El impacto del Exocet en el Crucero Glamorgan

Aquella improvisada y eficiente «maquinita bélica criolla» que lo lanzó tuvo su oportunidad la noche del 11 al 12 de junio.

Martín Balza 11-06-2020 08:00

Vista aérea del impacto del Exocet argentino a babor del HMS Glamorgan, en la cubierta de vuelo. | UNIVERSO ARMAS

11-06-2020 08:00

A principios de junio de 1982 fui llamado por el contraalmirante Edmundo Otero a Puerto Argentino, oportunidad en que conocí a unos oficiales de la Armada que, a órdenes del capitán de fragata Julio M. Pérez, habían arribado a la isla con un sistema de misiles Exocet MM-38 mar-mar, adaptados para ser lanzados desde una plataforma terrestre hacia el mar. Les interesaba que les transmitiera la experiencia que habíamos obtenido, desde el 14 de mayo, con nuestros cañones SOFMA (155mm y 20 km de alcance), haciendo fuego nocturno contra buques británicos, como una improvisada artillería de costa. También le informamos todo lo relacionado con el fuego naval enemigo.

Al término de la reunión nos solicitaron la colaboración del radar de vigilancia del Grupo de Artillería 3 (GA 3), tipo Rasit de 30 km de alcance, para adquirir (localizar) blancos por coordenadas polares y rectangulares, también con capacidad acústica, que era imprescindible para proporcionarle al misil el azimut (ángulo de dirección) y el alza (distancia) al blanco; el máximo error en dirección era de hasta 2 grados, y en distancia no mayor de 300 metros, pues dentro de esos parámetros el misil podía autocorregirse; con un error mayor esto no era posible. El equipo de operación del radar estaba constituido por el sargento Raúl A. Orcasitas y los soldados Héctor G. Soto, Roberto O. Velázquez Héctor G. Radaelli. La improvisada concepción isleña de la “maquinita bélica criolla” tuvo su oportunidad la noche del 11 al 12 de junio.

El crucero Glamorgan, de 5.400 toneladas, a órdenes del capitán Mike Barrow, había estado muy activo bombardeando la zona de los montes Harriet y Dos Hermanas, sin saber que un pequeño radar operado por Orcasitas lo había detectado y localizado en forma precisa, en momentos en que su tripulación, según el almirante Sandy Woodward: “…abandonó las posiciones de combate a las 05:30 (hora de Greenwich), sabiendo que había sido una buena noche de trabajo” (Woodward, S. Los cien días, Ed Sudamericana, pág. 336).

Parte de la tripulación del Glamorgan trabajando en la reparación de los daños que provocó el impacto del misil argentino. Foto: Universo Armas
Parte de la tripulación del Glamorgan trabajando en la reparación de los daños que provocó el impacto del misil argentino. Foto: Universo Armas.

El sargento Orcasitas llamó a mi puesto de comando y me dijo: “Tengo un blanco bien adquirido a 27 km. Se trata de un buque más grande que las clásicas fragatas tipo 42 como la Sheffield; puedo percibirlo por el ruido de sus turbinas, pero tiene proa al sur y en pocos minutos desaparecerá de la pantalla del radar”. Informé de inmediato a Pérez, quien sin vacilar disparó el misil. El almirante Woodward posteriormente dijo: “El Avenger lo vio a diez millas, para dar la alarma inmediatamente después de haberlo avistado el Glamorgan. El timón fue forzado a girar para alejarse del misil, y muy probablemente al hacerlo salvó la nave. A la distancia de una milla dispararon un Sea-Cat (misil mar-aire) cuando el Glamorgan todavía realizaba su maniobra; el misil impactó sobre la cubierta superior exactamente donde se une el casco en estribor y explotó poco antes del hangar” (Woodward, S., obra citada, pág 336).

Pero, a diferencia de Woodward, que narró lo que no había visto, mis hombres y yo fuimos testigos presenciales de la salida del Exocet. Sabiendo que el capitán Pérez accionaría el dispositivo de lanzamiento, salí de mi puesto de comando con un oficial y algunos suboficiales y soldados. Alguien gritó: ¡Salió el Exocet!, e inmediatamente vimos una estela roja trazante que perforaba la fría oscuridad en dirección sur de nuestro puesto, mientras oíamos un ruido similar a la turbina de un avión internándose en el mar. Varios interminables segundos después, sobre las pequeñas lomadas de Murray Heights pegadas a nuestra posición, un resplandor iluminó la noche a casi 30 km de distancia, y más tarde una explosión que estimuló a mis litoraleños a lanzar una vez más sus característicos sapucay. El capitán Pérez me comentó que decidió lanzar el misil porque apreció que la localización era precisa y, además, porque el buque inglés se alejaba velozmente y estaba solo 2 km de desaparecer de la pantalla del radar.

https://www.perfil.com/noticias/opinion/martin-balza-38-anos-guerra-malvinas-el-impacto-del-exocet-en-el-crucero-glamorgan


Otros británicos dieron una versión más detallada que la de Woodward: “Desde un lugar que dominaba Puerto Stanley (sic) pudieron ver un haz luminoso(como los faros de un coche, dijo uno de los testigos) que al principio se movía con bastante lentitud, recorría la playa y luego se dirigía hacia el mar ganando velocidad. Era un misil Exocet que los argentinos dispararon desde la costa hacia el Glamorgan, que, con proa al mar, bombardeaban las posiciones argentinas. También el Glamorgan lo vio y disparó misiles Sea-Cat, intentando desesperadamente derribarlo. Pero fue en vano, y al cabo de un momento los que estaban en la colina observaron un deslumbrante resplandor y una explosión sorda. A diferencia del Sheffield, el Glamorgan logró sobrevivir, aunque gravemente dañado” (TheSunday Times Insight Team, pág. 375). Al término de la guerra fue donado a Chile, que lo incorporó a su armada con otro nombre.

Según medios londinenses, las bajas británicas fueron un número importante de heridos y 14 muertos. Uno de ellos fue el teniente de la Royal Navy, David Tinker. Su padre, Hugo Tinker, publicó un libro a partir de las cartas y poemas que su hijo envió durante el conflicto a sus amigos y a su joven esposa, ChristineGracias a él conocemos detalles por demás interesantes, algunos de ellos son:

“El contraalmirante Woodward enarboló su insignia en el Glamorgan hasta que llegaron al área de las Falklands (sic) y se trasladó al portaaviones Hermes (…). Como William B. Yeats, David dijo: No odio a los que combato (…). Una guerra colonial es muy emocionante, comparada con la habitual y aburrida rutina de ejercicios y papeleo (…). Ésta es la última carta que te mando (7 de abril a Christine) por un tiempo, hasta que Chile comience a mandar nuestra correspondencia (…). Tenemos cada vez más aliados, incluidos los franceses, y una base en Chile (…). Ayer entré en el hangar y encontré una bomba nuclear, con el lanzamiento de alguna de esas bombas perderíamos el apoyo que nos brindan la Comunidad Económica Europea y el Tercer Mundo (…). Quédate tranquila (a su esposa) que, aunque ocurra lo peor –si nos hunden–, estoy en uno de los mejores lugares del buque; estaré todo el tiempo en el hangar o en la cubierta de vuelo, el hangar es el lugar más protegido (…). Es una bajeza que los políticos sean cubiertos de gloria cuando son sus enredos lo que tenemos que arreglar” (Tinker, Hugo, Cartas de un marino inglés, Emecé Editores).

Tras una breve ceremonia en la cubierta del Glamorgan, el cuerpo de David Tinker y los de sus compañeros fueron arrojados uno por uno al mar, donde quizás en las heladas aguas del Atlántico Sur se hayan encontrado con nuestros también jóvenes marinos del crucero General Belgrano, que no tuvieron la oportunidad de ninguna ceremonia de despedida en la cubierta del viejo crucero.

* Ex Jefe del Ejército Argentino. Veterano de la Guerra de Malvinas y ex Embajador en Colombia y Costa Rica.

Una derrota peleada vale más que una victoria casual

Como bien dijo el general San Martín: “Una derrota peleada vale más que una victoria casual”.

Malvinas: una derrota peleada vale más que una victoria casual

Después de la rendición, los argentinos arrojan sus armas y sus municiones en Puerto Deseado. | CEDOC

Ignacio Cloppet

14-06-2020 07:00

La derrota de Puerto Argentino, fue sin dudas la crónica de una muerte anunciada. La gesta de Malvinas tenía legitimidad, sustentada en el justo reclamo de soberanía del pueblo argentino usurpada por un reino agresor e invasor, pero lamentablemente no gozaba de legalidad por parte de quienes la llevaron adelante: la decadente junta militar heredera de la dictadura más sangrienta que hemos experimentado.

El 2 de abril de 1982 las tropas argentinas desembarcaron en Puerto Argentino, y sin derramar ninguna gota de sangre inglesa, recuperaron el territorio usurpado desde el año 1833.

El conflicto bélico duró 72 días, donde pasó de todo. Presiones de líderes mundiales; la acción diplomática que jugó un papel preponderante al servicio de los ingleses; el decisivo apoyo de los EEUU; la complicidad de Chile, traicionando la hermandad latinoamericana; el apoyo recibido de Perú y la solidaridad de otros pueblos; la tardía visita de Juan Pablo II; la decepción de la derrota.

En el ámbito militar, hubo actos heroicos de muchos soldados, suboficiales y oficiales de las tres armas. Destacamos la valentía y profesionalidad de los pilotos de guerra, como así también de los comandos y tropas de infantería.

En la ofensiva final, los ingleses se concentraron en tres posiciones: los montes Longdon, Harriet y Dos Hermanas. A las 23 hs. del 11 de junio, las fuerzas navales inglesas bombardearon ininterrumpidamente Puerto Argentino durante 48 hs. A las 02.50 hs. del día 12, los ingleses lanzaron un ataque terrestre convergente. Tomaron los montes Dos Hermanas y Harriet, iniciando el ataque final sobre las posiciones defensivas.

De esta forma se produjo la batalla final, la noche del 13 de junio, con el ataque que duró hasta el día siguiente, tomando posesión de los montes Tumbledown y Wireless Ridge. A las 9 hs. del 14 de junio, los británicos controlaban los límites de Puerto Argentino, donde se encontraban replegadas nuestras fuerzas, casi sin municiones.

https://www.perfil.com/noticias/opinion/ignacio-cloppet-a-38-anos-guerra-malvinas

Es de destacar, que las tropas argentinas lucharon dura y hábilmente resistiendo los ataques de los comandos de Marinos Reales y de cuerpos de elite del ejército británico.

Como bien dijo el general San Martín: “Una derrota peleada vale más que una victoria casual”.

A las 16 hs. del 14 de junio, hubo un “alto el fuego”, pactado por los generales Moore y Menéndez. Se realizaron dos reuniones. En la primera se establecieron las condiciones de la rendición y en la segunda se firmó el acta de capitulación. El documento firmado por los generales Menéndez y Moore establecía una rendición incondicional. El término «incondicional» fue tachado y salvado con ambas firmas.

La guerra tiene consecuencias dramáticas, donde afloran la grandeza y también las peores miserias humanas. La guerra de Malvinas se perdió, militar como diplomáticamente. Si bien es cierto que en las distintas reuniones internacionales celebradas a lo largo de la contienda, el mundo había comprendido las razones argentinas y el carácter colonialista del conflicto, la balanza se inclinó a favor del poderoso, como siempre sucede.  

Rendición de Malvinas 20190614

La rendición fue cruel. No sólo por el sabor amargo de la derrota, sino por lo que significó la llegada a nuestro territorio de los soldados y militares. Sufrieron en carne propia la indignidad de los gobernantes, que silenciaron su arribo. Tristemente llegaron por la puerta de atrás, como si fueran delincuentes, sin reconocimiento alguno.

Ese tremendo destrato, dio comienzo a la desmalvinización, que empezó con la dictadura, y continuó con algunos gobiernos democráticos, que tampoco pusieron en valor a los ex combatientes.

No hay cosa más ingrata que despreciar a quienes entregaron su vida y se jugaron el pellejo por su patria. Por eso, como decía Borges, “hay derrotas que tienen más dignidad que la victoria”. Y esa dignidad es la de esos valientes hombres y mujeres que dieron el ejemplo de amor a la patria, llevado hasta lo más grande que el hombre puede dar: su propia vida.

Por eso mismo su sacrificio no fue en vano. Ya lo decía Tertuliano, cuando el Imperio Romano perseguía a los cristianos: “La sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos”. Lo mismo podemos decir si miramos a los que dejaron su vida en Malvinas, son semillas sembradas que un día darán sus frutos.

Para el entonces cardenal Bergoglio, el conflicto entre Argentina y Gran Bretaña por la soberanía de las Malvinas, se trata de un típico caso de “usurpación”. En este sentido me parece oportuno citar sus palabras pronunciadas el 2 de abril de 2008: “El conflicto es una parte oscura de la historia argentina que solo adquiere luz desde el coraje y la valentía de los que lucharon allí, tanto los que descansan en tierra y aguas propias como los que volvieron. Hay una herida abierta que sigue sangrando en el dolor de las madres y otros familiares que comparten con orgullo la gloria de los que ofrendaron su vida. El drama de los que lucharon y volvieron de Malvinas es nuestro drama porque nos pone delante de nuestra indiferencia y desamor. Nuestro estilo de vida elitista rechaza el fracaso, lo desvaloriza o lo esconde; no se deja enseñar de élEs de buen argentino reconocer la valentía tanto de los que cayeron en esa guerra como los que murieron después a causa del silencio y la indolencia de la sociedad, o de los que sobrevivieron y hoy son testigos vivos de esa gesta. Existe una deuda ‘histórica’ que sólo será saldada cuando cada 2 de abril sea motivo de reflexión, de afirmación de la identidad nacional y el trabajo por la paz; sólo así la sangre de los 649 caídos no habrá sido derramada en vano”.

Acertadamente, el pasado 10 de junio, día de la Afirmación de los Derechos Argentinos sobre las Islas Malvinas, el gobierno nacional anunció el envío al Congreso de 3 proyectos de ley, con el objetivo de reafirmar y darle estatus de política de Estado al reclamo de soberanía sobre las Islas, además de proteger los recursos naturales nacionales. Las iniciativas parlamentarias buscan crear un Consejo Nacional Asesor de Políticas sobre Malvinas, demarcar el límite exterior de la plataforma continental más allá de las 200 millas y elevar las sanciones a quienes practiquen la pesca ilegal en aguas argentinas.

Si bien hoy recordamos con melancolía una rendición, tengamos en cuenta lo que dijo Saramago: «La derrota tiene algo positivo, nunca es definitiva. En cambio, la victoria tiene algo negativo, jamás es definitiva«.

* Voluntario del conflicto de las Islas Malvinas.

Halcones de Malvinas, historias de heroísmo en primera persona

1 abril 2017

Por Joaquín Rodríguez Freirejrodriguez@ambito.com.ar

El 2 de abril de 1982 las tropas nacionales ejecutaron la «Operación Rosario», el desembarco militar que dio inicio a la Guerra de Malvinas. Casi un mes después, el 1 de mayo, la Fuerza Aérea Argentina (FAA) ingresó de lleno en el conflicto. Desde entonces y hasta el final de la contienda sus ataques en conjunto con la aviación de la Marina causaron severos daños a la flota real británica, llevándola al borde de una rendición que finalmente no se concretó. A 35 años de los sucesos, dos pilotos relataron sus experiencias a ámbito.com.

La recuperación de Puerto Argentino fue sumamente rigurosa: la orden de no generar bajas en el bando enemigo se cumplió a rajatabla. De esta manera, los altos mandos se procuraban un tiempo prudencial para negociar con Gran Bretaña antes de su ingreso en la guerra. Sin embargo, el gobierno de Margaret Thatcher no pasaba por un buen momento en Inglaterra y el conflicto fue una oportunidad propicia para apuntalar su liderazgo político. El 25 de abril, las naves inglesas llegaron al teatro de operaciones; apenas siete días después, los diálogos entre los beligerantes quedaron truncos y bombarderos Vulcan británicos atacaron objetivos en la capital isleña. Esa misma jornada, las aeronaves argentinas entraron en acción.

Al inicio de la contienda, Pablo «Cruz» Carballo era capitán de la FAA y se desempeñaba como piloto de A-4B en la V Brigada Aérea de Caza, situada en Villa Reynolds, San Luis. Ante este medio, recuerda: «El 2 de abril mi señora se levantó a hacer el desayuno y me empezó a sacudir. ‘¡Pablo, Pablo, recuperamos las Islas Malvinas!’, dijo. Fue uno de los mejores momentos de mi vida. Aún hoy sigue siendo un día memorable. Mi padre había sido oficial de la fuerza y un conocedor de la historia. Yo sabía todo sobre las Islas desde chico y tenía un sentimiento genuino hacia ellas».

Para mediados de abril, la Brigada fue trasladada a Río Gallegos, Santa Cruz. El 21 de mayo, junto a la escuadrilla «Mula», «Cruz» atacó la fragata «HMS Ardent» situada en el estrecho de San Carlos, donde comenzaba el desembarco inglés. Si bien las bombas arrojadas no estallaron, el barco quedó severamente dañado y las siguientes oleadas de bombardeos causaron su hundimiento. El domingo 23, la escuadrilla «Nene», al mando de Carballo, neutralizó al buque «HMS Antelope» que se fue a pique en 24 horas. En aquella misión murió el primer teniente Luciano Guadagnini quien se estrelló contra la nave.

«Había dos tipos de días: aquellos en que volvíamos todos y otros en que alguien no lo lograba. Los ingleses cuentan cómo le pegan en el ala a Guadagnini. Su avión se inclina, el tira la bomba y se estrella contra el mástil, que se partió por el impacto. El aeroplano se desintegró», relata.

«Ahí quedó Guadagnini, un extraordinario piloto dueño de una personalidad magnética. Su esposa estaba en la V Brigada. Ella dirigía el coro de la iglesia cuando se enteró de la noticia. Al domingo siguiente, ahí estaba de nuevo, dirigiendo el coro. Hay que amar la Patria. A mí me preguntan si quiero volver. No, yo no quiero volver. Quiero recuperar las islas Malvinas por la vía diplomática, pero cuando hay que luchar, hay que hacerlo con honor», reflexiona Carballo.

La estrategia argentina no era simple: para evitar ser descubiertos por los buques enemigos, los «Halcones» debían llevar adelante vuelos rasantes sobre el mar y procurar el silencio de radio, es decir, guiarse a través de señas. En general, los ataques se realizaban entre varias escuadrillas para saturar los sistemas defensivos de las naves reales. Desde las islas, el radar Malvinas proporcionaba información a los argentinos sobre los movimientos ingleses en la zona. La contienda presentó otra situación inédita para los pilotos, ya que debieron aprender técnicas de combate aeronaval una vez comenzada la guerra, durante su estadía en las bases del sur. Además, como si el fuego naval fuera poco, los aviadores debían evitar las Patrullas Aéreas de Combate (PAC) conformadas por duplas de modernos aviones Sea Harrier.

Con el paso del tiempo y pese a los golpes, la batalla recrudecía. «El más importante de los días fue el 25 de mayo. Yo volé en el ‘Charlie 225’. Me levanté temprano y había mucha gente. Ingresé al submarino, una zona de nuestra base donde había oficiales de mucho mayor rango que yo, y grité ‘¡Viva la patria!’. Todos gritaron conmigo. Enseguida vino la orden de misión. Eran dos blancos poderosísimos: el destructor ‘HMS Coventry’ y la fragata ‘HMS Broadsword», rememora el por entonces Capitán.

HALCONES DE MALVINAS

Autor: CARBALLO, PABLO M

Autor: Com (R) VGM Pablo M. R. Carballo – Prólogo: Dr Juan L. Gallardo
Incluye apéndice de imágenes color
Todo lo ocurrido en éste libro ha sucedido en la realidad y los relatos se ajustan estrictamente a hechos verídicos. Tiene la virtud de recopilar experiencias recogidas durante o apenas finalizada la guerra; con la sangre aún caliente y los recuerdos recientes. Son los relatos de los hombres de la Fuerza Aérea Argentina. Incluye fotografías color.

https://www.tematika.com/halcones-de-malvinas

Carballo expresa que «se ponían todos con ametralladoras de mano a tirarnos desde cubierta. Fue un momento que quedó grabado en la mente por todo lo que nos tiraban. La decisión fue de no volver, de seguir y seguir pase lo que pase, y pensar en ‘cualquier momento me revientan’«. Aquella jornada, su avión recibió fuego de metralla en una de sus alas, aunque logró regresar al continente. Tras resistir múltiples embates, el Coventry fue inutilizado y abandonado por su tripulación, que perdió 19 hombres. Esa jornada fue una de las más negras para Inglaterra, ya que un ataque aéreo de la Armada destruyó el carguero «Atlantic Conveyor», que arribaba al lugar con municiones y pertrechos vitales para los europeos.

La participación de «Cruz» culminó el 8 de junio. Tras sufrir desperfectos técnicos en su artefacto, debió volver a la base junto con dos aeronaves más. En esa ocasión fueron hundidos los buques «Sir Tristram» y «Sir Galahad». «Cuando ocurrió la recuperación de las Islas, fue para mí la realización de un sueño. Ellos las tomaron porque no pudieron tomar todo lo demás. Desde chico soñaba que nuestro país pueda ser integrado en su totalidad. Tenemos que tener orgullo de aquello que nos enseñaron que debía avergonzarnos. Gracias a la FAA viajé por el mundo y me di cuenta lo millonarios que somos los argentinos», sintetiza.

Otra de las figuras destacadas de la V Brigada fue Luis «Tucu» Cervera, quien se desempeñó como Jefe de Sección del 2° Escuadrón. En diálogo con este medio, reflexiona: «Cuando me enteré por la radio de la recuperación de las Islas sentí mucha alegría, una gran conmoción. Toda la Argentina se conmovió ante la noticia porque siempre fue un anhelo de todo ciudadano bien nacido«. De todos modos, Cervera sabía que «esto no terminaba acá». «Nos alojamos en un hotel de la ciudad de Río Gallegos. Los aviones fueron llevados a los bunkers y allí se conformaron los equipos técnicos», dice.

El 24 de mayo, «Tucu» se lanzó en una de sus misiones más osadas: «Salimos en dos escuadrillas de tres aviones a atacar la flota en San Carlos, donde intentaban armar la cabeza de playa. Fue una misión muy dura porque sabíamos que íbamos a entrar en el núcleo de la flota. Era de altísimo riesgo. Mi jefe de escuadrilla tuvo una falla y debió volver, así que me hice cargo del grupo. Nos juntamos con la otra escuadrilla, y conformamos una de cinco aviones. Así hicimos toda la navegación y el abastecimiento. Era muy difícil encontrar el Hércules para repostar. Lo hacíamos a ojo, prácticamente».

«Al lado de aquello, Pearl Harbor nos parecía un poroto. Si bien los radares no nos tenían en pantalla, ellos sentían el tronar de nuestras turbinas, entonces nos estaban esperando. Nos tiraban con cañones y con misiles. Mientras, de sus buques desembarcaban soldados. Vimos que había cuatro barcos grandes. No pudimos hablar, ni nada. Cada uno eligió un navío de desembarco; preferíamos a los más importantes. Yo tiré al ‘Lancelot’ y salimos. En el escape me pasó un misil por al lado. Gracias a dios volvimos los cinco pilotos. Fue una buena misión», destaca.

Para el 13 de junio, las tropas argentinas estaban diezmadas y los británicos, a las puertas de la victoria. Ese día la Brigada lanzó un ambicioso ataque. El objetivo era destruir al Estado Mayor inglés con asiento en Monte Dos Hermanas. Una dupla de escuadrillas tomó parte de la que sería la última misión de combate de la FAA. Al llegar a la zona, dieron con el campamento de la comandancia. «La satisfacción la tengo porque fue el último gran esfuerzo de nuestra fuerza. Si las bombas hubieran explotado como debían, quizás no quedaba nada de aquel emplazamiento», sostiene Cervera.

El general Jeremy Moore, a cargo de las fuerzas del Reino Unido en tierra, logró escapar de la escena mientras los aeroplanos bombardeaban el sitio. «En uno de sus relatos, Moore cuenta que se tiró a un pozo cuando vio venir a los aviones. Nuestras bombas se hundían en la tierra por lo fangoso del suelo. El barrido de la explosión salía hacia arriba en vez de manera lateral, por eso no se produjo todo el daño que se podía haber hecho. Destruimos todo el equipamiento que tenían. Comunicaciones, helicópteros, etc. Causamos muchos percances. La historia podría haber cambiado», sentencia «Tucu».

https://www.ambito.com/informacion-general/halcones-malvinas-historias-heroismo-primera-persona

Para el fin del conflicto, la Argentina había atacado a más de 30 barcos enemigos. Según datos de la Fuerza Aérea, 8 de ellos fueron hundidos o destruidos y 11 dañados de gravedad, mientras que 55 integrantes de la FAA murieron durante la guerra. Terminadas las hostilidades, el almirante John Woodward, encargado de la operación naval inglesa, dijo: «Ganamos con un importante grado de suerte. Cuando los argentinos se rindieron, las pérdidas británicas iban en aumento y estábamos a punto de quedarnos sin alimentos y municiones. Si ellos hubieran resistido una semana más, la historia hubiera podido terminar de manera muy diferente. Imagínense qué diferente podría haber sido nuestra historia política reciente».

El día 14 de junio, Mario Benjamín Menéndez, quien comandaba a las fuerzas terrestres en Malvinas, firmó ante Moore la rendición. Sin embargo, advirtió que solo podía responder por lo que ocurriera con sus subordinados y no por las acciones que la Fuerza Aérea y la Marina pudieran desarrollar a partir de ese momento. Con esa confesión, ilustró de manera retórica la bravura y rebeldía de aquellos pilotos que con su arrojo cambiaron la historia de la guerra aeronaval hiriendo de gravedad a una fuerza que se pensaba invencible.

La Aviación Naval | Argentina.gob.ar

Hay una foto. Se ve rústica e íntima. La imagen es icónica porque a partir de ella se puede contar cómo fue la Guerra de Malvinas para la Aviación Naval: audacia y coraje en cada batalla, pero con un profesionalismo reconocido mundialmente.

La foto fue tomada el 4 de mayo de 1982 en Río Grande, la tarde después de haber atacado al primer buque que perdió en combate la Real Marina Británica desde la Segunda Guerra Mundial.

En la imagen, un piloto aeronaval sostiene un stencil sobre el fuselaje del Super Etendard 3-A-202 para pintar la silueta negra del destructor HMS «Sheffield». El dibujo va con una equis roja encima, de hundido.

El que sostiene la plantilla es el Capitán de Corbeta Augusto Bedacarratz, uno de los dos pilotos de la Armada Argentina que atacaron y hundieron al buque inglés.

Si bien un helicóptero Alouette III de la Aviación Naval abrió fuego sobre fuerzas inglesas en la reconquista de las islas Georgias del Sur el 3 de abril, los días de mayo fueron en los que cobró mayor protagonismo su accionar.

Como el día de la foto. Esa madrugada, un avión Neptune de la Escuadrilla Aeronaval de Exploración descubrió al “Sheffield”, y a media mañana los Super Etendard piloteados por el Capitán Bedacarratz y el Teniente de Fragata Armando Mayora despegaron de Río Grande rumbo a las Malvinas. Salían a cazar armados con misiles Exocet.

—¡¡Lanzar, ahora!! —ordenó Bedacarratz. Mayora no escuchó bien la orden, pero vio el lanzamiento, pulsó su gatillo, el misil se desprendió, cayó y se encendió… segundos eternos. El «Sheffield» no detectó el ataque hasta que un oficial en el puente de comando divisó, casi al ras del mar, una estela. Cinco segundos después, el Exocet impactó justo en el centro del buque, donde está la sala de operaciones, dos metros y medio sobre la línea de flotación. Del agujero que quedó salió fuego y una columna de humo de 30 metros, incontrolable, que incendió el buque y obligó a abandonarlo. El “Sheffield” agonizó 6 días. Hundido.

Aquella batalla constituyó un hito táctico porque nunca antes en la historia se había usado la combinación explorador-avión de ataque.

Osadía y valentía en cada acción, como el día que los británicos llegaron con toda su fuerza a las islas. Ese 21 de mayo, en vuelo de reconocimiento, armado y sin escoltas, el Teniente de Navío Owen Crippa descubrió el desembarco en el Estrecho San Carlos: barcos y más barcos, movimiento de lanchas y tropas al norte de las Malvinas.

A bordo de un avión Aermacchi MB339, se lanzó solo al ataque, con cañones y cohetes que impactaron contra la fragata HMS “Argonaut”, en medio de un intenso fuego antiaéreo enemigo proveniente de los buques que apoyaban el desembarco. En su arremetida debió recobrar muy fuerte su avión para evitar chocarlo. Pensó: “Si giro hacia el estrecho, me bajan. Mejor me meto entre ellos”. Microsegundos de una decisión acertada: pasó entre medio de los buques ingleses y la defensa antiaérea de la flota inglesa quedó helada ante la hazaña de Crippa. No pudieron dispararle porque se impactarían entre ellos.

El Teniente Crippa volvió, observó y dibujó un croquis con la ubicación y cantidad de buques. Tras su arribo al aeropuerto de Malvinas y luego de pasar un informe de la situación, todas las unidades aéreas se prepararon para atacar el desembarco.

Ese mismo día, aviones A-4Q Skyhawk de la Tercera Escuadrilla de Caza y Ataque remataron al HMS “Ardent”, que ya estaba herido por un ataque anterior de la Fuerza Aérea. Una sección al mando del Capitán de Corbeta Alberto Phillippi descargó sus 12 bombas de 500 libras, destruyendo el lanzamisiles antiaéreo. Tras el ataque, una patrulla de aviones Sea Harrier británicos detectó a los A-4Q argentinos y derribaron al Capitán de Corbeta Alberto Philippi y al Teniente de Fragata José Arca, que lograron eyectarse, y al Teniente de Fragata Marcelo Gustavo Márquez, quien falleció en combate.

Al teniente Arca lo rescató un helicóptero del Ejército Argentino; el Capitán Philippi nadó hasta la costa y sobrevivió en el terreno 3 días, hasta que llegó al campo de un isleño de origen británico que le dio cobijo.

Detrás, otra sección de A-4Q Skyhawk, al mando del Teniente de Navío Benito Rótolo e integrada por los tenientes de navío Carlos Lecour y Roberto Sylvester, descargaron sus bombas que impactaron sobre la popa de la fragata HMS “Ardent”, que no pudo parar de arder en llamas hasta el día siguiente. Hundido.

El 23 de mayo por la mañana, en la Bahía San Carlos, otros tres A-4-Q Skyhawk piloteados por los Capitanes de Corbeta Rodolfo Castro Fox y Carlos María Zubizarreta y el Teniente de Navío Marco Aurelio Benítez pasaron rasantes y lanzaron bombas a un destructor tipo County, se estima que es el HMS “Antrim”, que quedó averiado.

También arremetieron contra la fragata HMS “Antelope”, que había sido atacada por la Fuerza Aérea. Al regreso de esta misión, la pista y las condiciones meteorológicas muy adversas le ocasionaron problemas en el aterrizaje al Capitán de Corbeta Carlos María Zubizarreta, que falleció al intentar eyectarse de su avión despistado.

El “Antelope” sucumbió a los ataques aéreos argentinos, a pesar de que intentaron remolcarlo para desactivar las bombas que habían penetrado en su interior. Una, que parecía fallida, explotó y lo abrió desde la línea de flotación hasta la chimenea. El buque inglés se apagó, consumido por el fuego y cegado por el humo, y los británicos lo abandonaron. Durante la noche siguió ardiendo y detonando por dentro hasta que se quebró al medio y se hundió. Otra imagen icónica de la Guerra de Malvinas.

El 25 de mayo, Día de la Patria, dos Super Etendard de la Segunda Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque piloteados por el Capitán de Corbeta Roberto Curilovic y el Teniente de Navío Julio Barraza le dieron un golpe descomunal a la logística de la flota británica al atacar con los ya gloriosos misiles Exocet AM-39 al eco más grande en los radares: pensaron que era un portaviones, pero horas más tarde se enteraron que habían herido de muerte al portacontenedores “Atlantic Conveyor”. La pérdida para los británicos fue millonaria: una docena de aeronaves, combustible, vehículos de combate, repuestos, carpas, armamento, pertrechos para las tropas y material para construir una pista de aterrizaje móvil.

Con el último misil Exocet, dos Super Etendard de la Aviación Naval se lanzaron a atacar al portaviones HMS “Invencible”, al este de las Malvinas. Era el 30 de mayo y contaron con el apoyo de 4 aviones de la Fuerza Aérea Argentina. Fue la única operación conjunta entre ambas fuerzas y la última misión de los Super Etendard, piloteados por el Capitán de Corbeta Alejandro Francisco y el Teniente de Navío Luis Collavino.

Los radares de Puerto Argentino ya lo tenían ubicado, pero el buque estaba en alerta y a la espera de los aviones. Fue una misión de puro riesgo y valor que consistía en herir al portaaviones con el Exocet y rematarlo con las bombas que descargaran los A4 de la Fuerza Aérea.

«Enganchado el más grande. Lanzo misil» – dijo el Capitán Francisco, a unas 20 millas del blanco.

Al último Exocet lo vieron desprenderse y caer del Super Etendard hasta casi tocar el agua, encender el motor y salir volando a su objetivo, dejando detrás una estela blanquecina. Los A4 siguieron la estela del misil, que voló a match 1 y se perdió de vista. Dos de los A4 fueron derribados, los otros dos vieron una columna crepitante de humo negro y lo tomaron como una señal para descargar su artillería sobre el portaaviones inglés.

Según el gobierno británico, el “Invencible” no recibió impacto alguno ni soportó averías como consecuencia del ataque. Según el radar de Puerto Argentino, la actividad de vuelo se redujo a la mitad inmediatamente después de esa misión y el buque se retiró de la zona.

https://www.argentina.gob.ar/armada/gesta-de-malvinas/la-flota-de-mar

Sabrina Ajmechet, precandidata de Juntos por el Cambio, se burló del reclamo argentino por Malvinas | Sigue los pasos de su madrina política, Patricia Bullrich

Ajmechet también había publicado comentarios agresivos contra estudiantes del Carlos Pellegrini. «Necesitamos ciudadanos capaces de revertir tanta decadencia», fue la razón, según Bullrich, por la cual la vicepresidenta del Club Político Argentino quedó incluida en la lista de diputados nacionales de Juntos por el Cambio.

25/07/2021Última actualización 

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El nulo interés por la soberanía de las Islas Malvinas parece ser un denominador común que aglutina Juntos por el Cambio. Es que a los dichos de la propia presidenta del Pro, Patricia Bullrich, quien había pedido intercambiar al archipiélago por vacunas de Pfizer, se le suma las publicaciones de Sabrina Ajmechet, una de las precandidatas a diputada nacional por el bloque opositor. Durante años la historiadora -justamente propuesta por Bullrich para integrar la lista de legisladores de la Ciudad- escribió varios posteos en Twitter en el que se burla del reclamo argentino por la soberanía: «La creencia en que las Malvinas son argentinas es irracional, es sentimental. Los datos históricos no ayudan a creer eso”, redactó en la red social un 2 de abril, Día del Veterano y de los Caídos en la guerra de Malvinas.

«Las Malvinas no son ni NUNCA fueron Argentinas«, fue otro de los mensajes que publicó Ajmechet en su cuenta de Twitter, hace algunos años. Y la lista sigue: «Las Malvinas no existen. Las falkland islands son de los kelpers”, agregó.

Estas publicaciones, que reivindican el colonialismo de los ingleses, están en sintonía con lo expresado por su madrina política, Patricia Bullrich, quien había propuesto entregar las islas como una garantía para acordar con el laboratorio Pfizer. Sin embargo, en esta oportunidad, la alumna superó a la maestra: “Quiero que las Malvinas sean parte del país en el que crezca mi hija ¿Cuáles son los requisitos para mudarse ‘permanently’ a Londres?”, fue otra de las publicaciones de Ajmechet. 

Por su parte, el secretario de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur de Cancillería, Daniel Filmus, repudió las publicaciones de la precandidata de Juntos por el Cambio: «Vergüenza! Después de que propusieron cambiar Malvinas por vacunas, Cambiemos pone una candidata que desconoce la historia y la Constitución», estableció el funcionario en su cuenta personal de Twitter.

Pero eso no es todo. Tras haber trascendido que tuvo una grave denuncia por plagio en sus artículosSabrina Ajmechet, que es además vicepresidenta del Club Político Argentino, también se había manifestó en contra de los alumnos del Colegio Carlos Pellegrini, con una amenazante y discriminatoria publicación que se viralizó este domingo. “Desperdicié la oportunidad de atropellar a un grupito de estudiantes del Pellegrini. Sepa la patria disculparme”. 

La precandidata de Juntos por el Cambio intentó eliminar muchos de estos mensajes (incluso una ironía antisemita, que luego debió explicar en su cuenta de Twitter), al quedar en evidencia y recibir un repudio generalizado, pero fueron capturados por los usuarios y se volvió tendencia en las redes sociales.

Los elogios de Bullrich

La presidenta del PRO, Patricia Bullrich, adelantó con bombos y platillos la candidatura de Sabrina Ajmechet, a través de las redes sociales. «La falta de ideas amenaza nuestra libertad. Necesitamos ciudadanos capaces de revertir tanta decadencia. Por eso impulso la candidatura a diputada nacional de Sabrina @Ajmechet, una joven académica con experiencia y una mirada transformadora para reconstruir esperanza y porvenir», había expresado la exministra de Seguridad.

Conocido este “prontuario” pareciera que a Bullrich se le olvidó reparar en algunos antecedentes de la «joven académica»

Sin límites: una militante de la soberanía inglesa en Malvinas, candidata del PRO

Incluida en la lista por pedido de Patricia Bullrich, la mediática historiadora Sabrina Ajmechet reivindica abiertamente las pretensiones colonialistas.

25 de julio de 2021 – 06:16

Ex funcionarios que fracasaron en un distrito y se presentan en otro, provocadores de Twitter, ajustadores seriales, candidatos investigados por espionaje ilegar, periodistas supuestamente independientes y otros personajes bastante cuestionables pueden encontrarse a simple vista en las listas del macrismo, ahora denominado «Juntos», ya sin el cambio.

Aun entre semejante tren fantasma, sobresale nítidamente un ejemplar que se destaca del resto: la candidata a diputada nacional por la Ciudad de Buenos Aires Sabrina Ajmechet, que no solo evita adherir al histórico reclamo argentino de soberanía en nuestras islas Malvinas, sino que además milita activamente -de manera casi obsesiva- en favor de la posición colonialista, llegando a afirmar que «las Malvinas no son ni NUNCA fueron argentinas» (las mayúsculas son de la autora), «las Malvinas siguen siendo inglesas» o «las Malvinas no existen, las Falkland islands son de los kelpers».

La polémica historiadora, relegada desde hace tiempo en el ámbito académico desde que se le descubriera un plagio en uno de sus artículos, comenzó en los últimos años a hacer pie en los medios de comunicación, y de esa manera logró la notoriedad para que Patricia Bullrich se fijara en ella y la nominara para integrar la principal lista macrista de CABA en las PASO, donde ocupa el séptimo lugar en la lista de diputados nacionales, lo cual casi le asegura una banca a partir del próximo 10 de diciembre.

Estas son algunas de las expresiones de Ajmechet en Twitter, que denotan una clara postura antimalvinas, ofendiendo uno de los sentimientos que unen a la enorme mayoría de los argentinos, más allá de toda grieta.

La Batalla de Puerto Argentino – Ejército Argentino – SOMOS EL EA

Batalla de Puerto Argentino

INFIERNO DE MEDIANOCHE

Combate en Monte Longdon

LA COMPAÑÍA “B” DEL REGIMIENTO DE INFANTERÍA 7, REFORZADA CON LA 1RA SECCIÓN DE INGENIEROS DE COMPAÑÍA DE INGENIEROS 10 Y UNA SECCIÓN DE AMETRALLADORAS DE LA INFANTERÍA DE MARINA, SE ENCONTRABAN EMPLAZADAS CUBRIENDO EL ACCESO NOROESTE A LA PRIMERA LÍNEA DE POSICIONES DEFENSIVAS DE PUERTO ARGENTINO, EN LAS ALTURAS DE MONTE LONGDON, CONSTITUYENDO UN PUNTO FUERTE DENOMINADO “SUBSECTOR PLATA” Y QUE DEFENDÍA LOS 360° DE LA POSICIÓN.

El combate de Monte Longdon fue el más encarnizado de la campaña, donde cayeron en combate decenas de soldados argentinos y británicos, duró desde la noche del 11 de junio hasta las primeras luces del día 12 de junio, llegándose a combatir cuerpo a cuerpo. Las tropas argentinas se replegaron al agotársele la munición y la imposibilidad de recibir refuerzos.

LA GRAN BATALLA COMIENZA
LA NOCHE DEL 11 DE JUNIO, PRECEDIDOS POR UN INTENSO FUEGO DE ARTILLERÍA TERRESTRE Y NAVAL, LOS BRITÁNICOS ATACARON LAS POSICIONES DE LA COMPAÑÍA C DEL REGIMIENTO 4 EN EL MONTE DOS HERMANAS, A CARGO DEL 2DO JEFE DE REGIMIENTO.

Combate de Monte Dos hermanas

La acción británica contó con una enorme superioridad en cantidad de personal y material empleado, aún así se combatió toda la noche rechazando una y otra vez las embestidas británicas. Después de varias horas de lucha, con escasez de municiones y sin posibilidades de recibir refuerzos, las fracciones propias cesaron los combates y el monte cayó en poder de los ingleses. La compañía B del Regimiento 6, que se encontraba ocupando el sector entre Dos hermanas y Monte Longdon, se repliega combatiendo hacia Monte Tumbledown. 

REGIMIENTO DE INFANTERÍA 4

Combate de Monte Harriet

LOS BRITÁNICOS ATACARON LAS POSICIONES PRINCIPALES DEL REGIMIENTO 4 DESDE EL OESTE Y EL SUR SIMULTÁNEAMENTE, CON UN ABRUMADOR APOYO DE FUEGO TERRESTRE Y NAVAL.

La lucha fue violenta y, en algunos casos, se llegó al combate próximo y cuerpo a cuerpo. La artillería argentina apoyó la defensa hasta el límite de sus posibilidades y, aunque se retardó el avance enemigo, no pudo detenerlo. Después de las 3 de la madrugada y de disputar intensamente cada metro del terreno las fracciones sobrevivientes del regimiento se replegaron hacia puerto argentino y, en algunos casos integrándose a las posiciones de otras unidades. previous arrownext arrow

COMBATES FINALES

Combate de Monte Tumbledown

LA NOCHE DEL 13 AL 14 DE JUNIO SE PRODUJERON ATAQUE BRITÁNICOS DE ENORME MAGNITUD SOBRE LAS POSICIONES ARGENTINAS EN MONTE TUMBLEDOWN, DONDE COMBATIERON LA COMPAÑÍA B DEL REGIMIENTO 6 Y ELEMENTOS DEL REGIMIENTO 4 EN EL SECTOR DEFENSIVO DEL BATALLÓN DE INFANTERÍA DE MARINA 5.

Los ingleses avanzaron en 3 columnas desde Goat Ridge y Harriet, presionando el dispositivo del BIM 5. El ataque es retrasado por los obstáculos minados y se llega a una lucha próxima y muy violenta. A pesar del contrataque de la Compañía B del RI 6 y fracciones de IM, el apoyo de fuego de la masa de la artillería de campaña propia y la tenacidad de la defensa; el repliegue se hizo inevitable.   

EL ÚLTIMO COMBATE

Combate de Wireless Ridge

DESPUÉS DE LOS DUROS COMBATES EN MONTE LONGDON, EL REGIMIENTO 7 SE AFERRA A LAS POSICIONES DE LA COLINA DE LA RADIO, EL ESCUADRÓN DE EXPLORACIÓN DE CABALLERÍA 10 Y LA COMPAÑÍA A DEL REGIMIENTO 3 SE PREPARAN PARA REFORZAR LAS POSICIONES ARGENTINAS.

Los efectivos británicos del 2do batallón paracaidista, apoyados por otros efectivos desde Longdon, artillería terrestre, naval y vehículos blindados,   inician un violento ataque en cuatro columnas sobre las posiciones del Regimiento 7, que se ven sobrepasadas y son desalojadas una a una. A pesar del contraataque del Escuadrón 10, el avance inglés es incontenible. El repliegue argentino es protegido por la Compañía A del RI 3, que ejecuta un contrataque y permite los movimientos propios hacia Puerto Argentino. Un ataque británico en la península Camber es rechazado por efectivos de artillería e infantería integrados. 

Guerra de Malvinas: se cumplen 39 años del conflicto bélico que caló hondo en la vida y el espíritu nacional

santafe.conicet.gov.ar/guerra-de-malvinas-39-anos/

“Si tuviera que sintetizar la guerra, para mi tuvo tres momentos: primer muerto por herida de fusil; primer ataque aéreo al puerto Argentino, y el triste y estruendoso alto el fuego donde sentí que el silencio me aturdía dolorosamente”. Sensaciones en primera persona de Mario Baigorí, un científico sobreviviente.

gentileza CONICET NOA Sur

En 1981, había recibido su titulo de bioquímico en la UNT, y contaba con aspiraciones y proyectos que le iban a deparar un futuro prometedor. Tal es así que, en la actualidad, se desempeña como investigador del CONICET y es vicedirector en la Planta Piloto de Procesos Industriales Microbiológicos (PROIMI). La referencia es para el doctor Mario Baigorí, científico sobreviviente de la Guerra de Malvinas.

No obstante, el trayecto no sería para nada fácil, ya que el inicio de su carrera profesional estaría marcada por un acontecimiento insoslayable que cambiaría el rumbo de su vida para siempre: el conflicto con Gran Bretaña por la ocupación y el apoderamiento de ése territorio ubicado en el sur del continente.

Por medio de un testimonio fehaciente y ferviente de los hechos, Baigorí evidencia las peripecias que atravesaron los soldados argentinos en dicha contienda entre naciones. Fueron 74 interminables días en los cuales perduró la guerra perpetuada entre Gran Bretaña y la patria argentina; iniciada un 2 de abril de 1982 mediante la Operación Rosario, y cuyo propósito consistía en recuperar el archipiélago usurpado siglos atrás. Para cumplir con tal cometido, las fuerzas militares argentinas bajo las órdenes del Presidente de la última dictadura cívico-militar, el Teniente general Leopoldo Fortunato Galtieri, arremetieron y batallaron en representación de la proclama del primer mandatario, que versaba: “Si quieren venir que vengan, les presentaremos batalla”.

En su relato, el investigador detalla que fue de soldado conscripto en el batallón logístico 10, donde inicia la instrucción en el Liceo militar Gral. José de San Martin de Buenos Aires. Allí –explica- fue capacitado en el uso de armas y otras tareas de la institución. “Luego me regresaron a mi lugar de residencia donde debía esperar el ´destino final´, el cuerpo de ejército de Buenos Aires, Los Patricios”. A los 4 o 5 días reciben la noticia irreversible: habían sido seleccionados para ir a cubrir posiciones en el sur con primer destino en Rio Grande, y finalmente en Puerto Argentino.

“Yo lo viví distinto a los ciudadanos del continente”, cuenta Baigorí, argumentando que su preocupación residía fundamentalmente en salvar o recuperar heridos, y agrega: “Lo más duro fue volver, vencido, y que lo que te preocupaba o creías, no era como lo creías. No. No me había preparado para la guerra, más bien lo contrario: volver creo que fue peor que estar”, concluye. En síntesis, para el científico aquella fue una época dolorosa para el país.

En agradecimiento, Baigorí menciona al Dr. Ernesto Farías, quien lo convoca para desarrollar una beca en el CONICET y que le permite incorporarse al grupo del Dr. De Mendoza, especialista que supo conformar y consolidar un equipo de excelencia en investigación en la ciudad de Rosario. Por último, subraya: “Tengo la gran dicha de tener una excelente profesional y compañera de vida, con quien desarrollamos la mayor parte de mi carrera en Tucumán y que es mi esposa. Creo que nadie se hace solo. El contexto en el que te desarrollas cuenta mucho. Y debo decir que mis compañeros, tanto en Rosario donde hice el doctorado como en Tucumán donde desarrollé el resto de mi carrera profesional, fueron espectaculares”. 

Marco temporal de los hechos

A partir de 1765, las Islas Malvinas, ubicadas aproximadamente a 600 kilómetros de la costa patagónica, fueron ocupadas por las autoridades españolas del Virreinato del Río de la Plata, luego de algunos hechos diplomáticos y militares entre Francia, España y Gran Bretaña. No obstante, en 1820, las autoridades argentinas con asiento en Buenos Aires toman posesión, nuevamente, y nombran a Luis Vernet Gobernador de las islas el 10 de junio de 1829. Cuatro años después, un 3 de enero de 1833, el territorio es usurpado por la corbeta británica Clio, quienes expulsan a los mandos argentinos vigentes.

Dicha situación se prolongó hasta el 2 de abril de 1982, año en que se dio inicio a la Operación Rosario, es decir la recuperación de las islas a través de fuerzas militares nacionales logrando la ocupación de Stanley —capital de las Malvinas—, y dando inicio al Conflicto de Malvinas de 1982. En este sentido, vale destacar que durante la recuperación del territorio promovida bajo las órdenes de la Junta Militar argentina, no hubo bajas del bando inglés.

Como respuesta, el Gobierno británico envía una gran fuerza expedicionaria que al cabo de 10 semanas de guerra desaloja a las fuerzas argentinas. El pabellón nacional flameó hasta el 14 de junio de 1982 en las islas, momento en el cual fueron “recuperadas” por la nación extranjera. La victoria británica precipitó la caída de la dictadura argentina y el inicio de recuperación del Estado de derecho, al tiempo que contribuyó a la reelección del gobierno conservador de Margaret Thatcher, en 1983.

Como consecuencia del conflicto armado que se extendió durante 74 días, murieron 650 combatientes argentinos y 255 británicos, además de tres civiles.

La Constitución Nacional, en su reforma vigente desde el año 1994, expresa en su Disposición Transitoria Primera que “la Nación Argentina ratifica su legítima e imprescriptible soberanía sobre las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes, por ser parte integrante del territorio nacional. La recuperación de dichos territorios y el ejercicio pleno de la soberanía, respetando el modo de vida de sus habitantes y conforme a los principios del Derecho Internacional, constituyen un objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino.”

Están allí, tallados en la roca

por el recio buril de la tormenta,

con un poncho de nieve cenicienta

y un jadeo de escarchas en la boca.

Sobre las crestas del paisaje ciego

detrás de los helados panoramas

danzan entre relámpagos y llamas

los monjes demoníacos del fuego.

Están allí, clavados en la cita

con los místicos dioses irredentos.

La borrasca les da su rompevientos

y la cruz del Sur les sirve de garita.

Deflagran en el aire como teas

flores de horror, luciérnagas impuras,

y les lame las rojas mordeduras

los lebreles de sal de las mareas.

Contra los vidrios del turbal inerte

y en conjunción de lábaro y espada

están allí, la piel descascarada

de cuarto vigilante con la muerte.

El agua central de los riscales

espuma, bajamar, onda, reflujo,

multiplica su trágico dibujo

de cósmicos menhires ancestrales.

Están allí, marcados en la frente

por el duro vector de la pelea,

mientras la rosa del amor flamea

tal un guijarro más en la rompiente.

Un holocausto de clarines puebla

los ecos de las viejas generalas,

y abaten entre líquenes sus alas

los arcángeles negros de la niebla. 

Están allí, flanqueados por el genio

del rayo, la pasión, los vendavales,

plantados como tótems astrales

en el mítico fondo del milenio.

Tras un cielo de lágrimas ustorias

perfil contra perfil, peña por peña

el sol de medianoche les diseña

su pátina de musgos y de glorias.

Están allí, ya nada los arredra

brumas, alarmas, nevazones,

miedos oxidada la costra de los dedos

las raíces hundidas en la piedra.

Y al mandato final del hombre nuevo,

el alto mar, preñado de futuro,

grita con un dramático ¡sí, juro!

la consigna del último relevo.

Orlando Mario Punzi

Nota: CONICET NOA Sur

NO LOS HEMOS DE OLVIDAR – Escuela de Aviación Militar

Hace 39 años finalizaba una guerra que tuvo en vilo a toda la Argentina con la esperanza de recuperar el suelo perdido. Hace 39 años que finalizaba la guerra en la que muchos compatriotas lucharon con valentía y osadía por la recuperación de las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur y el espacio marítimo circundante.

En este contexto, y dentro de la vigilia que se está realizando en todo el país previa a la conmemoración de los 40 años de finalizado el conflicto, en la Escuela de Aviación Militar se realizó un homenaje a los Caídos y a los Veteranos de Guerra que regresaron heroicamente al continente luego de 74 días de lucha incansable.

La ceremonia estuvo presidida por el Subdirector del Instituto, Comodoro D. Eduardo BAIOCCO, quien estuvo acompañado por Veteranos de la Guerra de Malvinas, Jefes de Grupo, Personal Militar Superior, Subalterno y Cadetes.
Luego de entonar las estrofas del Himno Nacional Argentino y de escuchar la invocación religiosa por parte del Presbítero Pablo VILCA, el Comodoro “VGM” (R) Héctor LUDUEÑA fue quien pronunció un emotivo discurso sobre lo acontecido hace 39 años atrás.

“Con gran orgullo resaltamos el desempeño de cada hombre que combatió en el sistema y especialidad correspondiente manteniendo viva la memoria y el legado de quienes quedaron como custodios eternos de nuestras Islas Malvinas”.
Entre sus palabras, remarcó la actitud y valentía del personal que luchó contra el enemigo. “Tener en nuestra mente a nuestros héroes caídos en combate nos induce a continuar la lucha conservando el alto espíritu y la pasión que pusimos cuando la Fuerza Aérea nos delegó el honor de defender el suelo argentino que nos pertenece en las Islas Malvinas usurpadas por Gran Bretaña”.

Para finalizar, el Comodoro se refirió a la tarea que deben seguir realizando los Veteranos de guerra: “Nos insta el esfuerzo de mantener la causa Malvinas para las generaciones que nos sucedan, expresando las vivencias, detallando los momentos y acentuando más que nunca la concepción que nuestras Islas Malvinas fueron, son y serán por siempre Argentinas”.

Durante la ceremonia se leyó también el mensaje del Señor Ministro de Defensa, Ing. Agustín ROSSI, quien en sus palabras instó a “poner en valor y reconocer por su coraje y patriotismo a nuestros Veteranos y Veteranas de Guerra, a nuestros Ex Combatientes y a nuestros caídos”. También se dio a conocer que “desde el Ministerio de Defensa de la Nación, y desde cada uno de los lugares de las Fuerzas Armadas Argentinas, estamos llevando adelante el reconocimiento que no tuvieron en esos días de junio de 1982, quizás en el momento que más lo necesitaban”.

Al finalizar la ceremonia, la emoción invadió a los presentes  quienes entonaron con gran fervor la Marcha Malvinas

www.eam.iua.edu.ar/eam/no-los-hemos-de-olvidar/

Islas Malvinas: 200 años de soberanía argentina

1. Introducción
Guía para la contextualización de los documentos
  • Graciela Swiderski

Descubiertas en 1520, supuestamente por algunos desertores de la expedición de Hernando de Magallanes, las Islas Malvinas, aun con denominaciones cartográficas distintas, permanecieron durante toda la administración colonial bajo la soberanía de España. En un principio, por los títulos derivados de las bulas pontificias y del Tratado de Tordesillas de 1494, y más tarde, por los tratados de 1667 y 1670 suscritos con Inglaterra. No solo la Paz de Utrecht de 1713, sino también una seguidilla de pactos posteriores, vinieron a convalidar tanto la integridad de las posesiones de la Corona española en Sudamérica como la exclusividad de su navegación en el Atlántico Sur.

Sin embargo, el control que ejerció sobre la región austral no estuvo exento de sobresaltos. Enterada de un proyecto británico con hipotéticos motivos científicos, pero en verdad tendiente a establecer en las Islas una base naval que fungiera como fondeadero para los buques que remontaban el Cabo de Hornos, en 1749 la Monarquía ibérica debió plantear un duro reclamo ante la Gran Bretaña; mientras que en 1764 le llegó el turno de litigar contra Francia. Al frente de la fragata Aigle y de la corbeta Sphinx procedentes del puerto de San Maló en Bretaña, el comandante de la escuadra, Louis-Antoine de Bougainville, acababa de fundar el 17 de marzo «Port Louis», primer establecimiento europeo en Soledad, la isla de mayor extensión del archipiélago que nombró Malouines, en homenaje a su ciudad natal. Alcanzó a realizar tres viajes con un equipo científico formado por el astrónomo Véron, el médico y naturalista Philibert Commerson y su colaboradora, la botánica Jeanne Baret, primera mujer en dar la vuelta al mundo. Transportó colonos, animales domésticos, víveres y materiales para la construcción de viviendas. Tras presentar una protesta y aduciendo el “Pacto de Familia” que unía a los Borbones de ambos lados de los Pirineos, Carlos III consiguió que los franceses lo evacuaran y reconocieran la soberanía española por un acuerdo suscripto en 1765. Como prenda de buena voluntad, el Rey indemnizó en más de seiscientas mil libras francesas a la Compagnie de Saint-Malo, e inmediatamente dictó una Real Cédula creando la Gobernación de las Islas Malvinas. Felipe Ruiz Puente, al mando de las fragatas Liebre y Esmeralda, y el propio Bougainville, al mando de la fragata La Boudeuse, desembarcaron allí el 1 de abril de 1767 para formalizar la entrega. El reconocimiento francés a la soberanía española fortaleció todavía más los derechos jurídicos de España sobre las Islas.

A partir de la designación de Ruiz Puente, treinta y dos gobernadores españoles se sucedieron ininterrumpidamente desde el 2 de abril de 1767 hasta 1811, cuando el gobernador de Montevideo Gaspar Vigodet, de cuyo apostadero naval habían pasado a depender, tuvo que resignarse a abandonarlas a su suerte en medio de la agitación revolucionaria. Unos meses antes, el 15 de enero de 1810, la población de Malvinas juró fidelidad a Fernando VII. Los hombres que rigieron los destinos de Port Louis, rebautizado como Puerto Soledad, fueron marinos subordinados a la Gobernación de Buenos Aires y, con la reforma borbónica, a su Gobernación Intendencia. Por lo regular, eran reemplazados cada verano. Se encargaron de organizar la colonia, de levantar las construcciones —con el tiempo fueron tomando forma las baterías de San Carlos, Santiago y San Felipe, el muelle, la Casa de Gobierno, los cuarteles, el hospital, el almacén de pólvora, la herrería, la carpintería, los depósitos de víveres y varios edificios en piedra; de dirigir las expediciones anuales y de vigilar los mares y costas, que también fueron explorados en 1789 por Alejandro Malaespina con las corbetas Descubierta y La Atrevida. Por otra parte, los gobernadores debían informar periódicamente sobre las presencias ilegales e, incluso, aconsejar medidas tendientes a repeler a los intrusos. Trabajo no les faltó.

Obviamente estos parajes alejados fueron las principales víctimas de la codicia y del expolio extranjero. En efecto en 1765, los británicos, a fin de lesionar el comercio español, volvieron a la carga despachando una expedición clandestina. Su líder John Byron, cuyo objetivo era dar con la mejor ruta hacia las Indias Orientales siguiendo el programa iniciado en 1740 por el comodoro Anson, levantó subrepticiamente una base provisional en un puerto natural de la Isla Trinidad, al oeste de la Gran Malvina, nombrado Egmont en honor al Primer Lord del Almirantazgo. Mientras concretaba su misión, se cruzó con Bougainville que iba a aprovisionarse de madera en el Estrecho de Magallanes. Poco después, el capitán de navío John Macbride llegó con tres naves y estableció un fuerte al que llamó «George». Como esta vez las quejas no surtieron efecto, en 1770 la Corte de Madrid expulsó con violencia a los ocupantes, comisionando para ello al gobernador de Buenos Aires, Francisco Bucareli y Ursúa. La orden era terminante. Que no permitiera establecimientos ingleses y desalojara por la fuerza a los existentes si no acataban la intimación conforme a la ley. El comandante Juan Ignacio de Madariaga, que zarpó de Montevideo con seis buques de guerra y una tropa de desembarco de 1.500 soldados, consiguió erradicar a la guarnición británica y vencer la resistencia de sus jefes, George Farmer y William Maltby. Ambos países estuvieron al borde de la guerra hasta que se firmó el acuerdo de 1771, que supuso un trienio después la restitución efectiva de Port Egmont, renombrado Puerto de la Cruzada, a su legítimo propietario. Inglaterra aceptó reponer «las cosas en Gran Malvina y Puerto Egmont en el mismo estado en que se hallaban antes del 10 de junio de 1770», aclarándose que lo expresado «no perjudica de modo alguno a la cuestión de derecho anterior de soberanía de las islas Malvinas, por otro nombre Falkland».

A través del tratado de San Lorenzo del Escorial o de Nootka Sound de 1790, Gran Bretaña volvió a comprometerse a no formar nuevos asentamientos en las costas y en las islas adyacentes de la América Meridional que estaban bajo jurisdicción española, reconociendo implícitamente la soberanía de Madrid sobre Carmen de Patagones, San José, Deseado y Malvinas.

Después de la Revolución de Mayo los gobiernos patrios consideraron, con razón, que las Islas Malvinas eran parte constitutiva del patrimonio territorial que habían heredado al desaparecer el poder español en América. Así lo entendió Cornelio Saavedra, como lo demuestra un oficio fechado en el temprano año de 1810. Pese a las guerras de la emancipación, a los conflictos con los portugueses en la Banda Oriental y en las Misiones, a las contiendas civiles y a la debilidad del naciente estado, que no estaba en condiciones de atender su defensa, ninguna nación extranjera se había establecido, al menos permanentemente, ni en Malvinas ni en otras costas de la República. Durante la primera década pos-revolucionaria y no obstante las convulsiones internas, el Gobierno de Buenos Aires no dejó de conceder tierras y de legislar sobre los recursos marinos de su vasto litoral atlántico exigiendo, desde un principio, permisos para pescar en sus aguas. El 22 de octubre de 1821 la Junta de Representantes reordenó la normativa, sancionando una Ley de derechos pesqueros.

En 1820, el coronel de marina David Jewett, corsario y comandante de la fragata de guerra del Estado La Heroína, arribó imprevistamente a las Islas. A fin de hacer efectiva la posesión, el 6 de noviembre celebró en nombre de las Provincias Unidas del Río de la Plata un acto público en Puerto Soledad, que incluyó el izamiento de la bandera y una salva de veintiún cañonazos disparada ante la presencia de más de cincuenta buques extranjeros loberos y balleneros, entre los que no faltaron los estadounidenses y británicos. Hasta invitó a subir a su embarcación al navegante inglés James Weddell, que ya había reconocido la zona durante su primer viaje antártico a bordo del bergantín Jane. A todos ellos les avisó por escrito, en una circular del 9 de noviembre de ese año, la prohibición de pescar en las Islas y matar sus ganados, bajo pena de detención y de remisión de los infractores a Buenos Aires para ser juzgados. Pese a la publicidad de este acto —la noticia incluso apareció en la edición del 10 de noviembre de 1821 del periódico El Argos — ni en ese momento ni más adelante, Gran Bretaña planteó pretensiones sobre las Islas. Ni siquiera lo hizo en 1825 cuando reconoció la independencia de las Provincias Unidas a través del Tratado de Amistad, Comercio y Navegación.

En 1819 Luis Vernet, un comerciante hamburgués que se había radicado dos años antes en Buenos Aires, se asoció con Jorge Pacheco, dueño por ese entonces de un saladero. El 5 de agosto, ambos firmaron un contrato para solicitar una concesión en la Isla Oriental o Soledad. Pacheco gestionó ante el gobernador bonaerense, Martín Rodríguez, una autorización que lo habilitaba tanto para cazar lobos marinos, extrayéndoles las pieles y el aceite, como para faenar a los vacunos que se habían reproducido naturalmente en los campos. Mediante un convenio provisorio, los dos socios cometieron el error de entregarle el usufructo de la concesión al ciudadano inglés radicado en Montevideo, Robert Schofield. Al mismo tiempo, el capitán retirado de milicias Pablo Areguatí desembarcaba como nuevo comandante militar. Pero nada salió según lo esperado. A fines de 1824 la tentativa colonizadora acabó en un rotundo fracaso.

Recién hacia 1825 Vernet pudo a atender personalmente sus negocios, a través de una nueva compañía constituida en base a la sociedad fundada con Pacheco. El propósito era matar a todo el ganado mayor y poblar las estancias con ganado menor. Presentó una nota al Ejecutivo provincial especificando que para el fomento del país y su engrandecimiento pretendía constituir una colonia estable en la Isla Soledad. Se fijaba para hacerlo un plazo de tres años. A cambio de colocar el establecimiento bajo la plena autoridad del Gobierno de Buenos Aires, pedía que los colonos quedaran libres de cargas impositivas durante los primeros treinta años, y tuvieran el usufructo exclusivo de la pesca en Tierra del Fuego, Islas Malvinas y demás costas e islas de la República. El 5 de enero de 1828 el gobernador Dorrego accedió, pero introduciendo algunas modificaciones tendientes a limitar las exigencias del empresario. No se le concedieron más que los terrenos baldíos de la Isla Oriental.

Al año siguiente el gobernador delegado de Buenos Aires, general Martín Rodríguez, dictó el Decreto del 10 de junio de 1829, que designó a Luis Vernet Comandante Político y Militar de las Islas Malvinas, un título equivalente al de Gobernador. Esta vez Vernet, acompañado por su hermano Emilio, organizó todo con más esmero. Las Malvinas ya no serían solo una estación de abastecimiento, tampoco un presidio, ni siquiera una base militar, sino una colonia. Buena parte de su familia lo siguió en la empresa. Desde el primer momento tuvo la intención de quedarse, por eso mudó sus libros y su piano. La presencia en la expedición de varias mujeres simbolizaba el propósito inequívoco de alcanzar arraigo y estabilidad. Llevó a su esposa María Sáenz, autora al igual que su cuñado de un diario personal, al hermano de ésta, Loreto, y hasta a sus hijos pequeños, Emilio, Luisa y Sofía. En Puerto Soledad, ella dio a luz a Matilda, que durante toda su vida fue más conocida como Malvina, transformándose en la primera persona registrada por nacer en las Islas. En este ambiente doméstico, el Comandante recibió al capitán del bergantín HMS Beagle, Robert Fitz-Roy, quien además de una representación cartográfica del archipiélago y de varias acuarelas del pintor paisajista Conrad Martens que se transformarían en uno de los mejores testimonios visuales de la región, dejó sus observaciones sobre la vida en las Islas.

Vernet prestó especial atención a cada uno de los detalles de su colonia, desde las construcciones hasta la faena de lobos, apresamiento de la hacienda baguala, pesca, y extracción de maderas de la Isla de los Estados. Pero la tranquilidad duró poco. El 31 de agosto de 1831 llegó a Puerto Soledad la goleta norteamericana Harriet, al mando de un irritante conocido suyo, el capitán Gilbert Davidson, a quien Vernet venía comunicándole desde hacía por lo menos dos años atrás y sin éxito alguno, las reglamentaciones vigentes en materia de caza de lobos marinos. Ya en una nota de junio de 1829 el empresario, devenido más adelante en gobernador, le había sugerido al Gobierno provincial la construcción de un fuerte armado, pidiéndole además que le cediera un buque de guerra para hacer respetar los derechos del establecimiento.

Como Davidson, ignorando las advertencias, prosiguió como si nada con la cacería, Vernet, harto de que se reiterara esta situación, ordenó el apresamiento del buque. Días más tarde, igual medida tomó con la goleta Breakwater de Daniel Carew. Si bien lo detuvo con una guardia de seguridad de cinco hombres, el navío consiguió escapar y puso proa rumbo a los Estados Unidos, donde el capitán informó del hecho a sus superiores. La tercera nave capturada fue la goleta Superior, a cargo de Esteban Cengar y procedente de Nueva York. Vernet sólo pudo enviar una sola de las tres embarcaciones a Buenos Aires, la Harriet, acompañada de la documentación suficiente para iniciar el proceso. Entre tanto, el comandante de la corbeta de guerra Lexington, Silas Duncan, que se había desprendido de la escuadra norteamericana fondeada en Brasil, se enteró de las medidas que Vernet había tomado en contra de sus compatriotas para impedir la depredación de focas. Tras exigir al ministro de relaciones exteriores, Tomás de Anchorena, el fin de las restricciones a la caza y a la pesca, la devolución de los bienes confiscados, una indemnización a sus propietarios y el enjuiciamiento de Vernet como pirata, arrogándose una función punitoria, partió hacia las islas saqueando las instalaciones y deteniendo a sus pobladores. Entre las actuaciones que se levantaron para documentar estos hechos, se destaca el magnífico alegato presentado por Vernet con el título de “Informe del Comandante Político y Militar de Malvinas”, fechado en Buenos Aires el 1 de agosto de 1832. Publicado en el Diario de Sesiones de la Junta de Representantes de la Provincia Nº 279, aparece precedido por todas las notas diplomáticas intercambiadas con el Consulado y con el encargado de negocios de los Estados Unidos, en las cuales el Gobierno de Buenos Aires reivindica los derechos soberanos de las Provincias Unidas sobre las Malvinas. En su informe, el Comandante realizó un exhaustivo análisis histórico, político y legal de las Islas, compendiando todos los datos que se conocían por aquel entonces sobre su descubrimiento y colonización y, puntualmente, enumerando los diversos actos de soberanía ejercidos por el Gobierno de las Provincias Unidas. Entre otros argumentos, mencionó el principio del uti possidetis juris, que fue esgrimido por todas las naciones latinoamericanas después de la independencia para resolver cuestiones de límites. Las discusiones con el enviado norteamericano siguieron y, finalmente, la causa se cerró.

En el mes de octubre de 1832 arribó a Puerto Soledad la corbeta Sarandí, un clíper que se había destacado en los combates de la Guerra del Brasil. Comandada por José María Pinedo, transportaba al sargento mayor de artillería, el francés Juan Esteban Francisco Mestivier, nombrado Comandante Civil y Militar interino en reemplazo de Vernet, que estaba en Buenos Aires declarando por el ataque de la Lexington. Iba con instrucciones precisas del Gobierno para imponer el orden, reunir a los colonos que huyeron al interior de las Islas o que con engaño fueron transportados y arrojados clandestinamente en las costas del Estado Oriental, y reconstruir las propiedades públicas que fueron arrasadas durante el asalto de los norteamericanos, en acuerdo con el representante de Vernet, Mattew Brisbane. Pero Mestivier corrió peor suerte que su predecesor. Fue asesinado en un motín. Ante el vacío de poder, Pinedo se vio obligado a asumir la Comandancia. Tal era la situación en el archipiélago cuando se produjo el ataque de la corbeta S.M.B Clío, ordenado por el almirante Thomas Baker, jefe de la estación naval británica en Sudamérica.

El 24 de enero de 1833 el Gobernador de Buenos Aires, Juan Ramón Balcarce, le relataba a la Junta de Representantes los sucesos que habían ocurrido en las Islas. A su vez Onslow le entregó a Pinedo un escueto, pero descomedido comunicado.

A continuación, los ingleses procedieron a desalojar por la fuerza y embarcar en la Sarandí a una parte de la guarnición y de los colonos. El 27 de junio y, otra vez, el 2 de octubre, el representante argentino en Londres, Manuel Moreno, presentaba un enérgico reclamo al gobierno británico. Lord Palmerston, encargado del ministerio de Estado, le respondió con evasivas y sin proporcionar ningún fundamento sólido que justificara la ocupación. A partir de ese momento, la República Argentina iniciará una serie de demandas incesantes para recuperar las Islas, que nunca dejaron de aparecer en sus mapas como parte de su territorio. Así lo corrobora el primer relevamiento cartográfico completo del país, el Atlas de Martin de Moussy, integrado por treinta cartas físicas y políticas de cada una de las provincias y territorios nacionales.

Para cerrar, este nuevo volumen de Documentos de Uso Educativo incluye documentos significativos de la historia de las Islas Malvinas seleccionados entre los alrededor de 40.000 manuscritos e impresos sobre el tema, que forman parte de varios fondos documentales conservados en el Archivo General de la Nación. Además agradecemos a Nelson Leonel Durante, quién donó a la institución tres documentos de singular relevancia que están expuestos en esta compilación. El interés de la institución es continuar socializando estos documentos que forman parte de la memoria colectiva de todos los argentinos, y realizar desde su lugar una contribución que permita volver a refrendar los derechos soberanos de la República Argentina sobre las Islas Malvinas y demás islas del Atlántico sur.

AHORA TE PROPONEMOS INDAGAR EN LA HISTORIA DE NUESTRAS ISLAS A TRAVÉS DE LOS DOCUMENTOS HISTÓRICOS!

argentina.gob.ar/interior/archivo-general/malvinas-200#2

Hitos de Malvinas – Línea de tiempo

Línea del tiempo sobre los hitos de la Fuerza Aérea Argentina en el Conflicto del Atlántico Sur, ploteada en las instalaciones de la Secretaría General del Estado Mayor General.

Si alguien creyó que la frase: ‘Defender la Patria hasta perder la vida’, era sólo una declaración, esta es hora de la verdad…

Brigadier «VGM» Ernesto H. CRESPO. Abril 1982

2 de Abril

– Primer aterrizaje de un Hercules C-130 en la recuperación de las Islas Malvinas con participación del Grupo Operaciones Especiales (GOE) y ECCO.
– Aterriza una Escuadrilla de IA-58 Pucará, primeros aviones de combate en Malvinas.
– Se habilita el Aeródromo Malvinas.

5 de Abril

– Creación de la Fuerza Aérea Sur (FAS).

12 de Abril

– Creación de la Base Aérea Militar (BAM Cóndor).

21 de Abril

– Primer avistamiento de la flota británica por un B-707 (TC-91).

27 de Abril

– Primera detección de medios enemigos (helicópteros) de la flota por el TPS -43 en Malvinas

1 de Mayo

– Bautismo de Fuego de la Fuerza Aérea Argentina en defensa de la soberanía argentina, con entrega de vidas y pérdidas de material de combate.
– Primeros derribos logrados por la AAe de la FAA.
– Ataque exitoso de la Escuadrilla de M-5 “Torno” contra un destructor británico en defensa de los efectivos terrestres.

En este día ofrendaron su vida al servicio de la Patria:

Capitán D. Gustavo Argentino García Cuerva
Primer Teniente D. Mario Hipólito Gonzalez
Primer Teniente D. José Leónidas Ardiles
Teniente D. Daniel Antonio Jukic
Teniente D. Eduardo Jorge Raúl de Ibañez
Cabo Principal Mario Duarte
Cabo Principal Juan Antonio Rodriguez
Cabo Primero Miguel Ángel Carrizo
Cabo Primero José Alberto Maldonado
Cabo Primero José Luis Peralta
Cabo Primero Agustín Hugo Montaño
Cabo Primero Andrés Luis Brasich
Soldado Clase 62 Guillermo Ubaldo García
Soldado Clase 62 Héctor Ramón Bordón

5 de Mayo

– Avistamiento en alta mar y primer rescate de heridos, del Aviso “Alférez Sobral” con un Fokker F-27 y un Bell 212 .El aviso Alférez Sobral, de la Armada Argentina, había sido averiado el 3 de mayo, cuando intentaba rescatar a los tripulantes del avión Canberra derribado el 1º. Un pararrescate descendió sobre la cubierta, asistió al herido más grave y lo acondicionó en una camilla para elevarlo hacia el helicóptero que lo trasladó de urgencia. El capitán del buque y siete tripulantes fallecieron cuando intentaron salvar a sus camaradas aeronáuticos.

6 de Mayo

– Primer aterrizaje de un Hercules C-130 en las Islas Malvinas, pese a amenazas de derribo por el fuego naval enemigo.

9 de Mayo

– En este día la FAS desplegó un tremendo esfuerzo de tanteo para hostigar y detectar la ubicación de la flota británica, La BAM Cóndor recibió los misiles SAM 7, que reforzarían su defensa antiaérea.

En este día ofrendaron su vida al servicio de la Patria:

Primer Teniente D. Jorge Eduardo Casco
Primer Teniente D. Jorge Ricardo Farías

10 de Mayo

– El Grupo de Exploración y Reconocimiento con los medios de la FAA que reportaban al Componente Aéreo del COATLANSUR planificó y ejecutó misiones de búsqueda y rescate, y de exploración cercana y lejana.

En este día ofrendaron su vida al servicio de la Patria:

Cabo Héctor Varas

11 de Mayo

– Operación especial de dos aeronaves Learjet 35 que simularon reabastecerse en vuelo con un C-130, realizando una maniobra de engaño.

12 de Mayo

– El destructor C-42 HMS “Glasgow” se retira de la zona de combate a consecuencia de ataques aeromarítimos con aviones de la FAA.

En este día ofrendaron su vida al servicio de la Patria:

Primer Teniente D. Manuel Oscar Bustos
Primer Teniente D. Fausto Gavazzi
Teniente D. Mario Víctor Nívoli
Teniente Jorge Rubén Ibarlucea

19 de Mayo

– Primer vuelo de abastecimiento aéreo con entrega por lanzamiento de C-130.

21 de Mayo

– Batalla de San Carlos.
– Primer apoyo de fuego cercano con aviones Pucará del Componente Aéreo Malvinas.
– Dos escuadrillas de la FAA atacan y dañan la fragata “Ardent” que finalmente es hundida por una formación aeronaval.

En este día ofrendaron su vida al servicio de la Patria:

Primer Teniente D. Daniel Fernando Manzotti
Teniente D. Pedro Ignacio Bean
Teniente D. Néstor Edgardo López

22 de Mayo

– Primer rescate aéreo en zona de combate por helicópteros de la FAA. Al helicóptero Bell 212, matrícula H-85, indicativo TORDO, armado con cuatro ametralladoras Browning 7.62 mm, se le asignó la misión de búsqueda y rescate. Estaba tripulado por los tenientes Luis Longar y Gustavo Brea, cabos primeros Ernesto Palacios y Roberto Quiñonez. Encontraron el avión Pucará del mayor Tomba, el asiento eyectable y el paracaídas. Prosiguieron la búsqueda y al atardecer las bengalas lanzadas por el piloto permitieron ubicarlo. Regresaron de noche, guiados por el radar de artillería y aterrizaron en una zona iluminada por las linternas del personal de la Base Militar Cóndor.
– Rescate de tripulantes de la patrullera “Río Iguazú”.

23 de Mayo

– La Fragata “Antelope” resulta hundida a consecuencia del ataque de dos escuadrillas de aviones de combate de la FAA.

En este día ofrendaron su vida al servicio de la Patria:

Primer Teniente D. Luciano Guadagnini
Teniente D. Héctor Ricardo Volponi

24 de Mayo

– Ataque aéreo a la BAM Malvinas.

En este día ofrendaron su vida al servicio de la Patria:

Teniente D. Jorge Alberto Bono
Teniente D. Carlos Julio Castillo
Alférez D. Mario Luis Valko

25 de Mayo

– El Destructor C-42 “Coventry” se hunde a consecuencia del ataque de una escuadrilla de caza bombardeo de la FAA y resulta averiada la fragata “Broadsword”.

En este día ofrendaron su vida al servicio de la Patria:

Capitán D. Hugo Angel del Valle Palaver
Capitán D. Jorge Osvaldo García

27 de Mayo

– Primer bombardeo nocturno con BMK-62 Canberra.

28 de Mayo

– Primer salida del Hercules bombardeo TC-68 “Matilde”. Con la misión de interdictar tráfico marítimo británico, el C-130H matrícula TC-68, fue transformado en bombardero y con Indicativo TIGRE, realizó misiones similares que se realizaron hasta el 7 de junio, en las que se interdictaron cuatro navíos.
– Participación de una Ca de tropa de la EAM en la defensa de la BAM Cóndor.

En este día ofrendaron su vida al servicio de la Patria:

Teniente D. Miguel Angel Giménez
Soldado Clase 62 Mario Ramón Luna
Soldado Clase 62 Luis Guillermo Sevilla
Soldado Clase 62 Héctor Walter Aguirre

29 de Mayo

– Rescate en la Isla Borbón con un DHC Twin Otter (T-82).

En este día ofrendaron su vida al servicio de la Patria:

Primer Teniente Luis Darío Castagnari
Teniente Juan Domingo Bernhardt

30 de Mayo

– Ataque al Portaaviones “INVINCIBLE” corazón de la flota enemiga.

En este día ofrendaron su vida al servicio de la Patria:

Primer Teniente D. José Daniel Vázquez
Primer Teniente D. Omar Jesús Castillo

31 de Mayo

– Operadores del Escuadrón VyCA evitan la destrucción del Radar TPS-43 con un misil anti-radiación, temporalmente fuera de servicio, es reparado y funciona hasta el último día.

1 de Junio

– Derribo del C-130 TC-63 cumpliendo tareas de exploración radárica. Durante una misión de exploración electrónica fue derribado, por una sección de Sea Harrier, el C-130 Hércules TC 63-indicativo TIZA. La aeronave fue alcanzada entre los motores del lado derecho, atacada con cañones sobre sus áreas de comando de la cola y se estrelló en el mar.

En este día ofrendaron su vida al servicio de la Patria:

Vicecomodoro Hugo César Meisner
Capitán Rubén Héctor Martel
Capitán Carlos Eduardo Krause
Suboficial Principal Julio Jesús Lastra
Suboficial Auxiliar Manuel Alberto Albelos
Cabo Principal Miguel Angel Cardone
Cabo Principal Carlos Domingo Cantezano

6 de Junio

– Derribo del Learjet T-24 mientras realiza misiones de engaño.

7 de Junio

– Se ordenó al Escuadrón Fénix misiones de reconocimiento fotográfico y de distracción.
– Salidas de Reconocimiento Ofensivo y Cobertura de los escuadrones de combate.

En este día ofrendaron su vida al servicio de la Patria:

Vicecomodoro Rodolfo Manuel De la Colina
Mayor Juan José Ramón Falconier
Capitán Marcelo Pedro Lotufo
Suboficial Ayudante Fancisco Tomás Luna
Cabo Principal Guido Antonio Marizza

8 de Junio

– Ataque al desembarco enemigo, realizado en Bahía Agradable, descubierto por la ROA en Malvinas. El día más negro de la Flota Británica.

En este día ofrendaron su vida al servicio de la Patria:

Primer Teniente D. Danilo Rubén Bolzán
Teniente D. Juan José Arrarás
Teniente D. Jorge Alberto Vázquez

9 de Junio

– Repliegue de los helicópteros CH-47 Chinook al continente, en vuelos evasivos.

10 de Junio

– Apoyo de fuego cercano con aviones Pucará, despegados desde la misma zona de combate, contra un blanco señalizado con munición fumígena por la artillería de campaña del Ejército Argentino.

13 de Junio

– Ataque de los A4-B al cerro de Dos Hermanas, al Cuartel General Británico.
– Último ataque nocturno con dos BMK-62 Canberra, guiados por radar del Escuadrón VyCA al Cerro Dos Hermanas, uno de los bombarderos es derribado.
– Último aterrizaje y evacuación de heridos con un Hercules C-130 en Malvinas.

En este día ofrendaron su vida al servicio de la Patria:

Capitán Fernando Juan Casado

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