Desmalvinización

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La desmalvinización es un término acuñado por el sociólogo Alan Rouquié en los años 80 para describir un dispositivo político-discursivo que buscaba instalar una imagen de Malvinas en la sociedad argentina. Este proceso de desinformación y desculturización pretende separar el conflicto armado de 1982 del reclamo histórico de soberanía nacional sobre las Islas Malvinas, que Argentina llevaba haciendo desde hacía 150 años

La desmalvinización busca confundir los intereses de la conducción militar con los de los compatriotas que lucharon por la causa nacional en Malvinas. Este proceso naturaliza la ocupación británica y promueve la aceptación de acuerdos y procesos que perjudican los derechos y la dignidad argentina en el Atlántico Sur.

Desmalvinización

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La desmalvinización es un concepto y fenómeno en la sociedad y la política de Argentina que apareció tras la derrota en la guerra de las Malvinas de 1982 y los primeros años del retorno a la democracia, mediante el cual los medios de comunicación se abstuvieron de mencionar la guerra y los soldados que retornaron al territorio continental fueron totalmente ignorados por la sociedad, siendo considerados por el imaginario colectivo como simples «chicos de la guerra» y víctimas de la dictadura militar que gobernó Argentina en ese momento.​

La desmalvinización despojó todo acto heroico y patriótico ocurrido en las islas, además de sintetizar el clima social y político imperante en Argentina al finalizar el conflicto del Atlántico Sur. Se veía necesario deslegitimar la guerra, ensuciarla, empequeñecerla y opacar todo lo que se vincule con ella. El autor del concepto fue el politólogo y sociólogo francés Alain Rouquié, y fue utilizado por los veteranos, fuerzas políticas y diversos autores.​

El concepto se puede definir como «un dispositivo político-discursivo orientado a producir un «relato» e instalar un «imaginario» sobre Malvinas en la sociedad argentina». Alcanzó una resonancia social importante en la historia reciente de la Argentina y es de uso frecuente al hablar sobre la posguerra. El discurso desmalvinizador inició inmediatamente al terminar la guerra y fue instituyéndose como un discurso hegemónico, tendiendo a disolver el fervor patriótico y anticolonial en los sectores populares. Quienes reivindicaban Malvinas como una cuestión patriótica y de lucha anticolonial —separada de la dictadura— corrían el riesgo de ser considerados cómplices del terrorismo de Estado. Sectores de izquierda, que apoyaron la recuperación de 1982, luego se manifestaron «arrepentidos» de aquella decisión


DE LA “DESMALVINIZACIÓN” HACIA …

Al finalizar la guerra comenzó un proceso que se llamó “desmalvinización”, que consistió en hacer como si la guerra no hubiese ocurrido. A partir de este …

Repositorio Institucional CONICET Digitalhttps://ri.conicet.gov.ar › bitstream › handle

por MV Piccone · 2014 · Mencionado por 1 — Este artículo analiza la trayectoria de la política argentina respecto del re- clamo por la soberanía sobre las Islas Malvinas desde las décadas de

«Vamos a una desmalvinización»

    PUBLICADO: 08 MAYO 2024

radiokermes.com

Malestar de las asociaciones de veteranos por la postura del presidente sobre Malvinas. 

Jorge Gaitán, integrante de la Asociación de Veteranos Alberto Amesgaray, apuntó contra las recientes declaraciones del presidente Javier Milei, que defendió la visita de Cameron a las islas Malvinas y elogió a Margaret Thatcher. «Vamos camino a una desmalvinización», aseguró. 

«Hay un trabajo muy triste por parte de la Cancillería Argentina con Malvinas, sobre todo con lo que se venía haciendo en los últimos gobierno, lo que se había logrado en estamentos internacionales, donde incluso se puso como territorio en discusión. Ahora hemos entrado en cierto amiguismo, que los ingleses nos hacen creer que somos amigos. Además, tienen en el presidente un gran aliado, cuando dijo que no veía mal que venga el ministro Cameron a Malvinas, hay que tener en cuenta que es cierto que no se puede impedir que venga, pero si hay que hacer un reclamo con mucha más fuerza, porque si vos no decís nada, es como que estas avalando que ese territorio es inglés», indicó en diálogo con Kermés. 

Sobre el posicionamiento del presidente con Malvinas, recordó: «este gobierno no sólo lo dijo antes, lo dijo en el debate, lo estaba sosteniendo y la gente no quiso escucharlo, entonces hoy tenemos estos resultados donde hay un presidente y una cancillería que no hacen ningún tipo de reclamo de Malvinas», dijo y más tardes aseguró: «vamos a una desmalvinización«. 

Consultado sobre las charlas que brindan desde la Asociación, comentó: «hemos recibido casi 2000 chicos desde el 2 de abril. Se armaron debates y los chicos del secundario estaban preocupados por todo lo que veían» dijo y agregó: «nos dicen que estamos entregando todo y eso es porque no se conoce». 

«Nosotros dejamos de hablar de la guerra, hablamos de la situación en que se encontraba en el país, en una dictadura, hablamos también del post Malvinas y los actos donde alguien se la jugo por vos, porque tanto en la guerra como en la vida nadie se salva sólo y ahí se arma el debate. Esto nos ha dado un buen resultado y no hablar de cuantas bombas tiraste en una sociedad que está dispersa», agregó. 

Por último, el excombatiente pidió seguir malvinizando: «hay que salir del letargo, hay que caminar y hablar de Malvinas porque está en peligro otra vez el reclamo argentino de Malvinas», completó. 

Torturas en la Guerra de Malvinas

Confirman procesamientos por torturas en Malvinas | Por haber estaqueado y enterrado soldados hasta el cuello como castigo por robar comida

pagina12.com.ar/confirman-procesamientos-por-torturas-en-malvinas

09 de abril de 2021

 (Fuente: Télam)
. Imagen: Télam

La Cámara Federal de Comodoro Rivadavia confirmó el procesamiento sin prisión preventiva de tres militares retirados y dictó la falta de mérito de un cuarto en la causa que investiga torturas a soldados de la propia tropa durante la guerra de Malvinas. A seis días del 39º aniversario del inicio del conflicto bélico con Gran Bretaña, el tribunal confirmó por mayoría que se trata de delitos de lesa humanidad, por ende no prescriben, y ratificó de manera parcial el fallo que había dictado en febrero del año pasado el Juzgado Federal de Río Grande, Tierra del Fuego. 

Hoy los torturadores van a dormir menos tranquilos. Hoy se avanzó y mucho y dimos un paso importante en materia de verdad y justicia. Esto es la construcción del Nunca Más de Malvinas», sostuvo el abogado Jerónimo Guerrero Iraola, del Centro de Ex Combatientes Islas Malvinas de La Plata, que interviene como querellante en la causa.

Con votos de Javier Leal de Ibarra y Aldo Suárez, la Cámara confirmó el procesamiento de Eduardo Gassino, Gustavo Calderini y Miguel Ángel Garde, en tanto consideró que no existen elementos suficientes para procesar pero tampoco para sobreseer a Belisario Affranchino Rumi, que sigue imputado en la causa

Los magistrados coincidieron con la jueza federal fueguina Mariel Borruto al considerar que se trató de delitos de lesa humanidad aunque modificaron su criterio al definirlos como “vejaciones” y no como “imposición de tormentos”, calificaciones ambas asimiladas al concepto de torturas en los tratados internacionales suscriptos por la Argentina.

Los estaqueamientos y enterramientos en Malvinas, que comenzaron a investigarse en 2007 a partir de una denuncia del entonces subsecretario de Derechos Humanos de Corrientes, Pablo Vassel, no fueron hechos aislados o aleatorios sino que “presumiblemente formaron parte de una agresión, desplegada por la superioridad contra el personal subalterno, que por lo menos habría gozado de la aquiescencia del Estado”, indicaron los camaristas. 

Juzgaron como una “práctica corriente realizada por el personal superior” la aplicación de “sufrimientos, consistente en la privación injustificada de alimentos, aplicación de sanciones ilegitimas y degradantes”, que definieron como parte de una “política de supremacía de los altos mandos por sobre los soldados más rasos”.

Los soldados Mario Sánchez y Ramón Salvador Caballeros “habrían sido estaqueados de pies y manos por más de dos días, ocasión en que se habría producido un bombardeo sobre la posición, lo que habría provocado la muerte de los nombrados”, apuntan los camaristas al enumerar los casos por los que dictaron los procesamientos. 

Algunos soldados fueron “obligados a sentarse en el interior de un pozo para luego ser enterrados hasta el cuello, situación en la que permanecieron sin abrigos y sin cascos, entre nueve y diez horas, por haber sustraído y posteriormente haberse comido una oveja”. Otro fue obligado a “colocar sus pies cerca del fuego, con sus borceguíes y medias, ordenándole que no se moviera durante un día, para luego ser obligado a volver a su posición, circunstancia que le produjo ampollas en los costados de los dedos grandes”.

Un soldado estuvo estaqueado durante ocho horas bajo una nevada “a modo de castigo por el supuesto robo de comida”. Hubo también un “enterramiento en un pozo hasta el cuello, sin abrigos, sin cascos por más de diez horas, bajo temperaturas extremas y sin alimentos sufriendo las contingencias del clima y suelo congelado cuando pretendía dar aviso a su superior del castigo que se encontraban sufriendo sus compañeros”. 

Uno salvó su vida de milagro luego de estar “estaqueado durante cuatro o cinco horas, atado de manos y pies con un nylon cubriéndolo durante un bombardeo nocturno”, mientras sus compañeros fueron obligados a realizar “movimientos vivos sobre el barro con hielo bajo la nieve mientras sufrían amenazas de ejecución”. 

“Luego, cuando no se podía levantar debido al cansancio y al frío, sus superiores les habrían efectuado entre seis y siete disparos entre sus piernas y los habrían hecho parar en posición de firme mientras les pegaban con una barra de acero que se utiliza para limpiar los caños de los fusiles”, relataron. 

En el caso de José Alberto Yanevich, sus superiores lo agredieron verbalmente y luego lo estaquearon durante dos días y le rompieron la nariz de un culatazo. “En ocasión en que se encontraba estaqueado, se habría producido un bombardeo y la deflagración de una bomba le habría provocado una ceguera momentánea que habría derivado en permanente”, recordaron.

En disidencia con el voto mayoritario, la tercera camarista, Hebe Corchuelo de Huberman, consideró que más allá de la gravedad de los hechos no se trata de delitos de lesa humanidad, por lo que a su entender estarían prescriptos por el paso del tiempo. 

Aunque las torturas y abusos “pudieron haber atentado gravemente contra bienes jurídicos individuales, no resulta suficiente para su conceptualización como delitos de lesa humanidad”, sostuvo. 

“No surgen constancias que permitan comprobar la pertenencia de dichos actos a algún plan de persecución o aniquilación sistemática. Por más aberrantes que puedan resultar las acciones que presuntamente se habrían desarrollado, no se encuentran acreditados los requisitos de sistematicidad ni generalidad del ataque, como elementos que elevarían los delitos supuestamente cometidos a la categoría más grave de delitos contra la humanidad”, escribió.

Salen a la luz por primera vez los archivos secretos de Malvinas que confirman torturas a soldados

Télam

La desclasificación de los archivos secretos de las fuerzas armadas sobre la guerra de Malvinas, conocidos esta semana, testimonia y ratifica las graves violaciones a los derechos humanos que fueron cometidas contra los soldados por parte de sus superiores, y revela un plan de la dictadura para ocultar estos delitos al regreso de las tropas al continente.

Un primer informe del material que sale a la luz 33 años después de la guerra fue entregado esta semana por el ministro de Defensa, Agustín Rossi, a la Comisión Nacional de Ex Combatientes, luego de que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner ordenará -a través del decreto 503/15- la desclasificación de toda la documentación vinculada a Malvinas que se encontraba en los archivos de las fuerzas armadas.


«Estos documentos corren el velo de hechos que fueron ocultados durante años por las propias fuerzas armadas y serán un gran aporte para la justicia», manifestó a Télam Ernesto Alonso, titular de la comisión de ex combatientes e integrante del CECIM de La Plata, que motorizó en 2007 la denuncia ante la justicia por las torturas y vejámenes que sufrieron los soldados durante el conflicto bélico
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Entre la documentación desclasificada, se encuentran las denominadas «actas de recepción» que debieron completar los soldados a su regreso al continente, al término de la guerra, donde se dejaba constancia del estado de salud y las condiciones con las que habían sido tratados en las islas.

Los documentos fueron analizados por un grupo de investigación dependiente de la Dirección Nacional de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario, digitalizada por el equipo de archivos de esa dependencia y su inventario puede ser consultado en la web www.archivosabiertos.com.

«Estos documentos corren el velo de hechos que fueron ocultados durante años por las propias fuerzas armadas y serán un gran aporte para la justicia»Ernesto Alonso, titular de la comisión de ex combatientes»La documentación es muchísima. En este primer relevamiento de los casos más emblemáticos, hicimos entrega de unas 700 actas, donde los testimonios -clasificados como secretos- acreditan los maltratos contados por las propias víctimas o por compañeros que relatan lo que vieron», explicó a Télam Stella Segado, directora de Derechos Humanos de la cartera de Defensa.

La mayoría de esos testimonios relatan que sufrieron pie de trinchera -congelamiento de los pies por la humedad y el frío del terreno-, desnutrición, casos de estaqueamiento, enterramiento en fosas y otros tipos de castigos físicos por haber dejado sus puestos para salir en busca de la comida que escaseaba entre los soldados.

La información desclasificada será remitida en los próximos días a la justicia federal de Río Grande, en Tierra del Fuego, donde tramita la causa por abusos sufridos por soldados durante el conflicto del Atlántico Sur, y también a la Procuración General de la Nación para el seguimiento del expediente.

Una de las actas, a la que accedió Télam, da cuenta del testimonio de un teniente primero que relata que un oficial «lo ató de pies y manos a la espalda, colocándolo de cara al suelo, en la arena mojada de la playa, desde las 9 hasta las 17 horas», u otro de un sargento que recibió patadas en los testículos por lo cual debió ser operado.

Otro documento secreto -firmado por el entonces comandante en jefe del Ejército, teniente general Cristino Nicolaides, el 30 de diciembre de 1982, seis meses después de terminada la guerra- revela un plan de la dictadura para ocultar esos delitos cometidos en las islas.

En el texto -rotulado como «secreto» por el Ejército- Nicolaides dejó asentados los lineamientos para ocultar las torturas y vejámenes que aplicaron a los conscriptos, en una nota dirigida al comandante del V Cuerpo del Ejército.

En esa nota, a la que también pudo acceder Télam, se indica que a la hora de impulsar una investigación interna, los vejámenes fueran considerados como simples «faltas disciplinarias» y que en los casos en que sea imposible por la gravedad del hecho, que se le informe la situación a él en persona para resolver el problema.

«En los casos en que se acreditare alguna infracción las respectivas resoluciones no excederán el ámbito disciplinario, dentro de pautas de mesura, guardando la adecuada reserva», fue la orden escrita por Nicolaides, a fin de evitar filtraciones a la sociedad en un momento en que los dictadores procuraban conservar el poder tras la derrota en la guerra.

«Esta documentación demuestra que hubo una planificación de Inteligencia para evitar que los relatos de los soldados trascendieran cuando volvieran al continente», explicó Alonso, quien adelantó que todo el material desclasificado también será remitido a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

Los ex combatientes recurrieron a esta instancia por «negación de justicia» luego de que la Corte Suprema de Justicia declarara prescripta la causa y clausurara la investigación.

Kasanzew: el ÚNICO periodista que cubrió la guerra de Malvinas de principio a fin

Malvinas a Sangre y Fuego

Kasanzew Nicolas

Malvinas a Sangre y Fuego, Kasanzew Nicolas

Incluye apéndice de imágenes color.La visión de la guerra descripta por uno de los periodistas más reconocidos de nuestro país. Nicolás Kasanzew; único reportero de la televisión y la prensa gráfica argentinas en el frente de batalla; nos lleva al centro de la noticia en forma directa y descarnada. Esencial material para entender el lado humano de los hombres que lucharon. Más de 90 mil ejemplares vendidos y esta su cuarta edición llega corregida y ampliada.

Quién es Nicolás Kasanzew, el cronista de la guerra de Malvinas que Victoria Villarruel rescató del ostracismo

Era periodista de ATC cuando se inició la guerra en las Islas.

La junta militar lo autorizó a ser corresponsal de guerra y, en directo, dio rienda al relato oficial que no se verificaba en los hechos. Su salida del canal, el mote que le habría otorgado el secretario de Cultura de Alfonsín y sus pedidos a la Corte Suprema. El vínculo con Victoria Villarruel y el rechazo de excombatientes y legisladores a su designación como titular de la Dirección de Gesta de Malvinas del Senado.

Por Jeremías Batagelj

20 de febrero de 2024 – 20:43

pagina12.com.ar

El nombre de Nicolás Kasanzew parecía olvidado, pese a ser uno de los símbolos de la televisión argentina de la dictadura, al punto de ser designado por la propia Junta Militar como corresponsal de guerra durante el conflicto por la soberanía de las Islas del Atlántico Sur. Ser la «cara visible de Malvinas» – según dijo que le impuso Carlos Gorostiza tras la recuperación de la democracia- implicó su salida del aire en ATC tras la vuelta a la democracia. 

En los noventa, en tanto, fue a parar al destino emblemático del menemismo: Miami. Allí no sólo trabajó en distintos medios de comunicación (en su CV se distinguen Telemundo, Univisión, CNN y NBC), sino que también reclamó con insistencia para que la Corte Suprema le designe unos adicionales a su pensión de guerra tras su labor como reportero. 

Hasta ahora, ésas eran las pocas y breves noticias de Kasanzew, que otra vez volvió a ser beneficiado por las bondades del Estado, al ser designado por la vicepresidenta Victoria Villarruel como titular de la Dirección de Gesta de Malvinas en el Senado. El rechazo por su nombramiento fue tal que los senadores de Unión por la Patria emitieron este lunes un feroz comunicado para criticar la decisión de la compañera de fórmula de Javier Milei.

Una de las caras del relato militar

«Hoy el país nos pide todo/ demos todo con valor / no tememos a la lucha/ argentinos a vencer/…/ Sabemos por qué luchar y ganar / jamás nos han vencido, jamás nos vencerán…». Esas eran las palabras de Kasanzew que llegaba desde Malvinas, cuando a la sociedad argentina se le intentaba convencer de que se estaba ganando la guerra. Un desfase entre realidad y relato que, al día de hoy, los excombatientes no pueden olvidar. «Fue la cara visible del relato de los militares sobre la guerra«, puntualizó Ernesto Alonso, secretario de Derechos Humanos del Centro de Excombatientes (CECIM) de La Plata a la AM750, al recordar que Kasanzew, lejos de ser un corresponsal heroico, «evitó recorrer las primeras líneas donde se encontraba la mayoría de los soldados». 

«Kasanzew relató una película al estilo de Rambo contando algo que finalmente sorprendió a toda la sociedad argentina: la rendición. Las Fuerzas Armadas no estaban preparadas para la defensa de la soberanía nacional», puntualizó Alonso tras conocerse la noticia de la designación. Otras acusaciones de los veteranos son aún más crudas: comentan que el periodista le vendía a los soldados algunos productos que él podía compar por fuera del campo de batalla.

El reclamo de algunas organizaciones de excombatientes llegó hasta el Senado. Es que el bloque de senadores y senadoras de Unión por la Patria publicó un documento en el que explicitan la preocupación por la última designación de Villarruel: lo acusan de haber sido «el constructor del relato triunfalista del gobierno de facto». 

Kasanzew siempre rechazó esas críticas, al insistir que era «un simple periodista» y que el «90% de las grabaciones que hizo en Malvinas» -fue el único cronista autorizado por la Junta Militar- fueron «censuradas por la Junta Militar».

Ya sea para quienes no nacieron en esas fechas o algunos desmemoriados, el documental de Lucas Gallo -«1982»- retrata con claridad el trabajo de ATC durante el conflicto bélico. Indudablemente Kasanzew es protagonista del mismo, al aparecer en pantalla tras recibir el pase que llegaba, desde los estudios centrales, de la otra “cara visible “de Malvinas: José Gómez Fuentes, el conductor que se despedía, siempre, con el mismo latiguillo: «Estamos ganando», hasta que anunció la rendición.

EL GOBIERNO AVANZA CON LA DESMALVINIZACIÓN

Mientras la política de Milei avanza en la renuncia a la soberanía nacional y a la defensa de la causa de Malvinas, el 2 de abril, en todo el país, cientos de combatientes y miles de compatriotas, rindieron homenaje a los héroes de Malvinas y reafirmaron la voluntad nacional de recuperar los territorios usurpados.

Al cumplirse 42 años de la recuperación patriótica de las Malvinas de manos de los británicos

03 de abril de 2024

Como ha analizado el Comité Central del PCR en sus informes, el gobierno de Milei-Villarruel, alinea a la Argentina con los intereses estratégicos y militares de EEUU, el Reino Unido (RU) e Israel, y, consecuencia de ello, profundiza la indefensión de nuestra nación frente a las aspiraciones coloniales de parte del Reino Unido (integrante de la OTAN), que ocupa o disputa 5.497.178 Km² del territorio nacional, ya que ocupa y explota 1.639.900 Km² de territorio argentino (aguas correspondientes, zona de protección en Malvinas y el Área Marina Protegida y santuario ecológico de 1.070.000 km² alrededor de Georgias del Sur y Sándwich del Sur); disputa con la Argentina 2.426.911 Km² del continente antártico y 1.430.367 Km² de la plataforma continental.

A confesión de parte

Milei, durante la campaña electoral, se declaró admirador de Thatcher, una provocación contra los combatientes de Malvinas y una afrenta para los 649 compatriotas que murieron defendiendo la soberanía. A los pocos días, Mondino, diputada electa y mencionada como posible canciller, en un reportaje al periódico británico The Telegraph, se pronunció por respetar el deseo de los “isleños”, tal como lo plantean los británicos. La población en Malvinas es inglesa y no originaria con derecho a la autodeterminación. Argentina siempre planteó respetar sus intereses, nunca sus deseos. Los isleños son británicos, así lo reconoce el Reino Unido y el Reglamento Colonial que rige la organización institucional de las Islas, cuya máxima autoridad no es el pseudo gobierno colonial, sino el comandante militar de la base militar de Monte Agradable (Mount Pleasant).

En enero y por veinte minutos, se produjo en Davos la reunión de Milei con Cameron, canciller del RU, quien reiteró la posición británica de que sobre la soberanía en Malvinas no hay nada que discutir.

Posteriormente, se produjo la provocativa visita de Cameron a las Malvinas, que no mereció el inmediato repudio por parte del gobierno nacional. Cuando el escándalo creció, Mondino publicó un triste Twitter teorizando que vale más una tonta chicana que una queja diplomática formal.

Semanas después, el Reino Unido extendió la prohibición de pescar de 283.000 a 449.000 Km² en el denominado Santuario Ecológico ilegal del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, de 1.070.000 Km² de alrededor de las Islas, violando, además de la soberanía argentina, la Convención de los recursos vivos en la Antártida, sin que la Cancillería argentina tomara posición alguna y actuara en consecuencia.

En consonancia con su política internacional, Milei aprobó los planes de ampliación del puerto de Montevideo, como solicitaba el presidente de Uruguay Lacalle Pou. La decisión implica el abandono del proyecto del Canal de Magdalena, que hubiera permitido la salida directa de las exportaciones nacionales y la integración del litoral marítimo patagónico, y aportado positivamente a la defensa y soberanía del Atlántico Sudoccidental, la lucha anticolonial por Malvinas y otros territorios usurpados, y creado mejores condiciones para la defensa de los intereses argentinos en la Antártida.

Luego se supo del acuerdo para autorizar la presencia de militares del Cuerpo de Ingenieros del Ejército de EEUU en la mal llamada Hidrovía. Fue a los pocos días de que el Reino Unido realizara un nuevo ejercicio militar en Malvinas, cuya hipótesis de guerra es contra la Argentina, por el control total del paso interoceánico Atlántico Sur-Pacífico Sur y con el Índico, sin ocultar la amenaza militar a la Patagonia Argentina en vista a una posible guerra mundial en disputa con los imperialistas chinos y rusos.

En mayo, el portaaviones nuclear USS George Washington, de EEUU, navegará el Mar Argentino. Hace días se produjo la visita del director de la CIA, William Burns, previo al viaje de la generala Laura Richardson. En febrero de este año, Blinken, uno de los principales jefes políticos yanquis, se reunió con Milei. Qué se negoció en esa oportunidad no lo sabemos, pero el grosero alineamiento con EEUU/OTAN permite suponer que eso fue lo que acordó Milei ante el jefe yanqui.

Una variante de la desmalvinización muy peligrosa

La desmalvinización como política de Estado comenzó en el último turno dictatorial con Bignone, cuando se ocultó y persiguió a los combatientes de Malvinas para silenciarlos.

Alfonsín y Caputo negociaron los Acuerdos que se firmarían en Madrid en 1989. Los Acuerdos los firmó Menem porque Alfonsín debió abandonar el gobierno seis meses.

Con Menem se concretó, en la práctica, la rendición argentina. Menem y Cavallo suscribieron los Acuerdo de Madrid I/octubre de 1989 (paraguas británico de soberanía) y Acuerdo de Madrid II/febrero de 1990 (control británico del sistema de defensa nacional), plenamente vigentes entre otros Acuerdos y que ningún gobierno denunció, y la Ley de Garantía a las Inversiones británicas Nº 24.184, dos instrumentos fundamentales en las relaciones políticas, económicas, diplomáticas y militares de subordinación al imperialismo inglés.

Di Tella, sucesor de Cavallo en la cancillería, avanzó en la entrega nacional con su política de “relaciones carnales” con los imperialismos y de “seducción” de los kelpers.

Con los Acuerdos Malcorra-Duncan y Foradori-Duncan, el gobierno de Cambiemos aceptó todas las imposiciones de los británicos en relación con Malvinas, resumidas en una carta de Theresa May a Macri. El Acuerdo Foradori-Duncan fue derogado durante el gobierno de Alberto Fernández.

Milei no necesita la reedición del Acuerdo Foradori-Duncan promovido por Macri, porque la renuncia a cualquier decisión soberana sobre Malvinas es proclamada por el propio presidente de la Nación.

La desmalvinización actual viene también de la mano de Victoria Villarruel, hija del Tte. Cnel. Eduardo Villarruel, que integró la Compañía de Comandos 602 durante la guerra de Malvinas. Villarruel acompaña por acción u omisión la política de alineamiento impulsada por Milei, en la que es fundamental la relación de subordinación colonial con el Reino Unido. No se ha manifestado en contrario ni en la campaña electoral ni como vicepresidenta.

Villarruel se reunió con la embajadora británica Kirsty Hayes. En un video que hizo circular, afirma que le planteó a Hayes cuándo Inglaterra se avendrá a discutir la cuestión de soberanía. No se conoce la respuesta de la embajadora, se presume que debe haber respondido con la versión oficial de los colonialistas, “la cuestión de la soberanía en Malvinas no está en discusión”.

Para la Argentina lo que importa, y alguien de la jerarquía de Villarruel lo debería saber, es exigirle a la potencia colonialista ocupante informar, como lo plantea una resolución del Comité Jurídico Interamericano, cuándo y cómo Gran Bretaña va a restituir las Malvinas y demás territorios usurpados a sus verdaderos dueños, los argentinos.

Villarruel, como parte del uso de la cuestión Malvinas para el gobierno de LLA, designó en la Dirección de la Gesta de Malvinas del Senado a Nicolás Kasansew, que integró el noticiero de la dictadura “60 minutos” y fue corresponsal de la televisión oficial durante la guerra. Balza fue quien apadrinó su condición de VGM, que fue confirmada por la Justicia, que desestimó una denuncia en su contra. Es apreciado por muchos veteranos de Malvinas, pero muchos otros cuestionan severamente su actuación durante la guerra.

Austríaco de nacimiento, descendiente de oficiales del ejército zarista, habla ruso a la perfección, se proclama un nacionalista prorruso –coincide con los sectores más fascistas de Rusia–, admirador del zarismo y anticomunista furioso. Pertenece a sectores vinculados al reaccionario nacionalismo oligárquico, profundamente antipopular, que se han subido al carro de La Libertad Avanza y el gobierno de Milei, apostando a la candidatura presidencial de Villarruel en 2027 (!) o su asunción anticipada por la renuncia de Milei.

Fue Kasansew quien anunció un posible desfile el 2 de abril de los veteranos de Malvinas, que a las pocas semanas debió dar por cancelado, porque su costo era “imposible” de afrontar debido a “la crisis económica”.

Hay plata para pagar la deuda ilegítima, odiosa, usuraria y fraudulenta; para garantizar los negociados de monopolios extranjeros y terratenientes, para la timba financiera capitaneada por el Toto Caputo, pero no para hacer un desfile de veteranos de Malvinas. Del ajuste a favor de la casta oligárquico-imperialista, no se salvó Malvinas. Una verdadera canallada.

Escribe Alberto F. Cordelli

Hoy N° 2004 03/04/2024

A 42 años de la Guerra de Malvinas

 Redacción ADN  ProvincialesÚltimas Noticias

A 42 años de un nuevo aniversario de la Guerra de Malvinas de 1982 los Veteranos de Guerra seguimos luchando por la Soberanía plena de nuestro territorio.

Este año también se cumplen 191 años de la usurpación británica en nuestras Islas Malvinas, donde el imperio británico el 3 de enero de 1833 invadió nuestro territorio y expulsaron a todos los habitantes argentinos que allí habitaban, instalando un nuevo pueblo, todos ellos súbditos del Reino Unido.

Esta invasión es una de las 9 invasiones inglesas, 1763 la primera y 1982 la última, que hemos sufrido en nuestro territorio con el único propósito de saquear nuestros recursos y posicionarse en zonas estratégicas del mar argentino.

A partir de 1982, se confundió la causa nacional Malvinas dentro de la dictadura, a partir de ese momento en cualquier ámbito, se comenzó a tratar la temática Malvinas dentro del esquema Malvinas-Dictadura-DDHH.

La invasión en 1982 fue provocada de alguna manera por el imperio británico. Prueba de ello el hundimiento de Crucero General Belgrano catalogado como crimen de guerra y luego en 1984 la instalación de la base de la OTAN, estrategia británica para sostener el enclave colonial usurpando más del 30 por ciento de nuestro territorio

Por ello es primordial tomar a Malvinas dentro de su contexto histórico. El proceso de desmalvinización, implementado en nuestro país en los primeros años de la postguerra como una clara estrategia británica, es que desde 1983 nos ha dejado en el imaginario popular a esta Causa Nacional bajo la sombra de la última dictadura militar, quedando en el inconsciente colectivo que se trató de la locura de un borracho y centrándose la discusión casi siempre desde ese ámbito dejando de lado un debate profundo y necesario

 Es necesario romper el paradigma de discusión siempre con los militares argentinos dejando fuera al verdadero enemigo de la Patria el imperio inglés, sobrados informes y acciones nos demuestran que la guerra fue provocada por el imperio británico junto a su principal aliado Estados Unidos de Norte América. 

Malvinas es una Causa de todo Pueblo Argentino, y debemos tomarla dentro de su recta histórica de más de 500 años y de estos 191 años de territorio usurpado por el imperio británico y claramente detallada en la Disposición Primera de nuestra Constitución Nacional declarando: La Nación Argentina ratifica su legítima e imprescriptible soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes, por ser parte integrante del territorio nacional.

Con el respaldo de las Naciones Unidas con las  Resolución 1514 del año 1960 donde proclama la necesidad de poner fin rápida e incondicionalmente al colonialismo en todas sus formas y manifestaciones y declara que todos los pueblos tienen el derecho a la libre determinación; y la resolución 2065 del año 1965 , donde reconoció la existencia de una disputa de soberanía entre la Argentina y el Reino Unido e invitó a ambos países a negociar para encontrar una solución pacífica a la controversia, indicando que en las negociaciones para encontrar una solución a la disputa deben ser tenidos en cuenta los intereses de los habitantes de las islas, y no sus deseos, excluyendo la aplicación de la libre determinación para este caso en particular.

Pero remarcando enfáticamente que aquí no hay disputa de soberanía, ya que sostenemos con fundamentos históricos, jurídicos y geográficos que la soberanía de las Islas Malvinas es de la República Argentina y que lo que existe es un conflicto por medio un invasor usurpando nuestro territorio.

Cuando hablamos de Malvinas debemos entender que afectan a las Islas Malvinas, las islas Georgias del Sur, Sandwichs del Sur, la Antártida, nuestra plataforma y millones de km cuadrados de su mar circundante conformando un espacio estratégico en los mares del Sur.

Con esta clara invasión sobre más del 30 por ciento de nuestro territorio, el Reino Unido lleva sistemáticamente su estrategia de saqueo de estos incalculables recursos que allí se encuentran, como por ejemplo en los últimos 10 años se han  robado más de treinta mil millones de dólares solamente con el recurso de pesca y se estima que la cuenca petrolífera de Malvinas es superior a la de Arabia Saudita.

Nuestra Plataforma continental posee una gran riqueza en RRNN, en petróleo, en pesca, en nódulos polimetálicos, todos bienes naturales que son de vital importancia para el desarrollo de nuestra economía. Sin dejar de lado la importancia de la Antártida con su biodiversidad y reserva del 70 por ciento del agua dulce del planeta, ni la posición geopolítica y estratégica en los mares del sur, siendo el puerto que controla el único paso bioceánico natural que hay en el mundo

Es por ello, que tanto el imperio británico como su aliado EEUU tienen un interés particular en mantener su control sobre Malvinas y no quieren abandonar su enclave colonial de nuestras aguas ni de nuestro territorio, emplazando en el año 1984 una base de la OTAN convirtiéndose así en el territorio más militarizado del mundo con más de 3.500 efectivos militares estables en nuestros mares amenazando todo el continente

Entendiendo que la Soberanía, la Educación y la Cultura son temas centrales para el futuro de nuestra Nación y junto a la Territorialidad, el mar continental, la Plataforma continental y la bicontinentalidad argentina son cuestiones que debemos analizar, profundizar y trabajarlos junto a todos los actores de la sociedad argentina, para intentar modificar el escenario actual y aspirar a tener en un futuro cercano, ejerciendo plenamente nuestra Soberanía en todo nuestro territorio Nacional.

Este es el debate que debemos dar, la discusión profunda de la causa y la cuestión Malvinas.

La defensa de nuestra soberanía no puede ser tarea de un único sector, sino que requiere el compromiso y la participación de todos. Desde el Estado es necesario promover políticas y acciones que fortalezcan nuestra presencia en el mar y la defensa de nuestros recursos naturales. Pero también es importante el compromiso de la sociedad civil, los empresarios, los académicos y todos los ciudadanos en general.

La Causa Malvinas es de todo el pueblo argentino, la única bandera que nos une sin distinciones y nos permite encontrarnos, reconocernos y hacernos sentir orgullosos de habitar este suelo. Es una batalla que debemos dar para recuperar nuestro futuro como Nación, aspirando a ser un País Libre y Soberano como soñaron nuestros próceres.

Esta unidad nos fortalece como pueblo y nos acerca cada vez más a la recuperación de nuestras islas. Porque Malvinas es Soberanía y Malvinas nos une, seguiremos alzando nuestra voz y recordando que las Islas Malvinas son y serán argentinas. 

Por ello, y reafirmando una vez más el compromiso de Río Negrocon la defensa de la integridad territorial y los derechos soberanos de la Argentina desde el Observatorio Malvinas Argentinas de la provincia de Río Negro seguiremos trabajando tenazmente para continuar con la “Malvinidad” en nuestra agenda pública y política.

*Observatorio Malvinas, Legislatura de Río Negro

VGM Ruben Pablos (Bariloche) Director del Observatorio Malvinas Argentinas

VGM Jorge Torres, (Viedma) Vicedirector del Observatorio Malvinas Argentinas

VGM Ricardo Flores, (Gral Roca) Secretario Observatorio Malvinas Argentinas

Malvinas y el Gobierno mira para otro lado

«El espacio aéreo argentino es un colador”, advirtió el Centro de Ex Combatientes 

El gobernador Gustavo Melella denunció el inicio de ejercicios militares. El jueves un avión privado partió desde San Fernando hacia el archipiélago sin informar motivos ni tripulantes.

28 de enero de 2024

pagina12.com.ar

El reclamo por la soberanía argentina sobre las Malvinas desapareció de la agenda oficial y las provocaciones británicas se multiplican. La semana pasada un senador radical denunció el paso de un barco con bandera ilegal de las “Falkland” por aguas argentinas. El martes se iniciaron ejercicios militares en las islas usurpadas, que el gobernador fueguino Gustavo Melella denunció como “una provocación innecesaria” y “una amenaza” para la región. El jueves un avión privado de la empresa Pacific Ocean SA partió desde el aeropuerto de San Fernando hacia las islas, por motivos y con tripulantes desconocidos. “La entrega avanza. El espacio aéreo argentino es un colador”, advirtió el Centro de Ex Combatientes de La Plata (CECIM), que denunció que el gobierno “no controla y, peor aún, no pronuncia ningún reclamo al respecto”.

La supuesta impronta nacionalista de la vicepresidenta Victoria Villarruel, que supo moldear su figura como retoño de un ex combatiente de Malvinas, se diluyó aún más rápido que la imagen positiva del gobierno libertario. Tras el breve encuentro de Javier Milei y David Cameron en el Foro de Davos, en el que según el Foreign Office el canciller británico ratificó su negativa a tratar la cuestión Malvinas, el intendente de Río Grande, Martín Pérez, alertó que “estamos en vísperas de un proceso de desmalvinización similar al del periodo 2015-2019” y advirtió sobre el interés del Reino Unido en recuperar “la hoja de ruta” del acuerdo Foradori-Duncan, que en pleno macrismo desarticuló los instrumentos políticos y diplomáticos para escalar en el reclamo de soberanía.

Entre martes y miércoles se realizaron ejercicios militares en el Monte Williams y el Cerro Zapador, de los que participaron compañías de infantería, aviones de guerra de última generación y el buque patrullero HMS Forth, según informó el Ministerio de Defensa británico. “Esta renovada provocación británica constituye una amenaza directa a la Argentina y su derecho a vivir en paz, pero también a la seguridad internacional, ya que afecta de igual manera a todos los países que conforman el ámbito geográfico de la Zona de Paz y Cooperación del Atlántico Sur (ZPCSA)”, denunció el secretario de Malvinas y Asuntos Internacionales de Tierra del Fuego, Andrés Dachary. El gobierno que encabeza Gustavo Melella denunció las maniobras ante los 23 países que integran ese espacio y reiteró “su voluntad para trabajar junto a nuestra Cancillería para potenciar esta iniciativa y poner fin a una de las consecuencias más desdeñables del colonialismo que padecemos en nuestra provincia”, destacó.

Con sus ejercicios militares, “los británicos están violando la resolución de Naciones Unidas que establece al Atlántico Sur como zona de paz y cooperación”, denunció luego el CECIM. Lamentó que “el gobierno de Javier Milei y su canciller Diana Mondino no han emitido comunicado alguno sobre esta violación a la soberanía argentina” y recordó que la Constitución Nacional ratifica la “legítima e imprescriptible soberanía” sobre las islas y establece que su recuperación es “un objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino”.

El organismo que nuclea a los ex combatientes platenses agregó además que “al parecer apagaron todos los radares y nadie detecta vuelos que salen desde territorio continental hacia Malvinas y de países limítrofes como Uruguay, que permiten vuelos de la RAF (léase fuerza aérea británica) con destino final a la fortaleza de la OTAN de Monte Agradable”. “No hace falta tener muchos recursos tecnológicos para hacer un simple control. Con una mera aplicación podemos confirmar estos vuelos fantasmas para el gobierno nacional, que no controla y, peor aún, no pronuncia ningún reclamo al respecto”, cuestionó el CECIM.

Como ejemplos mencionó un vuelo de la aeronave privada Bombardier Larjet matrícula LV-GQR de la empresa Pacific Ocean SA, que partió el jueves desde el aeropuerto de San Fernando; otro de la RAF que salió el mismo día desde Montevideo; y un “vuelo ilegal que viola la Zona de Paz y Cooperación en el Atlántico Sur procedente desde la Base de la RAF de Brize Norton, en Inglaterra, la base logística más importante que envía pertrechos que amenazan la paz de la Argentina”.

Ni las críticas tras la foto entre Milei & Cameron ni la sucesión de provocaciones generaron la más mínima respuesta por parte de la canciller Mondino. Tampoco de la ex funcionaria macrista a quien designó el 11 de enero como secretaria de Malvinas, Antártida, Política Oceánica y Atlántico Sur, Paola Di Chiaro, de quien se desconoce voz y paradero.

Guerra de Malvinas: el libro que figura en prestigiosas bibliotecas de EE.UU y acá se ignora

Un ex combatiente publicó una obra en la que repasa las penurias del conflicto del Atlántico Sur, una batalla que se recuerda en placas, pero que sigue ardiendo en su interior.

2 de abril: se cumplen 41 años del inicio de la Guerra de Malvinas | TELAM

Mónica Martin

02-04-2023 08:00

perfil.com

Horacio Maldonadoveterano de Guerra, fue soldado en 1982 y combatió en la Guerra de Malvinas

Escribió “Las dos heridas de Malvinas, la que provocó la guerra y la que la indiferencia social dejó. La post guerra de Malvinas (1982-2020)”, un libro de 470 páginas cuyo autor asegura que ningún político quiso leer, “quizás por el temor a ver reflejada su inoperancia, su ineptitud y su indolencia”. 

Su «ensayo histórico y testimonila, extenso e intenso», como el mismo autor lo describe, «expone ante una sociedad espasmódica, una realidad que nunca se animó ni quiso ver. Es un escrito que, sin ningún tipo de eufemismo, desgrana la Post Guerra de Malvinas«, arranca la presentación del ex combatiente que además participó desde los momentos iniciales en la conformación de la primera organización de base que aglutinó a cientos de ex soldados.

Las dos heridas a las que alude el autor son primero la más obvia, la recibida en el campo de batalla, en cuerpo y mente, pero luego otra de carácter social: “al segregarnos y meternos bajo la alfombra, negándonos un lugar o recordándonos solo para lavar sus culpas”. 

Horacio Maldonado, autor del libro de Malvinas que figura en el catálogo de prestigiosas bibliotecas de EE.UU y en Argentina se ignora.

Esta última herida, la más lacerante, hizo que las frustraciones, las iras contenidas y las tristezas tardaran mucho más en cicatrizar.

“Como sociedad fue y es enfermizo decir: ‘estamos en guerra’ para pasar a la ‘aventura de un borracho’; de ser ‘soldados de la patria’ a “los chicos de la guerra’, de tener  ‘un enemigo’ a ‘nuestros adversarios de entonces’, eso fue y sigue siendo un esconder el problema”. 

El gobierno le pidió al canciller británico reiniciar la discusión por la soberanía de Malvinas

Por eso, Horacio Maldonado va desgranando a lo largo de varios capítulos distintas temáticas, para ajustar cuentas o revelar puntos de vistas que, según el autor”, intentan erradicar el “gatopardismo” o la ignorancia generalizada de los argentinos sobre la cuestión Malvinas. 

Guerra de Malvinas

“Inmediatamente que nos presentamos al cuartel de destino para recibir nuestra instrucción básica, recibimos una suerte de abuso verbal y hasta psicofísico. El famoso baile al que éramos sometidos, no era otra cosa que una extenuante sesión de salto rana y cuerpo a tierra o de aquel alrededor mío carrera march, todo enmarcado en órdenes a viva voz, a los gritos o con una suma carga de energía.”

Abril de 1982. En Plaza de Mayo, pajaritos de colores y ovaciones a Leopoldo Fortunato Galtieri.

“Cuando se realiza la instrucción o cuando se está en un frente de guerra, el tener el pelo corto es una medida de profilaxis, de higiene. El bañarse diariamente es casi una utopía en esas condiciones, lo que redunda en cabello sucio y si esta largo es muy probable que pueda haber piojos, aunque los de la cabeza no trasmiten enfermedades graves como los piojos corporales, que hacen de las ropas su hábitat, entre ambos provocan serios trastornos en las personas”.

Malvinas y el hambre

“La alimentación de las tropas fue de baja a escasa en calorías y tenía un compuesto alto en carbohidratos, aunque era por demás conocido que, para esas circunstancias, las bélicas, las climáticas, meteorológicas y las psicológicas la ingesta de calorías diarias debía rondar un promedio de las 4500 / 5000 por hombre, pero las tropas recibían solamente entre 1000 y 1500 calorías diarias.

“Esto que expongo sobre la alimentación pretendió ser rebatido por las autoridades militares de entonces, entre ellos el General Gerardo Juan Núñez, quien fuera el Comandante del Arma de Intendencia durante la contienda armada, y que públicamente en Tv se hizo responsable (y lo era) de si las tropas pasaban frio o hambre, alegando que las denominadas raciones C/F (ración de combate con complemento) tenían un valor calórico aproximado de 5000 calorías, y que se la preparaba en ocho menús distintos que posibilitaban el desayuno, el almuerzo, la merienda y la cena. 

Guera de Malvinas. La euforia inicial.

“Consistía en alimentos a calentar en el lugar donde uno se encontraba, y era entregada en una caja que pesaba cerca de los 2,3 kilos. Seguramente ese aporte calórico fue bien calculado, pero de ahí a que esas raciones llegaran a manos de las tropas había un abismo logístico que no fue siquiera considerado antes de todas las operaciones.

40 años de lucha contra la desmalvinización

Durante 2022, a 40 años del inicio de la Guerra de Malvinas, la Universidad Nacional de Hurlingham (UNAHUR) realizó diferentes actividades para homenajear a los combatientes y caídos. Compartimos una selección de testimonios de los veteranos Sergio Novarin –presidente del Centro de Veteranos de Hurlingham–, Oscar Conti –vicepresidente y socio fundador del Centro de Veteranos de Hurlingham– y Fabián Abraham –coordinador del museo de Malvinas de Hurlingham–, que formaron parte del documental sonoro “A 40 años de la Guerra de Malvinas” producido por Radio UNAHUR.

Ene 16, 2023 

Desmalvinización

Sergio Novarin (SN): “Yo estaba haciendo el servicio militar. Todavía no había salido de baja. El 2 de abril nos enteramos de la toma de Malvinas, y fuimos al Regimiento VI de Infantería. Estábamos cumpliendo el Servicio Militar Obligatorio, así que nosotros estábamos bajo bandera, cumpliendo una directiva civil, que todos los habitantes tenían que cumplir cuando llegaban a los 18 años” (…) Estuve en el aeropuerto, afuera del pueblo. Estábamos rodeados, en un lugar donde el enemigo siempre bombardeó mucho”.

Oscar Conti (OC): “Yo fui a Malvinas con la Compañía de Comunicaciones 10 y llegué el 14 de abril. Estuve hasta la fecha de la rendición, que fue el 14 de julio. No fue rendición… Fue un alto al fuego que todavía sigue vigente. El conflicto de Malvinas todavía no se resolvió. Estuvimos 4, 5 días más en Malvinas, hasta que nos embarcaron y nos trajeron de nuevo al continente”.

Fabián Abraham (FA): “Cuando nos dan de baja como soldados, me acuerdo que, al principio, el 24 de marzo y el 2 de abril estaban muy relacionados, juntitos. Entonces, no te veían como un soldado conscripto, te veían como un milico que había asesinado y había torturado y que había exterminado a un propio par tuyo. Fue muy difícil insertarse en la sociedad no solo porque la gente no entendía, sino por todo lo que también había pasado: el abandono de personas no fue solamente eso; que la gente no entendiera que un soldado conscripto no era un milico fue difícil. Con el tiempo, empezamos a entender, a trabajar juntos”.

SN: “Estuvimos prisioneros, primero en el aeropuerto, después nos llevaron a los galpones. Hasta que nos llevaron una noche al puerto y subimos a los barcos para volver al continente (…) El retorno es individual. Si bien es muy parecido para todos los veteranos de guerra, a cada uno nos pegó diferente. Nosotros volvimos con los micros tapados con papel de diario, ocultados al pueblo, como una deshonra, queriendo dar vuelta la página de lo que había sucedido en Malvinas. (…) Después arranca una desmalvinización brutal, impulsada por la Embajada de Inglaterra, y donde muchos argentinos con poder de decisión (cipayos, amantes de la corona) aceptaron esa desmalvinización. Hasta el día de hoy se ven pequeñas cosas que apuntan a desmalvinizar (…) Inglaterra necesitaba que esto fuera borrado inmediatamente y que no quedara en el análisis, para que ningún otro se le atreviera a esa potencia”.

OC: “Cuando partimos a Malvinas, toda la gente salía a la calle a aplaudirnos, a vivarnos. Cuando regresamos, volvimos escondidos. Y así como volvimos escondidos, tuvimos no sé si vergüenza, miedo… No queríamos hablar, no queríamos contar lo que nos había pasado. Así fue como muchos nos fuimos enfermando. El famoso stress postraumático que a nosotros nos negaron siempre (…) Por eso se formaron los centros de veteranos, porque no teníamos dónde contenernos. Los hicimos para contenernos entre nosotros. Cuando volvimos de Malvinas, fuimos nuestros propios médicos, hicimos nuestras leyes… Porque nadie quería ayudar a hacer una ley para un veterano, para un sobreviviente de Malvinas. (…) Todo lo que hoy tenemos los veteranos de guerra es por nuestro propio sacrificio, nuestra propia lucha. Muchos compañeros lamentablemente han fallecido a causa de todo ese desgaste que se tuvo después de la guerra. Es muy triste, pero es así”.

FA: “En este momento estoy a cargo del museo del centro de veteranos de Malvinas de Hurlingham. Ya cumplió 10 años. Al principio, es todo a pulmón. De a poquito fuimos consiguiendo algunas cosas, haciendo alguna gigantografía. De hecho, empezamos solamente con cinco gigantografías y hoy tenemos un total de 70. A eso le vamos sumando lo que vamos consiguiendo por intermedio de las tres FF.AA. Todo por pedido, ya que tenemos personería jurídica y eso nos permite conseguir cosas. Después vestimenta que cada uno tenía, o nos van donando. Muchas cosas estuvieron en Malvinas, mucho material de Malvinas. Tenemos una sala de cine donde proyectamos videos, documentales. Todo referido al conflicto. A su vez, en las charlas que damos tanto en las escuelas como acá, también contamos hace ya dos años con un museo itinerante. Tenemos una camioneta y llevamos el museo al interior del país. Esto es lo que nos da vida para continuar y seguir desmalvinizando. Volvimos de un conflicto bélico, con un gobierno de facto, y luego tuvimos que iniciar otra guerra: la guerra de la desmalvinización. Hoy en día mucha gente dice que somos ex combatientes. Nosotros siempre decimos que somos combatientes, porque seguimos combatiendo contra el olvido y la pérdida de muchos compañeros”.  

OC: “Yo fui socio fundador del centro de Hurlingham. En realidad, es el primer centro que tiene registro en el viejo partido de Morón. Cuando se divide Hurlingham, ya estábamos formados. Y empezamos a trabajar… Fue la primera vez que fuimos escuchados por la parte política, y que se nos solucionó bastante el problema. Porque en ese momento estaba Juanjo Álvarez de intendente y fue él que nos resolvió muchos problemas de trabajo para muchos compañeros que estaban desocupados y que no podían tener trabajo por el simple hecho de ser veteranos”.

SN: “La PBA hace un catastro en el que intenta saber en qué situación de salud se encontraban los veteranos de guerra. El catastro larga una estadística bastante complicada. El intento de suicidio era bastante elevado. Si bien suicidios reales en la actualidad son alrededor de 660, indirectamente hay más de 2.000. Es tasa de mortalidad se filtra del catastro y va a los seguros empresariales. Eso causó un daño enorme a la población de veteranos de guerra, porque el empleador, por más que pudiera tomarte, no te podía asegurar. Prácticamente eso obligó a que el Estado fijara políticas de empleo hacia los veteranos de guerra, porque el privado no te tomaba”.

FA: “Me ayudó mucho, en el año 91, ver hacer a mi hijo. Estar en el parto y verlo venir. Tengo que estar vivo por él. Cuando volví de Malvinas, hablar era tartamudear, me costaba mucho relacionarme con la gente, no sabía afirmar. Me cambió la cabeza mi hijo. En aquel tiempo empecé a relacionarme con los centros de veteranos. Al principio, cuando llegué acá, no conocía a nadie. Me encontré acá en Hurlingham, donde conocí a mi señora. En el centro de veteranos me abrieron las puertas. Hoy en día coordino las charlas desde el Consejo Escolar donde trabajo. Estoy a cargo de las charlas, a cargo del museo. Me gusta mucho esto que hago. Siento que estoy vivo haciendo esto. Y cada tanto necesitás irte un poquito, y me da mucho placer ir al interior, conocer, visitar. Yo esto no lo siento como un trabajo; lo siento como un placer. Amo lo que hago”.

OC: “Empezamos a formar los centros para protegernos. Y el Centro de Hurlingham tiene muy buena trayectoria, muy buen desempeño. Trabajamos bien. (…) El año pasado trabajamos con la universidad: íbamos a dar apoyo escolar. Este año tenemos FiNeS. El centro no es solamente para atender a los veteranos de guerra –si bien es la prioridad–, también está abierto a la sociedad”.

SN: “Cuando empezás a escuchar las primeras bombas, los primeros disparos y empezás a ver gente herida, gente muerte, empezás a ver que un cuerpo vuela por los aires, los cuerpos destrozados; escuchar a un compañero que está gritando por su madre del dolor. Ahí te das cuenta que no sos nada; sos uno más que está luchando por su vida y tratando de salvar a su compañero”.

OC: “Los dos años de pandemia trabajamos mucho en el centro de veteranos con ollas populares, bolsones de comida. Apoyando a la universidad, entregando mercadería”.

@AAUNAHUR

El soldado de la foto con la Virgen «malvinera» que volvió de la guerra y decidió salvar vidas de niños

Eduardo «Tato» Petruzzi es veterano de la guerra. Estuvo en una zona crítica y resistió al primer ataque inglés: tenía sólo 18 años. Hoy vive en Rosario con su familia, y como médico pediatra trabaja en terapias pediátricas. «La Virgen nos dio fuerzas en medio de ese horror», dice. Un mensaje de resiliencia y esperanza.

En foco. Eduardo Petruzzi en la foto, con la «virgen malvinera» a su lado. Tenía 18 años al momento de participar en el conflicto bélico.

Actualizado al Lunes 14.11.2022 15:32hs

ellitoral.com/area-metropolitana/malvinas-soldado-foto-virgen-malvinera

Luciano Andreychuk

Los rostros cansados, sucios, muy jóvenes. Las manos tiesas del frío. Los ojos que desnudan el íntimo sentimiento de que la muerte está cerca. Las manos llenas del barro del «pozo», de esas trincheras que fueron el hogar durante meses de los soldados. Apenas una sonrisa leve, la del capellán del Ejército. Dos bigotes, que se estilaban a principios de los años ’80. De fondo, un lugar del sur argentino. En el centro, la imagen de la Virgen de Luján, la «malvinera», el símbolo que les dio cobijo espiritual a esos combatientes argentinos. La foto fue tomada en un momento de la Guerra de Malvinas.

Reconstruir la historia de un registro fotográfico acaso no es otra cosa que darle vida no sólo a lo episódico del momento, sino a todo un contexto, quizás uno de los más dramáticos de la historia argentina. Y quien está a la izquierda de la imagen de la Virgen es Eduardo Abel «Tato» Petruzzi, cordobés pero «rosarino por adopción». Hoy vive en la ciudad del sur provincial con su familia: es médico dedicado a la atención pediátrica (neonatología). Hace poco cumplió 59 años, y sigue firme en su profesión.malvinas

La original. De izquierda a derecha, el soldado Eduardo Lefipan (con el brazalete blanco); Eduardo Petruzzi; el cabo primero Gallardo (arrodillado y de bigotes); el Capellán Vicente Martínez Torrens y el chofer del Jeep que llevaba la virgen por todas las trincheras (de bigotes).


Petruzzi aparece en la foto con sus compañeros de «pozo»: Eduardo Lefipan, a la izquierda en la foto, con el brazalete blanco, y el cabo primero Gallardo, arrodillado y de bigotes. También al lado de la virgen está el capellán del Ejército Argentino, Vicente Martínez Torrens, y a la derecha el chofer del Jeep que llevaba la virgen por todas las trincheras.

Es de la Clase ´63, es decir que tenía 18 años al momento de ir a la guerra. «Tato» nació en Monte Maíz, provincia de Córdoba. Cuando se dio el sorteo para el Servicio Militar, el ex combatiente estaba en Rosario. De allí partió a las Islas. Pertenecía al Regimiento 25 de Infantería en Colonia Sarmiento, Chubut, y estaba en la Sección Sanidad: él y sus compañeros eran soldados camilleros.

Una o dos veces por semana, el cura capellán visitaba las trincheras. Iba con un chofer en un Jeep, en el cual llevaban la «Virgen malvinera». Ese es el origen de la foto. «Era un momento de rezo, de oración, y también de charlas con el sacerdote. Fueron momentos muy difíciles, y la presencia de esa imagen religiosa nos daba acompañamiento espiritual; en una guerra te sentís muy solo, lejos de tus afectos. Te aferrás a todo lo que se puede», cuenta «Tato» Petruzzi, en diálogo con El Litoral.malvinas

Esta fotografía fue tomada hace pocos días. «Tato» posa junto a otra virgencita que también estuvo en la guerra, durante la inauguración de un mural alusivo a Malvinas.


¿Qué siente él al ver esa foto? «Verla es volver a Malvinas. Yo no regresé, porque creo que se debe volver a las islas ‘sin pasaporte’, pues las Malvinas fueron, son y serán argentinas. Pero entiendo a quienes sí vuelven, a los compañeros que sobrevivieron, a los familiares de los caídos. Porque de alguna forma, todos y a la manera de cada uno debemos cerrar un capítulo, o procesar un duelo, reencontrarse con lugares donde hubo mucho sufrimiento. La guerra fue un antes y un después», confiesa.

«En ese momento en que nos aferrábamos mucho a la religión… Por eso la ‘Virgen malvinera’ significaba un acompañamiento. Ella representaba un momento de encuentro con la familia, que estaba muy lejos, con los recuerdos. Teníamos otra virgencita en una piedra, y yo la visitaba casi diariamente. Era una forma de sentirme cerca de los seres queridos. Y de sentir un sentimiento de esperanza. La guerra es siempre el error y el horror. Es estar entre la vida y la muerte todos los días», dice el ex combatiente, al borde de la emoción, en su remembranza.

La vida en el pozo

El «pozo» de trinchera era para cinco soldados. «La nuestra era grande; con chapas arriba, teníamos una especie de galería que era como un visor al exterior. Era un terreno arenoso, recuerdo: y el nuestro fue un pozo contenedor. Con el primer ataque inglés, que fue aéreo, tembló todo. Pero también hubo ese mismo 1° de mayo un bombardeo naval. Fue un día muy duro. Ese pozo nos acompañó toda la estadía, hasta la firma de la rendición», rememora Petruzzi.

Para ir a buscar la comida a la cocina de campaña, los soldados debían caminar unos 200 metros. «Durante ese recorrido de pronto podía sonar una alerta roja, que indicaba la posible inminencia de un ataque aéreo. En esa zona y hasta el 14 de junio, los bombardeos ingleses eran permanentes», narra «Tato».

La «otra guerra»

Petruzzi fue parte del regimiento que estuvo en la recuperación de las islas, en la madrugada del 2 de abril de 1982, junto con los Infantes de Marina. Vio flamear la bandera argentina en las Islas: su ubicación con su regimiento fue al costado de la pista del Aeropuerto (de Puerto Argentino). Allí llegó a fines de abril, y estuvo frente al primer ataque inglés que se dio el 1° de mayo. Luego de la firma de la rendición y tras haber sido prisionero, volvió en barco al continente el 19 de junio de 1982.

De nuevo en Rosario, Petruzzi ingresó a la Facultad de Medicina en 1983, en la Universidad Nacional de Rosario (UNR). Fue una etapa muy dura para los que volvieron: era difícil hablar de Malvinas. Muchos ex combatientes necesitaban contar del horror vivido, compartir esas culpas íntimas, las pérdidas de los compañeros caídos en el combate, la sensación de muerte acechando todo el tiempo. Fue la denominada «desmalvinización», que se revirtió con el paso de los años.malvinas

Días atrás, la imagen de la Virgen de Luján que estuvo en Malvinas llegó hasta la Basílica de Guadalupe, en la ciudad capital. Crédito: Guillermo Di Salvatore


Se recibió de médico e hizo la residencia en pediatría. «Estuve siempre en áreas de terapias pediátricas, donde también se ve el desafío de estar al límite, entre la vida y la muerte. Es una lucha permanente: es la lucha de dar todo por salvar la vida de un niño, de un recién nacido», confiesa. Hace 30 años que trabaja en un hospital público en el área de neonatología. Quizás por su sensibilidad, Petruzzi eligió algo parecido a una «guerra». Pero ahora las trincheras son el área de terapia. «A veces siento que se van acabando las pilas, pero se sacan fuerzas de donde se puede».

Tiene a su esposa y a sus tres hijos, a su madre (su papá falleció) y a su hermano menor. «Ellos también son parte de la guerra. Nosotros estábamos allá y ellos esperaban acá. Y para el que espera es mucho más difícil que para el que está lejos. Esperar desespera. La guerra nos atravesó a todos, y para mis seres queridos sólo tengo palabras de agradecimiento», dice Eduardo Petruzzi. Humilde en sus palabras, quizás sea un «héroe por dos», de ésos que pasan desapercibidos entre las gentes, pero que llevan consigo un aura especial que transforma las cosas.

A las nuevas generaciones

-Con toda su experiencia vivida en Malvinas, ¿qué le diría a la sociedad y, particularmente las nuevas generaciones?, consultó El Litoral a Eduardo Abel Petruzzi.

-Malvinas es el ícono de la soberanía nacional. Nos une a todos los argentinos. Hoy tenemos la posibilidad de contar lo que vivimos. En cada uno de nosotros hay una historia de vida, si se quiere de resiliencia. Y los relatos vivos ayudan a que no perdamos la memoria, que es la memoria de nuestro país. Hoy nos invitan a dar charlas en las escuelas: eso es algo muy importante para nosotros.

Y es valioso que los chicos de hoy escuchen y lean los relatos de la guerra, de quienes tuvimos la suerte de volver vivos, para mantener viva esa llama de la memoria, y para recordar a nuestros caídos en la guerra.

Estamos en épocas en que nos bombardean con mensajes negativos, se desvaloriza a nuestro país, se dice que los pibes se quieren ir, creyendo que afuera, en el exterior, está todo mejor. No creo que sea tan así. Pues nuestro país tiene cosas muy valiosas.

Desmalvinización: una política proimperialista

Ezequiel Silva

26.03.2022

laizquierdadiario.com/Desmalvinizacion-una-politica-proimperialista

Desde hace 40 años, a partir de la derrota y el fin de la Guerra de Malvinas, se instaló un discurso digitado por y para el imperialismo, conocido como desmalvinización. Llevado adelante por el Estado como por los medios de comunicación, forjó en el imaginario de las masas la idea de que es imposible derrotar a las potencias imperialistas. A continuación, desarrollamos como se ejerció y ejerce hasta el día de hoy este discurso tanto desde el Estado, como por intelectuales y comunicadores.

La ocupación y breve recuperación de las Islas Malvinas en abril de 1982 expresó el sentimiento nacionalista y antiimperialista contradictoriamente bajo un gobierno proimperialista como el de la dictadura militar de 1976. Atravesada por una crisis económica y enfrentada a una creciente resistencia obrera y popular que se fue intensificando desde 1979, llegando al paro general del 30 de marzo de 1982, Galtieri y la junta militar llevaron adelante la ocupación de las islas, con la intención de negociar con los británicos, una aventura bélica que tenía la ilusión de contar con el apoyo de EEUU, o en menor medida su neutralidad. Al mismo tiempo el gobierno conservador de Margaret Thatcher pasaba por un momento de impopularidad y enfrentamiento con el movimiento obrero británico por las políticas que luego serían conocidas como neoliberales. Como principal aliado de la OTAN, el Reino Unido contó con el apoyo de EEUU para derrotar a un ejército sin formación ni armamento capaz de enfrentar a una de las principales potencias del mundo. Con la derrota se instaló un discurso digitado por y para el imperialismo, conocido como desmalvinización, que fue llevado adelante por el Estado como por los medios de comunicación y que forjó en el imaginario la idea de que es imposible derrotar a las potencias imperialistas. A continuación, desarrollamos como se ejerció y ejerce este discurso tanto desde el Estado, como por intelectuales y comunicadores.

La desmalvinización como política de Estado

La desmalvinización como concepto surge a partir de la entrevista realizada por Osvaldo Soriano al politólogo francés Alain Rouquié para la revista Humor de marzo de 1983 [1]. Allí plantea que “quienes no quieren que las FFAA vuelvan al poder, tienen que dedicarse a “desmalvinizar” la vida argentina.” Sin embargo, la política desmalvinizadora comenzó desde la claudicación de los militares frente a las Task Forces británicas. Luego de la caída de Galtieri, Anaya y Lami Dozo, la junta que condujo la guerra -presionados por una gran movilización en plaza de mayo luego de anunciada la rendición-, la asume Reinaldo Bignone como último presidente militar. Con el objetivo de recomponer las relaciones con los imperialismos, su gobierno fue el primero en omitir el debate público sobre la guerra y sus consecuencias. Tal es así que los ex combatientes fueron silenciados desde su regreso, ocultados durante meses en dependencias de las FFAA y los oficiales y superiores fueron la única voz visible. Luego de la guerra impulsó la formación de una comisión investigadora bajo la dirección de Rattenbach. Sin embargo, Bignone terminó congelando el informe de 17 tomos ante las consecuencias negativas que generaría sobre un régimen en crisis terminal como la dictadura, sostenido por el acuerdo que tuvo con la Multipartidaria (UCR, PJ, MID, PI, PC) que le permitió una salida negociada que se concretó 16 meses después de la derrota en Malvinas. Todos estos partidos, fundamentalmente la UCR y el PJ, que eran los mayoritarios en ese momento, acordaron en preservar lo más posible de la crisis total a las FFAA. Al descontento anterior ahora se sumaba el desprestigio como fuerza “que sirve para defender los intereses de la Patria” y quedaba al desnudo solo su lado represivo y el desastre económico”. La política de “desmalvinización” significaba condenar la acción militar por ser confrontativa abogando por las relaciones pacíficas con las grandes potencias, limpiar lo más posible la cara represiva del ejército subordinándolo al “régimen democrático”, recomponer la relación entre FFAA y sociedad, profesionalizar el Ejército.

Tanto Alfonsín como el resto de los partidos que conformaban la Multipartidaria mantuvieron el silencio sobre el informe Rattenbach como parte del pacto establecido con Bignone para negociar una salida electoral a cambio de la preservación de las FFAA. El gobierno radical contribuyó a la desmalvinización con declaraciones de parte de Alfonsín que calificó a la guerra como un “carro atmosférico” y de “aventura inclasificable”.

Si bien es correcto que la guerra fue una aventura -por la falta de una estrategía militar-, debemos aclarar que el gobierno radical y todos los partidos de la Multipartidaria fueron funcionales a los intereses del imperialismo en un contexto donde llevó adelante la política de «transiciones a la democracia» para evitar la emergencia de la revolución proletaria a nivel mundial, como forma de administrar el declive de su hegemonía, luego de la derrota de Vietnam [2]. En el caso de Argentina el objetivo fue prevenir tendencias a la radicalización y acción autónoma del movimiento obrero, a su vez que la transición democrática evitó una caída abrupta de la dictadura por acción de las masas.

Desde que cayó la junta hasta el nombramiento de Bignone hubo dos semanas donde la Multipartidaria fue determinante para sostener a los militares. Es así que la prensa de países imperialistas presentaba a Alfonsín con una imagen “amable y esperanzadora”. En el año 1983 la revista estadounidense Time lo sacaba en portada con el título de “Un nuevo comienzo” y la inglesa The Guardian señalaba que «el señor Alfonsín es la mejor esperanza de una negociación sensata que Argentina ha producido en décadas».

Durante el gobierno radical las relaciones diplomáticas con Gran Bretaña no fueron restablecidas. El gobierno de Alfonsín se limitó a una política de reclamo en foros multilaterales. Moderando su discurso con el fin de restablecer relaciones diplomáticas, en 1985, en el marco de una reunión de Naciones Unidas, presentaría un documento donde reemplazaba la discusión sobre la soberanía por una más ambigua definición sobre «solucionar los problemas pendientes” en relación a Malvinas.

También la desmalvinización fue aplicada en relación a la política de Derechos Humanos. Ya desde 1982, las denuncias de ex combatientes sobre sus superiores no fueron tomadas en cuenta ya que el terrorismo de Estado solo se aplica a la sociedad. Esto dejó los reclamos en manos de la Justicia militar [3].

Llegados los años noventa durante el menemismo y su alineamiento con el imperialismo bajo el Consenso de Washington, se restablecen las relaciones con Gran Bretaña. A partir de esta coyuntura de “relaciones carnales” es que se firma en febrero de 1990 el “Tratado Anglo-Argentino” en Madrid y luego complementado por el “Tratado Anglo-Argentino de Promoción y Protección de las Inversiones”, firmado en Londres en diciembre de ese mismo año. Para la sumisión definitiva del país al imperialismo fue necesario destrabar el conflicto diplomático y ceder en acuerdos de expoliación de los recursos en el Atlántico Sur. En el mismo año Menem envía transportes, armamentos y 450 soldados profesionales a la guerra de EEUU con Irak. En 1995 a raíz del asesinato en un cuartel del soldado Carrasco y basado en el repudio popular a la “Colimba”, Menem quita la conscripción y profesionaliza el Ejército.

En el contexto de un viaje diplomático a Londres a fines de 1998 Menem pidió públicamente “perdón por Malvinas” [4]. Además, le rindió homenaje a los caídos británicos en la guerra y se reunió con la reina y el príncipe Andrés, miembro de la familia real que estuvo en combate en Malvinas. Siguiendo la política de “relaciones carnales” con el imperialismo, propuso una serie de “soluciones pacíficas” al tema Malvinas, como la autodeterminación de los Kelpers y la autorización para poner una bandera argentina junto a la británica. Como se puede notar, todas estas “soluciones” partieron de reconocer el derecho imperial de Gran Bretaña a ocupar y explotar territorio argentino. Ese mismo año se detuvo a Augusto Pinochet en la capital británica por crímenes de lesa humanidad. Menem salió a respaldar al dictador, confeso colaborador con las tropas británicas durante la guerra de Malvinas.

La desmalvinización posterior a 2001

Tanto el radicalismo en los ‘80 como el peronismo durante los ‘90 desarrollaron las bases para la política de desmalvinización. Bajo el kirchnerismo, si bien hubo una retórica anticolonial, se mantuvieron los mismos alineamientos y acuerdos con el imperialismo. Se mantuvo el mencionado Tratado de Madrid, que habla de “paraguas de la soberanía”, manteniéndola en “suspenso”, mientras impone la “bilateralidad económica” de la explotación pesquera entre los paralelos 45 y 60 (la zona marítima que se extiende desde la provincia de Chubut hasta las islas Orcadas en la Antártida), cediendo abiertamente al colonialismo británico. A su vez Cristina llegó a decir en 2012, durante un discurso al cumplirse 30 años de la guerra, que las multinacionales británicas gozaban de absoluta tranquilidad para hacer negocios en el país [5].

Durante el Macrismo, a pesar de que la política del gobierno de Cambiemos estuvo claramente orientada al gran capital imperialista, en la formalidad mantuvieron un reclamo sobre la soberanía pero dirigido hacia el apoyo internacional en búsqueda de nuevos préstamos con el FMI. La declaración Conjunta del 13 de septiembre de 2016 donde deja de forma subsidiaria el reclamo sobre soberanía o la reunión entre Macri y el entonces canciller Boris Johnson, hoy premier británico, son muestras de ello.

A su vez gran parte del personal político de Cambiemos ha dado muestras a lo largo del tiempo de su sumisión a los intereses imperialistas mediante dichos sobre la cuestión de soberanía de las islas. En los ‘90, Macri declaró que no entendía la razón del reclamo si «las Malvinas serían un déficit adicional para el país». Más cerca en el tiempo, Patricia Bullrich propuso las Malvinas en forma de pago por vacunas Pfizer o la negación de Sabrina Ajmechet, sobre la soberanía argentina y la pertenencia del archipiélago a los kelpers.

El actual gobierno de coalición peronista mantiene las mismas políticas diplomáticas que sus antecesores. Atravesados por la crisis de deuda y en medio de las negociaciones con el FMI denunció por un lado el traslado de armas nucleares por parte de Gran Bretaña durante la guerra, pero por el otro sigue sin afectar ninguno de los intereses imperialistas en el país. Además, durante las declaraciones del canciller Santiago Cafiero en las que condenó la invasión de Rusia a Ucrania también hizo referencia a la soberanía nacional sobre las Islas Malvinas estando en una situación contradictoria de tener un conflicto con un miembro de la OTAN pero salir servilmente a defenderlos en su declaración.

Malvinas: la crisis, la guerra y el olvido de los combatientes

El inicio de las hostilidades antes de disparar la primera bala. Los combates. El cese de fuego y sus consecuencias políticas. El regreso entre las sombras. Y el curioso aumento del número de veteranos del conflicto del Atlántico Sur

Martín Balza 13 de Febrero de 2022

Ex Jefe del Ejército Argentino. Veterano de la Guerra de Malvinas y ex Embajador en Colombia y Costa Rica

Los momentos de crisis se dan en los hechos cuando nuevas situaciones plantean problemas que no se pueden resolver por los medios comunes existentes y el pensamiento pierde vigencia y contacto con la realidad. Implica relaciones conflictivas: políticas, económicas y diplomáticas entre dos o más Estados, que pueden o no introducir en forma real o potencial el empleo de la fuerza, pero sin llegar a una guerra. La crisis con el Reino Unido (RU) comenzó el 20 de marzo de 1982 con un incidente menor en la isla San Pedro en las Georgias del Sur, con motivo del desembarco de personal y material de la empresa privada argentina del señor Constantino Davidoff para desguazar una vieja factoría. La sorpresiva reacción del gobierno británico demostró la clara intencionalidad de generar una crisis, pues la citada empresa había cumplido con todos los requisitos. El 2 de abril se concretó la prevista Operación Rosario de recuperación de las Malvinas; el objetivo era profundizar la dictadura cívico-militar y desviar la atención de su descrédito nacional e internacional, como lo calificó el almirante Carlos Lacoste: “Esto se arregla muy fácil, tomando las Malvinas” (La Nación, 24 marzo 2002, pág 13). Cinco días después, los británicos iniciaron una estrategia de desgaste: sanciones económicas junto con sus aliados, gestiones diplomáticas ficticias, efectivo empleo de una acción psicológica y la amenaza de un cerco naval y aéreo que se concretó el 22 de abril. La escalada continuó hasta fin de ese mes, con el fracaso del “mediador” estadounidense Alexander Haig, reconocido europeísta.

https://www.infobae.com/opinion/2022/02/13/malvinas-la-crisis-la-guerra-y-el-olvido-de-los-combatientes/

El gobierno de entonces nunca se basó seriamente en lo que el RU se hallaba en capacidad de hacer a partir de la recuperación de las islas; priorizó dos supuestos: su no reacción y la neutralidad o apoyo a nuestro país por parte de los Estados Unidos (EEUU). Sin duda, ello fue desconocer la historia de esos países; entonces ante la evidencia de lo inevitable, se pasó del “ocupar para negociar a reforzar e ir a la guerra”, sustancial diferencia y máxima insensatez al descartar lo posible buscando lo inalcanzable, porque el RU conformó en ese momento la fuerza expedicionaria más grande desde la Segunda Guerra Mundial: 28 mil hombres, más de 100 buques (de guerra y logísticos), dos portaviones y cuatro submarinos nucleares. Está probada la presencia de armas nucleares en algunas fragatas, pero no se emplearon. Además, contó con el apoyo de los países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), conducidos por los EEUU.

Monólogo argentino y avance británico

Con políticas erróneas, erráticas o ausentes, se ha provocado la más grande pérdida territorial de la Historia Argentina, desde la independencia

César Augusto Lerena

02-11-2021

“Todo intento encaminado a quebrantar total o parcialmente la unidad nacional y la integridad territorial de un país es incompatible con los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas” (Res. 1514 XV de la ONU, 14/12/1960 inc. 6). 

No parece entenderlo así el Reino Unido de Gran Bretaña, que ha hecho oídos sordos a todas las resoluciones mientras que los reclamos diplomáticos argentinos apoyados internacionalmente, como el recibido el pasado 21 de octubre en la ONU, resultan necesarios, pero insuficientes. 

Sabemos que en 1965 la ONU dictó la Res. 2065 (XX) reconociendo la disputa entre Argentina y el Reino Unido respecto a Malvinas y los instó al diálogo, pero ya pasaron 56 años de monólogo y cooperación unilateral argentina y 45 años de avance territorial y de explotación británica. 

Unos pocos argentinos que desconocen resoluciones, la Constitución y las cuestiones geopolíticas, económicas, jurídicas e históricas opinan que el Gobierno de Argentina debe tener en cuenta la opinión de los isleños, a pesar de solo tratarse de habitantes británicos implantados en Malvinas. 

En los últimos tiempos, Sabrina Ajmechet de Juntos puso en duda que las Malvinas sean argentinas; Patricia Bullrich sugirió que podrían haberse cambiado Malvinas por vacunas y Marcelo Kohan prometió a los isleños “un plebiscito sobre la soberanía” (Infobae, CARI, 2018), con la particularidad que este último hoy pertenece al Consejo Nacional de Malvinas

Con las opiniones de personajes que tienen una gran exposición pública y la instrumentación de políticas erróneas, erráticas o ausentes, se ha provocado la más grande pérdida territorial de la Historia Argentina, desde la independencia nacional. 

El 23 de septiembre de 1973, el Frejuli ganó las elecciones con la fórmula Perón-Perón obteniendo el 61,85% de los votos y, como producto de las gestiones diplomáticas de ese Gobierno, el 1° de diciembre de 1976 las Naciones Unidas aprobaron la Res. 31/49, en base a las Res. 1514 (XV); 2065 (XX); la 3160 (XXVIII) y, teniendo en cuenta, la Declaración Política de la Conferencia de los Países no Alineados (Lima, 1975) donde, en especial, se instó a los gobiernos a “?abstenerse de adoptar decisiones que entrañen la introducción de modificaciones unilaterales?”, cuestión que el Reino Unido violó sistemáticamente.

Los resultados de la acción argentina y británica están a la vista: en 1976, al dictarse la Res. 31/49 de la ONU, la disputa se limitaba a Malvinas (11.410 kilómetros cuadrados y tres millas marinas alrededor). 

En 1989/90, por los Acuerdos de Madrid, se incorporaron las Georgias y Sándwich del Sur y el Reino Unido consideró, con ese acuerdo, haber dado fin a la disputa. Hoy ocupan 1.639.900 kilómetros cuadrados del territorio marítimo, nos disputan 1.430.367 kilómetros cuadrados de la plataforma continental y 965.597 kilómetros cuadrados de la Antártida Argentina.

Especialmente desde los Acuerdos de Madrid, el Reino Unido otorga licencias pesqueras a empresas que capturan 250.000 toneladas por año, por un valor de unos US$ 1.000 millones. Se forman sociedades mixtas española-británicas que, desde 2021, 51% de sus acciones deben estar a favor de los isleños. En un par de años las empresas que operen en Malvinas tendrán “apariencia británica”. En 45 años las empresas extrajeron 11 millones de toneladas de productos pesqueros por un valor de US$ 45.000 millones. Desde 1976 más de 350 buques extranjeros capturan un millón de toneladas de recursos pesqueros migratorios de la Zona Económica Exclusiva (ZEE). 

El paso de las décadas

Durante la década de 1980, la Cancillería rechaza en 1981 la propuesta británica de “congelar por un determinado plazo la cuestión de la soberanía?”; oferta que hizo suya “sin vencimiento” Dante Caputo en 1987 y Domingo Cavallo cerraría los Acuerdos de Madrid en 1989/90, bajo la “fórmula del paraguas”. 

Desde 1983 se inicia un proceso de desmalvinización, desculturalización que facilita a los británicos el inicio de una serie de procesos ruinosos para el país. En 1985 el Reino Unido inaugura un nuevo Aeropuerto en Malvinas para facilitar las operaciones militares y en 1986 Caputo concreta los “Acuerdos Marco” con la URSS y Bulgaria con la intensión fallida de que sus buques pesquen en el área de Malvinas. 

Como respuesta, el Gobierno ilegal de las islas crea la Zona Provisional de Conservación (FICZ), que prohíbe la pesca argentina 150 millas en torno a Malvinas, además de reivindicar la ZEE de 200 millas. El mismo año se crea la “Zona de Paz y Cooperación del Atlántico Sur” (ZPCAS) con participación de todos los Estados con ZZE en el Atlántico Sur. Pese a ello el Reino Unido incrementa su armamento en las islas y la explotación de los recursos. 

En la década del 1990, se firman en 1898/90 los Acuerdos de Madrid I y II que confirman la “fórmula del paraguas”, la entrega de la pesca y las restricciones militares. En 1990 Cavallo firma el “Acuerdo del Gallinero”, de conservación conjunta de la pesca, facilitando al Reino Unido el otorgamiento de licencias. 

En 1991, delimita las Líneas de Base y allana al Reino Unido la limitación en Malvinas. En 1993 éste amplía su ocupación hasta 200 millas alrededor de las Islas Georgias del Sur y Sándwich del Sur y, en 1994 se apropia de 1.400 kilómetros cuadrados al noroeste de Malvinas, que denomina “GAP”, para proteger sus capturas de calamar. 

Ambos gobiernos, en 1995, acuerdan una investigación pesquera y el Reino Unido obtiene una información vital para otorgar licencias pesqueras. En 1996, el secretario Andrés Cisneros muestra como exitoso el acuerdo que normaliza las relaciones con Inglaterra y donde Argentina no limita la ocupación territorial ni la explotación pesquera. En 1998 se firma un “Convenio de Cooperación Militar” que, en lugar de reducir la presencia militar británica, se instala la mayor base de la OTAN del Cono Sur y se mantiene la obligación de informar los movimientos militares argentinos. 

En 1999, Cisneros acuerda combatir los “buques sin licencias británicas”, una de las mayores cooperaciones unilaterales argentinas en favor de la economía isleña.

Durante la década del 2000, la Ley 25.290 aprueba, en el año 2000, el llamado Acuerdo de Nueva York (1995), que -de ratificarse- pondría en manos de los Estados de Bandera a través de las Organizaciones Regionales de Ordenación Pesquera (OROP) el control de las especies migratorias argentinas, habilitando al Reino Unido para intervenir en la administración del Atlántico Sur, violando la Constitución Nacional. En 2005 se incluye, a Malvinas, Georgias, Sándwich y la Antártida como Territorios Británicos de Ultramar en la UE y los británicos otorgan licencias de pesca por 25 años en Malvinas.

En la década del 2010, el Reino Unido inicia (en 2011) las exploraciones petroleras en Malvinas y, crea la reserva “Blue Belt”, la más grande del mundo con 1.070.000 kilómetros cuadrados (tres veces más grande que Gran Bretaña) alrededor de Georgias y Sándwich del Sur, incluidos 20.000 kilómetros de dentro del área de la Convención para la Conservación de los Recursos en la Antártida. En 2012 el director ilegal de Pesca de Malvinas declara: “Sin la pesca los malvinenses no podrían haber subsistido”. En 2016 el Pacto Foradori-Duncan declara “adoptar las medidas para remover los obstáculos que limitan el crecimiento económico y el desarrollo sustentable de las Islas Malvinas”, que facilitaría la pesca y los vuelos a San Pablo desde Malvinas. 

En el 2016/17, la Comisión de Límites (CLPC) aprueba el informe argentino, que recomienda solo 351.633 kilómetros cuadrados y deja sin tratar 1.430.367 kilómetros por entender que son espacios disputados con el Reino Unido. En 2019 se otorga a empresas británicas la explotación petrolera offshore que consolidan la presencia británica en el área.

En 2020 se crea por ley 27.558 una Comisión integrada con legisladores, académicos y veteranos de guerra, entre cuyos miembros, hay quién tiene una posición alejada a la establecida en la Constitución. Sancionada la Ley 27.564 para aumentar las multas a la pesca ilegal, hasta la fecha no se han aplicado a los buques que operan en Malvinas o a la captura de las especies migratorias argentinas. 

En 2021 se produce el Brexit y la salida de Malvinas de la UE. Sin embargo, a instancias de España, los productos de Malvinas siguen ingresando a Europa sin aranceles. Se construye el puerto en Georgias y se anuncia la construcción de otro en Malvinas que se constituirá en el epicentro de las operaciones del Atlántico Sur y la Antártida. Uruguay y Chile dan apoyo logístico y portuario a Malvinas.   

La información precedente demuestra la grave violación del Reino Unido de la Res. 31/49 de las Naciones Unidas y la necesidad de nuevas estrategias de Argentina.

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Campo intelectual, desperonización y desmalvinización. La batalla cultural por Malvinas

Campo intelectual, desperonización y desmalvinización. La batalla cultural por Malvinas

Por María Sofía Vassallo *

9 agosto, 2021

“Los ingleses no se han apoderado de la India; nosotros se la dimos. Ellos no están en la India gracias a su fuerza, sino porque nosotros los mantenemos”

Mahatma Gandhi

No son ninguna novedad las posiciones de Beatriz Sarlo sobre Malvinas. Hace años que, junto a otros intelectuales, periodistas y políticos argentinos, es promotora de una matriz interpretativa altamente conveniente a la potencia ocupante de nuestras islas en el Atlántico sur. Definen la recuperación territorial de 1982, como “invasión” argentina, concepto que denuncia la exterioridad del punto de vista del cual parten. En el año del treinta aniversario de la guerra, publican un documento titulado “Malvinas, una visión alternativa”. Allí se refieren a la “trágica aventura militar de 1982”, a la cuestión Malvinas como tema menor de la agenda pública nacional, a la necesidad de respetar la autodeterminación de los habitantes de las islas y abandonar la “agitación de la causa Malvinas”. Exigen una crítica pública al apoyo social que tuvo la guerra y configuran a los conscriptos combatientes como víctimas directas de la sociedad argentina. Firman este documento: Beatriz Sarlo, Emilio de Ipola, Fernando Iglesias, Santiago Kovadloff, Jorge Lanata, Vicente Palermo, Luis Alberto Romero, Juan José Sebreli, Daniel Sabsay, Pepe Eliaschev, Rafael Filippelli, Roberto Gargarella, Gustavo Noriega, Marcos Novaro, José Miguel Onaindia, Eduardo Antin (Quintín) e Hilda Sabato.

Mientras Sarlo se erige en paladín de la república, al mismo tiempo, refuta impunemente la Disposición Transitoria Primera de la Constitución Nacional que dice:

La Nación Argentina ratifica su legítima e imprescriptible soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes, por ser parte integrante del territorio nacional. La recuperación de dichos territorios y el ejercicio pleno de la soberanía, respetando el modo de vida de sus habitantes y conforme a los principios del Derecho Internacional, constituyen un objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino.

“Las Malvinas son argentinas” es un principio, fundado en sólidas razones jurídicas, geográficas, históricas, políticas. Para muchos argentinos es una verdad innegociable, que fundamenta pensamientos, percepciones, sentimientos y acciones. Un principio que genera acuerdo y unidad, que viene desde el fondo de nuestra historia y que articula nuestra identidad. Como dice el director del Observatorio Malvinas, ex soldado combatiente en la guerra de 1982, César Trejo: “antes de ser argentinos ya estábamos peleando con los ingleses y eso forja nuestra identidad como americanos y como argentinos” (Cardoso, 2010). La usurpación colonial de las islas Malvinas no prescribe, no deja de serlo por más que hayan pasado casi dos siglos desde la ocupación británica. Tampoco tiene relación directa con la existencia o no de Constitución en la Argentina, como afirma Sarlo. El Reino Unido de Gran Bretaña, al día de hoy, no tiene constitución escrita y no por eso se le objeta la continuidad jurídica.

También Federico Lorenz (historiador, director del Museo Malvinas durante el gobierno de Mauricio Macri y del programa “Educación y Memoria” del Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología en la gestión de Daniel Filmus) llama a desnaturalizar la consigna “las Malvinas son argentinas”, la identidad nacional y reconocer el punto de vista de los habitantes de las islas (hay que desmontar la nación argentina realmente existente, que percibe como obstáculo epistemológico y reconocer la isleña en construcción). El único punto de vista inaceptable para Lorenz, como para Sarlo y los demás, parece ser el argentino (por eso despectivamente acusa Sarlo a los argentinos de no saber qué decimos cuando afirmamos que las Malvinas son argentinas). Aunque presenten el propio como desterritorializado, universal y abstracto, todo punto de vista está situado en algún lado. El punto de vista multinacional que promueven es el un observador que se coloca fuera del juego nacional y se sitúa en otro juego, el del poder transnacional, con sus sedes en el Atlántico Norte.

Otros investigadores, en cambio, creemos que lo que urge problematizar y desnaturalizar es la perspectiva sostenida por estos desnaturalizadores: la extendida interpretación de la guerra de Malvinas como continuidad del genocidio de estado y para ello asumimos el desafío de hacerle frente a la complejidad y de dar cuenta de las distintas dimensiones de la cuestión. Especialmente, exploramos lo que ha sido sistemáticamente pasado por alto, ignorado o ninguneado, sobre lo que nos proponemos realizar vuelos rasantes, igual que los pilotos argentinos en el mar, casi mojando el ala, como hace Rosana Guber con sus investigaciones.

La recuperación de las Islas Malvinas de 1982 es un acontecimiento histórico en el que la voluntad popular se manifiesta con singular potencia. Contra y a pesar de las mezquinas intenciones de la Junta militar, actualiza la causa de la defensa de la soberanía que atraviesa la historia nacional desde los orígenes de la Argentina y la ruptura de la deferencia, de la subordinación con Gran Bretaña y las grandes potencias. Esta actualización de la tradición histórica en la acción popular es la que convierte la mezquina maniobra de un dictador en una misión colectiva anticolonial, con un gran potencial movilizador.

En el Observatorio Malvinas de la Universidad Nacional de Lanús estudiamos las movilizaciones populares a favor de la recuperación de las islas Malvinas, producidas durante el conflicto bélico porque entendemos que exhiben pistas fundamentales para comprender las complejas relaciones entre los argentinos y Malvinas y los argentinos y la dictadura militar (Natalizio y Vassallo, 2021). La Confederación General del Trabajo, bajo la conducción de Saúl Ubaldini, luego de haberse movilizado contra el gobierno el 30 de marzo de 1982 y de haber sido violentamente reprimida, vuelve a manifestarse el 2 y el 10 de abril, esta vez exigiendo el respeto a la soberanía nacional con paz, pan y trabajo, miles de argentinos, como en otros momentos decisivos de la historia nacional, vuelven a colmar la Plaza de Mayo, esta vez para expresar su apoyo a la acción de recuperación territorial. Las familias, los trabajadores, las organizaciones gremiales, políticas y sociales, después de varios años, reconquistan para sí el espacio público, recuperan la calle y la plaza, se re-encuentran y celebran el re-encuentro, se manifiestan como sujetos activos, protagonistas de los acontecimientos. Lorenz y otros que reivindican la manifestación del 30 de marzo como expresión de soberanía popular, interpretan el aparente viraje expresado el 2 y el 10 de abril como resultado de la acción de manipulación de la dictadura. Es extraño el concepto de soberanía popular que manejan. Al masivo apoyo popular a la recuperación de Malvinas no le cabe este nombre, sí a la manifestación por “paz, pan y trabajo” del 30 de marzo, incluso cuando, en muchos casos, son las mismas personas las que participan de una y otra (de hecho el 2 de abril cantan “y ya lo ve, y ya lo ve, vinimos el 30 y hoy también”). Además, algunos descalifican las múltiples formas en que los argentinos expresan su apoyo a los combatientes en las islas: las cartas a los soldados, las cadenas de oración, las donaciones y las variadas acciones individuales y colectivas encaradas por organizaciones sociales, políticas, gremiales. Todo es interpretado, exclusivamente, como resultado de las maniobras del régimen dictatorial sobre la población. No negamos que el gobierno se vale de todos los medios a su alcance para influir sobre la opinión pública; pero, como constatamos, el pueblo argentino también juega, resiste y se manifiesta. Participa activamente con voluntad y voz propia de un acontecimiento que percibe trascendente (Natalizio y Vassallo, 2021).

Desperonización y desmalvinización

Entendemos que esta disputa por la interpretación de la guerra de Malvinas es resultado de la refundación del campo intelectual nacional producida por el golpe de 1955 contra el gobierno de Juan Domingo Perón y de dos procesos consecutivos y complementarios: la desperonización y la desmalvinización.

A partir del derrocamiento de Perón se pone en marcha el proceso que se propone la desperonización de la sociedad argentina que se inicia con la persecución de los peronistas, la prohibición y la destrucción de sus símbolos y obras, la derogación de la Constitución Nacional de 1949 y la proscripción que se mantiene durante dieciocho años. La obra de Gino Germani, activo promotor de la desperonización, está en los orígenes de la constitución del peronismo como objeto de estudios académicos y, aunque ha sido muy discutida y cuestionada, constituye una matriz interpretativa cuyos postulados (la manipulación de Perón a sus seguidores, la devoción y fe ciega al líder expresada por multitudes anónimas y pasivas) orientan aún muchos estudios sobre la Argentina y los argentinos. La concepción del peronismo como totalitarismo vernáculo y de la heteronomía de las masas resultan vicios de origen que obturan la comprensión de las múltiples formas en que la voluntad popular se manifiesta en nuestra historia, también durante la guerra de Malvinas (Vassallo, 2016).

En un trabajo reciente (Vassallo, 2019) demostramos que, durante la guerra e inmediatamente después de ella, el discurso oficial del gobierno británico desarrolla los núcleos en base a los cuales se articula el modelo de interpretación del conflicto bélico y la cuestión Malvinas, construido a partir de la representación de los combatientes argentinos como víctimas de la locura de la dictadura militar, instrumento fundamental de la desmalvinización, esto es el esfuerzo por desactivar las pasiones, pensamientos y acciones en torno a la causa Malvinas (Cardoso, 2013), por despojar la guerra de su dimensión heroica y patriótica para neutralizarla como factor de movilización popular en la lucha anticolonial (Cangiano, 2012). Mostramos los orígenes británicos de lo que Fernando Cangiano (2019), psicólogo y veterano de la guerra de 1982, en la tradición de Arturo Jauretche, llama las zonceras sobre Malvinas, supuestos integrados al sentido común de muchos argentinos, a través de las cuales habitantes del país invadido asumen el punto de vista de la potencia invasora. Encontramos que las zonceras reproducen casi con exactitud las fórmulas producidas por el gobierno británico. En primer lugar, se ubica la caracterización de la guerra como “aventura absurda y criminal” (Sarlo habla de “acto nacional sicótico”), desvinculándola de casi dos siglos de luchas emancipatorias, en el marco de lo que Julio Cardoso llama “el punto de vista del loco”, la idea repetida hasta el cansancio de que “el país fue arrastrado por la locura de un general borracho a una guerra absurda y criminal con el solo fin de perpetuarse en el poder”. Desde esta perspectiva, no son relevantes los intereses concretos de los actores internacionales ni las estrategias que despliegan, desde los orígenes de la Argentina, por el control del Atlántico Sur y sus recursos ni tampoco las acciones llevadas a cabo por los argentinos para defender los derechos nacionales. La figura privilegiada aquí es la del inocente inmolado por el dictador, los “chicos de la guerra”, una generación de “antihéroes” empujada al matadero o al suicidio, degradada, aislada y resentida, víctimas a quienes no les queda más relatar, una y otra vez, sus padecimientos personales (Cardoso, 2013: 199). La victimización de los combatientes en la guerra de Malvinas, como señala Rosana Guber, los despoja de protagonismo y los deja en la minoría de edad (2001: 166). Aparecen configurados como objetos de la acción de otros, desprovistos de voluntad y decisión propia y se desplaza la identificación del enemigo, del usurpador inglés a los militares argentinos, operación que requiere la simultánea invisibilización de los crímenes británicos. La zoncera que cierra esta matriz interpretativa es que el triunfo anglo-estadounidense hace posible la recuperación de la democracia en la Argentina (Cangiano, 2019). En 2011, durante una de las emisiones del programa que transmitía la televisión pública, Beatriz Sarlo afirma que “le debemos a los muertos de Malvinas la democracia” y que, “esa guerra perdida hizo que ganáramos la democracia”. Esta idea es consistente con la justificación de la Primer Ministra Margaret Thatcher de la repuesta bélica inglesa a la recuperación territorial argentina, como una cruzada de la “democracia británica” contra la dictadura, una guerra por la liberación de los oprimidos que adhieren al nazismo argentino.

Esta matriz interpretativa ha producido profundas consecuencias políticas, económicas, materiales, fue un factor determinante para el restablecimiento de las relaciones bilaterales con Gran Bretaña. Los Acuerdos de Madrid, firmados en 1990, resultaron favorables a los intereses británicos en el Atlántico Sur y propiciaron el desmantelamiento del sistema de defensa argentino. En 2016, los vicecancilleres argentino y británico dan a conocer el “comunicado conjunto” que se conoce como el “Pacto Foradori-Duncan”, en el que el gobierno argentino se compromete a facilitar al Reino Unido de Gran Bretaña la explotación de la pesca, los hidrocarburos y el refuerzo de las comunicaciones aéreas. Nada de esto ha sido sustancialmente modificado.

Desnaturalizar la ocupación colonial rumbo a los 40 años de la guerra

Las islas Malvinas están a apenas 600 kilómetros de Ushuaia y a 12400 de Londres. Comparten flora, fauna, clima, plataforma continental, paisaje, fisonomía con la costa patagónica. Escocia (cuyo paisaje Sarlo encuentra semejante al de Malvinas) está muy lejos y todavía hoy se discute su independencia. Los británicos han convertido al archipiélago Malvinas en una poderosa base militar (naval, aérea y terrestre), que constituye una amenaza para la Argentina y para toda América del Sur. Desde Malvinas ocupan, controlan y explotan la tercera parte de nuestro territorio que incluye también nuestro mar. Malvinas es una base clave que permite controlar y explotar vastos espacios marítimos, insulares y continentales, ricos en recursos ictícolas e hidrocarburíferos y otros recursos estratégicos, en un contexto de agotamiento de reservas a escala planetaria (Dufour en Jaramillo, 2016). La guerra no es el camino; pero reparar la injusticia de la usurpación del territorio y de la expoliación de los recursos naturales está directamente ligado a la solución de una parte importante de los principales problemas nacionales actuales, también el del hambre, aunque Martín Caparros sostenga: “¿a quién corno le cambia nada que esas islas del Atlántico sur sean inglesas o no lo sean?”, “el orgullo nacional no son las Malvinas, es darle de comer a todo el mundo” (el 6 de agosto, en Radio con vos con Ernesto Tenembaum), como si una cosa no tuviera nada que ver con la otra.

Advierte Sun Tzu, los mejores generales no son los que ganan todas las batallas sino aquellos que convencen a sus rivales de que no tiene sentido pelear (2003: 8). Pretenden convencernos de la derrota definitiva, de la futilidad del proyecto de desarrollo soberano, de su carácter atávico y anacrónico; pero acá estamos, dispuestos a dar batalla, una fundamental, la que se libra en los corazones y las mentes de los argentinos.

(*) Doctora en Ciencias Sociales, UBA, Magíster en Análisis del Discurso, UBA y Licenciada en Comunicación Social, UNC, investigadora del Observatorio Malvinas, UNLa, del Instituto de Investigaciones y Documentación Histórica del Peronismo, UNLaM, y del Instituto de Investigación y Experimentación en Arte y Crítica, UNA.