Greenpeace hace un llamado a la sociedad para proteger el Mar Argentino: cómo participar

La ONG ambientalista llama a participar en audiencia pública reclamando el cese de la exploración sísmica de hidrocarburos. La actividad petrolera afectarían al icónico ecosistema marplatense y a sus habitantes.

“Esto significa una gran oportunidad formal, pública, abierta y gratuita para que la ciudadanía pueda ser escuchada y consultada. La industria petrolera no puede avanzar sobre el mar Argentino”, sostuvo Luisina Vueso, coordinadora de la campaña de océanos de Greenpeace.

En este sentido, la Evaluación del Proyecto “Campaña de Adquisición sísmica offshore argentina, Cuenca Argentina Norte (áreas CAN 108, CAN 100 Y CAN 114)”,  comenzará el próximo 1 de julio a las 10 hs.

  • Modalidad: virtual. Se transmitirá en vivo en el canal de YouTube del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación. El tiempo límite para anotarse es hasta el 29 de junio a las 10 hs. A cada persona inscrita se le avisará por mail cuando le toque participar.
  • Requisitos: Acceso a internet. No hay límite de participantes.
  • Link de inscripción a la audiencia: HACER CLIC 

La actividad petrolera afectarían al icónico ecosistema marplatense y a sus habitantes.

“Derrames del 100 por ciento”

De acuerdo a estimaciones realizadas por la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires en base a la información provista por Pampa Azul, la probabilidad de derrames, incluso de grandes dimensiones, es del 100 por ciento.

“Esto no sólo provocará daños gravísimos en el mar Argentino y para las especies que lo habitan, sino que también impactará directamente en las ciudades costeras que viven de un uso sustentable del mar”, sumó la vocera.

La organización realizó un pedido de información pública para conocer el análisis que está realizando el Ministerio, como autoridad competente, sobre el impacto que implica esta perforación.

Islas Malvinas: 200 años de soberanía argentina

1. Introducción
Guía para la contextualización de los documentos
  • Graciela Swiderski

Descubiertas en 1520, supuestamente por algunos desertores de la expedición de Hernando de Magallanes, las Islas Malvinas, aun con denominaciones cartográficas distintas, permanecieron durante toda la administración colonial bajo la soberanía de España. En un principio, por los títulos derivados de las bulas pontificias y del Tratado de Tordesillas de 1494, y más tarde, por los tratados de 1667 y 1670 suscritos con Inglaterra. No solo la Paz de Utrecht de 1713, sino también una seguidilla de pactos posteriores, vinieron a convalidar tanto la integridad de las posesiones de la Corona española en Sudamérica como la exclusividad de su navegación en el Atlántico Sur.

Sin embargo, el control que ejerció sobre la región austral no estuvo exento de sobresaltos. Enterada de un proyecto británico con hipotéticos motivos científicos, pero en verdad tendiente a establecer en las Islas una base naval que fungiera como fondeadero para los buques que remontaban el Cabo de Hornos, en 1749 la Monarquía ibérica debió plantear un duro reclamo ante la Gran Bretaña; mientras que en 1764 le llegó el turno de litigar contra Francia. Al frente de la fragata Aigle y de la corbeta Sphinx procedentes del puerto de San Maló en Bretaña, el comandante de la escuadra, Louis-Antoine de Bougainville, acababa de fundar el 17 de marzo «Port Louis», primer establecimiento europeo en Soledad, la isla de mayor extensión del archipiélago que nombró Malouines, en homenaje a su ciudad natal. Alcanzó a realizar tres viajes con un equipo científico formado por el astrónomo Véron, el médico y naturalista Philibert Commerson y su colaboradora, la botánica Jeanne Baret, primera mujer en dar la vuelta al mundo. Transportó colonos, animales domésticos, víveres y materiales para la construcción de viviendas. Tras presentar una protesta y aduciendo el “Pacto de Familia” que unía a los Borbones de ambos lados de los Pirineos, Carlos III consiguió que los franceses lo evacuaran y reconocieran la soberanía española por un acuerdo suscripto en 1765. Como prenda de buena voluntad, el Rey indemnizó en más de seiscientas mil libras francesas a la Compagnie de Saint-Malo, e inmediatamente dictó una Real Cédula creando la Gobernación de las Islas Malvinas. Felipe Ruiz Puente, al mando de las fragatas Liebre y Esmeralda, y el propio Bougainville, al mando de la fragata La Boudeuse, desembarcaron allí el 1 de abril de 1767 para formalizar la entrega. El reconocimiento francés a la soberanía española fortaleció todavía más los derechos jurídicos de España sobre las Islas.

A partir de la designación de Ruiz Puente, treinta y dos gobernadores españoles se sucedieron ininterrumpidamente desde el 2 de abril de 1767 hasta 1811, cuando el gobernador de Montevideo Gaspar Vigodet, de cuyo apostadero naval habían pasado a depender, tuvo que resignarse a abandonarlas a su suerte en medio de la agitación revolucionaria. Unos meses antes, el 15 de enero de 1810, la población de Malvinas juró fidelidad a Fernando VII. Los hombres que rigieron los destinos de Port Louis, rebautizado como Puerto Soledad, fueron marinos subordinados a la Gobernación de Buenos Aires y, con la reforma borbónica, a su Gobernación Intendencia. Por lo regular, eran reemplazados cada verano. Se encargaron de organizar la colonia, de levantar las construcciones —con el tiempo fueron tomando forma las baterías de San Carlos, Santiago y San Felipe, el muelle, la Casa de Gobierno, los cuarteles, el hospital, el almacén de pólvora, la herrería, la carpintería, los depósitos de víveres y varios edificios en piedra; de dirigir las expediciones anuales y de vigilar los mares y costas, que también fueron explorados en 1789 por Alejandro Malaespina con las corbetas Descubierta y La Atrevida. Por otra parte, los gobernadores debían informar periódicamente sobre las presencias ilegales e, incluso, aconsejar medidas tendientes a repeler a los intrusos. Trabajo no les faltó.

Obviamente estos parajes alejados fueron las principales víctimas de la codicia y del expolio extranjero. En efecto en 1765, los británicos, a fin de lesionar el comercio español, volvieron a la carga despachando una expedición clandestina. Su líder John Byron, cuyo objetivo era dar con la mejor ruta hacia las Indias Orientales siguiendo el programa iniciado en 1740 por el comodoro Anson, levantó subrepticiamente una base provisional en un puerto natural de la Isla Trinidad, al oeste de la Gran Malvina, nombrado Egmont en honor al Primer Lord del Almirantazgo. Mientras concretaba su misión, se cruzó con Bougainville que iba a aprovisionarse de madera en el Estrecho de Magallanes. Poco después, el capitán de navío John Macbride llegó con tres naves y estableció un fuerte al que llamó «George». Como esta vez las quejas no surtieron efecto, en 1770 la Corte de Madrid expulsó con violencia a los ocupantes, comisionando para ello al gobernador de Buenos Aires, Francisco Bucareli y Ursúa. La orden era terminante. Que no permitiera establecimientos ingleses y desalojara por la fuerza a los existentes si no acataban la intimación conforme a la ley. El comandante Juan Ignacio de Madariaga, que zarpó de Montevideo con seis buques de guerra y una tropa de desembarco de 1.500 soldados, consiguió erradicar a la guarnición británica y vencer la resistencia de sus jefes, George Farmer y William Maltby. Ambos países estuvieron al borde de la guerra hasta que se firmó el acuerdo de 1771, que supuso un trienio después la restitución efectiva de Port Egmont, renombrado Puerto de la Cruzada, a su legítimo propietario. Inglaterra aceptó reponer «las cosas en Gran Malvina y Puerto Egmont en el mismo estado en que se hallaban antes del 10 de junio de 1770», aclarándose que lo expresado «no perjudica de modo alguno a la cuestión de derecho anterior de soberanía de las islas Malvinas, por otro nombre Falkland».

A través del tratado de San Lorenzo del Escorial o de Nootka Sound de 1790, Gran Bretaña volvió a comprometerse a no formar nuevos asentamientos en las costas y en las islas adyacentes de la América Meridional que estaban bajo jurisdicción española, reconociendo implícitamente la soberanía de Madrid sobre Carmen de Patagones, San José, Deseado y Malvinas.

Después de la Revolución de Mayo los gobiernos patrios consideraron, con razón, que las Islas Malvinas eran parte constitutiva del patrimonio territorial que habían heredado al desaparecer el poder español en América. Así lo entendió Cornelio Saavedra, como lo demuestra un oficio fechado en el temprano año de 1810. Pese a las guerras de la emancipación, a los conflictos con los portugueses en la Banda Oriental y en las Misiones, a las contiendas civiles y a la debilidad del naciente estado, que no estaba en condiciones de atender su defensa, ninguna nación extranjera se había establecido, al menos permanentemente, ni en Malvinas ni en otras costas de la República. Durante la primera década pos-revolucionaria y no obstante las convulsiones internas, el Gobierno de Buenos Aires no dejó de conceder tierras y de legislar sobre los recursos marinos de su vasto litoral atlántico exigiendo, desde un principio, permisos para pescar en sus aguas. El 22 de octubre de 1821 la Junta de Representantes reordenó la normativa, sancionando una Ley de derechos pesqueros.

En 1820, el coronel de marina David Jewett, corsario y comandante de la fragata de guerra del Estado La Heroína, arribó imprevistamente a las Islas. A fin de hacer efectiva la posesión, el 6 de noviembre celebró en nombre de las Provincias Unidas del Río de la Plata un acto público en Puerto Soledad, que incluyó el izamiento de la bandera y una salva de veintiún cañonazos disparada ante la presencia de más de cincuenta buques extranjeros loberos y balleneros, entre los que no faltaron los estadounidenses y británicos. Hasta invitó a subir a su embarcación al navegante inglés James Weddell, que ya había reconocido la zona durante su primer viaje antártico a bordo del bergantín Jane. A todos ellos les avisó por escrito, en una circular del 9 de noviembre de ese año, la prohibición de pescar en las Islas y matar sus ganados, bajo pena de detención y de remisión de los infractores a Buenos Aires para ser juzgados. Pese a la publicidad de este acto —la noticia incluso apareció en la edición del 10 de noviembre de 1821 del periódico El Argos — ni en ese momento ni más adelante, Gran Bretaña planteó pretensiones sobre las Islas. Ni siquiera lo hizo en 1825 cuando reconoció la independencia de las Provincias Unidas a través del Tratado de Amistad, Comercio y Navegación.

En 1819 Luis Vernet, un comerciante hamburgués que se había radicado dos años antes en Buenos Aires, se asoció con Jorge Pacheco, dueño por ese entonces de un saladero. El 5 de agosto, ambos firmaron un contrato para solicitar una concesión en la Isla Oriental o Soledad. Pacheco gestionó ante el gobernador bonaerense, Martín Rodríguez, una autorización que lo habilitaba tanto para cazar lobos marinos, extrayéndoles las pieles y el aceite, como para faenar a los vacunos que se habían reproducido naturalmente en los campos. Mediante un convenio provisorio, los dos socios cometieron el error de entregarle el usufructo de la concesión al ciudadano inglés radicado en Montevideo, Robert Schofield. Al mismo tiempo, el capitán retirado de milicias Pablo Areguatí desembarcaba como nuevo comandante militar. Pero nada salió según lo esperado. A fines de 1824 la tentativa colonizadora acabó en un rotundo fracaso.

Recién hacia 1825 Vernet pudo a atender personalmente sus negocios, a través de una nueva compañía constituida en base a la sociedad fundada con Pacheco. El propósito era matar a todo el ganado mayor y poblar las estancias con ganado menor. Presentó una nota al Ejecutivo provincial especificando que para el fomento del país y su engrandecimiento pretendía constituir una colonia estable en la Isla Soledad. Se fijaba para hacerlo un plazo de tres años. A cambio de colocar el establecimiento bajo la plena autoridad del Gobierno de Buenos Aires, pedía que los colonos quedaran libres de cargas impositivas durante los primeros treinta años, y tuvieran el usufructo exclusivo de la pesca en Tierra del Fuego, Islas Malvinas y demás costas e islas de la República. El 5 de enero de 1828 el gobernador Dorrego accedió, pero introduciendo algunas modificaciones tendientes a limitar las exigencias del empresario. No se le concedieron más que los terrenos baldíos de la Isla Oriental.

Al año siguiente el gobernador delegado de Buenos Aires, general Martín Rodríguez, dictó el Decreto del 10 de junio de 1829, que designó a Luis Vernet Comandante Político y Militar de las Islas Malvinas, un título equivalente al de Gobernador. Esta vez Vernet, acompañado por su hermano Emilio, organizó todo con más esmero. Las Malvinas ya no serían solo una estación de abastecimiento, tampoco un presidio, ni siquiera una base militar, sino una colonia. Buena parte de su familia lo siguió en la empresa. Desde el primer momento tuvo la intención de quedarse, por eso mudó sus libros y su piano. La presencia en la expedición de varias mujeres simbolizaba el propósito inequívoco de alcanzar arraigo y estabilidad. Llevó a su esposa María Sáenz, autora al igual que su cuñado de un diario personal, al hermano de ésta, Loreto, y hasta a sus hijos pequeños, Emilio, Luisa y Sofía. En Puerto Soledad, ella dio a luz a Matilda, que durante toda su vida fue más conocida como Malvina, transformándose en la primera persona registrada por nacer en las Islas. En este ambiente doméstico, el Comandante recibió al capitán del bergantín HMS Beagle, Robert Fitz-Roy, quien además de una representación cartográfica del archipiélago y de varias acuarelas del pintor paisajista Conrad Martens que se transformarían en uno de los mejores testimonios visuales de la región, dejó sus observaciones sobre la vida en las Islas.

Vernet prestó especial atención a cada uno de los detalles de su colonia, desde las construcciones hasta la faena de lobos, apresamiento de la hacienda baguala, pesca, y extracción de maderas de la Isla de los Estados. Pero la tranquilidad duró poco. El 31 de agosto de 1831 llegó a Puerto Soledad la goleta norteamericana Harriet, al mando de un irritante conocido suyo, el capitán Gilbert Davidson, a quien Vernet venía comunicándole desde hacía por lo menos dos años atrás y sin éxito alguno, las reglamentaciones vigentes en materia de caza de lobos marinos. Ya en una nota de junio de 1829 el empresario, devenido más adelante en gobernador, le había sugerido al Gobierno provincial la construcción de un fuerte armado, pidiéndole además que le cediera un buque de guerra para hacer respetar los derechos del establecimiento.

Como Davidson, ignorando las advertencias, prosiguió como si nada con la cacería, Vernet, harto de que se reiterara esta situación, ordenó el apresamiento del buque. Días más tarde, igual medida tomó con la goleta Breakwater de Daniel Carew. Si bien lo detuvo con una guardia de seguridad de cinco hombres, el navío consiguió escapar y puso proa rumbo a los Estados Unidos, donde el capitán informó del hecho a sus superiores. La tercera nave capturada fue la goleta Superior, a cargo de Esteban Cengar y procedente de Nueva York. Vernet sólo pudo enviar una sola de las tres embarcaciones a Buenos Aires, la Harriet, acompañada de la documentación suficiente para iniciar el proceso. Entre tanto, el comandante de la corbeta de guerra Lexington, Silas Duncan, que se había desprendido de la escuadra norteamericana fondeada en Brasil, se enteró de las medidas que Vernet había tomado en contra de sus compatriotas para impedir la depredación de focas. Tras exigir al ministro de relaciones exteriores, Tomás de Anchorena, el fin de las restricciones a la caza y a la pesca, la devolución de los bienes confiscados, una indemnización a sus propietarios y el enjuiciamiento de Vernet como pirata, arrogándose una función punitoria, partió hacia las islas saqueando las instalaciones y deteniendo a sus pobladores. Entre las actuaciones que se levantaron para documentar estos hechos, se destaca el magnífico alegato presentado por Vernet con el título de “Informe del Comandante Político y Militar de Malvinas”, fechado en Buenos Aires el 1 de agosto de 1832. Publicado en el Diario de Sesiones de la Junta de Representantes de la Provincia Nº 279, aparece precedido por todas las notas diplomáticas intercambiadas con el Consulado y con el encargado de negocios de los Estados Unidos, en las cuales el Gobierno de Buenos Aires reivindica los derechos soberanos de las Provincias Unidas sobre las Malvinas. En su informe, el Comandante realizó un exhaustivo análisis histórico, político y legal de las Islas, compendiando todos los datos que se conocían por aquel entonces sobre su descubrimiento y colonización y, puntualmente, enumerando los diversos actos de soberanía ejercidos por el Gobierno de las Provincias Unidas. Entre otros argumentos, mencionó el principio del uti possidetis juris, que fue esgrimido por todas las naciones latinoamericanas después de la independencia para resolver cuestiones de límites. Las discusiones con el enviado norteamericano siguieron y, finalmente, la causa se cerró.

En el mes de octubre de 1832 arribó a Puerto Soledad la corbeta Sarandí, un clíper que se había destacado en los combates de la Guerra del Brasil. Comandada por José María Pinedo, transportaba al sargento mayor de artillería, el francés Juan Esteban Francisco Mestivier, nombrado Comandante Civil y Militar interino en reemplazo de Vernet, que estaba en Buenos Aires declarando por el ataque de la Lexington. Iba con instrucciones precisas del Gobierno para imponer el orden, reunir a los colonos que huyeron al interior de las Islas o que con engaño fueron transportados y arrojados clandestinamente en las costas del Estado Oriental, y reconstruir las propiedades públicas que fueron arrasadas durante el asalto de los norteamericanos, en acuerdo con el representante de Vernet, Mattew Brisbane. Pero Mestivier corrió peor suerte que su predecesor. Fue asesinado en un motín. Ante el vacío de poder, Pinedo se vio obligado a asumir la Comandancia. Tal era la situación en el archipiélago cuando se produjo el ataque de la corbeta S.M.B Clío, ordenado por el almirante Thomas Baker, jefe de la estación naval británica en Sudamérica.

El 24 de enero de 1833 el Gobernador de Buenos Aires, Juan Ramón Balcarce, le relataba a la Junta de Representantes los sucesos que habían ocurrido en las Islas. A su vez Onslow le entregó a Pinedo un escueto, pero descomedido comunicado.

A continuación, los ingleses procedieron a desalojar por la fuerza y embarcar en la Sarandí a una parte de la guarnición y de los colonos. El 27 de junio y, otra vez, el 2 de octubre, el representante argentino en Londres, Manuel Moreno, presentaba un enérgico reclamo al gobierno británico. Lord Palmerston, encargado del ministerio de Estado, le respondió con evasivas y sin proporcionar ningún fundamento sólido que justificara la ocupación. A partir de ese momento, la República Argentina iniciará una serie de demandas incesantes para recuperar las Islas, que nunca dejaron de aparecer en sus mapas como parte de su territorio. Así lo corrobora el primer relevamiento cartográfico completo del país, el Atlas de Martin de Moussy, integrado por treinta cartas físicas y políticas de cada una de las provincias y territorios nacionales.

Para cerrar, este nuevo volumen de Documentos de Uso Educativo incluye documentos significativos de la historia de las Islas Malvinas seleccionados entre los alrededor de 40.000 manuscritos e impresos sobre el tema, que forman parte de varios fondos documentales conservados en el Archivo General de la Nación. Además agradecemos a Nelson Leonel Durante, quién donó a la institución tres documentos de singular relevancia que están expuestos en esta compilación. El interés de la institución es continuar socializando estos documentos que forman parte de la memoria colectiva de todos los argentinos, y realizar desde su lugar una contribución que permita volver a refrendar los derechos soberanos de la República Argentina sobre las Islas Malvinas y demás islas del Atlántico sur.

AHORA TE PROPONEMOS INDAGAR EN LA HISTORIA DE NUESTRAS ISLAS A TRAVÉS DE LOS DOCUMENTOS HISTÓRICOS!

argentina.gob.ar/interior/archivo-general/malvinas-200#2

Hitos de Malvinas – Línea de tiempo

Línea del tiempo sobre los hitos de la Fuerza Aérea Argentina en el Conflicto del Atlántico Sur, ploteada en las instalaciones de la Secretaría General del Estado Mayor General.

Si alguien creyó que la frase: ‘Defender la Patria hasta perder la vida’, era sólo una declaración, esta es hora de la verdad…

Brigadier «VGM» Ernesto H. CRESPO. Abril 1982

2 de Abril

– Primer aterrizaje de un Hercules C-130 en la recuperación de las Islas Malvinas con participación del Grupo Operaciones Especiales (GOE) y ECCO.
– Aterriza una Escuadrilla de IA-58 Pucará, primeros aviones de combate en Malvinas.
– Se habilita el Aeródromo Malvinas.

5 de Abril

– Creación de la Fuerza Aérea Sur (FAS).

12 de Abril

– Creación de la Base Aérea Militar (BAM Cóndor).

21 de Abril

– Primer avistamiento de la flota británica por un B-707 (TC-91).

27 de Abril

– Primera detección de medios enemigos (helicópteros) de la flota por el TPS -43 en Malvinas

1 de Mayo

– Bautismo de Fuego de la Fuerza Aérea Argentina en defensa de la soberanía argentina, con entrega de vidas y pérdidas de material de combate.
– Primeros derribos logrados por la AAe de la FAA.
– Ataque exitoso de la Escuadrilla de M-5 “Torno” contra un destructor británico en defensa de los efectivos terrestres.

En este día ofrendaron su vida al servicio de la Patria:

Capitán D. Gustavo Argentino García Cuerva
Primer Teniente D. Mario Hipólito Gonzalez
Primer Teniente D. José Leónidas Ardiles
Teniente D. Daniel Antonio Jukic
Teniente D. Eduardo Jorge Raúl de Ibañez
Cabo Principal Mario Duarte
Cabo Principal Juan Antonio Rodriguez
Cabo Primero Miguel Ángel Carrizo
Cabo Primero José Alberto Maldonado
Cabo Primero José Luis Peralta
Cabo Primero Agustín Hugo Montaño
Cabo Primero Andrés Luis Brasich
Soldado Clase 62 Guillermo Ubaldo García
Soldado Clase 62 Héctor Ramón Bordón

5 de Mayo

– Avistamiento en alta mar y primer rescate de heridos, del Aviso “Alférez Sobral” con un Fokker F-27 y un Bell 212 .El aviso Alférez Sobral, de la Armada Argentina, había sido averiado el 3 de mayo, cuando intentaba rescatar a los tripulantes del avión Canberra derribado el 1º. Un pararrescate descendió sobre la cubierta, asistió al herido más grave y lo acondicionó en una camilla para elevarlo hacia el helicóptero que lo trasladó de urgencia. El capitán del buque y siete tripulantes fallecieron cuando intentaron salvar a sus camaradas aeronáuticos.

6 de Mayo

– Primer aterrizaje de un Hercules C-130 en las Islas Malvinas, pese a amenazas de derribo por el fuego naval enemigo.

9 de Mayo

– En este día la FAS desplegó un tremendo esfuerzo de tanteo para hostigar y detectar la ubicación de la flota británica, La BAM Cóndor recibió los misiles SAM 7, que reforzarían su defensa antiaérea.

En este día ofrendaron su vida al servicio de la Patria:

Primer Teniente D. Jorge Eduardo Casco
Primer Teniente D. Jorge Ricardo Farías

10 de Mayo

– El Grupo de Exploración y Reconocimiento con los medios de la FAA que reportaban al Componente Aéreo del COATLANSUR planificó y ejecutó misiones de búsqueda y rescate, y de exploración cercana y lejana.

En este día ofrendaron su vida al servicio de la Patria:

Cabo Héctor Varas

11 de Mayo

– Operación especial de dos aeronaves Learjet 35 que simularon reabastecerse en vuelo con un C-130, realizando una maniobra de engaño.

12 de Mayo

– El destructor C-42 HMS “Glasgow” se retira de la zona de combate a consecuencia de ataques aeromarítimos con aviones de la FAA.

En este día ofrendaron su vida al servicio de la Patria:

Primer Teniente D. Manuel Oscar Bustos
Primer Teniente D. Fausto Gavazzi
Teniente D. Mario Víctor Nívoli
Teniente Jorge Rubén Ibarlucea

19 de Mayo

– Primer vuelo de abastecimiento aéreo con entrega por lanzamiento de C-130.

21 de Mayo

– Batalla de San Carlos.
– Primer apoyo de fuego cercano con aviones Pucará del Componente Aéreo Malvinas.
– Dos escuadrillas de la FAA atacan y dañan la fragata “Ardent” que finalmente es hundida por una formación aeronaval.

En este día ofrendaron su vida al servicio de la Patria:

Primer Teniente D. Daniel Fernando Manzotti
Teniente D. Pedro Ignacio Bean
Teniente D. Néstor Edgardo López

22 de Mayo

– Primer rescate aéreo en zona de combate por helicópteros de la FAA. Al helicóptero Bell 212, matrícula H-85, indicativo TORDO, armado con cuatro ametralladoras Browning 7.62 mm, se le asignó la misión de búsqueda y rescate. Estaba tripulado por los tenientes Luis Longar y Gustavo Brea, cabos primeros Ernesto Palacios y Roberto Quiñonez. Encontraron el avión Pucará del mayor Tomba, el asiento eyectable y el paracaídas. Prosiguieron la búsqueda y al atardecer las bengalas lanzadas por el piloto permitieron ubicarlo. Regresaron de noche, guiados por el radar de artillería y aterrizaron en una zona iluminada por las linternas del personal de la Base Militar Cóndor.
– Rescate de tripulantes de la patrullera “Río Iguazú”.

23 de Mayo

– La Fragata “Antelope” resulta hundida a consecuencia del ataque de dos escuadrillas de aviones de combate de la FAA.

En este día ofrendaron su vida al servicio de la Patria:

Primer Teniente D. Luciano Guadagnini
Teniente D. Héctor Ricardo Volponi

24 de Mayo

– Ataque aéreo a la BAM Malvinas.

En este día ofrendaron su vida al servicio de la Patria:

Teniente D. Jorge Alberto Bono
Teniente D. Carlos Julio Castillo
Alférez D. Mario Luis Valko

25 de Mayo

– El Destructor C-42 “Coventry” se hunde a consecuencia del ataque de una escuadrilla de caza bombardeo de la FAA y resulta averiada la fragata “Broadsword”.

En este día ofrendaron su vida al servicio de la Patria:

Capitán D. Hugo Angel del Valle Palaver
Capitán D. Jorge Osvaldo García

27 de Mayo

– Primer bombardeo nocturno con BMK-62 Canberra.

28 de Mayo

– Primer salida del Hercules bombardeo TC-68 “Matilde”. Con la misión de interdictar tráfico marítimo británico, el C-130H matrícula TC-68, fue transformado en bombardero y con Indicativo TIGRE, realizó misiones similares que se realizaron hasta el 7 de junio, en las que se interdictaron cuatro navíos.
– Participación de una Ca de tropa de la EAM en la defensa de la BAM Cóndor.

En este día ofrendaron su vida al servicio de la Patria:

Teniente D. Miguel Angel Giménez
Soldado Clase 62 Mario Ramón Luna
Soldado Clase 62 Luis Guillermo Sevilla
Soldado Clase 62 Héctor Walter Aguirre

29 de Mayo

– Rescate en la Isla Borbón con un DHC Twin Otter (T-82).

En este día ofrendaron su vida al servicio de la Patria:

Primer Teniente Luis Darío Castagnari
Teniente Juan Domingo Bernhardt

30 de Mayo

– Ataque al Portaaviones “INVINCIBLE” corazón de la flota enemiga.

En este día ofrendaron su vida al servicio de la Patria:

Primer Teniente D. José Daniel Vázquez
Primer Teniente D. Omar Jesús Castillo

31 de Mayo

– Operadores del Escuadrón VyCA evitan la destrucción del Radar TPS-43 con un misil anti-radiación, temporalmente fuera de servicio, es reparado y funciona hasta el último día.

1 de Junio

– Derribo del C-130 TC-63 cumpliendo tareas de exploración radárica. Durante una misión de exploración electrónica fue derribado, por una sección de Sea Harrier, el C-130 Hércules TC 63-indicativo TIZA. La aeronave fue alcanzada entre los motores del lado derecho, atacada con cañones sobre sus áreas de comando de la cola y se estrelló en el mar.

En este día ofrendaron su vida al servicio de la Patria:

Vicecomodoro Hugo César Meisner
Capitán Rubén Héctor Martel
Capitán Carlos Eduardo Krause
Suboficial Principal Julio Jesús Lastra
Suboficial Auxiliar Manuel Alberto Albelos
Cabo Principal Miguel Angel Cardone
Cabo Principal Carlos Domingo Cantezano

6 de Junio

– Derribo del Learjet T-24 mientras realiza misiones de engaño.

7 de Junio

– Se ordenó al Escuadrón Fénix misiones de reconocimiento fotográfico y de distracción.
– Salidas de Reconocimiento Ofensivo y Cobertura de los escuadrones de combate.

En este día ofrendaron su vida al servicio de la Patria:

Vicecomodoro Rodolfo Manuel De la Colina
Mayor Juan José Ramón Falconier
Capitán Marcelo Pedro Lotufo
Suboficial Ayudante Fancisco Tomás Luna
Cabo Principal Guido Antonio Marizza

8 de Junio

– Ataque al desembarco enemigo, realizado en Bahía Agradable, descubierto por la ROA en Malvinas. El día más negro de la Flota Británica.

En este día ofrendaron su vida al servicio de la Patria:

Primer Teniente D. Danilo Rubén Bolzán
Teniente D. Juan José Arrarás
Teniente D. Jorge Alberto Vázquez

9 de Junio

– Repliegue de los helicópteros CH-47 Chinook al continente, en vuelos evasivos.

10 de Junio

– Apoyo de fuego cercano con aviones Pucará, despegados desde la misma zona de combate, contra un blanco señalizado con munición fumígena por la artillería de campaña del Ejército Argentino.

13 de Junio

– Ataque de los A4-B al cerro de Dos Hermanas, al Cuartel General Británico.
– Último ataque nocturno con dos BMK-62 Canberra, guiados por radar del Escuadrón VyCA al Cerro Dos Hermanas, uno de los bombarderos es derribado.
– Último aterrizaje y evacuación de heridos con un Hercules C-130 en Malvinas.

En este día ofrendaron su vida al servicio de la Patria:

Capitán Fernando Juan Casado

www.argentina.gob.ar/fuerzaaerea/hitos-de-malvinas-linea-de-tiempo

Logística y medios de transporte

El éxito de las operaciones antárticas del Programa Antártico Argentino depende en gran medida de su logística. Una de los aspectos salientes de esta logística está dado por los medios de transporte, los cuales deben llevar adelante tareas en un medio hostil, sujetos a múltiples restricciones, y que requieren de personal muy bien formado para conducirlos.  

Para el desarrollo de sus actividades antárticas, la Argentina cuenta actualmente con una flota marítima encabezada por el Buque Rompehielos ARA Almirante Irízar, recientemente recuperado tras una década de inactividad, y una serie de buques de apoyo, adquiridos en los últimos años (como el ARA Islas Malvinas, ARA Puerto Argentino y ARA Estrecho San Carlos). La flota suele completarse con un buque de transporte (ARA Canal de Beagle/ARA Bahía Agradable), y se la despliega en aguas antárticas entre Diciembre y Marzo de cada año.

La flota aérea está compuesta por aviones Hércules C-130, un avión Twin Otter  DHC 6 apostado en forma permanente en Base Marambio (Biturbohélice de ala alta, tren de aterrizaje dual -terrestre y nieve- y capacidad para 6 pasajeros), Helicópteros Bell 412, operativos en verano desde Base Marambio, y dos helicópteros Super Puma a bordo del Rompehielos Irízar.

Los Hércules C-130 son fundamentales para el cruce entre el territorio argentino sudamericano (Río Gallegos o Ushuaia) y la Antártida (Base Marambio y, en forma complementaria, Base chilena Frei); los hércules Bell 412 son utilizados mayormente para el despliegue de campamentos científicos y abastecimiento de la base Marambio; y algo similar ocurre con el Twin Otter DHC 6, con alcance máximo cercano a los 800 km. Los helicópteros Super Puma del Rompehielos se encargan del transporte de carga y personal hacia las distintas bases abastecidas desde el buque.

Las embarcaciones menores (botes zodiacs) operan desde las bases antárticas, sujetas a las condiciones meteorológicas, marítimas y glaciológicas imperantes en su radio de acción, y son importantes como respaldo a la actividad científica marina. En las bases antárticas también operan diferentes tipos de vehículos terrestres (camionetas 4×4, cuatriciclos, autobombas) como así también vehículos capaces de trasladarse sobre nieve o hielo (motos de nieve, vehículos oruga), para realizar actividades de transporte en el radio de la base, y también como apoyo a la actividad científica en sectores particulares. 

cancilleria.gob.ar/es/iniciativas/dna/antartida-argentina/logistica-y-medios-de-transporte

Belgrano II, Base Antartica

La Base Belgrano II fue inaugurada el 5 de febrero de 1979 sobre el nunatak Bertrab en la Bahía Vahsel, al sur del mar de Weddell. Es la segunda de tres bases antárticas argentinas que fueron denominadas originalmente Base de Ejército General Belgrano, todas de carácter permanente y en honor del gran héroe de la Revolución de Mayo y la independencia. La primera las bases fue instalada en enero de 1955 sobre la Barrera de Hielos Filchner por el General Hernán Pujato, impulsor y primer director del Instituto Antártico Argentino (IAA).

En su primer año constituyó la base más austral del planeta y fue posible gracias a la primera penetración del pack del Mar de Weddell por el entonces flamante rompehielos ARA Gral. San Martín. Desde ella partieron numerosas patrullas científicas y de exploración, entre las que se destacan los vuelos del Gral. Pujato en los que descubrió numerosas cordilleras y glaciares, así como nunataks y picos aislados a los que le fue otorgada toponimia argentina. Ella también serviría de punto de partida para la instalación de la Base Sobral en 1965, más de cuatrocientos kilómetros más al sur, y para la Operación 90 del Ejército Argentino, la Primera Expedición Terrestre Argentina que alcanzó el Polo Sur Geográfico ese mismo año, comandada por el entonces Coronel Jorge Edgar Leal, posteriormente director de la Dirección Nacional del Antártico en dos ocasiones.

En el Laboratorio Belgrano (LABEL) que formaba parte de la base, se llevaron adelante diversos estudios de alta atmósfera, entre ellos de auroras australes, así como radiosondeos meteorológicos. En 1979 Belgrano I fue evacuada y relevada por Belgrano II, debido a la inestabilidad del hielo en donde se encontraba y el acumulado sobre ella. La Base Belgrano III fue instalada en enero de 1980 en el extremo norte de la Isla Berkner pero debió ser evacuada en enero de 1984 debido a la fracturación del hielo sobre el cual estaba asentada. Durante esos cuatro años en los que Belgrano III funcionó de forma permanente el personal de la base llevó adelante investigaciones en meteorología y geomagnetismo además de realizar relevamientos topográficos.

En la actualidad la Base Belgrano II es la más austral de las bases argentinas y la tercera de las permanentes a nivel mundial. Su latitud determina que posea cuatro meses de completa luz solar, cuatro con penumbra y cuatro de noche polar. Se trata de una zona de fuertes vientos con temperaturas constantemente negativas que llegan hasta los -54˚C. La flora se limita a algunos musgos y líquenes, mientras que la fauna se compone íntegramente de aves estivales como gaviotas, petreles y skúas.

A pocos kilómetros de la base se encuentra el Refugio Cisterna, cuyo mantenimiento es llevado adelante por la dotación. La misma se compone en su mayoría por personal logístico del Ejército, y junto a ellos se encuentran científicos del IAA que en el LABEL realizan estudios de ozono, magnetismo, meteorología, glaciología, biología terrestre, geodesia y sismología, está última con el sismógrafo más austral del mundo sobre roca firme. A través de convenios internacionales participan de algunas de estas investigaciones el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial de España y el Programa Nacional de Investigación Antártica de Italia.

El abastecimiento de Belgrano II es realizado en forma anual por el rompehielos ARA Alte. Irizar y la base cuenta con vehículos Snowcat y motos de nieve que brindan movilidad al personal para las tareas científicas y. Con estos medios propios partió de la base la Segunda Expedición Terrestre de Argentina al Polo Sur Geográfico que logró alcanzar con éxito su objetivo el 5 de enero de 2000. En la base se conserva la Cruz General Belgrano, declarada Sitio y Monumento Histórico 43 del Tratado Antártico y que originalmente había sido instalada en las cercanías de la Base Belgrano I.

https://cancilleria.gob.ar/es/iniciativas/dna/antartida-argentina/bases/belgrano-ii

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