo la patria y su bandera”.

INFOGRAFIA

Malvinas. 100 héroes identificados y localizados en Darwin.

Malvinas. 100 héroes identificados y localizados en Darwin.

Malvinas. 100 héroes identificados y localizados en Darwin.

Malvinas. 100 héroes identificados y localizados en Darwin.

Las 75 fotos del emotivo viaje de familiares de soldados identificados a las Islas Malvinas

13 de marzo de 2019

infobae

Las familias acudieron al cementerio de Darwin poco después de las 9 de la mañana. Los primeros minutos fueron conmovedores. Reinaba un silencio acompañado de llantos ahogados
Las familias acudieron al cementerio de Darwin poco después de las 9 de la mañana. Los primeros minutos fueron conmovedores. Reinaba un silencio acompañado de llantos ahogados
Nélida Fuentes, la mamá del soldado Jorge Alfredo Maciel, de San Andrés de Giles. El joven ingresó a la Infantería de Marina como conscripto y fue destinado a Monte Longdon. Cayó en la cruenta batalla el 11 de junio de 1982. “Ahora sé que su cuerpito no está tirado en un campo en las islas”, dijo su madre conmovida hoy en Darwin
Nélida Fuentes, la mamá del soldado Jorge Alfredo Maciel, de San Andrés de Giles. El joven ingresó a la Infantería de Marina como conscripto y fue destinado a Monte Longdon. Cayó en la cruenta batalla el 11 de junio de 1982. “Ahora sé que su cuerpito no está tirado en un campo en las islas”, dijo su madre conmovida hoy en Darwin
Algunos de los familiares necesitaron sillas para mantener la compostura ante semejante shock emocional. Conocer finalmente el lugar donde yace el soldado caído después de 37 años supone un cimbronazo afectivo rotundo
Algunos de los familiares necesitaron sillas para mantener la compostura ante semejante shock emocional. Conocer finalmente el lugar donde yace el soldado caído después de 37 años supone un cimbronazo afectivo rotundo
Las familias, durante la entonación de un gaiterio del Royal Regiment of Scotland. Las cruces de sus soldados, detrás
Las familias, durante la entonación de un gaiterio del Royal Regiment of Scotland. Las cruces de sus soldados, detrás
Representantes de la Guardia británica recibieron una corona de flores para depositar en el cementerio de San Carlos
Representantes de la Guardia británica recibieron una corona de flores para depositar en el cementerio de San Carlos
Los hermanos de Ramón Cirilo Blanco lloran frente a la tumba del soldado caído. El correntino acudió a la guerra de Malvinas con poca instrucción militar
Los hermanos de Ramón Cirilo Blanco lloran frente a la tumba del soldado caído. El correntino acudió a la guerra de Malvinas con poca instrucción militar
Ariel Vicente Gerez, primo del soldado Héctor Walter Aguirre, acompaña a la madre del caído, Lila Yolanda Aguirre. Junto a ellos, la periodista de Infobae Gaby Cociffi, quien trabajó durante 10 años por la identificación de los soldados de Malvinas junto al veterano Julio Aro
Ariel Vicente Gerez, primo del soldado Héctor Walter Aguirre, acompaña a la madre del caído, Lila Yolanda Aguirre. Junto a ellos, la periodista de Infobae Gaby Cociffi, quien trabajó durante 10 años por la identificación de los soldados de Malvinas junto al veterano Julio Aro
El padre Ponciano Acosta, familiar del gendarme Gumersindo Acosta, muerto en la guerra de 1982, brindó una misa para todos los familiares
El padre Ponciano Acosta, familiar del gendarme Gumersindo Acosta, muerto en la guerra de 1982, brindó una misa para todos los familiares
Raquel, una de las hermana de Andrés Folch que viajó a las islas. “¿Por qué tanto dolor?, ¿por qué tuviste tanto frío?, ¿por qué te quedaste acá hermanito?”, lloró abrazada a la cruz
Raquel, una de las hermana de Andrés Folch que viajó a las islas. “¿Por qué tanto dolor?, ¿por qué tuviste tanto frío?, ¿por qué te quedaste acá hermanito?”, lloró abrazada a la cruz
El veterano Julio Aro, impulsor del proyecto de identificación de los soldados argentinos
El veterano Julio Aro, impulsor del proyecto de identificación de los soldados argentinos
Carmen y Raquel, hermanas de Andrés Folch, en pleno momento de quiebre, sobre la tumba de su familiar
Carmen y Raquel, hermanas de Andrés Folch, en pleno momento de quiebre, sobre la tumba de su familiar
Hubo familiares que pasaron largos minutos abrazados en silencio a las cruces de las tumbas de sus seres queridos
Hubo familiares que pasaron largos minutos abrazados en silencio a las cruces de las tumbas de sus seres queridos
Las familias entregaron ofrendas de flores de tela y rosarios a las cruces de los caídos
Las familias entregaron ofrendas de flores de tela y rosarios a las cruces de los caídos
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El premio Nobel Pérez Esquivel viaja a Malvinas a dialogar 35 años después de la guerra

El Gobierno isleño advierte que respeten «el derecho fundamental a la autodeterminación» de los locales

MAR CENTENERA

Buenos Aires – 11 MAR 2017 – 11:29 ART

elpais.com/internacional/argentina/

Adolfo Pérez Esquivel (dcha), junto a Nora Cortiñas y el resto de la comitiva argentina antes de viajar a Malvinas.
Adolfo Pérez Esquivel (dcha), junto a Nora Cortiñas y el resto de la comitiva argentina antes de viajar a Malvinas.TÉLAM

El reclamo sobre la soberanía de las islas Malvinas es el punto más sensible de las relaciones entre Argentina y Reino Unido. A pocas semanas del 35 aniversario del inicio de la guerra que enfrentó a ambos países por el control de este archipiélago del Atlántico Sur, el inminente viaje de una comitiva argentina de referentes de los derechos humanos ha vuelto a encender la polémica. El Gobierno isleño ha advertido a través de un comunicado que los visitantes deben respetar los derechos de los locales y, en especial, su «derecho fundamental a la autodeterminación». La delegación argentina, entre los que figura el premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel y la madre de Plaza de Mayo Nora Cortiñas, considera que el archipiélago es «un enclave colonial» y reclama su soberanía.

«Nuestros derechos son defender la soberanía desde las islas, pero no vamos a pelear, vamos a reafirmar que las islas son nuestras y que sin muerte ni guerra vamos a seguir luchando para que sean nuestras», remarcó Cortiñas, presidenta de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, en una rueda de prensa celebrada este viernes en el Aeroparque Jorge Newbery. «Queremos reivindicar a los chicos que los llevaron a una guerra que nunca imaginaron, que los llevaron ahí y murieron en una tierra que aunque es nuestra aún tenemos que entrar con pasaporte», agregó la activista.

El grupo se disponía a viajar esta tarde a la ciudad patagónica de Río Gallegos y mañana se subirán al único vuelo semanal que conecta el país con las islas Malvinas, vía Chile. En total viajarán 14 personas, nucleadas en la Comisión Provincial por la Memoria, entre las que se encuentra también el padre Pepe di Paola, uno de los curas villeros más cercanos al papa Francisco, y Ernesto Alonso, excombatiente de las islas Malvinas.

En una carta abierta publicada en el semanario Penguin News, los isleños advirtieron que los visitantes serán bienvenidos para que conozcan su cultura y condiciones de vida, pero que no deben «pasar por alto» sus derechos. «Tomamos esta oportunidad para recordarles nuestro derecho fundamental a la autodeterminación, como están consagrados en la Carta de la ONU y los 35 años de intentos del Gobierno de Argentina de ignorar nuestros derechos como pueblo y de socavar nuestro estilo de vida», escribió el Gobierno local a la CPM.

«Vamos a tratar que sean respetados todos los derechos. Hay derechos que también tiene el pueblo argentino sobre las islas, que son un enclave colonial», replicó Pérez Esquivel desde Aeroparque.»No sabemos con lo que nos vamos a encontrar. Vamos a ver qué espacio de diálogo tenemos», admitió. Los argentinos se reunirán con pobladores locales e intentarán visitar escuelas para exponer su punto de vista del conflicto.

En la agenda figura también una visita al cementerio de Darwin, donde se encuentran los cuerpos de los 649 soldados caídos durante la guerra, entre ellos 123 aún sin identificar. Después de años de negociaciones, expertos forenses designados por la Cruz Roja Internacional tomarán muestras de los cuerpos para poner nombre y apellido a cada lápida ahora anónima. Los restos de los soldados «no serán trasladados al continente, salvo expresa voluntad de la familia directamente involucrada y una vez concluido el proceso», informó la Cancillería argentina este jueves a través de un comunicado.

Finalmente, los referentes de derechos humanos denunciarán también in situ las violaciones a los derechos humanos que sufrieron los soldados argentinos por parte de sus altos mandos. En este marco, los integrantes de la CPM recorrerán Monte Longdon, escenario de una de las batallas más terribles de la guerra, donde dejarán mensajes de paz y el reclamo de justicia para todos los soldados que pelearon en 1982.