Advierten que Gran Bretaña es principal impulsora de la desmalvinización

16 de abril de 2024

El próximo congreso “Motores del Desarrollo”, organizado por la fundación Finnova, contará con la participación de Juan Rattenbach, secretario Ejecutivo del museo Malvinas. Rattenbach, abogado y magíster en Economía Aplicada, es reconocido por su expertise en historia económica, política exterior argentina y, específicamente, Malvinas.

En una entrevista previa al evento por FM Master’s, Rattenbach destacó la importancia de discutir el sub régimen especial de Tierra del Fuego y su impacto en la economía provincial, así como su relación con la posible recuperación de las Islas Malvinas. Según el experto, este congreso ofrece una oportunidad para abordar críticamente el enfoque económico de Tierra del Fuego y su conexión con los intereses geopolíticos argentinos en el Atlántico Sur.

Rattenbach señaló: “No se ve la imagen macro que tiene que ver con la realidad y los intereses geopolíticos de nuestro país y cómo el desarrollo económico de Tierra del Fuego no es un desarrollo para sí mismo, sino que apunta no solamente hacia nuestra proyección hacia la Antártida, sino también hacia nuestra soberanía y la recuperación de nuestras islas en el Atlántico Sur”.

El experto también abordó la cuestión de las tensiones geopolíticas relacionadas con las Islas Malvinas. Según sostuvo, Gran Bretaña promueve la desmalvinización como parte de su estrategia, lo que dificulta el reclamo argentino sobre las islas. Además, destacó el papel del museo Malvinas y otros medios en la remalvinización de la discusión nacional sobre el tema.

Al respecto, Rattenbach concluyó: “La remalvinización nos va a llevar tiempo, pero si comparamos 2024 con 2014, se está hablando mucho más de Malvinas que hace 10 años”.

El congreso “Motores del Desarrollo” se llevará a cabo en las próximas semanas y reunirá a expertos en economía, política y desarrollo para discutir temas clave para el futuro de Argentina, incluyendo el rol de Tierra del Fuego y la cuestión de las Isla.

Se realizan regatas en Malvinas como modo de acercamiento

Se realizan regatas en Malvinas como modo de acercamiento

14/05/2024

EFEMÉRIDES

eldiariodelfindelmundo.com

Este día, comienza una regata en torno al archipiélago de Malvinas con embarcaciones donadas por la Armada Argentina. La competencia se prolonga hasta el 16 de mayo.

La regata fue parte de una serie de medidas adoptadas por el gobierno argentino como una estrategia de acercamiento a los isleños, en el marco de las resoluciones favorables votadas por las Naciones Unidas y de algunos indicios de flexibilización de la política británica en torno a la soberanía de las islas.

“En virtud del Acuerdo de Comunicación de 1971, la Argentina realizó un duro esfuerzo que se tradujo en las siguientes medidas:

La Fuerza Aérea Argentina construyó una pista de aterrizaje, compuesta de planchas de aluminio para las operaciones aéreas. Se inauguró el 15 de noviembre de 1972. LADE (…) realiza dos vuelos semanales…

El Servicio de Transportes Navales realiza viajes a las islas con uno de sus transportes para la exportación de lanares y lanas y lleva cargas importadas a las islas.

Niños malvineros han visitado en grupos a la Argentina.

Estudiantes de Malvinas estudian en nuestros colegios.

Naves de turismo han visitado las islas.

Se han otorgado facilidades y se ha llegado a arreglo postales y su documentación, así como algunas franquicias aduaneras.

Se ha establecido en la isla una estación de combustible (nafta y gas líquido)”.  (Laurio Destefani. Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur ante el conflicto con Gran Bretaña)

Sobre los viajes de buques turísticos, “después de cinco naves argentinas, la sexta que quiso entrar a las islas no lo hizo pues se le exigía arriar el pabellón argentino e izar el inglés. El buque era el “Regina Prima” en fecha 2 de marzo de 1975”.

A pesar de ciertas rispideces e intercambio de protestas por la instalación de una base argentina en Sándwich y por la decisión inglesa de crear una zona de jurisdicción marítima de 200 millas alrededor de las islas; la política de acercamiento y la batalla diplomática llevada adelante en la ONU, comenzó a rendir frutos.

 “A principios de 1980 el Ministro de Relaciones Exteriores Nicholas Ridley anunció que se cedería la soberanía a Argentina, pero luego se mantendría las islas bajo arriendo, por un plazo no decidido. Se informó en Londres que todo dependería de los deseos de los isleños y estos recibieron con desagrado la sugerencia” (op.cit.).

Entonces, la población isleña alcanzaba a unas 1800 personas.

187° aniversario del fallecimiento de Hipólito Bouchard, ciudadano destacado de las Provincias Unidas del Río de la Plata

Este marino francés, que alcanzó los 57 años de una vida de acción y aventura, logró uno de los hitos más importantes para nuestro país al llevar, durante su vuelta al mundo, el pabellón argentino como emblema de la Independencia.

Nacido el 15 de enero de 1780 en la localidad de Bormes-les-Mimosas, cercana a Saint Tropez, durante su adolescencia Hipólito Bouchard se puso al servicio de la marina francesa contra los ingleses, iniciándose en 1799 en la dura vida del mar que lo llevó a realizar varias campañas en Egipto con Napoleón Bonaparte y en Haití, bajo las órdenes de Charles-Victor-Emmanuel Leclerc.

A la edad de 29 años y a bordo de un barco francés el marino llegó en 1809 a Buenos Aires, solo unos meses antes del comienzo de la Revolución de Mayo, inclinándose rápidamente por la causa independista argentina.

Sus ideas liberales y antimonárquicas lo impulsaron a poner sus conocimientos marineros a disposición de la Revolución, ofrecimiento que fue aceptado, siendo designado para incorporarse a la escuadra de Juan Bautista Azopardo, como segundo comandante de la flota nacional argentina recientemente creada.

Al mando del bergantín «25 de Mayo» tuvo su bautismo de fuego el 2 de marzo de 1811 defendiendo a la Revolución argentina en San Nicolás de los Arroyos, cuando se enfrentó a la escuadrilla realista comandada por el Capitán de Navío Jacinto de Romarate.

Después luchó contra las naves españolas que bloquearon Buenos Aires entre los meses de julio y agosto de 1811, momento en que tuvo una muy destacada actuación.

Bouchard no solo demostró su valentía en el agua sino también en tierra. En marzo de 1812 se alistó en el Regimiento de Granaderos a Caballo, al mando de Don José de San Martín, y en 1813 participó en el Combate de San Lorenzo, conquistando una de las banderas del enemigo. Así lo confirmó el propio San Martín cuando en el parte de guerra señaló: “Dos cañones, 40 fusiles, 4 bayonetas, y una bandera que pongo en manos de V. E. y la arrancó con la vida al abanderado el valiente oficial D. Hipólito Bouchard”.

Por esta acción la Asamblea Constituyente le concedió la ciudadanía de las Provincias Unidas del Río de la Plata.

Pero otra vez lo atraería el mar y en 1815 retornó a su vida de marino en una campaña naval bajo las órdenes de Guillermo Brown y al servicio de las Provincias Unidas del Río de la Plata.

La flota de la campaña estaba compuesta por la fragata “Hércules”, comandada por Guillermo Brown; el bergantín “Santísima Trinidad”, al mando del hermano de Brown, Miguel; la goleta “Constitución”, a las órdenes de Oliverio Russell y la corbeta “Halcón”, al mando de Bouchard, a quien el 12 de septiembre de 1815 se le había otorgado patente de corso para ponerse al mando de esta embarcación, con una Plana Mayor conformada principalmente por oficiales franceses.

Entre 1815 y 1816 se llevó a cabo la expedición de corso a las costas sudamericanas del océano Pacífico Sur con el objeto de hostilizar el comercio marítimo español y obtener recursos pecuniarios.

Sin embargo, la “Constitución” no llegó a participar efectivamente ya que en diciembre de 1815 no volvió a ser vista, tampoco su tripulación. Bouchard manifestó su convicción de que se había hundido debido a las condiciones reinantes al pasar el Cabo de Hornos, donde los había azotado una tempestad durante catorce días.

Bouchard corrió una suerte totalmente diferente. Para él fue una de las campañas más prestigiosa en la que asoló las costas del océano Pacífico, atacando El Callao y Guayaquil.

Campaña al mando de “La Argentina”

Para la nueva campaña que iba a realizarse, el marino francés decidió utilizar la fragata “La Consecuencia”, de 464 toneladas de desplazamiento y 100 metros de quilla, que había tomado durante su última acción; cambiando su nombre por “La Argentina”.

Para conformar la tripulación debían reclutarse 180 hombres. Los marinos eran, en su mayoría, extranjeros, salvo algunos que provenían de las provincias de Corrientes, Entre Ríos y Buenos Aires; entre los que se encontraban los pilotines Tomás Espora, Juan Agustín Merlo y Andrés Gómez. La infantería de desembarco era inexperta y, en la gran mayoría de los casos, pisaban por primera vez una cubierta.

El 27 de junio de 1817 Bouchard obtuvo la patente de corsario argentino, comenzando así la etapa más interesante de su vida. El 9 de julio de 1817 (primer aniversario de la declaración de la Independencia), zarpó al mando de la fragata “La Argentina” desde la ensenada de Barragán para cumplir un crucero de corso, ajustándose a las disposiciones del Reglamento de Corso de las Provincias Unidas del Río de la Plata, que habría de durar dos años.

Navegando por aguas del Atlántico Sur llegó al Océano Indico y recaló en la isla de Madagascar donde, mediante el empleo de la fuerza, Bouchard impidió el tráfico de esclavos que pretendían realizar tres buques ingleses y uno francés.

La lucha contra la esclavitud estaba prevista en las instrucciones que el gobierno le había impartido debido a la posición del país frente a la esclavitud, según la libertad de vientres decretada por la Asamblea del año XIII.

Luego se dirigió a las islas Filipinas con el objeto de atacar el comercio que efectuaban buques españoles. El escorbuto hizo estragos y produjo muchas bajas entre los tripulantes y en esa región tuvieron que rechazar el ataque de cinco buques piratas malayos.

Navegando hacia las islas Hawai, Bouchard halló la corbeta argentina “Santa Rosa”, cuya tripulación se había sublevado.

En las islas Hawai, Bouchard se entrevistó con el rey Kamehameha, que gobernaba las islas hacía treinta años, y firmó un tratado haciéndole reconocer la Independencia Argentina, proclamada por el Congreso de Tucumán. El rey hawaiano, a quien los viajeros llamaban el Napoleón de la Polinesia, había logrado formar una confederación de las islas hawaianas con capital en Karakakowa.

Kamehameha le proveyó a Bouchard 100 marinos y le devolvió la goleta “Chacabuco”, capturada por sus hombres. La flota compuesta ahora por franceses argentinos y hawaianos, puso proa a California, y llegó a su capital, Monterrey, el 22 de julio de 1818.

Conjuntamente con la corbeta “Santa Rosa”, atacó Monterrey (México), y se apoderó por unos días del fuerte, en el cual flameó el pabellón celeste y blanco.

El 25 de enero de 1819, bloqueó el puerto de San Blas y atacó Acapulco de México. En Guatemala destruyó Sonsonate y capturó bergantines españoles. En Nicaragua, tomó Realejo, el principal puerto español en los mares del sur, y se apoderó de cuatro buques españoles. Bajó hacia el Perú, donde siguió hostigando las posiciones españolas sobre el Pacífico.

Las naves de Bouchard llegaron el 9 de julio de 1819 al puerto de Valparaíso, justo a tiempo para integrarse a la flota que San Martín preparaba para tomar Lima.

Navegó a lo largo de las costas americanas en el Pacífico, arribando a Valparaíso (Chile) el 12 de julio de 1819, dando por finalizado el viaje que les permitió circundar el planeta; siendo “La Argentina”, el primer buque de nuestro país en hacerlo.

A su arribo a este puerto, fue sometido a un juicio bajo el cargo de piratería propiciado por Lord Cochrane, jefe naval de ese puerto, aduciendo que la última etapa del crucero se había llevado a cabo con la patente de corso vencida. Finalmente fue sobreseído y se le restituyó la fragata.

Durante este crucero de corso, el Capitán Bouchard y su tripulación sostuvieron trece acciones navales importantes, capturaron o destruyeron veintiséis buques y sometieron a registro cuatro barcos negreros, dos naves inglesas y una de los Estados Unidos de Norteamérica, y además impidió el tráfico de esclavos en la isla de Madagascar.

Bartolomé Mitre resumió el periplo de esta manera: “Una campaña de dos años dando la vuelta al mundo en medio de continuos trabajos y peligros, una navegación de diez o doce mil millas por los más remotos mares de la tierra, en que se domina una sublevación, se sofoca un incendio a bordo, se impide el tráfico de esclavos en Madagascar, se derrota a piratas malayos en Macasar, se bloquea a Filipinas, anonadando su comercio y su marina de guerra, se domina parte de Oceanía imponiendo la ley, a sus más grandes reyes por la diplomacia o por la fuerza; en que se toma por asalto la capital de la Alta California, se derrama el espanto en las costas de México, se hace otro tanto en Centro América, se establecen bloqueos entre San Blas y Acapulco, se toma a viva fuerza el puerto de Realejo apresándose en este intervalo más de veinte piezas de artillería, rescatando un buque de guerra de la Nación y aprisionando o quemando como veinticinco buques enemigos…».

A su regreso, Bouchard marchó a Chile y participó en la expedición al Perú, país en el cual residió hasta su muerte el 4 de enero de 1837. 

Algunos historiadores han señalado que la bandera de las Provincias Unidas del Centro de América (de donde se derivan las banderas de Nicaragua, El Salvador, Honduras, Guatemala y Costa Rica), está inspirada en la bandera de las Provincias Unidas del Río de la Plata (actual bandera de la República Argentina), que flameó en las costas del Pacífico de Centroamérica, entre marzo y abril de 1819, desde la fragata “La Argentina”.

Los restos de Bouchard permanecieron perdidos hasta 1962 hasta que fueron encontrados en una cripta ubicada en la Iglesia de San Javier de Nasca de la ciudad de Nazca, en Perú. El 6 de julio de ese año fueron exhumados y repatriados a Buenos Aires por una comisión formada por la Armada Argentina y la Marina del Perú y hoy descansan en el panteón viejo de la Armada Argentina en el cementerio de La Chacarita.

En su honor, la Armada bautizó un rastreador en 1936 y un destructor en 1972, que fue parte de la flota desplegada por el Conflicto del Atlántico Sur en 1982; en ese marco, participó de la búsqueda de los náufragos del crucero ARA “General Belgrano”, hundido el 2 de mayo.

Asimismo, el moderno patrullero oceánico incorporado a las unidades de la Armada Argentina lleva el nombre ARA “Bouchard”.

Capitán de Navío Hipólito Bouchard

Nació el 15 de enero de 1780 en la localidad de Bormes-les-Mimosas, cercana a Saint Tropez (Francia). Hipólito Bouchard llegó a Buenos Aires en 1809, y al producirse la Revolución de Mayo, se inclinó por su causa.

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El Gobierno patrio debió encarar el problema que representaba la falta de poder naval para hacer frente a la escuadra española que dominaba las aguas del Río de la Plata y es así que, a costa de grandes sacrificios, logró conformar una pequeña escuadrilla, integrada por tres naves, que fue puesta a las órdenes de Azopardo. El cargo de Segundo Comandante de esa fuerza fue asignado a Hipólito Bouchard y, el 2 de marzo de 1811 en San Nicolás de los Arroyos, tuvo su bautismo de fuego al enfrentar a la escuadrilla realista que mandaba el Capitán de Navío Jacinto de Romarate. A pesar del valor y coraje de los patriotas, éstos sufrieron una derrota a manos de los españoles.

Luego de la acción de San Nicolás, Bouchard tuvo una destacadísima actuación enfrentando a las naves españolas que bloqueaban Buenos Aires y, al mando de la sumaca «Santo Domingo», las combatió frente a la ciudad de Buenos Aires en dos encuentros que tuvieron lugar en julio y agosto de 1811.

El 3 de febrero de 1813, el Regimiento de Granaderos a Caballo al mando del Libertador tuvo su bautismo de fuego y Bouchard fue uno de los oficiales que tomó parte del combate.

En 1815, emprendió la campaña de corso con el Almirante Brown por las costas del Pacífico, con el fin de entorpecer el comercio marítimo español y reducir su poder naval en el Pacífico. En octubre de 1815 zarparon rumbo a las costas chilenas y apresaron fragatas españolas, luego bloquearon y atacaron el puerto de El Callao, que era la plaza más poderosa que España tenía en América. En aguas ecuatorianas atacaron fortificaciones cercanas a Guayaquil. Puede afirmarse que la campaña de corso de 1815/16 preparó el camino de la expedición libertadora realizada por el General San Martín.

El 9 de julio de 1817 –primer aniversario de la Declaración de la Independencia–, la fragata «La Argentina», al mando del Capitán Bouchard, zarpó de la ensenada de Barragán para cumplir un crucero de corso, que duraría 2 años.

Navegando por aguas del Atlántico Sur llegó al Océano Índico, recalando en la isla de Madagascar. Allí, mediante el empleo de la fuerza, Bouchard impidió el tráfico de esclavos que pretendían realizar tres buques ingleses y uno francés, concretando así los ideales contra la esclavitud surgidos en la Soberana Asamblea General Constituyente de 1813.

La lucha contra la esclavitud estaba prevista en las instrucciones que el Gobierno había impartido a Bouchard. Seguidamente navegaron hacia las islas Filipinas con el objeto de atacar el comercio que por esos mares efectuaban buques españoles. Soportaron los estragos del escorbuto, enfermedad que produjo muchas bajas entre los tripulantes, a tal punto que a veces no se contaba con el personal necesario para atender las tareas rutinarias de la navegación. En esa región rechazaron el ataque de cinco buques piratas malayos.

Luego navegaron hacia las islas Hawái, donde Bouchard halló a la corbeta argentina «Santa Rosa», cuya tripulación se había sublevado. Conjuntamente con la corbeta «Santa Rosa» atacaron posteriormente Monterrey, situado en la costa de México, y se apoderaron por unos días del fuerte, en el cual flameó el pabellón celeste y blanco. Una vez que abandonaron ese lugar se dirigieron a Nicaragua donde atacaron El Realejo, apoderándose de dos naves españolas y destruyeron otras dos.

Navegando a lo largo de las costas americanas en el Pacífico, arribaron a Valparaíso (Chile), el 12 de julio de 1819, dando por finalizado el viaje que les permitió dar la vuelta al mundo –fue la primera nave argentina que lo hizo–. A su arribo, fue sometido a un juicio bajo el cargo de piratería propiciado por Lord Cochrane, Jefe Naval de ese puerto.

Dos años duró el crucero de corso de la fragata «La Argentina» y durante su transcurso el Capitán Bouchard y su tripulación sostuvieron 13 acciones navales importantes, capturaron o destruyeron 26 buques y sometieron a registro cuatro barcos negreros, dos naves inglesas y una de los Estados Unidos.

Posteriormente, Bouchard tomó parte de la Expedición Libertadora de San Martín al Perú y cuando el Libertador creó la escuadra peruana dio a Bouchard el mando de la fragata «Puebla», que era el buque más importante de la nueva escuadra.

Retirado del servicio activo se radicó en Perú, fundando un gran ingenio azucarero. En ese establecimiento, llamado La Buena Suerte, murió asesinado por un peón el 4 de enero de 1837.

Dos buques de la Armada Argentina llevaron su nombre: rastreador (1936), destructor (1972) y, actualmente, el patrullero oceánico (2020).