Recordaron al cabo villamariense Norberto Güizzo, héroe de Malvinas

Participaron familiares del soldado caído en las Islas e integrantes del Centro de Veteranos

Recordaron al cabo villamariense Norberto Güizzo, héroe de Malvinas

LOCALES

Por Redacción El Diario del centro del país

jueves, 2 de mayo de 2024 · 13:07

La actividad, organizada por el Museo Municipal Malvinas Argentinas y el Centro de Veteranos de Guerra, se realizó en la mañana de este jueves, al cumplirse 42 años del hundimiento del Crucero ARA General Belgrano, donde el villamariense dio su vida por la Patria en el conflicto bélico de 1982.

En el “Monumento a los Héroes de Malvinas”, la subsecretaria de Cultura, Virginia Reyneri, acompañada por la coordinadora de Museos y Patrimonio Histórico, Ángeles Basualdo, junto a familiares del héroe villamariense y miembros del Centro de Veteranos de Guerra “Islas Malvinas”, homenajearon al cabo villamariense en este día que fue designado por ordenanza municipal como  “Día Especial de recordación de los soldados de Villa María muertos en Malvinas”.

Cabe señalar que el próximo 10 de mayo se recordará al Cabo Roberto Adrián Busto. La citada Ordenanza también establece que en ambas fechas el Pabellón Nacional será izado a media asta en todas las reparticiones dependientes de la Municipalidad de Villa María.

Malvinas Argentinas. Nido de cóndores

El 1 de mayo de 1982 ocurrió el Bautismo de Fuego de las Fuerzas Áreas Argentinas que soñaron Jorge Newbery y el general Mosconi. Al servicio de la soberanía.

Malvinas Argentinas. Nido de cóndores

 Por: MARIANO OROPEZA

Fecha de Publicación: 02/05/2024

“Había llegado el momento. Día Primero de mayo de 1982, por la mañana. Tras el ataque a las Islas Georgias, días antes, la flota inglesa había iniciado su ataque a Puerto Argentino. Debíamos contraatacar” anotaba en su diario capitán Pablo Carballo, piloto de un A-4B Skyhawk de la Fuerza Aérea Argentina. Ese día, junto a los compañeros que realizaron cincuentas misiones a bordo de los IA 58 Pucará, A-4B Skyhawk y A-4C, Mirage M-III E y Mirage IAI M 5 Dagger y los Canberra MK-62/64, escribieron la primera página de los cóndores argentinos. Un página gloriosa, más de 400 misiones, que tuvo a 55 héroes caídos en los combates por la recuperación de las Islas Malvinas y archipiélagos del Atlántico Sur. Pierre Clostermann, as de la aviación francesa en la Segunda Guerra Mundial, dijo a sus “compañeros pilotos argentinos”, “Nunca en la historia de las guerras desde 1944, tuvieron aviadores que afrontar una conjunción tan terrorífica de obstáculos mortales, ni aún los de la RAF sobre Londres en 1940 o los de la Luftwaffe en 1945”, admirando el halcón temido por los nazis cómo sin importar la ventaja tecnológica, ni los condiciones climáticas, nuestros cóndores arremetían a nivel del mar contra la Task Force. Y que produjeron una gran cantidad de bajas y pérdidas en el bando usurpador británico, aún desconocidas, ya que el secreto militar inglés impone recién en 2072 la desclasificación de los documentos. Aunque se presupone, por los evidentes inconsistencias de las cifras dadas por la Royal Navy,  que a los números oficiales de los colonialistas habría que sumar el doble, mucho más muertos que los 649 patriotas, varios que descansan en las Islas Malvinas en el Cementerio de Darwin.

Cementerio de Darwin

Para ese días las vías diplomáticas habían finalizado, con una improductiva visita del secretario norteamericano Haig, y una propuesta de último momento del presidente peruano Belaúnde, que estipulaba el retiro de ambas fuerzas para entablar una negociación mediada por Brasil, Alemania Federal y Estados Unidos. Sin embargo la suerte parecía echada los últimos días de abril cuando los norteamericanos pasaron a cooperar abiertamente con los británicos, en un fortalecimiento de los acuerdos e intereses de Estados Unidos en la OTAN, y la flota inglesa, con 28 mil hombres, dos portaaviones e innumerables buques y submarinos, viajaba sin contratiempo a las aguas del Mar Argentino. A todo esto, la junta militar argentina, en otra muestra de negligencia e inoperancia de los genocidas militares en el poder desde marzo de 1976, seguía negando la posibilidad de choque armado. Fue un comercial Boing 707, a la altura de Brasil, que envío los primeros informes de que la escalada bélica era inevitable y que la costa nacional corría serio peligro. Poco ayudaba la falta de inteligencia militar argentina, al menos leer los diarios británicos, que comparaba a la impopular ministra Thatcher con Churchill, reavivando el nacionalismo de una guerra por la paz y contras fascistas, en una exitosa maniobra que perpetúo a la Dama de Hierro durante los ochenta. Thatcher se jugaba más que un pedazo de turba y viento a 20 mil kilómetros.

Para el primero de mayo de 1982 no había vuelta atrás para una disputa armada, la última entre dos naciones del siglo pasado, aunque eso que aparece en las enciclopedias británicas como un “destacamento especial de fuerzas por un par de días”, no representan los reales 74 días de combates en tierra, aire y mar, destaca Patricio Mendiondo del Malvinense.com.ar.

Luchas en que las fuerzas aérea y aeronaval argentina, en el cálculo estimado del periodista, cobraron 1029 víctimas británicas, 31 buques dañados o hundidos, y 45 aviones enemigos perdidos o derribados. Mucho más que los escuálidos 255 muertos que admitieron los ingleses. Más cercano a los que escribía el almirante Woodward, a cargo de la Real Flota, en el diario personal el 13 de junio de 1982, un día antes de la rendición argentina, “estamos ya el límite de nuestras posibilidades, con solo tres buques sin mayores defectos operativos…de la fuerza de destructores y fragatas, el 45% está reducido en capacidad operativa. De los guardavallas -sistemas antiaéreos-, el -temible- Sea Wolf del “Andrómeda” está inutilizado…ninguno de los tipo 21 está en condiciones…todo se está cayendo a pedazos” David había causado tremendos y costosos estragos a Goliat, superiores de lo que se difundió luego. No fue un simple paseo imperial. Y eso que la mayoría de las bombas argentinas no explotaron debido a fallas técnicas y humanas, ya que se estima que alcanzaron a un 70% de los más de cien buques fletados desde Londres.

Malvinas-01.05.82

“¡De frente pibe, están de frente!”

Topo fue el indicativo de la primera misión de respuesta al ataque iniciado por los bombarderos británicos Vulcano, en la madrugada del primero de mayo, sobre la pista de Puerto Argentino, y otros puntos, ya en misiones de los Sea Harrier. Como luego se sabría del ataque a la Isla Soledad, más que una ofensiva aeronaval, o intenciones de desembarco masivo como mal interpretaron los argentinos, resultó el tanteo del alto mando enemigo para averiguar la capacidad de respuesta. Por ello el despliegue inglés fue más bien limitado y solamente algunos buques de escaso tamaño llegaron a bombardear Puerto Argentino. “La inexperiencia, tanto de nuestros hombres de tierra como en el aire, era mucha, debido al Teatro de Operaciones que debíamos combatir, como era la primera vez que nuestra Fuerza Aérea entraba en guerra. Esto fue superado por el enorme profesionalismo de sus hombres y algunas experiencias dolorosas”, continúa Carballo, quien piloteaba los A-4, decolados desde Río Grande. Hablaba también de que estos aviones eran aptos para bombardear buques pero no para la refriega aérea, donde los radaristas del continente los estaba enviando, y a treinta millas se acercaban velozmente los Harrier. Dos Mirage nacionales de apoyo, uno al mando del capitán Gustavo Argentino García Cuerva, notan el error y se interponen entre las naves, en brava maniobra de tijeras, logrando que los pesados A-4 se salven. Pero en el maniobra se quedan sin combustible y García Cuerva decide aterrizar en la pista de Puerto Argentino, siendo derribado accidentalmente por el propio fuego de las baterías antiaéreas. Junto al compañero teniente Perona protagonizaron el primer combate aéreo de nuestra aviación militar, y el primer jalón de alto heroísmo. En Puerto Argentino se producen las primeras víctimas de la aviación en conflicto, los soldados Guillermo García y Héctor Bordón.

Otra de las historias de la falta de ajustes de nuestras fuerzas, superadas de sobra con valor, la cuenta el piloto de uno de los Mirage que realizaron la contraofensiva, el capitán Moreno. Estos aviones estaban destinados a enfrentarse a los Sea Harrier, aunque sus misiles no eran tan efectivos, y debían prácticamente tenerlos a la vista para disparar. “Nos informaron que teníamos dos pichones (aviones enemigos) detrás nuestro…”Los enemigos se encuentran a 30 millas en recíproco” -le pregunté qué era recíproco, pues no lo había escuchado nunca, o en ese momento no lo recordaba- “De frente pibe, están de frente!””, así que disparó Moreno sus misiles -que supuestamente uno averió seriamente a un Harrier, en lo que sería el primer avión enemigo batido por la fuerza aérea nacional. En el relato del piloto de A-4 Carballo, cuenta cómo una vez que el capitán García Cuervo sacrificó su vida para que escapen hacia la Isla de Bougenville, se toparon con un barco que castigaron duramente. Era argentino, y milagrosamente, no explotaron los explosivos que pudieron hundirlo en segundos.

“El pueblo argentino no debe olvidaros nunca”

Mientras tanto la operación Blackbuck, como la conoció el mando británico, el bombardeo sobre Puerto Argentino de 21 bombas de 1000 libras cada uno iniciado a las 4.30 de la mañana, estaba siendo un fracaso. Solamente una de las bombas logró dar en el blanco de la pista, rápidamente reparado para los Pucarás y los Hércules, y el resto surtieron más efecto en el ánimo de los kelpers -que apoyaron y apoyarán el lado británico porque solamente la guerra les permitió dejar ser de segunda para Gran Bretaña-. “Me partía de risa” dijo más tarde al diario Sunday el isleño John Fowler, que celebró que los argentinos derriben al Mirage de García Cuerva.

Lo cierto es que para contrarrestar un panorama poco alentador del inicio oficial de la guerra, de parte de los ingleses, todos los Sea Harrier del contingente naval -12 en el “Invencible” y 8 del “Hermes”- realizaron un día completo de operaciones sobre las islas, especialmente en la pista de Pradera de Ganso, disponible para los Pucarás -los únicos aviones que podían despegar de las islas, diseñados para guerra antisubversiva, no para un conflicto contra una potencia extranjera. “Nos dirigíamos hacia nuestros aviones y comenzamos a atarnos ¡Fue en ese momento que los vimos! Giré la cabeza y ví tres Harrier en formación cerrada, volando a 10 o 20 metros de mi cabeza y arrojando bombas…luego del bombardeo levanté la cabeza y ví el avión de mi compañero incendiado y partido en dos”, recordaba el teniente Hernández, piloto de Pucará, sobre la incursión que costó la destrucción del Pucará A-527debido a la explosión de sus bombas que alcanzó a los mecánicos armeros, el teniente Daniel Jukic, los cabos principales Juan Rodríguez y Mario Duarte y los cabos primeros José Maldonado, Agustín Montaño, Andrés Brashich, Miguel Carrizo y José Luis Peralta. El resto de los Pucará, una horas después, y sorteando al helicóptero Chinook que transportaba los primeros heridos de la fuerza, salieron a defender la pista y la costa, evadiendo y repeliendo a los modernos Sea Harrier, en arriesgadas maniobras a ras de suelo. Ya llegaban las noticias a la tarde que los Mirage Dagger habían dañado y obligado a retirarse a dos fragatas inglesas. Y otras más optimistas que hablaban de dos Sea Harrier derribados, que de verdaderas significaba que en unas horas los británicos habían perdido el diez por ciento de sus mejores aviones, con tecnología de punta norteamericana, mucho más caros que los aviones argentinos de procedencia francesa e israelí. Habrá que esperar al 2072. Los ingleses informaron que derribaron dos Mirage -en verdad uno fue destruido por los propios argentinos-, un Dagger y un Canberra, destruyendo antes de despegar un Pucará y un Islander. Lo que pasó inadvertido es que desde ese día unidades de elite británicas habían logrado desembarcar en el extremo de la isla Soledad, a bordo de helicópteros que los radaristas argentinos no detectaron, ni tampoco los Pucarás.

“Vuestro valor nos ha deslumbrado y no solo el pueblo argentino no debe olvidaros nunca, sino que somos muchos los que estamos orgullosos de que seais nuestros hermanos pilotos -decía Clostermann, el piloto francés que verdaderamente guerreó con nazis, y no con payasescos militares tercermundistas en el gobierno de facto- A los padres y a la madres, a los hermanos y hermanas, a las esposas y a los hijos de los pilotos argentinos que fueron a la muerte con el coraje más fantástico y más asombroso, les digo que ellos honraron a la Argentina y al mundo latino”

Fuentes: Carballo, P. M. Dios y los Halcones. Buenos Aires: Editorial Abril. 1983; Freedman, L. y Gamba-Stonehouse, V. Señales de Guerra. El conflicto de las Islas Malvinas. Buenos Aires: Vergara. 1992; Cardoso, O. R. Kirschbaum, R. Van Der Kooy, E. Malvinas. La trama secreta. Buenos Aires: Sudamericana. 1984; Mendiondo, P. en www.malvinense.com.ar

ImagenArgentina.gob / Télam

El hundimiento de Crucero General Belgrano: cuál fue la respuesta argentina, dos días después

El domingo 2 de mayo de 1982, la flota argentina en la Guerra de Malvinas sufrió el golpe más duró. La respuesta llegó dos días después y marcó la historia.

ARA General Belgrano | Cedoc Perfil

02-05-2024 11:04

perfil.com/noticias/actualidad/el-hundimiento-de-crucero-general-belgrano

Hace 42 años, el domingo 2 de mayo de 1982, la flota argentina en la Guerra de Malvinas sufrió el golpe más cruento en el conflicto. El hundimiento del crucero ARA General Belgrano, atacado por un submarino enemigo, dejó 323 muertos.

El buque había sido enviado el 16 de abril a la zona, como parte del Grupo de Tareas 29.3, junto con los destructores ARA Piedrabuena y ARA Bouchard. Partió desde la Base Naval de Puerto Belgrano y tenía la misión de atacar a los buques ingleses que arribaran a las Malvinas.

Había sido comprado en 1951 durante el gobierno de Juan Domingo Perón a la armada de Estados Unidos, que lo había usado durante la Segunda Guerra Mundial. Había estado en un suceso clave de esa contienda, el ataque japonés a Pearl Harbor, en 1941.

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El General Belgrano había salido de la zona de exclusión 12 horas del ataque, para prevenirse de los bombardeos de aviones Sea Harrier ingleses. El submarino HMS Conqueror lo detectó al mediodía del domingo y lo siguió durante cuatro horas. Esperaba órdenes desde Londres para decidir un ataque. Finalmente, llegaron.

El ataque contra el Crucero General Belgrano

El ataque se produjo cuando el buque argentino navegaba a 35 millas al sur de la zona de exclusión determinada por Gran Bretaña alrededor de las Islas Malvinas. Se produjo el domingo 2 de mayo a las 16.01, cuando, con una diferencia de pocos segundos, tres torpedos MK-8 fueron lanzados por el Conqueror desde una distancia de 5 kilómetros.

Los dos primeros lograron su objetivo de penetrar en el buque y dañarlo, mientras que el tercero golpeó en el casco, pero no explotó.

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El primero impactó cerca de la proa del barco y el segundo golpeó hacia la parte trasera. Estalló en la sala de máquinas trasera, atravesando las áreas cercanas de la tripulación y abriendo un agujero de 65 pies en la cubierta. La explosión anuló gran parte de los sistemas electrónicos y de radio de la nave. No se pudo bombear agua ni emitir una llamada de socorro.

De los 1.093 tripulantes que el General Belgrano tenía a bordo murieron 323. Casi la mitad del total de muertos argentinos en la guerra.

En documentos desclasificados de 2005 figura que el submarino británico se quedó a observar los daños al buque argentino y luego decidió la retirada.

La evacuación del General Belgrano

A las 16.23, 22 minutos después del ataque, el capitán Héctor ElÍas Bonzo ordenó abandonar el crucero y los tripulante comenzaron a abordarse los 72 botes de emergencia. Media hora después, a las 17, el crucero se sumergió en las aguas del océano Atlántico con unos 300 tripulantes dentro. Otros murieron en los botes. 770 marinos lucharon por sobrevivir.

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El rescate fue complicado y algunos combatientes lograron ser evacuados cerca de las 20 del lunes 3 de mayo, mientras otros recién estuvieron a salvo en las primeras horas del martes 4.

El ataque al Belgrano alejó cualquier posibilidad de cese al fuego y avivó el conflicto, cuando el entonces presidente de Perú, Fernando Belaúnde Terry, buscaba un acuerdo entre Argentina y Gran Bretaña.

El hundimiento del Sheffield: la respuesta argentina

Dos días después, Argentina respondió con un ataque con misiles contra el destructor británico HMS Sheffield, en el que murieron a 20 británicos.
Fue una acción coordinada entre un SP-2H Neptune explorador y dos Super Etendard. Usaron una táctica nunca antes empleada en la historia de la aviación militar: la combinación “explorador-avión de ataque”.

Neptune descubrió el blanco mediante el procesamiento de sus señales electrónicas. Enseguida transmitió la información.

Se ordenó el despliegue de los Super Etendard de la Segunda Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque. El 3-A-202 estaba al mando del Capitán de Corbeta Augusto Bedacarratz y el 3-A-203 al mando del Teniente de Fragata Armando Mayora. Los aviones estaban equipados con misiles Exocet AM-39.

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Durante la aproximación, el Neptune fue actualizando a los pilotos sobre la posición, rumbo y velocidad del Sheffield.

Finalmente lo detectaron los radares de los aviones. Los pilotos lanzaron sus misiles, que causaron el hundimiento del destructor británico, seis días después, el 10 de mayo.

Este ataque misilístico representó un hito en la historia y en las tácticas y doctrina de la guerra aeronaval y por eso, conmemoración de esta acción, se instituyó el 4 de mayo como el Día de la Aviación Naval de la Armada Argentina.